jueves, octubre 29, 2015

"La alternativa de cambio"("...Los dirigentes regionales requieren visión de país, unidad y amplitud para el triunfo...")

 
POR:JUAN PÁEZ ÁVILA.
 
Desde hace más de tres lustros el gobierno de Hugo Chávez, seguido y radicalizado por el heredero Nicolás Maduro, han implementado diferentas políticas sociales, económicas y represivas con el objetivo de impedirle a la oposición instrumentar una alternativa democrática que agrupe a todos los sectores de la población que han sido víctimas de esas políticas, y abrirle al país una posibilidad real de cambio, hasta que después de esa larga y negativa experiencia la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ha dado los pasos necesarios para enfrentar el cerco represivo oficialista y dirigir la sociedad venezolana hacia una factible victoria en las próximas elecciones.


Las últimas resoluciones de la Mesa de la Unidad con la participación de los partidos políticos de la oposición y representantes de diferentes agrupaciones de la sociedad civil, relacionadas con la metodología para escoger los candidatos a la Asamblea Nacional y la garantía de que habrá una mayoría de candidatos unitarios, revelan que después de una prolongada discusión, en la que seguramente predominó la experiencia de diferentes elecciones realizadas en nuestro país y en otros del continente americano e incluso de Europa, la dirección política, que busca un cambio de rumbo fundamental, puede convertirse en una verdadera alternativa democrática.

Esta primera decisión unánime, o mejor mayoritaria, de quienes tienen la máxima responsabilidad en la conducción de la sociedad democrática., comienza a despejar algunas dudas acerca de la capacidad de los venezolanos para comprender el momento difícil, por el cual atraviesa el país después de más de 15 años de destrucción de las instituciones de la democracia representativa, sin poder crear otras de carácter participativo y protagónico, como se le ofreció y estampó en la Constitución Nacional de 1999.

Las violaciones a la Constitución vigente, por parte del Presidente de la República con anuencia de otros Poderes Públicos que se le subordinan, demuestra la tendencia autoritaria del Jefe del Estado y los peligros que corremos los venezolanos de que se instaure un régimen militarista, que imponga verticalmente un pensamiento único, una voluntad única desde Miraflores, si la misma sociedad venezolana no es capaz de oponerle una alternativa democrática. Por eso la trascendencia de la resolución de la Mesa de Unidad de abrirle a Venezuela una real oportunidad de cambio, presentando candidatos unitarios en las próximas elecciones.

Y aunque el mandado no está hecho, no sólo porque se requiere ejecutar esa política en cada Estado del país, donde algunas aspiraciones individuales, legítimas en muchos casos, no vean con claridad y madurez el problema nacional, que si bien más del 80% de los encuestados manifiesta inconformidad con las políticas del gobierno, Maduro y Cabello son derrotables, todavía no están derrotados, hasta que se cuenten los votos. Los dirigentes regionales requieren visión de país, unidad y amplitud para el triunfo.

Afortunadamente las planchas y los candidatos a los circuitos electorales, además de ser plurales, reflejan una imagen de unidad, de políticos, empresarios, estudiantes, sindicalistas y académicos, hombres y mujeres de prestigio y reconocida probidad y coraje para enfrentar las amenazas y la represión policial y judicial oficialista.

Y aunque las amenazas de Nicolás Maduro están respaldadas por los grupos dogmáticos del viejo estalinismo, armados para reprimir a la oposición e incluso a los disidentes del oficialismo; los militares y asesores del comunismo cubano, que aunque su gobierno busca entenderse con los Estados Unidos, todavía representan la anacrónica política de pretender imponer por la fuerza sus ideas y mantener sus privilegios al margen del Estado de Derecho, el mundo les ha cambiado sorpresiva e inesperadamente. La Venezuela de hoy no sólo cuenta con un respaldo mayoritario de la población, que aspira a un cambio democrático, sino también con la solidaridad internacional que ha dado manifestaciones de no apoyar un posible fraude electoral, que sería un golpe de Estado, con consecuencias impredecibles. Todo esto –y por muchas otras razones- indica que el cambio democrático, sin retaliaciones políticas y orientado a la reconciliación y convivencia nacional en el que impere la justicia social, el progreso y el bienestar, sin discriminación, de los venezolanos, se presenta como una real y optimista posibilidad, en la conciencia del ciudadano que acuda a votar el 6 de diciembre.

