miércoles, enero 31, 2007

MENSAJE EN PLAYAS DE MARGARITA

En una bellísima tarde de un resplandeciente día, en el que el cálido sol invitaba a descansar bajo la aterciopelada sombra de alguna palmera tropical, y así, saborearme la alucinante vista, de la inmensidad sobrecogedora del mar azul en toda su magnitud. Jamás podré olvidar la hermosura de ese instante colmado de atractivo inconmensurable que me transmitía un maravilloso éxtasis nunca visualizado.
¿Es posible pensar que en este infinito universo, aspectos tan insignificantes para el ser humano como el viento o el mar, puedan tener un sitio relevante en el Plan de la Vida? En el pasado no había pensado en esta interrogante ni en sus eventuales soluciones, hasta que en este espléndido escenario hallé un mensaje.
Me encontraba imbuido en mis meditaciones, de pronto rodeado de la suavidad de la brisa que me besaba el rostro, oí un murmullo que me expresaba: ¿Por qué te angustias y mortificas tanto por los problemas del mundo, si tienes en tu presencia la absoluta manifestación de la grandeza infinita y la inmensidad de la bondad de Dios?
-¿Quién eres tú? ¿Dónde estás? –respondí sorprendido.
-Soy el mar, y hasta mí han venido tus meditaciones e ideas –y con un sutil salpicar de sus olas sobre mis pies desnudos sobre la arena, logró que mi piel se deleitara con su tibia y tierna caricia.
-Eres muy intranquilo y un poco sorpresivo por haberme sacado de mis elucubraciones. Me inquietas ¿cómo logras conocer lo que meditaba si no lo expresaba en clara voz?
-¡Ah!, lo que ocurre es que no hay cosas ocultas para mí o para ningún integrante de la naturaleza.
-¿Un poder sobrenatural?
-Tal vez…sin embargo no lo denominaría de esa forma; se trata de algo natural y común entre nosotros; una ley, se puede afirmar. Pero ocurre que a ustedes los mortales, no les preocupa o no quieren comprender los misterios de la vida, lo intangible, ocupan su mente sólo en lo material.
-Pero entonces, de no mortificarnos por adquirir la comida, el hogar, la ropa y demás necesidades, ¿Qué pasaría con todos?
-requerí respuesta algo exaltado ante tales apreciaciones sobre las lógicas satisfacciones humanas.
-No se trata de eso, pequeño- de repente se escuchó otra voz- lo que te explica el mar, es que no solamente de pan vive el hombre, tal como expresó un día, hace tanto tiempo Jesús de Nazaret. – Y al voltear la cabeza, entendí que era la palmera la que habló.
-Pero de que vive, ¿del aire?
-No, vive del Amor, de esa diminuta llama que alberga en su corazón y que lo hace ser mejor.
-¿Podrías ser más explícito? – Interrogué muy acucioso- ¿Piensas entonces que no nos interesa la fe? ¿Qué es lo que practicamos, al acudir a los ritos religiosos, cuando oramos, suplicamos perdón por nuestras faltas y errores?
-¿Catalogas esas actitudes como “espiritualidad”? – asentí con mi cabeza- Entonces, lamento decepcionarte, pero te encuentras en un error. No es indispensable practicar ritos exteriores a objeto de convencer a las personas que los humanos cumplen los mandamientos de Dios; tal actitud solamente sería hipocresía, y lo más terrible, no engañan a sus congéneres, sino que a ustedes mismos. Todos en esencia somos buenos; lo que los hace ser materialistas es su poca fuerza de voluntad para intentar ser mejores. Y no creas que el Amor nace de un día para otro en su interior. Es un difícil trabajo de cada día, de cada instante, es como sembrar una semilla en la tierra fértil, situándola a la luz solar, hidratándola, abonándola, de tal manera que esa diminuta semilla progresivamente crezca lentamente hasta volverse una planta pequeñita, y luego hay que continuar auxiliándola a fortalecerse para con el tiempo convertirse en un gran árbol con frutos hermosos y deliciosos; y, por la anécdota, comprenderás que es idéntico en la siembra, el fomento y fortalecimiento del Amor. Es verdad que no es negativo atender seriamente las necesidades mundanas; es indispensable saciar en todas las criaturas vivas tales requerimientos lógicos, en virtud de la dualidad del ser; sin embargo si es muy negativo dirigirse a los extremos. De tal manera, que es indispensable que se procure el equilibrio y no cometer el error de ser materialista, soslayando lo espiritual, pero tampoco convertirse en fanáticos, ignorando lo material.
-Pero, ¿cómo podemos conseguir esa bondad? Y si no tenemos la semilla, ¿cómo podremos fortalecer el árbol?
-La semilla - expresó el mar – no es imposible de hallar, porque se encuentra dentro de ti mismo, en el santuario de tu corazón, de tu ser, y ese diminuto fuego que aguarda que lo hagas crecer para alumbrar, calentar y llenar tu alma, oscura, fría y vacía, mostrándote, descubriéndote y enseñándote los misterios y secretos de la verdadera humanidad.
