jueves, diciembre 18, 2008

"Verdades de Bolívar" ("...le arde tanto a Chávez...los venezolanos no somos idiotas...")

POR:DIEGO BAUTISTA URBANEJA.

Las elecciones no son para que el pueblo diga si quiere o no que alguien se eternice en el poder.

Las contundentes palabras que el Libertador pronunció ante el Congreso de Angostura en contra de la perpetuación de un solo hombre en el poder tiene realmente ardido al señor Chávez. Tanto él como los intelectuales del chavismo han dedicado grandes esfuerzos a quitarle peso a la afirmación bolivariana, sea interpretándola y “contextualizándola”, sea contraponiéndola a otras cosas dichas por Bolívar.
Leámoslas de nuevo: “La perpetuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos. Las repetidas elecciones son esenciales en los sistema populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo, de donde se origina la usurpación y la tiranía…”.
Allí el Libertador hace una declaración de principios. La perpetuación de un hombre en el mando lleva en sí el germen de la opresión. Eso no depende de las circunstancias, de los países ni de los tiempos. Siempre es así. Las elecciones son el mecanismo para producir el necesario relevo, no una opción para que el pueblo diga si quiere o no que alguien se eternice en el poder. Cada vez que un hombre se eternice en el poder, así sea por voluntad del pueblo, allí tendrá origen la usurpación y la tiranía. En ese párrafo del discurso de Angostura no hay nada que interpretar ni que “contextualizar”. Bolívar fue claro como el agua, definitivo como una pesada piedra.

Entonces viene Chávez con otras citas. Por ejemplo, las extraídas del discurso a la constituyente boliviana, de 1826. Allí ciertamente que Bolívar dice cosas diferentes. Propone un presidente vitalicio. Chávez se solaza y dice que él no llega tanto. Lo que no dice, él que tanto acusa de “manipular”, es que ese presidente es inactivo e impotente. Dice Bolívar de esa figura, y el subrayado es nuestro: “…En él estriba todo nuestro orden, sin tener por eso acción. Se le ha cortado la cabeza para que nadie tema sus intenciones y se la ha ligado las manos para que a nadie dañe… Los límites constitucionales del presidente de Bolivia son los más estrechos que se conocen: apenas nombra empleados de hacienda, paz y guerra: manda el ejército. He allí sus funciones”.
De todos modos, en ese debate de citas no está lo esencial. En un hombre cuyo pensamiento político está tan ligado a la acción y al vertiginoso acontecer de aquellos años, como era el caso de Bolívar, no sería extraño encontrar citas que van en diferentes sentidos. La del discurso de Angostura es más axiomática y definitiva que cualquier otra, y es posiblemente una de las más “marmóreas” de toda la obra de Bolívar. Pero no es allí donde me quiero afincar.
Lo esencial de todo esto es que la frase de Angostura es tan poderosa, impresiona tanto, tiene tanto impacto, le arde tanto a Chávez, porque nos parece verdadera. Su poder viene de que coincide con lo que son nuestras más profundas intuiciones de pueblo demócrata y democrático. Suscita de la manera más natural en quien la lee el comentario de “así es”, sea el lector chavista o no. Los venezolanos no somos idiotas. No dejamos que Bolívar piense por nosotros. Pero sentimos plenamente su poder persuasivo cuando dice las cosas que nos parecen ciertas.

Cuando dice que cosas que no nos suenan tanto, tomamos distancia. Así ocurre cuando Bolívar propone en Bolivia la presidencia vitalicia: sentimos que el hombre perdió la brújula, que algo le pasó, que se entregó a la fantasía. En cambio cuando dice cosas como las de Angostura nos invade, nos rendimos ante él, por haber puesto en tan excelentes palabras las certidumbres que un pueblo democrático simplemente lleva en los tuétanos. Nos revela nuestro propio pensamiento.


No es entonces que creamos que todo lo que dijo Bolívar era verdad: nos volveríamos locos, pues Bolívar dijo en el transcurso de su vida cosas muy contradictorias entre sí. Sino que nos gusta ver a Bolívar diciendo verdades y cuando lo hace nos parece más grande que nunca.
Así que ya podrán Chávez y sus exégetas interpretar, “contextualizar”, contraponer las palabras de Bolívar contra el poder perpetuo de un hombre. Será inútil. Las frases del Libertador le seguirán ardiendo al comandante y seguirán dando vueltas como un fantasma alrededor de su alma. Porque la contundencia de ellas no deriva de que sean de Bolívar, sino de que nos parecen verdad, de que son verdad. Para más cuento, una verdad dicha por el Libertador.

1 comentario:

Anónimo dijo...

OTRA CARTA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR:

La Magdalena, 4 de junio de 1.826
Exmo. Señor Presidente del Senado de Colombia.

Señor:

Me ha sido tan honrosa como satisfactoria la recepción del despacho de V.E. en que me participa que las elecciones para la Presidencia de la República, habían recaido en mi, y que el Congreso, animado de los sentimientos del pueblo, había repetido la expresión de la voluntad general.

Inútil sería expresar la emoción..por la bondad de Colombia...y hasta mis deseos ¿pero no me será lícito rechazar con reverente sumisión a la República, un decreto popular que viola de hecho su propia voluntad, la Ley Fundamental?

La Constitución no quiere que un ciudadano rija la nación por mas de ocho años; ya la he mandado catorce en medio de la guerra y la revolución; entre las leyes y la dictadura. Mi horrible profesión militar me ha obligado a formarme una conciencia de soldado, un brazo fuerte que no puede manejar el Bastón sino la espada. El hábito de la guerra,...me han puesto fuera del mando civil. Lo digo con rubor, más debo confesarlo.

Además...la honrosa lección que me ha dejado el héroe ciudadano, el padre de la gran República Americana no debe ser inútil para nosotros. El pueblo quiso nombrarlo nuevamente para la Suprema Magistratura; generosamente mostró el peligro...de continuar indefinidamente el poder público en manos de un ciudadano...y tan sublime lección me dice lo que debo hacer...

Yo no puedo mandar más, Exmo. Señor, la República Colombiana; mi gloria me lo prohibe y la libertad de Colombia me lo ordena. Sírvase V.E. ser el órgano para trasmitir al Congreso de la Nación mi respetuosa negativa....

De todos modos y en todos casos, Colombia debe contarme siempre en sus filas...para defender sus leyes...Mi consideración y profundo respeto.mf

SIMON BOLIVAR