 Fuente:http://www.noticierodigital.com/2015/10/la-alternativa-de-cambio/

martes, octubre 20, 2015

"La Academia Nacional de Ciencias Económicas exhortó al Gobierno nacional a asumir la responsabilidad ante la situación económica actual"


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ANCE dijo que se necesita una conducción política nacional que hable con claridad al país(Archivo)

 
ANCE alerta sobre acelerado deterioro de la situación del país
 
La Academia Nacional de Ciencias Económicas (ANCE) exhortó al Gobierno nacional a asumir la responsabilidad ante la situación económica actual y pidió a todos lo actores económicos, incluyéndose, y políticos a ponerse de acuerdo para orquestar un plan de recuperación económica ante una gastada y mermada industria petrolera nacional. 
 
Caracas.- La Academia Nacional de Ciencias Económicas (ANCE) se pronunció a través de un comunicado sobre la situación económica del país y alertó sobre "el acelerado deterioro de las condiciones de vida de la población venezolana".

La ANCE exhortó al Ejecutivo a que hable con claridad al país, asuma las responsabilidades y que no "rehúya la tarea de labrar los consensos que viabilicen este ajuste al menor costo posible, es imprescindible". También pidió al Gobierno nacional que no siga buscando "culpables" al deterioro de las condiciones de vida del venezolano para no "enmendar" sus propios errores políticos.

"El país no toleraría que no se asuman claramente las grandes responsabilidades que el momento exige. El grave empobrecimiento de los venezolanos causado por la inflación desbordada requiere respuesta inmediata. La Academia Nacional de Ciencias Económicas asume la suya, poniendo sus capacidades de análisis y de divulgación como contribución a este esfuerzo", se destaca en el comunicado.

Además, pidió al Gobierno instrumentar "un ajuste que restablezca los equilibrios macroeconómicos esenciales que permitan la unificación del tipo de cambio en torno a sus valores de equilibrio para abatir la estanflación, generar expectativas favorables a la inversión y establecer condiciones financieras que promuevan el ingreso de los capitales necesarios para que estos cambios tengan viabilidad".

Para leer el comunicado en la página de la ANCE, presione aquí

A continuación el pronunciamiento:

"Pronunciamiento de la Academia Nacional de Ciencias Económicas ante la situación del país

La población venezolana viene padeciendo un acelerado deterioro en sus condiciones de vida desde hace tres años. La tasa de inflación, actualmente la más alta del mundo, se une al desabastecimiento, la desmejora de los servicios públicos, la mengua de los salarios, la grave situación de inseguridad y la penuria en que se encuentran los servicios de salud, para empobrecer a las mayorías, no obstante los cuantiosos ingresos captados por el país bajo la presidencia de Hugo Chávez y de su sucesor, Nicolás Maduro. La Academia Nacional de Ciencias Económicas considera su deber pronunciarse sobre las causas y consecuencias de tan lamentable situación, en beneficio de contribuir con su comprensión y con la formulación de políticas que puedan sacar al país de tal extravío. Si bien este empobrecimiento se ha agravado por la caída en los precios de exportación del petróleo, sus causas anteceden a esta situación. Encuentran sus raíces en el proyecto económico implantado por ambos gobiernos, que ha despilfarrado los enormes recursos percibidos, destruido la capacidad productiva doméstica, alimentado la inflación, y aumentado nuestra dependencia del ingreso petrolero y de proveedores foráneos.

Un cálculo somero de los recursos manejados por el régimen bolivariano entre 1999, su primer año de gobierno, y 2014, da una cifra superior a 1,3 billones[1] de dólares entre ingresos al Gobierno Central, incremento de la deuda pública y gasto social (parafiscal) de PdVSA. El objetivo económico principal proseguido ha sido el de centralizar en manos de la Presidencia de la República estos cuantiosos recursos para su aplicación discrecional con fines políticos. Para ello se desmanteló el marco institucional del Estado de Derecho que regulaba la Hacienda Pública, así como las relaciones entre el Estado y el sector privado, al acceder Chávez al gobierno. En el ámbito de lo macroeconómico, los proventos de la venta de petróleo en los mercados mundiales pasaron a disposición directa del Ejecutivo para su reparto directo a través de "misiones", se eliminó en la práctica el control legislativo sobre el gasto público, se estableció un control cambiario que pretende ocultar la devaluación sostenida del bolívar y que reservó el usufructo de las divisas al arbitrio del Ejecutivo, y se acabó con la autonomía del Banco Central de Venezuela. En el plano microeconómico se socavaron los derechos de propiedad y las garantías procesales y para la solución de controversias, se sometió la economía a una serie de regulaciones y controles, y se congeló el mercado laboral, tanto en lo que respecta a su movilidad, como en relación con la contratación colectiva.