-¿Verdadera humanidad? ¿No soy humano?- Me sorprendió tan impresionantes e insólitas expresiones.
-Sí, ¡verdadera humanidad! Tú piensas que por ser humano eso te otorga poseerla. Humanidad es sacrificio en nombre del Amor. Es sentir la intensidad de las emociones y dirigirlas en bien de tus semejantes; es pensar en quienes padecen por ti, quienes aprendieron por ti, los que te aman. En toda existencia hay dos fuentes fundamentales, el bien y el mal en constante choque, que sin su existencia nada tendría manifestación, y esto es lo que conforma la dualidad de la vida. Ocurre un instante en que debemos inclinar la balanza hacia una de estas dos fuerzas e impedirlo sería imposible, tal circunstancia nos colma de confusión. Lograr tener toda la fuerza que pueda acumularse, no debe ser en ninguna forma más esencial que ser un humano. A lo mejor esto sea una disputa que no somos competentes para asumir o comprender en forma alguna; sin embargo es la batalla más relevante de nuestra existencia y es, sin duda, un desafío que no debemos rehusar sino asumir, y ser dioses no es lo que verdaderamente debe importar, y ser humano, es ser Amor.
Les expresé: -Si es así, pienso que ustedes son más seres humanos que los hombres. Sus existencias son muy simples, llenan sus necesidades elementales jamás desperdician lo que les concede la madre naturaleza, y en silencio levantan sus corazones hacia Dios y lo adoran por las constantes bendiciones para sus descendientes, por su parte los humanos están seguros de su propia superioridad por los logros múltiples de su inteligencia y poder de creación, sintiéndose Dioses, sin entender que lo que poseen, el Todopoderoso del universo puede despojarles en un instante. Sí, los humanos se crean a sí mismos como ídolos, pero de barro que en un instante pueden derribarse de su pedestal, además son tan incrédulos, creen que seres como ustedes no aman ni alaban a Dios; y pensándoles seres sin espíritu y corazón, los despojan de su hábitat, asesinándolos, maltratándolos y causándoles daño; edificando gigantes de concreto y cabillas tan fríos como su misma alma, al precio de aniquilar la naturaleza todo lo que exista sobre ella. Entonces, los humanos se empeñan en irrespetar a sus propios hermanos los animales, las plantas, los elementos de la naturaleza; en verdad, ya que ustedes son nuestros hermanos, y somos hijos del mismo creador, y en virtud de nuestros vínculos filiales tiene que existir el amor y el respeto por nuestras vidas y lo que somos. Jesús expresó: “Amad a tu prójimo como a ti mismo”, todos ustedes están involucrados, ya que son nuestros prójimos y quienes no los amen, no pueden amar a Dios.
-La verdadera nobleza no consiste en ser grandes, sino en ser humildes- concluyó la palmera.
-Aspiramos a que tus interrogantes estén respondidas –se dirigió hacia mí el mar- y que esa diminuta semilla que empieza a nacer, en tu corazón alcance la grandeza y nobleza de nuestra hermana la palmera…
-Gracias- agregó la palmera- pero no olvides que “el más grande entre nosotros, será el mayor siervo para todos”.
-Es verdad- prosiguió el mar- recuerda que esto constituye el espíritu del servicio, y así los humanos hallarán lo que ansían: la paz profunda. Y no olvides: no importa que seamos diferentes morfológicamente, en el fondo, somos idénticos, ya que integramos parte del todo y el todo integra parte de nosotros. Hasta la vista pequeño amigo –las voces del mar y la palmera comenzaron lentamente a disminuirse, para concluir en un rumor casi imperceptible, se volvieron el sonar de las olas en la arena de aquella hermosa playa margariteña.
Nunca podré saber ciertamente si lo que oí en esa playa de la Isla de Margarita fue una experiencia real o tan sólo un bello sueño; sin embargo lo que sentí sí fue verdadero.
Sin duda es un mensaje de luz, de vida y de Amor, una reflexión profunda de lo que es verdaderamente el mundo en el que existimos; contiene la convicción mental e interior de que si el ser humano no se empeña afanosamente por alcanzar la liberación de su propio ser, de su propio yo de las amarras y cadenas materialistas, que lo mantienen atado como un esclavo de sus propios miedos y temores, jamás podrá lograr ser hermano de los humanos, de la naturaleza, ni siquiera de si mismo.
En verdad, ese hermoso día es de un místico significado para mí, y en la inconmensurable belleza de aquella playa entendí rodeado de la confusión y de la oscuridad, que el auténtico buscador no posee temor ni en la vida ni en la muerte, ante los retos de la existencia; abriéndose de par en par una inmensa entrada frente a mis ojos, que me inducía a traspasarla y así tratar de ser un neófito ansioso buscador de la verdad, un aspirante a hijo de la luz renuente a las tinieblas.

