viernes, mayo 18, 2018

"Voy a votar, mis razones""

POR:TRINO MÁRQUEZ.
Decidirme a votar por Henri Falcón pasó por un detenido proceso de lecturas, comparaciones y discusiones, algunas veces tensas, con amigos fraternales. He leído artículos de opinión, oído entrevistas a través de la radio y visto programas de televisión. He examinado algunos procesos históricos. El referendo chileno de 1988 y las elecciones legislativas en Polonia, en 1989, me permitieron contrastar el comportamiento entre una dictadura de derecha, la de Pinochet, y la dictadura comunista de Jaruzelski, en Polonia. Refresqué la memoria sobre lo sucedido con el sandinismo en Nicaragua en 1990. Constaté cómo las alternativas democráticas en esos y otros países tuvieron que participar en procesos electorales en medio de climas hostiles, que desestimulaban la participación popular y proyectaban una chocante imagen de invencibilidad, ilegalidad y arrogancia por parte de los amos del poder, figuras que manifestaban un desprecio olímpico por la expresión soberana del pueblo.
A partir de esas indagaciones y de mis propias reflexiones acerca de la naturaleza del régimen de Maduro, y de las alianzas que este mantiene con Moscú, Teherán y La Habana, decidí ir a depositar mi voto por Falcón, único candidato que encarna en las condiciones actuales la posibilidad de comenzar la transición hacia una Venezuela distinta, que recupere el concepto de Nación y de República.
El voto representa el instrumento fundamental de cambio pacífico y ordenado de una sociedad, incluso cuando la consulta comicial se realiza en medio de condiciones tan adversas como las existentes en el país desde 1999. A pesar de la voluntad e intereses de los dictadores, las elecciones constituyen escenarios propicios para develar la incompetencia y corrupción de los gobernantes. De allí que le huyan a los procesos comiciales pulcros y manipulen de forma descarada para convertirlos en trajes a la medida de sus propias ambiciones, nunca satisfechas.
Deploro que los dirigentes de la MUD no hayan extraído las lecciones que se derivan de las numerosas experiencias históricas en las cuales los partidos y grupos opositores acuden a citas electorales con muy pocas o ninguna garantía legal. Este es un rasgo de los comicios en sistemas autoritarios. Mientras más degradados son los modelos. Mientras más canallas o mafiosos, como llama Insight Crime al gobierno de Maduro, peor se comportan. Más ruines son. De esos gamberros no conviene esperar que se comporten como los Caballeros de la Mesa Redonda. Tal actitud resulta de una ingenuidad pueril. A esos sujetos hay que enfrentarlos en el único terreno que los desequilibra: la organización popular.
Las neodictaduras, y la de Maduro es de este tipo, están obligadas por la legalidad internacional a convocar periódicamente elecciones con el fin de reafirmar su poder. Ese es el caso de Daniel Ortega y Evo Morales. Rafael Correa trató de sumarse al coro, pero cometió un error de cálculo que le costó ser enviado por Lenín Morreno, su delfín, al desván de los trastos viejos. La oposición nicaragüense y la boliviana concurren a los comicios convocados por los neodictadores. Nadie tacha a esos sectores de colaboracionistas o legitimadores de la autocracia. Los grupos más racionales entienden que se trata de movimientos tácticos dirigidos a preservar espacios institucionales o a ganarlos, en el mejor de los casos. La oposición boliviana tendrá que participar en la próxima contienda electoral presidencial, a pesar del abuso de Morales al valerse de sus serviles miembros del Tribunal Supremo de Justicia para torcer la voluntad del pueblo, que ya había decidido rechazar la reelección indefinida en un referendo popular. Así es la política: oblicua, llena de recodos y salidas laterales. Lamentablemente, la MUD no entendió esta realidad y cayó en la celada montada en República Dominica por los demonios instalados en Miraflores.
De haber ido unida la oposición a la consulta de mayo, otro sería el escenario. Maduro, con 80% de rechazo, con hiperinflación, derrumbe de la economía, escasez de medicinas, Pdvsa devastada y todos los demás desastres que ha creado, estaría arrinconado. Habría sido colocado ante el siguiente disparadero: ir a una derrota electoral segura o emprender la aventura de un autogolpe, ante una comunidad internacional que pide su cabeza. ¿Lo habrían acompañado las FAN en semejante temeridad? Tengo serias dudas. Los militares no brillan por su talento, pero tampoco son tontos de capirote.
Leer y analizar procesos políticos cruciales tiene la ventaja de mostrar cómo los políticos democráticos en ocasiones deben actuar en condiciones extremas cuando enfrentan tiranías. Una forma democrática de cambiar la correlación de fuerzas en las autocracias consiste en introducirse en la piel de esos esquemas y a partir de allí tratar de modificarlos. Las elecciones pueden desencadenar los procesos de cambio que la violencia callejera, las huelgas, las intervenciones extranjeras o los golpes versallescos no logran desatar.
Vayamos a votar por Falcón con la convicción de que estamos haciendo lo más conveniente en este trance tan dramático que vive el país.

