viernes, junio 12, 2009

Mi comandante Igualitario.


POR: ARCANGEL VULCANO.

Qué papayita la igualdad que auspicia, promueve, persigue y defiende el caudillo llanero que ejerce temporalmente el gobierno en esta amplia sabana, ¡qué maravilla de igualdad!, como quien dice, es lo más ancho para él y lo más angosto para los demás. Nosotros, sus potenciales iguales, no tenemos acceso a ninguno de los medios de comunicación que son propiedad de la nación y en teoría de todos nosotros, sus paisanos adorados por quien se desvive y no duerme tranquilo pensando en cómo hacer para hacernos felices; mientras el eterno encadenado, hace y deshace con ellos, disponiendo de todos los recursos propagandísticos en poder del estado, bajo el control de su gobierno autocrático, para promocionar interminables mensajes a favor de su parcialidad política; pero tilda al resto de los medios privados de estar politizados y haberse convertido en partidos políticos,pero dice que es un problema de salud pública, y por eso hay que cerrar al que no transmita lo que el igualitario quiera, enferman ellos al país, los suyos son adorables, ¿qué clase de iguales somos?, ¡que cinismo!.

Todos seremos ahora iguales; pero eso si, estaremos sometidos por el rejo inclemente del déspota, y su libre albedrío usado con discrecionalidad absoluta, la suya, y nos impondrá sus mediocres y aburridas programaciones de las ideo logizadas televisoras en manos del estado, y sus bodrios de programas doctrinantes y acartonados, obligándonos a verlo y escucharlo a toda hora, así como a calarnos su inmundo oráculo nocturno, mediante el cual pretende en vano darnos lecciones de ética y moral, profiriendo toda clase de desproporcionados insultos, usando epítetos y vulgaridades contra todo aquel conciudadano que le señale el autócrata para descalificarlo y someterlo al desprecio y el escarnio público; ¿pero qué importa?, si ahora todos somos iguales ante la ley y la justicia; si como no.

Todos seremos iguales, y ya no habrá más clases sociales –que alivio- pero él es el único quien manda y permite boliburgueses en su entorno corrompido, los corruptos son otros; pero es igual a nosotros, pero sólo él y más nadie tiene licencia para decirnos lo que es bueno y lo que es malo, para permitir únicamente los negocios privados de sus acólitos y chulos internacionales incondiconales que le lamen las botas; él en su infinita sabiduría, será el único que podrá decirnos qué hacer y qué no hacer, ¿qué igualitariamente misericordioso nos resultó el pobre veguero, el arañero vendedor de dulce de lechoza en Sabanetas de Barinas verdad? y qué poco pretensioso, casi no ambiciona nada el muchacho, solamente la eternidad en el poder, sin iguldad para competir por el coroto, el igualitario será candidato eterno a la presidencia, pero con sus dos iguales manos puestas firmemente en la petro chequera, ¿qué igualdad de condiciones para competir desde la presidencia con el comandante igualitario? .El Yo supremo es quien sabe quienes son enemigos de la patria, desde luego que, somos iguales claro está, pero él decidirá quien es oligarca, burgués, lacayo del imperialismo gringo, pitiyanki, vende patria, traidor, golpista, conspirador, delincuente u héroe nacional. Total, todos somos iguales, pero el único que sabe lo que conviene o no a la nación es él, más nadie; ¿qué particular concepto de la igualdad maneja el nuevo adalid de la patria?.