martes, enero 30, 2007

¿CHAVEZ EMPAVANDO AL MAGALLANES?

El Presidente Hugo Chávez, confeso fanático del equipo de béisbol Navegantes del Magallanes, preocupado por la suerte de su divisa, días antes del desenlace de la serie final que se disputaba en el campeonato nacional, dijo: -“Hay que ponerle la mano al Magallanes”, expresó con don de mando, rodeado de numerosos seguidores que suelen aplaudirle, al referirse a los resultados negativos que el emblemático equipo había venido experimentando luego de haber sufrido tres derrotas en fila, frente a su célebre rival los Tigres de Aragua.

El pasado domingo 28 durante su programa “Aló presidente”, antes del fatídico partido final, Chávez ufanado por el segundo aire que había tomado el equipo luego de haber obtenido su primera victoria, le había deseado "buena suerte" a los bucaneros (¿o los enpavó?), el presidente esponjado alabó la victoria del sábado 27 y felicitó públicamente a varios de sus excelentes jugadores; pero ese domingo por la noche habría de producirse lo insólito al caer derrotado el Magallanes de manera inesperada en la novena entrada, después de ir ganando 10 carreras por 3, para perder 11 carreras por 10, estando a tan sólo un out de la victoria. Nadie podía creerlo, al equipo del presidente lo habían dejado humillado en el terreno luego de casi haber saboreado las mieles de la victoria, que habría obligado a un sexto juego de regreso en su casa, la señorial Valencia, que debió haber quedado petrificada luego del estremecedor resultado, no por perder sino por la forma insólita como lo hizo, fue algo para no olvidarlo nunca.

Esa fue la realidad difundida por los medios, pero el ambiente previo al partido era de gran conmoción general y expectación, gracias al mismo presidente y algún vocero obediente, quienes se encargaron de prender la mecha de la polémica pública, por ponerse a hacer el papel de redentores del equipo, sin que nadie se los encomendara, sin consultar con los directivos, ni reparar en el respeto que le deben a sus jugadores profesionales, y a su amplísima fanaticada esparcida por todo el territorio nacional.

Luego de la debacle, esos voceros quedaron silenciados, conmocionados por el impacto de tamaña derrota, por la forma curiosísima e increíble como se produjo; por eso no faltan algunos tremendistas superticiosos que atendiendo a supercherías y supersticiones populares, ya le atribuyen ese insólito desenlace del partido, a la “pava macha siríaca” que el presidente le ha echado al equipo del Magallanes desde hace tiempo, y más de un enfurecido e entristecido fanático, ya estará tramando antes del próximo campeonato, rogarle a algún brujo que ensalme a todo el equipo, le fume el tabaco, y le de un baño con cariaquito morado (flor silvestre).

Haciendo un ejercicio de ficción, imaginamos cómo pudo haber sido ese crucial y fatal momento para el presidente, allá en el palacio de Miraflores, junto a sus colaboradores, y partidarios, tal vez las cosas pudieron suceder así: El presidente como suele ocurrir, se encontraba probablemente muy ocupado, reunido y hablando, cuando debió ser interrumpido por alguno de sus Ministros y decirle en tono emotivo: -“Presidente, estamos ganando por paliza en la novena entrada, 10 carreras por 3, nos faltan sólo tres outs prara ganar, venga para que disfrute en la televisión esta victoria que usted anticipó esta tarde, con su proverbial vaticinio”. El presidente emocionado, se soba las manos, ríe socarronamente, y dirigiéndose a los presentes expresa: -“¿No se los dije? hoy comeremos sancocho de tigre , vamos rápido a ver como raspamos a esos tigres atrevidos”. Raudo, presuroso, apura la taza de café, y se instala risueño, feliz, emocionado a contemplar la última parte del episodio noveno del partido, ganando la atención de todos quienes lo flanquean, sus principales Ministros; quieren verlo y oírlo, contemplarle el rostro cuando los bucaneros hagan el out 27 y se cubran de gloria victoriosa.

El líder coloca su atención en la pantalla colorida, tronando y sobando sus manos para decir: ¡Ay papaíto!, ahora si es verdad que los tenemos fritos, ¡no mi compadre!, esos tigres están raspaos, no tienen vida, vamos pa` encima para el sexto juego, ¿les dieron café? Viste Jorge, ¡que paliza!, llamen a Aristóbulo para que goce esto, despierten a José Vicente. De repente, comienza a hundirse el barco, los Tigres de Aragua empiezan a remontar poco a poco, producen dos carreras más, acortan la diferencia a 5 carreras, pero nadie sospecha siquiera lo que ocurriría, bases por bolas van y vienen, tres boletos seguidos, tres carreras más, el asunto se coloca 10 a 8, y quedan tres hombres en base, y el partido cambia bruscamente en minutos; el presidente comienza a removerse en su silla, (teme ser dejado en el terreno) su incomodidad con el accionar del partido y el manager es notable, casi a gritos y visiblemente contrariado dice: -¡Pero bueno compadre!, saca a ese picher, ya yo lo hubiera raspado, quítale la pelota chico, así no se puede, pero cómo es posible esta ¡vaina¡, él es el culpable, chico tuvieramos de refuerzo al "león Rodriguez", ¿a quien se le ocurrio pelear con él?.

Como suplicando ayuda, explicación, aliento, busca las miradas de sus Ministros, unos observan el techo, otros actuan como si no fuera con ellos, silban discretamente, el caudillo desencajado dice: – “¿Pero donde está Aristóbulo? llamen a Acosta Carlez”. El ambiente comienza a oscurecerse, los tigres amenazan,están a dos carreras del empate, y a tres de ganar, el ruido del televisor inunda el escenario, la voz del narrador convierte aquel sitio en un gallinero, las voces de los presentes se vuelven más tenues, el rumor todo lo invade. Se produce otro out, poncharon a Cedeño, el presidente respira, el juego se puso pequeñito, falta sólo un out para celebrar, pero hay tres hombres en base, y al bate Romero, el juego no puede estar más tenso, al presidente por fin algo logró silenciarlo, inmovilizarlo, su respiración casi se escucha en todo el salón, toma una bocanada de aire buscando oxígeno, suda intranquilo.

