martes, junio 30, 2009

Honduras purga las culpas de los ambiciosos.


POR:ARCANGEL VULCANO

Ante el dilema que se plantea mundialmente, sobre la crisis política desatada en la hermana República de Honduras, sobre la legalidad o ilegalidad de las acciones recientemente ocurridas; nos disponemos a ofrecer nuestras opiniones sobre algunos particulares aspectos del asunto en cuestión.

Nos preguntamos: ¿La orden judicial contra el sustituido presidente Zelaya incluía la captura violenta en horas de la madrugada y su expulsión de Honduras por parte de un grupo comando de militares?
¿Por qué, si el Congreso de la República, La Corte Suprema de Justicia, La Fiscalía y el ejercito, de Honduras, en el caso de que tuvieran razones legales suficientes y válidas para suspender de su Cargo al Presidente Zelaya, no lo detuvieron legalmente y no lo dejaron en su propio país para ser juzgado?
Recordamos el ejemplo del caso del ex presidente Carlos Andrés Pérez (no es santo de nuestra devoción) quien fuera suspendido de su cargo, sometido a un antejuicio de mérito, enjuiciado en su país y sentenciado como culpable por malversación de fondos; entonces ¿por qué si se alega la violación de la Constitución y de las leyes, por parte de un presidente en ejercicio, no se le destituyó, ni se le detuvo, ni se le sometió a juicio, ni se le permitió defenderse de los cargos e imputaciones que hoy se le hacen, por qué lo sacaron de Honduras como lo hicieron?…
Supónganse que estuviéramos de acuerdo con sustituir a Zelaya legalmente, y aceptáramos lo que dictaminó el Congreso y el Tribunal Supremo hondureños; habiendo perdido Zelaya apoyo de la mayoría de los partidos políticos, anticipándose al hecho de que la votación para deponerlo de su cargo sería unánime como lo fue, ¿No es un error político muy grave hacer lo que se hizo? ¿Por qué emplear la violencia y la fuerza militar para expulsarlo, si se tenía la potencial mayoría parlamentaria para derrotarlo políticamente sustituyéndole de su cargo e inhabilitarlo? ¿Qué se temía?
No apoyamos ni apoyaremos al régimen político de Zelaya ni el de sus asociados ideológicos, ni convalidamos las presuntas violaciones a la Constitución de que se le acusan; pero si él es acusado de delinquir, en primer lugar debe presumírsele como inocente, y pensamos que lo adecuado era suspenderlo de su cargo políticamente y someterlo a un juicio justo, garantizándole el legítimo derecho a la defensa y el debido proceso.
Para nosotros nada justifica haberlo sacado fuera del país en la forma violenta como se hizo; ahora lo han convertido en un mártir, y obligado a la comunidad internacional, a los distintos organismos internacionales a pronunciarse en favor de un presidente que había perdido sustentación y base de apoyo político en el Congreso, que justa y legalmente ha podido decidir lo que al final decidió.
¿Quien o quienes decidieron emplear a los militares para expulsarlo? Ese parece ser hoy el punto en discusión, y no la legalidad de las instituciones hondureñas, porque si Zelaya era legítimo, podía perfectamente dejar de serlo mediante una decisión jurídicamente válida tomada por mayoría por el Congreso hondureño. Pero se prefirió capturarlo, secuestrarlo y expulsarlo violentamente mediante el uso de militares encapuchados y armados hasta los dientes, de forma brutal, amparados en la nocturnidad, la sorpresa, la sobre ventaja, accionando cobardemente, en horas de la madrugada, como han actuado históricamente “algunos” militares felones del mundo, para así convertir a Zelaya en un presidente derrocado, producto de una acción violenta que involucran injustamente, pero muy sospechosamente, y convenientemente a todos los militares hondureños.

Así lograron oxigenarlo políticamente, porque tenía el sello de la derrota política indeleble marcado en la frente. ¿Que hubiera pasado, si lo detienen, destituyen y enjuician, como hicieron en Venezuela con Carlos Andrés Pérez?
Hoy esas acciones torpes han sumergido al inocente pueblo de honduras en un peligroso callejón sin salida, colocándolo obligado frente a un hondo abismo, un patético escenario en el que se podrían producir muy probablemente un lamentable e indeseable enfrentamiento fraticida, en el cual quienes saldrán perjudicados mayormente serán la mayoría de los ciudadanos hondureños pacíficos. Todo gracias a la irresponsable decisión de emplear la fuerza militar para intentar en vano resolver una crisis política con los fusiles, que pudo definirse en el Congreso pacíficamente mediante los votos.
Pareciera que toda esta terrible crisis política, la han generado artificialmente y deliberadamente las ambiciones de poder desmedidas, de algunos líderes mesiánicos que comandan ambos bandos involucrados en el conflicto; pero al final –como siempre- los más afectados negativamente, y quienes perderán más en esta suicida contienda, serán los mismos de siempre, los pobladores más humildes de la nación hondureña.

Para nosotros algunos dirigentes políticos no terminan de aprender de sus gravísimos errores. Gracias a sus delirios de grandeza, su sed de poder, y sus irresponsables actitudes, es que miles de inocentes víctimas pobladores de este continente, han sido usados como carne de cañón, todo para satisfacer sus inconfesables planes de dominación, han perdido toda cordura. Honduras purga las culpas de los ambiciosos. Es hora de profunda reflexión.

3 comentarios:

Francisco Cavada dijo...

Saludos estimado amigo:

El ser humano desde que tiene uso de razón, ha buscado desesperadamente ponerse en el lugar de Dios. Algunos, descaradamente, han pasado a llevar hasta sus propios valores para estar en la cima. Pero, así es la vida.

Te dejo un abrazo.

Arcangel Vulcano dijo...

Amigo Francisco Javier, gracias por tu visita, y tus interesnates expresiones. En efecto, compartimos tus opiniones.Es muy lamentable; pero debemos luchar para que eso cambie.

Un fraternal abrazo.

Anónimo dijo...

Interesantes tus reflexiones Vulcano. Tu texto provoca ciertas incognitas cuya resolución podría llevarnos al fondo del asunto. Más alla de si las formas juridicas se cumplieron, la pregunta importante es ¿Por qué? ¿Qué peligro se cernía sobre la Republica Hondureña que les obligó a irse por ese escenario impensable? ¿A qué oscuro poder había, como en efecto se hizo, que sorprender?

Judío Errante