sábado, abril 25, 2009

"El próximo regalo de Chávez"


POR:FAUSTO MASÓ.


¿Quedará el presidente Hugo Chávez colgado de la brocha, si Raúl Castro aparece un día en los jardines de la Casa Blanca? Irán está negociando con Washington, México obtuvo un financiamiento de 40.000 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional y su economía creció tanto que ya supera la de España.

Las “ayudas” de Japón y China le costarán más a Venezuela que cualquier financiamiento del FMI. Si bajase el petróleo, Chávez necesitará un carretón de dólares. ¿Qué buscaba Chávez regalándole a Obama Las venas abiertas de América Latina? Incluir a Venezuela en el plan energético de Washington, propiciar la vuelta de transnacionales y acercarse a los organismos de financiamiento internacional.

¿Le obsequiará al presidente del FMI las canciones de Alí Primera? Por algo está enviando como embajador a Estados Unidos al diplomático más profesional del chavismo, Roy Chaderton, cuyo nombre suena a gringo.

Hillary Clinton no le dará el trato que le dio a Condolezza Rice. Ha justificado acercarse a Chávez con el pretexto de no arrojarlo en los brazos de los iraníes. ¿Sobre qué hablarán Washington y Caracas? ¡De petróleo, claro! ¿Qué más? Agárrense de las manos.

Los libios volaron un avión de pasajeros de Panamerican sobre Inglaterra, en reciprocidad los norteamericanos mataron con un misil a las hijas de Kadaffi. Hoy las petroleras norteamericanas volvieron a Libia.

El modelo chavista copia a regímenes como el de Butteflica en Argelia y Mubarak en Egipto. el primero nació de un movimiento revolucionario, el segundo hereda a Nasser.

Ambos practican una represión selectiva, celebran elecciones a su manera y a Mubarak lo sucederá su hijo, al estilo de lo que ocurrió en Corea del Norte y en Siria: no les basta ya con la reelección permanente, quieren imponer una dinastía. Por respetar sus ideales democráticos, Estados Unidos no descuidará sus intereses: en el pasado apoyó lo mismo a Tito que a Pinochet, a Rómulo Betancourt y a algunos dictadores latinoamericanos. Carter y Kissinger buscaron un acuerdo con Fidel Castro.

Jeremy Martin, director del Programa de Energía de la Universidad de California, habló de un “menú a la carta” que permitiría a Washington “trabajar con Venezuela sobre los crudos pesados de su Faja del Orinoco y con Brasil en el etanol, o con México y Brasil en la reducción de gases de efecto invernadero.

¿Qué le queda a la oposición? Confiar en ella misma, no apostar a que la salve el ejército venezolanos o Estados Unidos.

Demasiada gente quiere aparecer en las tarimas en los eventos públicos, los grupos de la oposición compiten con Chávez y entre sí.

Quizá convenga imitar el ejemplo del 2006, cuando tres dirigentes aceptaron un sistema para escoger el candidato presidencial. Ahora se habla de establecer un comando político unitario que actuara en un segundo plano, para evitar la lucha por ocupar el centro de la atención pública. La verdadera unidad de la oposición requiere la participación de empresarios, trabajadores, iglesias, intelectuales; y no se logrará de un sopetón.

Paciencia. Roma no se construyó en un día ni los chilenos crearon la Concertación en un fin de semana, necesitaron recibir muchos palos de Pinochet y la ayuda de la Venezuela democrática.

Ahora la oposición necesita unirse para responder a la agresión contra

Rosales, la resurrección de La Piedrita, el cerco a Antonio Ledezma, los despojos de los dispensarios del estado Miranda, las agresiones a Henry Falcón. La oposición corre o se encarama.


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