 Fuente:http://www.noticierodigital.com/2018/05/trino-marquez-voy-votar-mis-razones/



“Chúo” Torrealba: Yo defiendo el voto aunque la MUD haya sido implosionada


- El ex secretario ejecutivo de la MUD y activista a favor de Henri Falcón, Jesús “Chúo” Torrealba, defendió este jueves su decisión de votar por Falcón y pidió a todos los venezolanos decidir si votar o no de acuerdo con su conciencia.
Así lo dijo en Con todo y Penzini por Globovisión.
Chúo Torrealba
“La estrategia de la Mesa de la Unidad Democrática siempre fue una suerte de mantra, repetida hasta el cansancio. La estrategia era pacífica, constitucional, democrática y electoral… quienes estamos promoviendo eso seguimos en la política de la Unidad. Pero le inventaron algunas otras cosas: hora cero; rebeldía ascendente; huelga general; no sé qué cosa; se metieron por otro camino, se metieron por otro atajo. Nosotros con la estrategia de la Unidad logramos la inmensa victoria del 6 de diciembre”.
Y siguió: “Quienes inventaron otras cosas, bueno, nos hicieron perder todo el año 2016, todo el año 2017 y lo que va del 2018. Así que nosotros, y me refiero a los humildes luchadores sociales que trabajamos en los barrios de Venezuela, seguimos exactamente la estrategia de la Unidad… les recuerdo que, desgraciadamente, la MUD fue implosionada en el año 2017. Los cuatro partidos del llamado G-4 se pusieron de acuerdo, decapitaron la MUD, eliminaron la única instancia organizativa que la alianza tenía, que era la secretaría ejecutiva, disolvieron la vocería única… hasta la boleta de votación del plebiscito del 16 de julio… bueno, resulta que esa boleta no estaba firmada por la MUD sino por un fantasmal Movimiento Libertador. ¿Ustedes me entienden? Así que, los que implosionaron la MUD en el 2017 ahora quieren exhumarla para decir: nosotros somos la MUD y fulano de tal está fuera de ella. No vale. La MUD estaba integrada por María Corina y Ledezma, por los partidos del G-4, por la gente que apoya a Henri Falcón y esa MUD hoy está fracturada en tres plataformas y dos políticas”.
Torrealba pidió también a todos los opositores, abstencionistas o no, “mantener un nivel de respeto”. “El 21 de mayo vamos a tener que estar todos juntos en cualquiera de los dos escenarios”. El primero, que gane Falcón, “el escenario más probable… que trae un problema nuevo: el madurismo en la oposición porque si el madurismo ha sido tan irresponsable en el Gobierno, ¿ustedes se imaginan el madurismo en la oposición?”.
El segundo escenario, que gane Nicolás Maduro, “porque va a seguir el aislamiento internacional, va a seguir la hiperinflación y se va a profundizar el deterioro de la calidad de vida de los venezolanos. En ambos casos tenemos que estar unidos, así que no nos insultemos”.
Aumento de la intención de voto en los barrios. “Siento que hay una intención de voto creciente en toda la sociedad. Todas las encuestas revelan que más del 50% tiene una intención de voto duro y la media de la intención de voto de los sectores populares, eso que el horrendo castellano de los mercadólogos llaman sectores C, D y E, tienen 10 puntos por encima de la media nacional. Los barrios quieren votar más que los otros sectores sociales. Y recordemos, los barrios son la mayoría del país, los barrios ocupan 170 mil hectáreas y allí viven, aproximadamente, unos 17 millones de personas”.
Reiteró lo que considera dos falsedades: 1) “Es mentira que el voto legitime la dictadura. Eso es mentira porque toda dictadura es ilegítima por definición… pero sí hay que decir que la abstención la favorece al Gobierno”. 2) “Es mentira que votar desaire a la comunidad internacional que nos apoya. ¿Tú crees que gana Falcón el domingo y salga Almagro a decir que esa elección no vale? Hay que poner los pies en la tierra”.
Falcón es el presidente ideal para la transición. “Ahí es donde yo digo y sé que le disgusta a algunos. Si no existiera Henri Falcón habría que inventarlo. Para una transición el perfil de Falcón, que es opositor pero fue chavista; que es civil, abogado graduado, pero fue militar; es muy importante porque maneja aquellos códigos y estos también”.
A los votantes de Bertucci: “Ustedes tienen una posibilidad: perder con Bertucci o ganar con Falcón. El tema es que, si pierden con Bertucci, probablemente perdamos todos. Esa es una decisión personal porque ustedes no son el rebaño de fulano de tal… no, ustedes están buscando una esperanza… ahora, en este momento, a escasas horas del acto electoral está claro que o gana Falcón o nos seguimos hundiendo con Maduro. Ustedes tienen entonces una responsabilidad personal”.
Los come-candela: “Desde El Caracazo para acá, en los barrios sabemos que cuando surgen los discursos violentos los come-candela, a la hora del té, los come-candela ya tienen a sus hijos fuera del país y cuando suenan los primeros triqui-traqui ellos mismos agarran un avión y terminan en La Habana o en Miami, pero quien pone la sangre sobre el asfalto es el hombre de la calle, es la mujer del pueblo. El pobre sabe que sus únicos instrumentos para cambiar un Gobierno son hacerme matar en la calle y el voto, y por supuesto, se opta primero por el voto”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Juan Guerrero
Votar, ¿para qué?