Como resultado de estas medidas, el Sector Público Restringido[2] aumentó su peso en la economía venezolana desde un 26% del PIB en el último año del gobierno de Rafael Caldera, hasta un 40% en los últimos cuatro años. Desde el 2010, el déficit público ha superado el 10% del PIB, llegando a ser más del 15% durante el último trienio. Ello está asociado a una política monetaria expansiva y permisiva. A partir del 31 de diciembre de 2010, la liquidez monetaria se ha multiplicado 10 veces, un 97% de incremento sólo en lo que va de 2015, sin que se haya aumentado el crédito bancario a la inversión reproductiva. Una tercera parte de la liquidez se origina en el financiamiento del BCV al flujo de caja de PdVSA, hecho posible por La reforma de la Ley del Instituto Emisor de 2010. Por su parte, el régimen de control cambiario implantado desde comienzos de 2003, en vez de impedir la fuga de capitales, fortalecer la moneda y defender las reservas internacionales, se ha traducido en una salida de más de $180 millardos por las cuentas financiera y de errores y omisiones[3], una caída de las reservas a los niveles precarios de ese año, y una cotización del dólar en la frontera que ha llegado a ser 130 veces superior a la tasa oficial de Bs. 6,30. Y como el otorgamiento de divisas a este último precio está fuertemente racionado y sujeto al arbitrio discrecional de los funcionarios que deciden al respecto, su cotización en el mercado paralelo se ha convertido en referente para la fijación de precios domésticos, impulsando aun más la inflación. Todo lo anterior ha socavado la confianza en el bolívar, que ha dejado de operar como depositario de valor y unidad de cuenta, colocando a Venezuela al borde de la hiperinflación.

En lo interno, bajo el pregón de construir un "socialismo del siglo XX1", se arrinconó a la economía privada, expropiando empresas productivas del campo y la ciudad –a veces sin compensación-, y estableciendo un draconiano control de precios que impide cubrir adecuadamente los costos de producir y comercializar bienes y servicios. Esto ha fomentado la búsqueda de rentas fabulosas arbitrando entre precios altamente distorsionados -particularmente en transacciones transfronterizas, en las que puede cobrarse en dólares-, provocando un clima de gran incertidumbre que ha socavado la iniciativa empresarial y, con ello, la inversión y el empleo productivo, mientras incentiva actividades especulativas de todo tipo, en connivencia con funcionarios corruptos. En consecuencia, la productividad laboral ha descendido en más de 12% desde 2008, con su inevitable efecto sobre la remuneración real de los asalariados. Como contraparte y secuela también de la excesiva sobrevaloración del tipo de cambio oficial, Venezuela se ha hecho mucho más dependiente del extranjero para la provisión de bienes de consumo y para la producción. En 2012 las importaciones llegaron a cuadruplicar el monto de las de 1998.

Esta conducción de lo económico ha acentuado la vulnerabilidad del país ante los altibajos del mercado petrolero internacional. El petróleo provee actualmente el 96% de los ingresos por exportación, pero el manejo de esta industria según criterios políticos, en contraposición a lo que debería ser su misión corporativa, hacen que una parte significativa de estos recursos no ingresen al país y/o sean utilizados para fines que merman significativamente su capacidad de respuesta a los desafíos del negocio petrolero. Para el cierre de 2014 los estados financieros de PdVSA mostraban $27 millardos en cuentas por cobrar –buena parte acreencias con países cuyas importaciones de crudo venezolano son financiadas a través de PetroCaribe-, una deuda externa por $46 millardos y aportes por encima de $8 millardos al año para atender el servicio de la deuda contraída por la nación con la República Popular de China. En lo interno, la empresa pierde cerca de $15 millardos anualmente por el subsidio a la gasolina y otros combustibles. Las insuficiencias de caja provocadas ha obligado a PdVSA a depender del financiamiento monetario del BCV para poder cumplir con sus compromisos, no sin diferir el pago a muchos proveedores. Adicionalmente, enfrenta demandas en su contra que suman varios millardos de dólares por parte de distintas empresas transnacionales, algunas ya con fallos en contra. Es decir, la fuente principalísima de divisas con que cuenta el país para atender las importaciones y el pago de la deuda, y sobre la cual ha descansado buena parte de las políticas "socialistas" de ambos gobiernos, está extenuada, sin que sea fácil su recuperación. Peor aún, no tiene reemplazo inmediato: las exportaciones no tradicionales han prácticamente desaparecido con el abandono inconsulto del pacto andino y la incorporación del país a Mercosur -con posibilidades de exportación mucho menores-, y el costo de la contratación de empréstitos con el extranjero, dada el desacertado manejo de la economía, es actualmente prohibitivo. Sin políticas conducentes al desarrollo de la competitividad de empresas e industrias domésticas, basadas en el fortalecimiento del talento y de sus capacidades de innovación, Venezuela no podrá superar la situación de postración que ahora exhibe.

