
La iniciativa, impulsada por el colombiano Iván Duque, atribuye al 
presidente venezolano “la comisión de crímenes de derecho 
internacional”, publica El País.
Un centenar de congresistas colombianos y chilenos han presentado 
este martes ante la Corte Penal Internacional (CPI), con sede en La 
Haya, una denuncia contra el presidente venezolano, Nicolás Maduro. El 
escrito se basa en informes de organismos internacionales, como algunas 
agencias de Naciones Unidas o la Comisión Interamericana de Derechos 
Humanos, estudios de ONG e información oficial, y acusa al sucesor de 
Hugo Chávez de haber sido “partícipe de graves violaciones al derecho 
internacional” a partir de 2008, cuando era ministro de Exteriores, y le
 atribuye “la comisión de crímenes de derecho internacional” desde que 
fue elegido en 2013. La iniciativa, impulsada por el senador colombiano 
del Centro Democrático Iván Duque, ha sido respaldada por representantes
 de formaciones de distintos colores y busca que la Fiscalía de La Haya 
abra, como primera medida, una observación en Venezuela, que firmó el 
Estatuto de Roma en 1998 y por tanto acepta la jurisdicción de la CPI. 
El Tribunal de La Haya juzga delitos que afectan a la comunidad 
internacional: genocidio, crímenes de guerra y crímenes contra la 
humanidad.
Las acusaciones que formula la denuncia son ocho En primer lugar, “el
 crimen de asesinato por instigación directa e indirecta”. “Entre los 
años 2013 y 2017, se ha dado muerte en Venezuela a personas que se 
manifestaron en situaciones concretas, o mediante el ejercicio de sus 
derechos humanos, en contra de políticas, medidas u omisiones imputables
 al Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela”, señala el texto,
 al que ha tenido acceso EL PAÍS. En segundo lugar, los denunciantes le 
imputan una “imposición intencional de condiciones de vida, entre otras 
la privación del acceso a alimentos o medicinas, encaminadas a causar la
 destrucción de parte de una población”. Un delito que califican como 
“exterminio” y que entienden “estrechamente relacionado con el 
genocidio, ya que ambos se dirigen contra un gran número de personas”.
En tercer lugar, “deportación o traslado forzoso de población”, algo 
que achacan al “uso de la fuerza física o a través de amenazas”. Los 
otros cargos recogidos en el escrito, de 56 páginas sin incluir los 
documentos probatorios aportados, son encarcelación de opositores; 
tortura; “persecución de un grupo o colectividad con identidad propia”, 
en referencia a los críticos con el chavismo; “desaparición forzada de 
personas” e incluso “el crimen de apartheid, es decir, “actos inhumanos 
cometidos en el contexto de un régimen institucionalizado de opresión”.
“Yo espero que con todos los hechos que están ocurriendo en Venezuela
 la Fiscalía diga primero que van a poner a Venezuela en observación, 
que ya es un mensaje muy importante para advertir de que lo que está 
ocurriendo es muy grave. Y el segundo objetivo es que la fiscalía pueda 
abrir una investigación formal a Nicolás Maduro”, explica Duque. “Los 
Gobiernos de América Latina se han quedado en las lindas formas de los 
salones multilaterales, pero ninguno ha hecho ninguna acción”.
La crisis institucional que atraviesa ese país recrudeció cuando el 
Tribunal Supremo de Justicia suspendió, a finales de marzo, las 
competencias del Parlamento, de mayoría opositora. Esa decisión reactivó
 una ola de protestas que aún no se ha detenido. En los últimos tres 
meses y medio han fallecido alrededor de cien personas, ha aumentado la 
presión de la comunidad internacional, el chavismo está dividido, la 
fiscal general, Luisa Ortega Díaz, se ha convertido en un símbolo de la 
resistencia al Gobierno, se produjo la excarcelación de Leopoldo López. 
Pero Maduro no está dispuesto a renunciar a las elecciones de una 
Asamblea Nacional Constituyente, convocadas para el 30 de julio con unas
 reglas del juego que, según la oposición, favorecen al oficialismo.
El diputado chileno encargado que promovió la denuncia en ese país 
fue Felipe Kast, antiguo ministro del conservador Sebastián Piñera, 
quien asegura que la apoyaron ocho partidos políticos, “desde la 
izquierda hasta la derecha, pasando por el centro, con excepción del 
Partido Comunista y el Socialista”. “Para Chile”, señala, “esta realidad
 de Venezuela es especialmente sensible”. “Cuando en Chile se violó la 
democracia, recibió apoyo internacional”, prosigue Kast, que espera que 
Parlamentos y autoridades de otros países de la región se sumen a esta 
iniciativa.
 

 
 





 
 
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