miércoles, agosto 20, 2014

"Pobre PDVSA "."Inflación y explosión social".



POR:JOSÉ GUERRA.

Imbuidos en el torbellino político que azota al país, los venezolanos todavía no hemos reparado en apreciar la crisis terminal que sufre la principal empresa nacional. No es una crisis cualquiera la que agobia a PDVSA sino más bien la de una gestión que la hizo presa del nepotismo, la corrupción y una ineficiencia nunca vista, todo ello en el marco de una política que la puso al servicio de un proyecto político fracasado y como caja chica del PSUV. Paga ahora Venezuela los efectos del mal manejo de esa compañía.

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Por donde se le mire, usando cualquier indicador razonable, las cifras evidencian que algo grave sucede en PDVSA que ahora busca desesperadamente vender al mejor postor su filial en Estados Unidos, CITGO, para obtener algo de caja. Bajo la conducción de Rafael Ramírez y su equipo, PDVSA es una empresa en dificultades financieras, derivadas de una incapacidad crónica para aumentar su producción, con incrementos de costos importantes, endeudada y además con áreas de negocios que le restan posibilidades de expansión en sus actividades medulares.

En 2005 PDVSA lanzó el Plan Siembra Petrolera encaminado a elevar la producción desde 3.000.000 de barriles diarios ese año hasta 5.800.000 barriles en 2012. Concluyeron 2012 y 2013 y la producción sigue declinando hasta ubicarse en 2.900.000 barriles diarios, según el Informe de Gestión correspondiente a 2013, muy lejos de la meta propuesta en el plan aludido. De esa cantidad, apenas 2.300.000 son producidos por el esfuerzo propio de PDVSA y el resto por compañías extranjeras. En cualquier empresa medianamente seria, por ese simple hecho, ya su cuadro directivo había sido removido de sus cargos. Mientras la producción de petróleo disminuye, la nómina de la empresa aumenta exponencialmente hasta alcanzar en 2013 la astronómica cifra de 140.626 personas, una parte de ellas, dedicadas no a explorar, producir, refinar o comercializar petróleo, sino al activismo partidista. En 1998, PDVSA tenía 28.000 trabajadores, nivel cónsono con el volumen de producción de 3.300.000 barriles diarios.

Así será de critica será la situación de PDVSA, que de no ser por un par de maniobras contables realizadas sin escrúpulos, en 2013, la empresa arrojó pérdidas a pesar de vender en US$ 98,1 un barril de petróleo que le costó producir menos de US$ 12,0. Insisto, este es un caso único en el planeta. Según el Informe de Gestión de 2013, PDVSA obtuvo ganancias por US$ 12.097 millones. Si se restan las utilidades cambiarias por efecto de la devaluación del bolívar por un monto US$ 7.952 millones y los ingresos por US$ 12.000 millones por la venta de su participación en la Empresa Nacional Aurífera al BCV, con el detalle de que esa empresa productora de oro, no produjo un gramo de ese metal en 2013, la verdad es que PDVSA no produjo ganancias sino pérdidas. Esa es la realidad de una compañía que, exprimida por el gobierno y muy mal administrada, tiene que recurrir a artilugios contables para inflar sus ingresos.

Como resultado de la caída de la producción, el aumento vertiginoso de los costos, las cargas que le impone la voracidad fiscal, los egresos por financiamiento al PSUV más un régimen cambiario absurdo, PDVSA ha optado por un mecanismo de financiamiento muy peligro para enjugar su déficit de operaciones y que consiste en la impresión de dinero por parte del BCV. Ese financiamiento del BCV a PDVSA ha implicado que literalmente la deuda la empresa con el ente emisor, valorada en US$ 81.200 millones al cierre de junio de 2014, sea equivalente casi al total estimado de exportaciones de la empresa para el cierre de este año. Los efectos de este hecho son un crecimiento de la liquidez monetaria que se expresa en una masa de dinero que al entrar a circular en la economía ésta no puede absorberla, lo que se traduce en devaluación del bolívar e inflación.