Enterrado en su silla, mirando aquel espectáculo, sobrecogido, impresionado, se restriega de nuevo las manos, pide silencio para oír, todos callan, solo la voz del animador quiebra el torturador rumor, el jefe máximo apoltronado emite su última sentencia de ese juego: ¡Ahora si compadre, se jodieron!, viste Jorge, estamos ya a un out de la victoria, mañana será el sexto juego en Valencia, allá los liquidaremos, ya no los salva ni Mamparito, ¡vámonos cárajo!, a sacar este out, ¡a comer sancochito tigrero, ja, ja, ja!. De pronto, Romero conecta un soberbio batazo llevando la pelota hasta la pared, entran increíblemente en carrera los tres corredores que estaban en las bases, Romero salta emocionado en segunda base, arroja el casco, sus compañeros de equipos lo rodean y alzan en hombros, los fanáticos tigreros invaden el terreno, el bullicio es atronador, es la locura, el locutor casi se desgañita gritando: “¡increíble, los Tigres de Aragua son los campeones, el Magallanes ha perdido increiblemente, esto es insólito, inaudito, inolvidable!”.

El presidente se queda estupefacto sentado en silencio sobre la acolchada silla contemplando el asombroso desenlace, nada parece sacarlo de su estupor, no hace gestos, de repente mira a su alrededor, algunos de sus Ministros haciendo discretamente mutis se retiraron al baño, sólo el Vicepresidente Jorge Rodríguez le mira inerte intentando congraciarse para consolarlo, el caudillo encolerizado mueve su cabeza de lado a lado gesticulando que no, como negándose lo sucedido, sólo logra articular entre dientes: ¡Que bolas! ¿Cómo es posible esta vaina? la culpa es de... a lo lejos un mesonero más magallanero que nadie, quien sirve el café, le dice a un Ministro: ¡Coño mi Doctor, estamos empavados, esta vaina es una pava siríaca! ¿Qué será bueno pa` la pava? El Ministro piadosamente lo mira con cara de angelito regañado, encoge los hombros y arruga su rostro como pidiendo perdón. De repente, la voz del iracundo jefe derrotado retumba en el lugar: “ Rápido,esto así no puede seguir, ¿hasta cuando? llamen a fulano, esto así no sirve, el culpable de esta debacle es el capitalismo que no nos deja hacer lo correcto, ese equipo hay que revolucionarlo, aplicarle una "constituyente beisbolística", meterle cinco motores bolivarianos, para hacerlo más eficiente, lo haré yo mismo, el único que puede lograrlo soy yo, lo tengo todo pensado, "se me ha ocurrido que hay que ponerle la mano al Magallanes", "¡que pava macha nos ha echado el capitalismo compadre!" …

lunes, enero 29, 2007

GUERRA LEGAL Y PSICOLOGICA CONTRA LA DEMOCRACIA EN VENEZUELA

La guerra, en cualquiera de sus manifestaciones, y que ocurre en diversas partes del mundo, nos parece no sólo un crimen, sino un absurdo. Destruye vidas, requiere sacrificios y gastos monstruosos, siembra el llanto y las humillaciones. Igualmente es absurdo y criminal destruir los derechos fundamentales de la vida que le dan su sabor y razón de ser.

Además de las guerras atómicas, biológicas, son ya conocidas las armas psicológicas, a las que podríamos añadir las armas legales. Cuando la ley se convierte en un procedimiento de fuerza, para privar del ejercicio de los derechos ciudadanos, para esterilizar la acción ciudadana, para aprisionar y torturar por el solo delito de no aceptar un único sistema o régimen determinado, es la guerra legal. Es la absurda destrucción del hombre por la ley.

El Papa Benedicto XV decía: “Que a la fuerza material de las armas sustituya la fuerza del derecho”.

No hay más que una forma de no estar en guerra: reconocer los derechos humanos y procurar regular el libre ejercicio de los mismos.

En Venezuela lamentablemente, el presidente, su gobierno y todo el régimen pareciera haberse declarado en guerra contra todos aquellos quienes no compartan su visión excluyente de país, su ideología seudo socialista, militarista, estatista, intervencionista, colectivista, autocrática de corte totalitaria, con tendencia hegemónica. La democracia pareciera estar amenazada ante los mecanismos legales que el presidente ha anunciado implementar a través de una reforma constitucional "ilegal", y mediante la puesta en vigencia de una Ley habilitante que le otorga poderes especiales absolutos casi dictatoriales, desafiando al resto de la sociedad que no lo apoya.

Si el presidente y su régimen seudo revolucionario de inspiración marxista, contrario a la Constitución Nacional vigente, la cual está obligado a cumplir y hacer cumplir, se empeñara en llevar a delante la imposición de su proyecto político conculcador de las libertades y derechos humanos al resto de la sociedad, sin convocar a una Asamblea Nacional Constituyente (único medio lícito para reformar o cambiar principios constitucionales fundamentales) que permitieran la discusión, el sano e indispensable debate político, dentro de un marco de pluralismo democrático; Chávez estaría prácticamente declarándole la guerra a la sociedad democrática que se vería seriamente amenazada .

La democracia en Venezuela pareciera estar seriamente amenazada y en riesgo de sernos arrebatada. El régimen no oculta sus pretensiones de dominación totalitaria de toda la sociedad, y sus intenciones de desmantelar el sistema de derecho preestablecido, lo anuncia sin rubor, sin ninguna limitación ni vergüenza, el desafío es abierto, desata la más despiadada guerra psicológica contra los ciudadanos indefensos, ante su inconmensurable e ilimitado poder económico, su aparato propagandístico y su brutal poderío militar, que ejerce a discreción, con la aparente anuencia del resto de los poderes públicos sumisos y obedientes.