Es menester entender que las políticas de reparto, suponiendo precios internacionales del petróleo en torno a los $100 el barril, descansan en controles y regulaciones severas que han generado incentivos perversos que destruyen la actividad productiva. Las distorsiones engendradas son pasto de buscadores de fortuna que se han ido apoderando de nichos importantes en los circuitos económicos. La merma en los precios de exportación del crudo venezolano ha puesto de manifiesto de la manera más cruda la inviabilidad de continuar con tal esquema. Y los cambios estructurales evidenciados últimamente en el mercado petrolero mundial no auguran un repunte importante de precios para 2016. Las largas colas de venezolanos observadas por doquier buscando alimentos, medicamentos y otros productos incrementan la tragedia representada por un alza desmedida de precios –este año se estima que la inflación podrá superar el 180%. Esta realidad no se corrige con medidas represivas ni cierres de fronteras. Tampoco puede aceptarse la actitud del Banco Central y de otros organismos, de ocultar la información sobre el acontecer económico, violando los artículos 311 y 319 de la Constitución, como si con ello la grave situación no existiese. Para este año se vislumbra una caída significativa de la producción doméstica –estimada por el Fondo Monetario Internacional en 10%-, que se acumula con la contracción del 4% ocurrida en 2014.

La Academia Nacional de Ciencias Económicas hace un llamado a las autoridades públicas, los partidos políticos, al sector empresarial, las universidades, los trabajadores y al público consumidor, a concertar los esfuerzos necesarios para producir un cambio fundamental en la conducción de los asuntos económicos y así poder superar la grave situación en que nos encontramos. Es imperativa la liberación de las fuerzas productivas para aliviar la escasez, generar fuentes de ingreso que complementen progresivamente al petróleo en la provisión de divisas y proveer empleo productivo y bien remunerado. Venezuela tiene los recursos con los cuales superar la presente situación. En este cometido el Ejecutivo tiene la responsabilidad central. Debe instrumentar un ajuste que restablezca los equilibrios macroeconómicos esenciales que permitan la unificación del tipo de cambio en torno a sus valores de equilibrio para abatir la estanflación, generar expectativas favorables a la inversión y establecer condiciones financieras que promuevan el ingreso de los capitales necesarios para que estos cambios tengan viabilidad. Este esfuerzo requiere el restablecimiento pleno de los derechos de propiedad y el levantamiento del aparato punitivo de controles y regulaciones que está asfixiando a la economía. Un programa bien diseñado de apoyo a los sectores más vulnerables podrá reducir el impacto adverso de estas medidas de saneamiento en el corto plazo mientras se generen los empleos productivos bien remunerados que sustenten mejoras en el bienestar de los venezolanos.

Una conducción política nacional que hable con claridad al país, que asuma las responsabilidades del caso y que no rehúya la tarea de labrar los consensos que viabilicen este ajuste al menor costo posible, es imprescindible. Ya basta de buscar "culpables" al deterioro en las condiciones de vida de los venezolanos como excusa para no enmendar sus propios errores de política. El país no toleraría que no se asuman claramente las grandes responsabilidades que el momento exige. El grave empobrecimiento de los venezolanos causado por la inflación desbordada requiere respuesta inmediata. La Academia Nacional de Ciencias Económicas asume la suya, poniendo sus capacidades de análisis y de divulgación como contribución a este esfuerzo.
 
 Fuente:http://www.eluniversal.com/economia/151020/ance-alerta-sobre-acelerado-deterioro-de-la-situacion-del-pais

miércoles, octubre 07, 2015

" Debacle en Venezuela con inflación del 200% y caída del PIB del 10% El FMI cree que los precios se multiplicarán por ocho en solo dos años"



POR:MIGUEL JIMÉNEZ.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha puesto cifras al desastre económico de Venezuela. El Gobierno de Nicolás Maduro oculta a sus ciudadanos las estadísticas y ha dejado de publicar datos básicos. Pero el panorama que dibuja el informe publicado este martes por el FMI es el de una economía en descomposición, con la inflación desbocada y la actividad hundiéndose a un ritmo comparable al de países en guerra, una crisis que elevará el desempleo a niveles nunca vistos en el país en décadas.

La caída del PIB prevista para este año es del 10%, a la que se uniría otro descenso del 6% en 2016, según los cálculos del FMI. Es la peor evolución de toda Latinoamérica y una de las peores del mundo, solo por delante de Yemen, en pleno conflicto bélico; Sierra Leona, golpeada por el ébola, y Guinea Ecuatorial. La caída es mayor incluso a la de Ucrania, también sacudida por la guerra.