Al contabilizar lo adeudado por financiamiento externo más los pasivos con el BCCV, sin incorporar las obligaciones con proveedores y con empresas expropiadas, en junio de 2014, la deuda de PDVSA se situó en US$ 124.454 millones, aproximadamente 24,0% del PIB, como se aprecia en el gráfico. Además tiene pendientes un par de demandas de pronto dictamen por expropiaciones no pagadas a Conoco-Phillips y Exxon-Mobil por más de US$ 10.000 millones y vencimientos de deuda en octubre próximo por US$ 4.500 millones. Pobre PDVSA.

 Fuente:http://www.noticierodigital.com/2014/08/pobre-pdvsa/


Inflación y explosión social. 



POR:JUAN PÁEZ ÁVILA.
El aumento del salario mínimo en un 30%, que lo eleva a 4.152 bolívares fuertes, uno de los más altos de América Latina, según voceros oficiales, no ha entusiasmado a la mayoría de los trabajadores que desde hace varios días enfrentan otro aumento en los productos de consumo de primera necesidad, que les hace imposible cubrir la cesta alimentaria, que ronda los 12.000 bolívares, 3 salarios mínimos, cuestión que se les agrava cuando piensan en pagar alquiler o cuota mensual de sus viviendas y otros gastos como el transporte, educación y salud de los integrantes de su familia, porque la cesta básica anda por los 20.000 bolívares, 5 salarios mínimos.

La inflación de los precios no puede ser contenida por los controles, porque falta el complemento o la política fundamental para estimular y aumentar la producción en el país, que permita colocar los alimentos en el mercado en cantidades suficientes, que a su vez provoquen la caída de los precios. Según varios expertos en la materia la inflación anualizada supera el 60% y calculan para finales de año llegue a 70 u 80%.

Los resultados de esta política de aumentos de sueldos y salarios son conocidos no sólo por los economistas, sino también por las amas de casa. Los primeros analizan y explican las razones por las cuales se provoca la inflación que anula cualquier aumento de sueldos, y las jefas del hogar comprueban en el mercado que el dinero no les alcanza para comprar lo básico para una alimentación adecuada, según las recomendaciones de nutricionistas y médicos especializados. De allí el dicho popular de que estos aumentos se vuelven sal y agua para quienes los reciben, porque hay otros millones de venezolanos desempleados y trabajando en la buhonería, que también van al mercado, y no han recibido esos aumentos, a quienes se les hace más grave la situación para alimentar a sus familiares.

Y el futuro de los venezolanos de menores ingresos, incluso los de la clase media, no parece vislumbrar mejoras en los niveles de vida, porque no obstante los altos precios del petróleo, el gobierno gasta más en importaciones de alimentos, que en inversiones en respaldo a los agricultores para aumentar la producción de alimentos. Por lo contrario, muchos de esos productores del campo lo que reciben son amenazas de invasión de sus fincas, o son realmente invadidas para repartirla entre campesinos y desempleados que llevan de los barrios populares, a quienes no preparan para administrar eficientemente esas tierras, y en su mayoría se ven obligados a abandonarlas, y volver a poblar los cerros sin servicio públicos y cargados de miserias en las principales ciudades del país.

Frente a un nuevo desengaño ante el aumento de sueldos y salarios, que como afirma otro dicho popular sube por las escaleras, mientras los precios lo hacen por los ascensores, en el país se producen mensualmente centenares de protestas, cuyos trabajadores no sólo reclaman nuevos aumentos, sino también pagos atrasados de prestaciones sociales y mensualidades sin cobrar en las fechas de vencimiento.


De allí que no es aventurado concluir que estamos al borde de un abismo, de una explosión social, si el gobierno no es capaz de modificar sus políticas económicas y sociales que detengan la inflación y estimulen a la empresa privada en la ciudad y en el campo, la mayor fuente de producción y empleo en las naciones desarrolladas. Y sobre todo si el gobierno no disminuye el gasto improductivo, orienta la renta petrolera a la inversión, realmente productiva y elimina la corrupción de altos jerarcas gubernamentales que se han aprovechado de sus influencias y complicidades en lo que fue Cadivi y que hoy se denomina Cencoex, y en la que defalcaron más de 22.000 millones de dólares, con empresas de maletín, que fue denunciado por el ex -ministro Jorge Giordani y la ex _Presidenta del Banco Central Edmeé Betancourt.