Su actitud conculcadora y violatoria de los derechos democráticos colectivos e irrenunciables es evidente, intenta desplegar sus planes de dominación desatando la más inmoral guerra psicológica contra el resto de la sociedad democrática que no lo apoya, para neutralizarla, inmovilizarla, debilitarla y someterla a sus designios, para que se le someta sumisa absolutamente a sus pretensiones, de instaurar un régimen político y económico distinto al consagrado en la Constitución Nacional aprobada por todos los venezolanos.

domingo, enero 28, 2007

TOTALITARISMO Y DERECHOS HUMANOS

Queramos o no, estamos en revolución. En todos los órdenes se desmoronan los viejos y rígidos moldes: en lo cultural, en lo económico y aun en lo religioso. Y, aunque no lo parezca, de ese desconcierto y general confusión surge el hombre con renovada conciencia de sus responsabilidades, con obligada urgencia de hacer un mundo en progresiva respuesta a sus exigencias de desarrollo. Los sistemas y el hombre han entrado en pugna.

Desde la primera página de la Biblia, cuando Dios dijo al hombre: “Llenad la tierra y dominadla”, no sólo las simientes, los animales y las aves caen bajo el dominio del hombre, sino las mismas estructuras y sistemas tienen que permitirle su más amplia realización en el tiempo.

Todos los integrantes de una sociedad, tanto los ciudadanos comunes como los gobiernos tienen que auscultar y promover y encausar ese desarrollo integral y equilibrado del hombre. Del hombre realizándose y desarrollándose en sociedad. Ninguna persona o grupo de personas pueden ser propiedad de un individuo, de una sociedad o de un Estado.

El reclamo de cambios estructurales y de sistemas que puedan satisfacer las nuevas dimensiones de la vida humana no tienen otro objeto ni pueden tener otra justificación que la de promover y regular el más amplio ejercicio de los derechos y aspiraciones humanas.

El orden social no puede consistir, por tanto en un mecanismo rígido y acabado que prive, reprima y monopolice el ejercicio de los derechos de una facción dominante. Es más, aún cuando un sistema o grupo ideológico hubiere sido preferido o elegido entre otros, esta preferencia y prevalencia no le da derecho a abolir o excluir otras posibles opciones y la búsqueda de nuevas expresiones de las aspiraciones vivenciales de una comunidad.

Hay desorden desde que no se busca encausar y regular los derechos, sino reprimirlos y anularlos.

El punto de equilibrio del orden y, por consiguiente, de la paz en una nación está en el reconocimiento y ecuánime regulación del ejercicio de los derechos. Lo contrario es proclamar la guerra al hombre, queriendo someterlo a un régimen de privilegios y desigualdades.

La paz, por tanto, no puede fundamentarse sobre una fuerza represiva; sólo es humana si estimula el ejercicio de los derechos y la creatividad ciudadana.

El derecho colectivo nace de los contactos e intercambios personales, que comunican y conviven en determinadas opciones y líneas de acción. Al anteponerse los derechos personales frente a las imposiciones de los sistemas, se esclarece cuál es el verdadero derecho colectivo. Son las personas las que perciben y aceptan una determinada globalidad de interés y de medios, necesarios para el logro de sus comunes objetivos.

El derecho colectivo no es ni humano ni justo si no hay una humanidad conscientemente reunida que elabore su propio ambiente cultural y económico. El sujeto y el rector de la colectividad es el hombre, no el sistema o el régimen.

No podemos confundir la concienciación con la mera mentalización o ideologización impositiva.

Los grupos o las masas se descubren a sí mismos en esa conciencia de su comunión y necesaria cohesión para contrarrestar las fuerzas impositivas que las destruyen o marginan. Lo que es para todos no pueden menos de ser creado y garantizado por todos.

El derecho colectivo no es un derecho personal. Proviene de las personas y expresa a personas reales en solidaria comunión. Por consiguiente, no puede invocarse el derecho colectivo como privilegio de un grupo o como un derecho de dominación de un grupo sobre todos los demás. Un partido dominante, por mayoría, no tiene derecho a excluir y desconocer a las minorías.

Si la paz y los derechos son de todos, tienen que hacerse por medio de todos. De aquí la innegable necesidad del pluralismo en las colectividades. No puede haber derecho colectivo sin derecho de las colectividades. La paz y bienestar de una nación no pueden consistir en una entidad monolítica, sino en la posibilidad de gestarse y complementarse muchas y varias colectividades frutos del desarrollo humano de las personas.

Si queremos la paz y evitar la guerra de las armas, tenemos que procurar antes el “desarme de las almas”. Todo hombre en madurez de conciencia tiene que estar liberado, lo mismo del azar, que le irresponsabiliza, como del fatalismo histórico, que lo oprime y aprisiona, que le impide actuar en libertad. Ser sujeto de la historia quiere decir estar en capacidad responsable de cambiarla cuando desgarre a las personas, la someta o anule fatídicamente.

No hay mejor camino para evitar la guerra fraticida (entre hermanos) que aceptar el uso y el ejercicio de los derechos. Esa es la dinámica de la paz: la acción en justicia y en respeto al derecho ajeno. Los propiciadores de la violencia buscan el camino de la “irracionalidad, del instinto y de la aventura”. Su propósito es la dominación de la colectividad, no el respeto y fomento del ejercicio de los derechos colectivos. Nada justifica sus actuaciones irracionales que todo lo irracional, instintivo y voluntarioso de que adolecen las constituciones, las estructuras y los regímenes en el poder.

