POR:ORLANDO VIERA BLANCO.
Aliviar el despropósito emocional que ha vivido Venezuela, obliga
repasar algunas incidencias para comprender que el accionar político de
la MUD en términos de búsqueda electoral, no está alejado del menú que
debe implementarse para desbordar el gobierno, cercarlo masivamente y
lograr el cambio de poder. La clave es la unidad. El desafío es la
organización disciplinada y la estocada es la movilización popular (que
aún no pega).
Desde la entrada de Smartmatic como
operador electoral en Venezuela no ha habido una elección justa,
transparente e imparcial. Vicios de todo orden. Un REP aliñado,
adulteración de identidades, cedulación descarada -près à porte- entre
nacionalizados, resucitados o residenciados a juro. Un Plan República al
servicio de la ignorancia deliberada (metan votos que si os veo no os
conozco); voto asistido, cierre de centros electorales, propaganda
descarada, intimidación, patrullaje rojo, listas Tascon, gerrymandering y
en fin, disposición a placer de recursos y medios del Estado, para
movilizar, pagar, chantajear y condicionar votos. ¿Cómo y cuándo se han
contenido estos excesos? básicamente en tres eventos: Reforma
Constitucional 2007; presidenciales Maduro vs Capriles 2013 y AN 2015.
Tres victorias electorales con el mismo CNE. ¿Qué elementos
prevalecieron para esquivar la trampa?: i.-Unidad política y operativa,
es decir, presentación unitaria de candidatos y tarjetas, más activación
de vigilancia en mesas; ii.- Presencia de testigos y resguardo de
actas; iii.-Monitoreo de resultados; iv.- Percepción de unidad de
propósitos por una causa superior: Venezuela.
El análisis obsesivo concentrado en la calle cómo factor único de
salida, resta una revisión ponderada sobre las omisiones cometidas en
las regionales que disipan el fraude: i.- No hubo unidad política ni
operativa [Sumado a una campaña de descrédito torpe y mordaz que
alimentó no sólo la abstención votante sino la militante]; ii.-
Ineficiencia en el resguardo de actas y compromiso de vigilancia, antes,
durante y después del evento; iii- La percepción-por errores
inexcusables de comunicación política que los partidos iban por sus
feudos; y iv.- La gente se dejó manipular por la infecunda, infeliz y
falaz tesis que votar es validar al CNE, reconocer la ANC y legitimar a
Maduro. ¡Todos a la lona!
Estos son los gazapos operativos, discursivos, tácticos y logísticos
que no podemos sustituir por disputas intestinales y la lógica del
abstencionismo malcriado…Teniendo una oposición dividida y vulnerable
(sin retaguardia, ni respaldo de calle contra la migración súbita de
centros electorales), el CNE quedó por libre con sus marramucias. Y
ahora esa mega histeria se pretende embutir con indefensión vicariante y
el martilleo del “yo te lo dije”. Es la cultura del “no me da la gana”,
“no me la calo más”, “no creo en los partidos”, “conmigo no cuenten” o
“son unos traidores”, donde el G-2 goza un puyero con nuestra altivez,
simpleza y externalidad. Tartufos que plenan las redes sociales de
improperios para partir la unidad, frustrar la organización y en
definitiva, inmolarnos. ¿Cómo revertir esta situación? Jamás con un “si
tú te quedas yo me voy”. Muy infantil…Nunca [Capriles] leyó a Mandela o a
Lech Wałęsa. Nunca…
Lo noble y lógico es que la oposición se siente a construir un
consenso con mayor transparencia, participación de bases y articulación
de Caracas con la provincia (tierra adentro). ¡Hay que descentralizar la
política! Seguir practicando un juego piramidal y capitalino, es dejar
plantado el evento más importante que se avecina en Venezuela para salir
de esta era, las presidenciales 2018.
Esto es la política. Unidad, organización, convergencia, lealtad,
identidad no sólo personal sino de ideas, de modelos de poder y planes
económicos. Identificación del verdadero enemigo. Pero el realpolitik es
también utilitario, pragmático, no principista, ágil, astuto, sagaz,
seductor, persuasivo (dixit Maquiavelo). Claro que existe lo moralmente
censurable, pero mariposearlo es ineficaz frente a las masas, por lo que
es utópico…No creo en guerras épicas de soldados de cartón y de
hojalata contra tanquetas y fusiles de desalmados. La calle no se encara
cuerpo a cuerpo en la lucha no violenta. La resistencia es sorprender,
desmoralizar y burlar al tirano, no fajarse con él. Y eso exige
estrategia y mucha organización. Es aquí donde la comunidad
internacional tiene que quitarse las vendas hipócritas de la no
intervención y la autodeterminación de los pueblos, cuando los
venezolanos indefensos, mueren no sólo de libertad o democracia, sino de
hambre y criminalidad.
La diplomacia colonialista, de los viejos postulados Drago o Estrada
de no injerencia, es la cómoda. Pero hoy la responsabilidad de proteger a
las naciones atrapadas en totalitarismos la contraviene… Y a lo interno
los ciudadanos nos tenemos que volver a levantar y caminar (Dixit Padre
Ugalde), para mantener activa esa comunidad internacional.
Hoy las vías democráticas en Venezuela no son el fin, sino el medio
para construir un poderoso movimiento de movimientos -pueblo, liderazgo y
diplomacia de tutela- para propiciar y asestar golpe de gracia. Falta
poco. Reemprendamos.
@ovierablanco
Fuente: http://www.noticierodigital.com/2017/11/orlando-viera-blanco-propiciar-el-golpe-de-gracia/