domingo, febrero 14, 2010

"Suicidio de los medios y arrepentimientos"("Ingenuo o cobarde? que se autocensuren creyendo que así pueden salvarse de la confiscación comunista...")




POR:MARTA COLOMINA.
"El Gobierno le había prometido a uno de los accionistas salvar su banco si salía Ravell..."

La salida de Alberto Federico Ravell de la dirección de Globovisión era un deseo largamente anunciado en los muladares mediáticos del oficialismo. Nadie como ellos para saber hasta dónde el canal podía aguantar las monstruosas e ilegales presiones contra los accionistas de la única planta televisiva (después del cierre de la valiente RCTV) que no había cedido al chantaje oficial de aplicarle inmerecidas multas, cobrarle impuestos no debidos y amenazas, cumplidas en el caso de RCTV, de retirarle la señal abierta y luego sacarla de la TV por cable.

Globovisión aguantó estoicamente el robo de sus microondas, la negativa a extenderse nacionalmente, las multas millonarias, agresiones a sus periodistas y equipos, la rapiña oficial ejercida contra la empresa de vehículos propiedad del socio mayoritario (diez de los cuales fueron saqueados en el mismísimo estacionamiento del Cicpc) y más atrocidades. Otro socio fue encarcelado con la descabellada acusación de ser "autor intelectual" del asesinato del fiscal Danilo Anderson; despojado del contrato del Teleférico (luego de cuantiosas inversiones) y de varios hoteles que poseía en el oriente del país. Desde la cúpula del Poder (y de manera pública) se propiciaron corridas contra el banco del que es propietario, entidad cuya supervivencia sería la razón del chantaje oficial para que se modifique la línea editorial de Globovisión.
No hay forma de mantener oculto aquello que afecta a la sociedad. Sufrimos la autocensura de otros canales de TV y la salida de sus pantallas de figuras emblemáticas del periodismo crítico. Con angustia los televidentes de Globovisión vimos desaparecer imprevistamente al "Ciudadano" Leopoldo Castillo (aunque pudimos disfrutar de la aguerrida Nitu). Del inimitable "Usted lo vio por Globovisión" desapareció la agresiva y cada vez más violatoria jerga presidencial, y hace semanas que tampoco vemos "Aunque usted no lo crea", nicho donde el Gobierno mostraba la desnudez de sus inocultables contradicciones. ¿Qué está pasando con Globovisión? Las respuestas son múltiples, pero la más reiterada es que " el Gobierno le había prometido a uno de los accionistas salvar su banco si salía Ravell y edulcoraban su línea editorial". La historia resultó cierta, al menos en la salida obligada del director y accionista Ravell.

Resulta ingenuo, ¿o cobarde?, que con un régimen totalitario y un presidente marxista haya medios que se autocensuren creyendo que así pueden salvarse de la confiscación comunista. Esos empresarios deberían leer la aleccionadora carta que Miguel Ángel Quevedo, director de la revista cubana Bohemia, le enviase a un amigo, pocas horas antes de suicidarse: "Sé que después de muerto llevarán sobre mi tumba montañas de inculpaciones (&). Culpables fuimos todos. Fidel no es más que el resultado del estallido de la demagogia y de la insensatez. Todos contribuimos a crearlo. Los periodistas que conocieron la hoja de Fidel, su participación en el Bogotazo comunista, el asesinato de Manolo Castro y su conducta gangsteril en la universidad, pedíamos una amnistía para él y sus cómplices, cuando se encontraba en prisión (&). Fue culpable el Congreso que aprobó la amnistía. Los comentaristas de radio y TV que lo colmaron de elogios. Bohemia no era más que un eco de aquella calle contaminada por el odio que aplaudió a Bohemia cuando inventó 'los 20 mil muertos' (&). Fueron culpables los millonarios que llenaron de dinero a Fidel para que derribara al régimen. Los miles de traidores que se vendieron al barbudo criminal (&). Todos fuimos culpables. Por acción o por omisión. Ojalá mi muerte sea fecunda. Para que la prensa no sea más un eco de la calle, sino un faro de orientación para esa propia calle. Para que los millonarios no den más sus dineros a quienes después los despojan de todo, para que los anunciantes no llenen de poderío con sus anuncios a publicaciones sembradoras de odio y de infamia, capaces de destruir hasta la integridad física y moral de una nación. Y para que el pueblo recapacite y repudie esos voceros de odio (&). Fuimos un pueblo cegado por el odio y todos éramos víctimas de esa ceguera. Este es mi último adiós (&), que mis compatriotas me perdonen todo el mal que he hecho".
Con Fidel en el poder, periódicos, revistas y emisoras de radio y TV fueron confiscados o clausurados y todas las libertades democráticas conculcadas. Bohemia es hoy un vocero más del gobierno comunista. Quevedo pudo salir de Cuba, pero arrepentido por su culpabilidad en el sostenimiento del régimen (y de haber atacado a los políticos democráticos), se suicidó en Caracas en agosto de 1969. Su carta es hoy una lección vigente sobre los ineludibles deberes democráticos de los medios y de los periodistas.