Frente a la guerra legalista o frente a los regímenes totalitarios, que tratan de imponer por la fuerza legal y por la coacción policíaca algo que está en contra de las convicciones u opciones de conciencia se ha establecido en el campo del derecho el derecho a disentir. Consiste en la facultad o práctica del ciudadano de poner una objeción de conciencia de tipo civil a las injusticias y arbitrariedades contra derecho. (No es de tipo militar, ni armada, sino razonada y de conciencia).

El derecho a disentir se apoya en el derecho de toda persona de no ser enajenada por nadie ni a favor de nadie que no esté de acuerdo con su conciencia. Se le invoca especialmente contra los abusos de los regímenes totalitarios.

El derecho a disentir se convierte en un deber de resistencia moral cuando, por un abuso del poder físico o ideológico, la ciudadanía se ve ultrajada cívica o moralmente. “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”.

No es lo mismo que la oposición sistemática o el mero desavenir en todo que hace un gobierno. Es un desavenir racional, basado en un disentimiento y juicio de valor.

A la objeción de conciencia de tipo militar que ha adquirido ya un estatuto legal en ciertos países también se agregó desde hace largo tiempo la objeción de conciencia de tipo civil. Es invocado, en diversos lugares, bajo el nombre del derecho al disentimiento, como una especificación al derecho a la libertad de opinión, reconocido en la Declaración universal de los derechos humanos.
La participación ciudadana en la vida política es tan urgente y necesaria en el momento de las elecciones como en todo el transcurso de las actuaciones y desarrollo de los programas de gobierno. El gobierno democrático es una representación del pueblo; no una entrega ni una eneajenación de los derechos civiles del ciudadano. Cuando hablamos del deber político no podemos restringirlo solamente a los que aspiran al poder gubernamental o a los que detentan los poderes públicos. El poder político incumbe a todo ciudadano; dentro de ese deber está el ejercicio del poder gubernamental.
Ni los partidos ni las constituciones políticas pueden imponer determinadas ideologías. Lo ideológico es más bien del orden conciencial. Los partidos son opciones prácticas; las constituciones son principios y normas para regular el ejercicio de los derechos, no para desconocerlos. Los partidos no son el todo, no son el pueblo; siempre tienen que ser para el todo, para el pueblo. Los partidos han de ser órgano del pueblo, no del Estado. Son actividades dentro de una colectividad, no son la colectividad.
El partido único de signo totalitarista repugna a la naturaleza humana. El derecho a fundar nuevos partidos no puede ser restringido a ningún ciudadano, aunque deba regularse debidamente a su existencia. Nada contribuye más a la instauración del totalitarismo que el endiosamiento y la adoración de un solo líder que se crea insustituible, que fomenta la disolución de los partidos, para unificarlos en una solo organización que le sea incondicional y obediente ciegamente, sin derecho a disentir de él, quien se convertirá en su tirano por su propia decisión blandengue y entreguista, en virtud del temor injustificado que les infunde.
La política tendrá que dejar de ser un mero arte de dominar aprovechándose de los imponderables sociológicos. Tendrá que restituirse como una ciencia humanista que, en base a los derechos fundamentales del hombre y de la jurisprudencia social, fomente la mayor participación de los ciudadanos y su más adecuado e integral desarrollo.
"Cerrar la puerta sistemáticamente al acceso a la gestión pública a otros grupos lleva a extremar las tensiones políticas de los así marginados, con riesgo de la paz".

viernes, enero 26, 2007

ORÁCULOS INMACULADOS

El acontecer cotidiano transcurre a veces de forma incomprensiblemente confusa; observamos en el diario trajinar a seres diversos desplazándose inertes por los distintos escenarios como máquinas suicidas y ambulantes, parecidos a zombis autómatas desprovistos de sensaciones, emociones, sueños, anhelos; tropezando con las paredes de sus ocultos temores, frustraciones, egoísmos y dudas; entre ellos se infringen hondas heridas cada vez que se tropiezan, empujados por sus narcisos egos; se llenan de ira, vomitan insultos, se restriegan en la cara renovadas facturas enmohecidas, ocultas y guardadas en las gavetas de sus recuerdos, extraídos súbitamente de sus archivos de resentimientos para ser cobradas sin piedad a la hora de las venganzas. Nadie se salvará de la mano inmisericorde y miserable del vengador absoluto, todos estamos expuestos al albedrío escrutador de su mente todopoderosa, el oráculo mayor dará pronto su inapelable veredicto.

Se confunden los sueños difusos con los ilusos y precarios objetivos, se soslayan las pasadas glorias de los próceres, que amotinados en el bronce de las estatuas, desde las pálidas y tétricas plazas públicas permanecen inmutables ante la difamación proferida con saña, por el gendarme sin mancha. Sombras lúgubres lo arropan todo con su torrente de oscuridad; nadie se sorprende ante el incontenible torrente, que fluye de la mítica garganta difusora interminable, de una incendiaria voz que nos resuena mensajes, cuando sin medida nos pronuncia el oráculo predestinado que nos regaló la historia, ruidos convertidos en fácil costumbre, en pestilente olor que envuelve la brisa y contamina la existencia. El sonoro delirio masivo congestiona pantallas y papeles coloridos, que descubren un ambiente lleno de rutina y hastío, agobiante desazón, desaliño, aliento fúnebre, sabor amargo que se irradia presuroso por comarcas y parajes; los seres gastados se familiarizan con la trama truculenta que los agobia.