Siendo absolutamente racionales debemos reconocer que de los candidatos venezolanos lanzados a la aventura de unas elecciones particularmente sui géneris es Henri Falcón quien lleva las de ganar, aunque pierda.

Veamos. De ser un líder regional su decisión de participar en unas elecciones sobre la base de un planteamiento cuestionado, tanto política como jurídicamente, ha pasado a tener presencia activa y liderazgo nacional.

El régimen totalitario lo usa (-y él se deja) como imagen para lavar el rostro de gobierno gorila (dictatorial), eso le ha permitido el uso de los medios de comunicación para penetrar en los estratos más bajos de la sociedad.

De agravarse la situación político-económica con sus eventuales revueltas sociales, y ante más presión internacional, Falcón aparecería como el eventual sustituto de Maduro o cuando menos, su vicepresidente.

Ya en estas últimas semanas y ante el silencio del liderazgo opositor, Falcón aparece copando los espacios que otros han estado dejando. La imagen de político conciliador se ha estado reforzando gradualmente y pareciera ser congruente con el pensamiento de las grandes mayorías que desean una transición sin mayores traumas.

No olvidemos que en los estratos D-E la participación con el uso del voto para seleccionar candidatos se ha convertido, en las últimas décadas, no tanto como estrategia para ser visibilizados, sino como actitud cívica en la cultura política del venezolano. Ese es el verdadero y real temor y riesgo del candidato Maduro y los tramposos maduristas. Que sus votantes psuvianos y chaviztas se le volteen y voten por Falcón.