Fuente:http://www.noticierodigital.com/2014/08/inflacion-y-explosion-social/


Schemel: Se le acabó el tiempo al gobierno

19 Agosto, 2014
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El presidente de Hinterlaces, Óscar Schemel, fue muy enfático este martes al asegurar “con toda responsabilidad” de que al “gobierno se le acabó el tiempo”.

Así lo dijo en el programa Vladimir a la 1 por Globovisión.

“Hay un clima de desconcierto, de incertidumbre, de malestar muy acentuado en la población venezolana. Todavía no llega a convertirse definitivamente en desesperanza, rabia o desbordamiento pero sí hay un clima dificil para el gobierno nacional y te puedo decir con toda responsabilidad que se le acabó el tiempo”.

“¿Qué quiere decir eso?”, le preguntó Vladimir Villegas.

“Las guarimbas le dieron un respirito a la gestión del gobierno del presidente Maduro. Repolarizaron al país y el chavismo se radicalizó, se atrincheró alrededor de su figura fundamental, el presidente Maduro. La valoración positiva de la gestión durante las guarimbas, aunque parezca increíble, mejoró significativamente…”

“Sin embargo, al 9 de agosto que es nuestra más reciente medición, el presidente ya ha perdido 18 puntos de enero al principio de agosto, 18 puntos en la valoración positiva de la gestión. Hoy está en 39%. No es una cifra mala, no es una cifra negativa pero hay una tendencia negativa”.

Y cuando Villegas le dijo que la frase “se le acabó el tiempo” tenía dos interpretaciones (haga lo que haga se le acabó el tiempo o que los cambios no esperan), Schemel precisó: “No, los cambios no esperan”.

“¿Tiene capacidad de dar un viraje, puede hacerlo, puede recuperarse?”, le preguntó Villegas.

“Sí”, respondió Schemel. “Porque entre otras cosas Nicolás Maduro es hoy el único líder visible, reconocido del país. Todo lo que haga para bien o para mal tiene un impacto en el comportamiento de la opinión pública”.

Luego Schemel pasó a explicar lo que las encuestas “están viendo”.

“Suben los niveles de descontento, los niveles de angustia como consecuencia de la incertidumbre no solo por los problemas sino fundamentalmente porque la gente no ve respuestas, no ve soluciones, no ve salidas. Y de la misma manera el único líder visible hoy, reconocido, es el presidente Maduro. Tiene una gran oportunidad, pero la gente le está reclamando decisiones. Como me decían ayer en un par de focus groups, que se ponga las pilas, que tome decisiones, que asuma la gestión, que dé respuestas, que disminuya los niveles de angustia e incertidumbre porque de la angustia y la incertidumbre vamos a pasar a la desesperanza y estamos hoy en ese umbral”.

Schemel aprovechó la ocasión para responder una pregunta que le hizo Villegas al inicio del programa sobre que los ministros hayan puesto sus cargos a la orden (una decisión que no ha sido evaluada todavía por Hinterlaces). Sin embargo, Schemel dijo:

“El problema no es tanto cambiar ministros, el problema para la gente es cómo se define un rumbo, cómo bajamos los niveles de incertidumbre, la clave es que los venezolanos ya están pasando de la incertidumbre al descontento y la desconfianza, están reclamando decisiones, no andan buscando un culpable, insisto, andan buscan a un héroe, un padre un líder que tome decisiones, que señale el rumbo y que garantice un nuevo porvenir”.

Los números sobre la gasolina y las tarifas eléctricas

“En la semana del 2 al 9 de agosto, el 53% de los venezolanos estaba en desacuerdo con el aumento de la gasolina; esos son aproximadamente 9 puntos más que el mes anterior. El gobierno abrió el debate sobre el aumento de la gasolina pero no colocó en la mesa sus argumentos.. y entonces el debate fue cubierto por la oposición y aumentó el rechazo”.

“De la misma manera existe un rechazo mayoritario al aumento de las tarifas eléctricas por el descontento en el servicio. 76% está en desacuerdo con el aumento de las tarifas eléctricas fundamentalmente porque consideran que el servicio no es bueno”.

“El 54% estuvo en desacuerdo con distribuir entre los venezolanos en cuentas bancarias el dinero obtenido por el aumento de la gasolina (tal y como se hizo en Irán)”.

Fuente: http://www.noticierodigital.com/2014/08/schemel-al-gobierno-se-le-acabo-el-tiempo/

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