Trastocadas las conciencias, enrojecidos los ojos, entumecidos los cerebros; mansos en apariencia pero rabiosamente disconformes, los patéticos personajes de esta historia inconclusa contienen su ira, como maniquíes moldeados se aferran a sus esperanzas pérdidas, a los sueños enterrados, a sus odios inhumanos, a febriles memorias que estremecen sus labios resecos, que los mantienen oxidados, inmóviles, sin intención de trasladar un solo hueso; manteniéndose distantes, alejados, presos de una vana ilusión pasajera; miran al cielo, claman auxilios, ayudas ausentes que no vendrán de ninguna parte; ni agua les lanzan las grises voladoras gaseosas, flotando en el aire contorsionando lentamente sus figuras corrugadas con el telón de fondo azulado; sólo las polvorientas calles soportan el tieso sonido que despiden los pasos apresurados, de los transeúntes perturbados, que invaden espacios y tiempos; allí están pululando sedientos de algo que no saben que es, la mayoría aleteando sus miserias entre aires y corrientes de cambio desenfrenadas, golpeando pasiones, motivando disputas, asechando con seguir quejándose de todo y obedeciendo a ciegas, sin detenerse un instante, pero siendo siempre los pretextos usados, las espléndidas causas de divisiones y grandilocuentes planes emblematizados en aburridos discursos .

La imaginación florida, se expande por doquier, milagros, trampas, y brincos se aprenden como conducta adquirida; se sabe rugir, cual felinos guerreros se enfrentan por sus apetencias, imponen hábitos, entremezclan placeres, amores y odios; se liquidan entre si, compiten debatiéndose entre ideologías redentoras de pueblos, se sienten indoblegables, dolientes del mundo, sabios y dueños, semejándose a oráculos inmaculados; jamás tiemblan, ni quedan en evidencia, son los dioses, los nuevos salvadores, quienes nos liberarán de los efectos horrendos del festín del pasado; sabrán llevar sobre sus hombros nuestras pesadas cargas, nos sanearan, atenuarán o eliminarán nuestros vicios, defectos, egoísmos, avaricias, codicias, y decadentes debilidades e imperfecciones, ¡nos salvaremos!, nos aman demasiado, nos los merecemos, al fin nos llegaron, somos afortunadísimos de tenerlos aquí reunidos.

No engañan, no mienten, no manipulan, jamás se venderán por el metálico dinero, no serán seducidos por ningún imperio inmoral, jamás nos traicionarán, debemos confiar en ellos, entregarles nuestros destinos incondicionalmente, la honestidad es su ley, son únicos, no fallan, no están para errar, ni morir, vienen por todos, a querernos, a decirnos que hacer, como actuar, vivir y comer, se nos muestran radiantes en las noches por las ventanas de cristal brillantes y coloridas como bolas mágicas, ya no hay de que preocuparse han venido a quedarse para siempre, nos acompañarán hasta el fin de nuestros días, no es un juego ni falsa alarma, es verdad, al final de tanto trajín y sufrimiento tendremos a quien nos dirigirá hacia la luz esclarecedora de su sabiduría, ya no será necesario angustiarse, la vida nos premió, tendremos para siempre cortantes argumentos en las noches luminosas de fulgor resplandeciente, que harán olvidar a aquellas desoladas y oscuras épocas pasadas, ahora disfrutaremos por fin de una programación televisiva esclarecedora, nada dejará de ser inexplicable, tendremos el constante auxilio del oráculo que todo lo sabe, lo entiende, y lo explica correctamente, y en horario cómodo para apreciarlo en el hogar, o convenientemente verlo repetido, por si nos lo perdiéramos, en la silenciosa madrugada, ¡qué deliciosa suerte tenemos!

! No habrá problema sin solución ¡ Los “inmaculados oráculos” nos aman y nos salvarán! Existen para entregarnos en las noches de oscurantismo primitivo y de programación imperialista, alienante, consumista, de transculturación capitalista salvaje, de los “lacayos canales privados”, sus luminosas presencias, brindarnos sus conocimientos infinitos, definitivos, únicos; encarnan la verdadera revolución educativa, serán “la moral y las luces” que todos necesitamos para salir del oscuro abismo de ignorancia en el que nos precipitó el imperio devorador, seremos como el “guerrillero heroico”, nosotros y nuestros hijos ya no estaremos más expuestos a ejemplos degradantes, se acabará la violencia, no más tendenciosas líneas editoriales, ya tenemos un modelo limpio y purísimo a seguir en la ventanita virtual, el oráculo inmaculado patentado por el “Imperator” haciendo uso con la avenía del oráculo en jefe y a discreción, de navajas oxidadas, muy amelladas que solo cortan su ego. ¡Salve César! pareciera decir servil, pero eso si, pálido y descolorido, carente de vida repite: “patria, socialismo o muerte”

jueves, enero 25, 2007

¿CON JESÚS DE NAZARET O CON MARX?

El creyente en Jesús de Nazaret no puede aceptar la ideología marxista sin contradecir su propia fe; ni tampoco puede adherirse globalmente a los postulados del análisis marxista del hombre y de la sociedad, sin comprometer aspectos substanciales de esa misma fe. Dicho análisis, en efecto está fundamentado en una concepción filosófica materialista, desconocedora de la naturaleza y misión integrales del hombre, quien si bien es cuerpo, también es espíritu, y poseedor, por tanto, de valores superiores y de una existencia que no se agota en la muerte; más aún, el Evangelio nos revela la persona y la comunidad humana como sujetos de una vocación divina de Cristo, hijo de Dios hecho hombre.

