martes, noviembre 17, 2009

"No habrá guerra" ("...Chávez si es una amenaza....no ha podido con Colombia...Uribe lo paró en seco...ayuda de...Barack Obama....")


POR:ROBERTO GIUSTI.

Chávez sí es una amenaza porque domina países como Ecuador, Bolivia y Nicaragua.

Suele esgrimirse, con mucha frecuencia, que mirar las cosas desde afuera permite una visión global de los asuntos, mientras quienes están en el centro de lo mirado, sólo aprecian los primeros planos. La mirada distante, se afirma, nos permite distinguir “el bosque” en su conjunto”, mientras que la cercana nos remite a detalles aislados que nos impiden una comprensión cabal a la hora de las conclusiones. Todo estos viene a cuento porque el señor Pascal Boniface. Director del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas de París, observador a la distancia de nuestro drama particular, ha emitido una serie de juicios, que podemos dividir en tres clases: los primeros se ajustan al lugar común (la cosa mirada de lejos permite una deducción totalizante y acertada), los segundos está completamente equivocados (quizás el señor Boniface) necesite unos largavistas más afinados) y hay una tercera categoría que se ubica en el terreno de la incertidumbres, aun cuando en los tres casos estemos ante escenarios posibles pero sólo verificables a la hora de confrontarse con la realidad.Es así como el señor Boniface tiene razón cuando afirma que Chávez perdería una eventual guerra con Colombia. Eso lo confirman los datos estadísticos en cuanto a poder de fuego, número de combatientes, capacidad logística e historia de ambas fuerzas armadas. Según Boniface Chávez es un hablador de pistoladas (su lenguaje es un tanto menos directo), juicio con el cual es muy difícil no estar de acuerdo. En lo que si está completamente fuera de tiesto es en la afirmación de que “el de Venezuela es un sistema de poder personal pero sin embargo democrático”.Son ese tipo de afirmaciones, hechas a la distancia, la que nos hace desear que el señor Boniface se echara una pasadita por Caracas, se metiera en el “bosque”, que en nuestro caso es una jungla y experimentara el turismo de aventura que significa caminar por una calle de la ciudad, cualquiera que sea, cuando llega la noche, con luz o sin ella. Y no hablo de separación de poderes, sistema de libertades, grupos paramilitares oficialistas o de la voluntad omnímoda del todopoderoso que el bueno del señor Boniface, en increíble contradicción, señala como” personal”, pero “democrático”. Me refiero al caos, a la anarquía, al desmadre social, a la miseria y a la violación aberrante del más elemental derecho, el de la vida, sin el cual no podemos hablar de democracia.Boniface advierte que Chávez es “una molestia”, mas no una “amenaza” y ahí se vuelve a equivocar porque si bien no representa una amenaza militar, ha logrado expandir su proyecto y domina países como Ecuador, Bolivia y Nicaragua. Y si no ha podido con Colombia es porque Uribe lo paró en seco con “pequeña ayuda de un señor llamado Barack Obama”. Finalmente dice que Chávez perdería el poder al perder la guerra, lo cual resulta una ociosidad porque no habrá guerra.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Táchira y Zuia en la mira
Teodoro Petkoff
TalCual


La verdadera guerra que está en plan de librar Chávez no es contra Colombia sino contra los gobernadores del Zulia y del Táchira, Pablo Pérez y César Pérez Vivas. Lo de los militares gringos en Colombia es para Chacumbele una coartada que pretende disimular su verdadero objetivo, que es el de defenestrar a los dos gobernadores de la frontera occidental. De allí su interés en mantener viva la conflictividad. Casi todos los gobiernos suramericanos protestaron, con mayor o menor énfasis, la presencia de soldados y oficiales gringos en bases colombianas –se trata de un despliegue militar difícilmente justificable en términos de la lucha contra las FARC y contra el narcotráfico–, pero ninguno tiene el escándalo permanente que ha armado Chacumbele.

Ni siquiera Brasil, que desde hace décadas tiene aprensiones respecto de los designios norteamericanos sobre la Amazonia. Sin embargo, el verdadero blanco no es Uribe. Chacumbele está perfectamente consciente de que toda su cháchara no va a cambiar el hecho del acuerdo colombo-yanqui y no puede ignorar que más bien refuerza a Uribe, porque aviva un reflejo de solidaridad con éste en el único factor que realmente podría obligarlo a cancelar ese acuerdo: el pueblo colombiano. ¿Por qué, entonces, ese do de pecho, sostenido, en su discurso sobre las bases? Discurso de matón que, por cierto, contraría el rol de víctima que ahora quiere jugar Chávez. Esas palabras camorreras no son de quien se defiende sino de quien busca pleito.

Pero mantener viva la conflictividad con Colombia es para él un tema de política doméstica. Sirve al propósito de acumular “pruebas” de una supuesta (e inverosímil, por cierto) conchupancia de Pérez Vivas y Pablo Pérez con paramilitares colombianos. Por un lado está la campaña mentirosa y canallesca contra el gobernador del Táchira en ese sentido, que ahora se acompaña de acusaciones semejantes contra el del Zulia.

Llama mucho la atención la reciente captura, en Maracaibo, de un agente de la Disip que estacionó, al lado de la sede de la policía del estado, una camioneta robada, llena de armas y documentos supuestamente comprometedores para Pablo Pérez. La Fiscalía lo puso inmediatamente en libertad y ninguna autoridad nacional se ha dignado comentar el asunto. ¿Raro? No, piensa mal y acertarás. Aquí hay algo muy oscuro.

Nunca se debe olvidar que Hitler fabricó el pretexto para invadir Polonia, simulando un ataque de supuestos solados polacos (luego se supo que eran SS con uniformes polacos) a una estación de radio alemana, en el pequeño pueblo fronterizo de Glewitz. Tras esa mentira comenzó la horrenda hecatombe mundial, hace setenta años. El régimen de Chávez, en muchos sentidos, apela a prácticas obviamente extraídas de Mi Lucha y del libro de Joseph Goebbels sobre la propaganda. Mentir se le ha vuelto una segunda naturaleza. Nunca hay que olvidar que Chávez, antes de caletrearse a Meszaros, leyó el libro de Hitler, con tanta atención que llegó a citar al personaje en su discurso de toma de posesión, en febrero de 1999. ¿Qué hay detrás de esa jugarreta de Maracaibo?

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