Ante la falta de propuestas de los sectores más radicalizados de abstencionistas puristas y de aquellos que se oponen por mandato de sus partidos, la decisión de Falcón y sus seguidores aparece como la única salida viable frente al escenario todavía borroso de una “posible, tal vez, quizá, a lo mejor, parece que” intervención internacional por razones humanitarias.

No estoy llamando a votar por este candidato. Sin embargo, más allá de su demagogia y “coloración rojiza” Henri Falcón ya es un líder nacional que ha sumado a favor de su propuesta de gobierno. Ha presentado una salida pragmática y sobre ello trabaja de manera coherente desde hace ya cierto tiempo.

En modo alguno estamos avalando ni su candidatura ni su propuesta. Pero ante la ausencia de soluciones reales para superar la tragedia venezolana de ingobernabilidad y riesgo cierto, claro y muy posible, de su agravamiento tanto en el país como de certeza para la estabilidad político-económica de la región latinoamericana, lo que está haciendo Falcón y su grupo, debe ser analizado y reflexionado desde una perspectiva menos emocional.

Los demás líderes de la oposición nacional parecen estar hibernando o cuando menos, en reuniones demasiado secretas que nadie sabe en realidad qué será de sus vidas.

Votar siempre será una opción para lograr cambios. Aunque sean controladas por el poder. Por muy pequeña que sea la ganancia. Aunque lo hagamos llevando un pañuelo para taparnos la nariz por tanta podredumbre política.



Anónimo dijo...

Juan Guerrero
Votar, ¿para qué?

Votar es sinónimo de democracia. Abstenerse sin mostrar opciones ni propuestas, se acerca más al pensamiento que muchas veces rechazamos, de extremismos y mentes totalitarias. Es cierto que el ambiente político está enrarecido. Todo indica que hay absoluto control del voto. Incluso, resulta en estas circunstancias hasta contradictorio ir a votar sabiendo que el triunfo estaría cantado de antemano por el candidato del régimen totalitario.

Sin embargo, y considerando y respetando a quienes han decidido no votar, con sus razonamientos que vemos válidos, hay que ser fríos y racionales. Porque no creo que nadie va a venir a socorrernos y dejarnos pan y agua en nuestras casas, por ser venezolanos bonitos.

Los países llamados industrializados y militarmente fuertes no van a sacarnos de este hueco oscuro porque somos gente buena y chévere. Mover un portaviones cuesta miles de millones de dólares al día. Transportar tropas, desembarcar soldados y pertrechos tiene sus costos. Tanto humanos como materiales. ¿Quién pagará esos costos de “ayuda humanitaria?

La realidad colombiana debe ser reflexionada. Después de 60 años de violencia, entre una parte de la población, armada y entrenada, y la otra parte, adherida al Estado. Debieron sentarse a conciliar sobre los escombros de centenares de miles de muertos, desaparecidos, mutilados y el dolor de millones de seres humanos traumatizados.

Siempre he afirmado y escrito que prefiero mil veces apostar por diálogos, conciliaciones, elecciones, y nunca enfrentar poblaciones civiles para llevarlas a luchas fratricidas.

En Venezuela la verdadera oposición al régimen totalitario saldrá de entre las mismas filas del chavizmo. Esos grupos sociales que vuelven a estar políticamente desamparados, y son chaviztas, antes fueron adecos, copeyanos y perezjimenistas. Esa gente sí votará, sea porque piensan que haciéndolo saldrán de su miseria, sea porque los obligan con bozal de arepa, sea porque los intimidan/presionan/amenazan.

Sé que el ventajismo oficialista para estas elecciones es innegable. Que el régimen totalitario de Maduro y su banda de extremistas harán lo inimaginable por no dejarse quitar el poder. Pero hay que ladrarle de frente y en la misma cueva al carnicero de Miraflores. Hay que hacer de tripas corazón e insistir, insistir y seguir insistiendo.

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