Según lo expresado por el Papa Pablo VI en la Octogésima Adveniens, “es sin duda ilusorio y peligroso olvidar el lazo íntimo” que une radicalmente los diversos aspectos del marxismo., “el aceptar los elementos del análisis marxista sin reconocer sus relaciones con la ideología, el entrar en la práctica de la lucha de clases y de una interpretación marxista, omitiendo el tipo de sociedad totalitaria y violenta a la que conduce este proceso”. Exhortamos, por tanto, a los cristianos del mundo, a orientar su reflexión y su acción según los principios del Evangelio y de la doctrina de la Iglesia, y a estar atentos a una sutil infiltración marxista que se viene operando abiertamente, disfrazada de socialismo renovado. Este término, si bien pudiera tener significaciones válidas y aceptables, si se le toma como sinónimo de una sociedad de mayor igualdad y participación y de un recto intervencionismo del Estado que concilie el progreso económico con la justicia y la libertad de la persona humana.

El término “Socialismo Cristiano”, es empleado por algunos políticos cínicos, abusivos, ambiciosos de poder, usurpadores del mensaje sagrado de Dios nuestro padre celestial, salvador de nuestras almas, apareciendo ante el mundo convenientemente inspirados en Cristo redentor, denominándolo con desparpajo e irrespeto como “Cristo mi comandante, el primer comunista del mundo”. El concepto de socialismo, hoy maquillado con visos de modernidad, es utilizado, sin embargo, comúnmente en el mundo para denominar o disfrazar ideologías y movimientos políticos de índole marxistas de corte comunistas e intenciones camufladamente totalitaristas ; incluso mal empleando la figura de Cristo, deformándola, desnaturalizándola y manipulándola para emplearla absurdamente e injustificadamente como sostén de sus oscuras intenciones y planes de dominación política de toda la sociedad, para tratar de imponer, pregonar y difundir desvergonzadamente en su nombre, mediante audaces y hábiles mensajes propagandísticos, cínicamente configurados con maña, premeditación y aviesa mala intención, unas ideas de redención y liberación social que no son auténticamente cristianas sino diabólicamente comunistas; son una entelequia, una burda manipulación de la inmensa y gigantesca figura y mensaje auténticamente liberador de nuestro Señor Jesucristo, para intentar ganar adeptos e incautos, manipulando a los inocentes e ignorantes, para que le sirvan en sus perversas maquinaciones y en sus inhumanos propósitos de dominación política univeral.

El cristianismo no defiende ni al capitalismo explotador, consumista y decadente, ni al socialismo marxista totalitarista conculcador de las libertades, los derechos humanos e individuales; ambos son sistemas que esclavizan al ser humano, igualmente destructores de los valores y principios impartidos por Jesucristo, que en esencia son los únicos ofrendados por Dios.

En cuanto a las ideas y formas que se proponen para la organización social y política , es necesario señalar, sin embargo, lo expresado por el papa Pablo VI en su carta Octogésima Adveniens: “ El cristiano que quiere vivir su fe en una acción política, concebida como servicio, tampoco puede adherirse sin contradicción a sistemas ideológicos que se oponen radicalmente o en los puntos sustanciales a su fe y a su concepción del hombre; ni a la ideología marxista, a su materialismo ateo, a su dialéctica de violencia y a la manera como a ella entiende la libertad dentro de la colectividad, negando al mismo tiempo toda trascendencia al hombre y a su historia personal y colectiva; ni a la ideología liberal que cree exaltar la libertad individual sustrayéndola a toda limitación, estimulándola con la búsqueda exclusiva del interés y del poder, y considerando las solidaridades sociales como consecuencias más o menos automáticas de iniciativas individuales y no ya como un fin y un criterio más elevado del valor de la organización social.” (OA, 26).

Esta posición de La Iglesia Católica, entiende ser un vivo llamado a los cristianos y a los hombres de buena voluntad, a explotar nuevos modelos de sociedad que no sean ni el capitalista alienante, consumista y explotador, ni el socialista marxista conculcador de los sagrados derechos humanos y esclavizante, y a promover aquellos ordenamientos que conjuguen mejor la verdadera libertad con otros valores fundamentales como son la paz, la participación y la fraternidad servicial.

Un modelo de sociedad que satisfaga los más nobles anhelos y expectativas del hombre contemporáneo, ha de romper con los asfixiantes esquemas de una sociedad de consumo, las estrechas perspectivas de una visión puramente tecnocrática y un desarrollo fundado en la competencia del lucro y orientado a un desaforado y escueto tener más. Una sociedad a la medida del hombre ha de tener, en efecto, como centro y flecha de su dinamismo, el servicio de la persona y de la comunidad humana.

Es ésta también la razón por la cual exhortamos a los cristianos, especialmente a los jóvenes, a no dejarse seducir por el socialismo marxista, como si éste fuese el camino apto para la construcción de una sociedad verdaderamente nueva. Una tal sociedad, que ha de responder a las más íntimas y amplias exigencias del hombre, no pueden lograrse, en efecto, en base a una ideología que, como la marxista, establece la acción política sobre el odio. Su visión materialista atea no permite -y la experiencia de los regímenes marxistas así lo demuestra abundante- el ejercicio de una auténtica libertad humana en múltiples y fundamentales niveles (religioso, político, etc) en que dicha libertad está llamada a ejercerse.

Parte de éste post está inspirado, en el libro: Misión Política de La Iglesia, del autor: “Cesáreo Gil”, ideas que suscribimos íntegramente sin reservas.