La caída de los precios del petróleo ha golpeado duramente la economía, pero lo ha hecho mucho más que a cualquier otro país petrolero por la desastrosa gestión económica del Gobierno de Maduro. Tomando en cuenta que el PIB ya cayó el 4% en 2014, la economía venezolana va camino de perder una quinta parte en tres años. Eso supone retroceder en 2016 al nivel de actividad de 2006, una década pérdida. Pero, además, el FMI proyecta que el país seguirá en recesión otros tres años más, de 2017 a 2019.

La caída de actividad pasará una elevada factura al mercado laboral. El FMI calcula que la tasa de paro pasará del 8% de 2014 al 14% en 2015 y el 18,1% en 2016, más del doble que la del siguiente país latinoamericano, Colombia, con un 8,9%. Ese nivel es el más alto desde 2003, pero el FMI cree que el paro seguirá subiendo en los siguientes años hasta alcanzar niveles no vistos en décadas, superiores al 28% en 2020.

 

Inflación descontrolada

Donde Venezuela no tiene comparación es en la subida desbocada de los precios. El Banco Central de Venezuela ha dejado de publicar los datos de inflación este año. El Gobierno de Maduro creyó que podía bajar la inflación estableciendo controles de precios, pero lo único que ha logrado es provocar un desabastecimiento generalizado de productos básicos, colas enormes en los supermercados que los venden y un mercado negro que hace más rentable en muchas ocasiones la reventa o contrabando de productos intervenidos que los sueldos de trabajos cualificados de la economía formal.

El FMI prevé que la inflación se sitúe en el 158,1% este año y que suba al 204,1% en 2016. Con ello, los precios se habrán multiplicado casi por ocho en un plazo de solo dos años. El bolívar venezolano ha perdido casi todo su valor desde que llegó al poder Nicolás Maduro. Frente al tipo de cambio oficial de 6,3 bolívares por cada dólar, en el mercado negro el billete verde se intercambia por cerca de 800 bolívares (cerca de 900 euros). Es decir, menos de una centésima parte de su valor declarado. Los pocos que logran que el Gobierno les venda dólares al tipo de cambio oficial, normalmente cercanos al régimen, se hacen ricos al momento simplemente por la diferencia de tipos de cambio.

 

Un bolívar hundido

Con ese tipo de cambio paralelo, el billete de mayor denominación, el de 100 bolívares, tiene un valor de solo 12 céntimos de euro. Y hay billetes desde los 2 bolívares, es decir, el equivalente a 0,2 céntimos. No da para casi nada, salvo en la gasolinera. Con esos 2 bolívares se pueden repostar más de 20 litros de gasolina, pues el precio del combustible ha permanecido congelado durante años en medio de la hiperinflación, con lo que en la práctica se ha convertido en gratuito.

En algunos comercios se rechazan los billetes de baja denominación y los de más valor, los de 100 bolívares, con frecuencia escasean y no es posible conseguirlos ni siquiera en los bancos. El pago con tarjeta se hace imprescindible para no cargar con enormes fajos. El problema es que los sueldos no han subido ni de lejos lo mismo que los precios (o de lo que se ha depreciado el bolívar), de modo que un profesional cualificado puede tener un salario que, al tipo de cambio paralelo, equivalga a 20 o 30 dólares mensuales.

Venezuela se ha convertido a la vez en el país más caro y más barato del mundo. Es el más barato según el índice Big Mac que elabora The Economist si se calculan los precios no ya con el bolívar paralelo, sino incluso con otro tipo de cambio oficial que fija el valor del dólar en unos 200 bolívares, el llamado Simadi, que se dijo que sería un tipo de mercado, pero que se ha quedado también desfasado. Pero es el país más caro si lo que se usa es el tipo de cambio de 6,3 bolívares por dólar. Y todavía hay otros dos tipos de cambio más que poder usar. Un estudio reciente del banco de inversión UBS sobre precios y salarios en diversos países incluía a Caracas entre las 72 ciudades a estudio, pero finalmente la eliminó ante las dificultades para hacer un cálculo coherente.

El problema es que en la práctica Venezuela se ha convertido en el país más caro para la inmensa mayoría de los locales, cuyos sueldos están en bolívares y apenas han mantenido su poder adquisitivo al no haber datos de inflación y el más barato para quienes ahorraron dólares, los logran por vías ilegales o llegan al país con ellos.

Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2015/10/06/actualidad/1444112378_266933.html