Todos seremos felizmente ahora iguales –por fin- no habrá esclavos; pero sólo él será a partir de ahora que logramos nuestra igualdad, el único providencial gendarme necesario que encarna la voz del pueblo, y es él quien podrá gastar a manos llenas los multimillonarios recursos en dólares provenientes de la renta petrolera en nuestro nombre –qué lindura, el paraíso es chiquito al lado de semejante buena suerte que tenemos- ;pero somos y seremos iguales, pero, ¿a qué no adivinan?, sólo él comandante igualitario decide a quienes le da y a quienes no los dólares, a quienes premia y a quienes castiga, a quienes expropia, confisca o despoja, o a quienes enjuicia, encarcela o libera; pero es porque somos iguales todos ante la ley, tin marín;la Constitución Nacional sólo él la puede violar sin sufrir las consecuencias, ¡claro!, ¿no somos iguales pues?; pero él es quien pondrá siempre sus posaderas en el principal confortable asiento del costosísimo avión presidencial hasta que se lo lleve Papá Dios al cielo, o el diablo al infierno -depende de cómo se porte- y sólo él es quien se hospedará en las lujosas habitaciones presidenciales de los ostentosos hoteles cinco estrellas (pagadas con nuestros iguales cobres) en donde suele alojarse cada vez que debe viajar por el mundo mismo, en representación ¿de quienes? ¿Lo saben cierto? ¡De sus iguales! ¿¡De quienes iba a tratarse por Dios!? ¿¡pues de quienes más!?, ¡de nosotros!, sus ahora infinitamente felices iguales, ahora que nos le parecemos tanto por ser tan iguales, y que comemos y vestimos lo mismo, que nos montamos en la misma limosina y disfrutamos de la mismísima seguridad blindada, y disponemos de la catarata de serviciales gurdaespaldas, y de adulantes que integran su tumultuoso exquisito séquito, quienes también nos cargarían las maletas si no tuvieran que atender exclusivamente a su excelentísima deidad, y disponemos las 24 horas del día de los adorables, desprendidos, dadivosos y altruistas galenos antillanos, quienes cada vez que nos duele la cabeza, nos da alguna inocultable tos, o si tuvieramos una uña enterrada, pues nos arrullan, metiéndonos una pastillita en la boca, o nos suministran una cucharadita de miel de abeja ligada con zábila y jengibre, para aclarar la carraspera, tal y como suelen hacerlo muy gentilmente con su filántropo jefecito; como somos tan iguales, ya sabemos que ellos lo descuidarían a él para venir a arroparnos acompañándonos a sudar nuestros delirios de grandeza, por si acaso no vayamos a caer víctimas de alguno de esos indeseables e insoportables virus aviares o porcinos. Para eso somos ahora iguales.

Es que ahora somos tan iguales. ¿No se sienten ahora como si fueran caudillos? ¿Se sienten más aliviados, e identificados con el desinteresado comandante igualitario que la divina providencia nos ha regalado? ¡Qué maravilla es la igualdad! repitan conmigo: “Somos iguales, somos iguales, somos iguales”…¿se sienten ahora más iguales que antes?….¿aún no?…esfuércense, no sean ingratos con el igualitario, total, lo importante es que él lo intenta, se esfuerza, él asegura que somos tan iguales. Desde que él lo anunció en cadena nacional, estoy por darme una colita en mi avión presidencial para ir al cono sur a conocer el glaciar aquel, y sentarme un ratito cálidamente frente a la chimenea de ese bellísimo hotel 5 estrellas, el que vimos todos por la tele -¿tan cuchi verdad?- a gozar con mi computadora portátil enviándole a todos mis amigos virtuales la historia de esa experiencia igualitaria, y esperar sentadito apoltronado en un esponjoso sillón de piel, a que me traigan en bandejita de plata mi "lomo al cuchillo"…a mi que me den uno igualito al que se comió el comandante igualitario, menos que eso no lo aceptaré, ¡no, no, no! ¿Cómo creen?.
No se vale hacerle trampa al comandante igualitario, jueguen limpio por Dios, no lo hagan entristecer, premien su dadivosa personalidad, a fin de cuentas, él todo lo hace por nosotros ¿verdad? él lo que en el fondo de su alma nos guarda es un igualitario sentimiento de amor sublime, puro frenesí, el odio lo sufren otras almas oscurecidas por la malsana envidia que le tienen; pero él nos ama tanto que está dispuesto a sacrificarse toda la vida sentado en esa envidiada y despreciable silla palaciega, porque nadie merece semejante vaina, por eso él nuestro igual, se la pasará hasta el fin de sus días, guiándonos como sus iguales, conduciéndonos hacia la luz que le otorga su infinita sabiduría, alejándonos de la oscuridad, de las tentaciones mundanas, para eso está él, para sufrirlas por nosotros, para que no padezcamos de esas amarguras que produce el poder; nos liderará y llevará hacia la conquista de sus sueños igualitarios; para alcanzar así "la mayor suma de felicidad posible".Nos salvamos, tenemos para nosotros solitos al comandante igualitario, disponible a tiempo completo, y dispuesto a inmolarse en ese incomodo palacio desde donde nos liberará de las tinieblas, para hacernos a todos iguales, ese es mi comandante igualitario, ¡tan igualitario!, se parece tanto a nosotros, él es como nosotros, es igualito a nosotros, somos ahora todos iguales,¡que hermosa igualdad nos ha invadido! gracias a la providencial y generosa presencia de mi comandante igualitario.

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