2 comentarios:

Isa Peña O'conn dijo...

Creo que más pronto que tarde chavez se iva a fagocitar a globovision. En fin por que sigue la linea castrista descaradamente de arruinar el pais para diminarnos con el hambre y la misería. Yo por lo menos pienso luchar no llevaré en mi conciencia el haber apoyado al mounstro mirafloriano .Animo buen trabajo

Anónimo dijo...

Alexander Cambero // ¿Se rindió Globovisión?

La salida de Alberto Federico Ravell de la dirección del canal de noticias Globovisión, es un golpe noble contra la libertad de expresión y deja abierta una profunda incertidumbre con respecto al último bastión del periodismo libre en el ámbito audiovisual.

Al parecer, las reiteradas presiones del gobierno revolucionario aflojaron los esfínteres de algunos directivos, que piensan más en los negocios que en la suerte futura de la nación. Se dejaron tentar por la propuesta del abominable hombre de Miraflores, quien no soporta la valiente línea editorial que desenmascara los múltiples desmanes que cometen Hugo Chávez y su séquito de saqueadores del erario público.

Los dos comunicados del canal, reafirmando su carácter de decidido defensor de los principios democráticos, son dramáticamente escuetos con un sesgo de miedo en una redacción con poco arrojo para abrirle esperanzas a la gente. Seguramente quien escribió la declaración a la opinión pública, lo hizo con la mente confusa por el momento en donde las oscuras manos del Gobierno estiran la cuerda. El oculto tinterillo del régimen se mueve en la trastienda de la miseria humana. Para la gestión revolucionaria, Alberto Federico Ravell era un adversario temible que desnudaba las flaquezas del Gobierno. Su temple atizado en el yunque de una familia dedicada con denuedo a luchar por los valores democráticos, lo hacían una pieza insobornable. Un luchador contra todos aquellos bandoleros que creen que sus desventuras merecen la perennidad del bronce.

La salida del polémico hombre de medios, es la victoria de los maleantes que encabezados por la inefable Lina Ron destrozaron en numerosas oportunidades la sede del canal. Es la rendición ante los numerosos recursos amañados que están en los tribunales en la búsqueda del cierre definitivo, son incontables las veces en que la justicia podrida del chavismo movió sus tentáculos para socavar las bases de sustentación económica de Globovisión. Los abultados maletines descansan felices en las manos de los malandros de cuello rojo. Ahora podrán robar conciencias sin correr el riesgo de ser descubiertos.

Al parecer esos encuentros oscuros de la presión al límite hicieron que algunos bajaran la guardia, quizás en desmedro de la mayoría de los venezolanos que los sintoniza como una vía para lograr cierto equilibrio.

El ciudadano común debe estar alerta. Si observamos un subrepticio cambio en la denominada línea editorial ya entenderíamos que los colmillos de Drácula infectaron la sangre del pensamiento libre. Si el rostro de Hugo Chávez y sus múltiples artimañas comienzan a robarle espacio a la denuncia contundente, estaremos escribiendo el boceto triste de la renuncia a la vida. Asimismo, si caen en temas triviales de contenido zonzo, ya sabremos que la maquinaria del Gobierno tomó por asalto a la única rendija que se ofrece en la parrilla televisiva. Presentar nimiedades mientras el país se muere en las calles, hacerse el loco y divertirse con el perdón oficial. Es traicionar a la patria. Quizás hasta lleguen unas cuñas de esas que presentan al Gobierno con la fuerza de un huracán.
Ojalá que mantengan la dignidad de estar al lado del pueblo. No se merecía Alberto Federico Ravell ser colocado entre la espada y la pared. Que sus amigos se diriman entre él y la cobardía deben ser frustrante. Venezuela es más importante que venderse al mejor postor. Es preferible vivir con dignidad, que lograr cierta estabilidad con aquellos que subyugan la patria.

alexandercambero@hotmail.com
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