jueves, abril 24, 2008

"La regionales y los partidos"


POR:DIEGO BAUTISTA URBANEJA.

Que escojan a los mejores, a los de más respaldo, y que todos los apoyen

Lo que a continuación se lee se refiere a los partidos democráticos, no a aquel que está bajo el mando de un dedo y una orden y que incluso lo acepta con orgullo. A este no se aplican ninguna de las siguientes palabras.

La política venezolana sufre de un desequilibrio muy serio por el lado de sus partidos políticos. Hay allí una debilidad que ha costado mucho superar. Tenemos una combinación de antiguos grandes partidos que luchan por mantener un espacio, y de partidos en formación que pugnan por desarrollarse plenamente y llenar el vacío que abrió el declive de los anteriores.

Han tenido, están teniendo, unos y otros que remontar dos empinadas cuestas. La primera, un clima de opinión lleno de recelo a la mera idea de partidos políticos y de políticos profesionales. La segunda, la dificultad de rehacer una organización, o de construir una del todo nueva, en una situación de escasez de recursos de todo tipo.

Al mismo tiempo, las organizaciones sociales y ciudadanas del más diverso tipo han tenido un gran desarrollo. La misma naturaleza de este Gobierno, que tanto pone en peligro derechos y libertades, ha hecho que ese tipo de músculo social y cívico se desarrolle más que el propiamente político. Los temas de la educación, de los derechos humanos, de la salud, de la seguridad, de las cárceles, de la vialidad, de la basura, de la justicia, de los contratos colectivos, de la libertad de expresión... propician una incansable actividad de protesta, de resistencia, de reivindicaciones, de contraofensiva, que ha resultado en un denso tejido social de organizaciones y acciones, fuera del control partidista y sin que los partidos hayan sido sus promotores principales.Rezagados Más bien, los partidos se han quedado rezagados en relación a ese desarrollo social y cívico, de manera que luce hoy como uno de los sectores más débiles del tejido democrático del país.

Es necesario cancelar ese desnivel. Los partidos políticos venezolanos deben ser fortalecidos. La actividad política profesional debe ser reivindicada. La sociedad civil o como se la quiera llamar debe contar con una contraparte política que esté a su propia altura y para ello no existe otra fórmula que unos buenos partidos políticos y una buena dirigencia de políticos de oficio.


¿Temores?


Puede que muchos tengan el temor de volver a ver esos partidos todopoderosos y omnipenetrantes que fueron AD y Copei en sus momentos de apogeo, que todo lo controlaban y sometían a sus lo intereses. De tratarse de una posibilidad real, ese temor estaría plenamente justificado. Pero ese tipo de partidos es definitivamente cosa del pasado, que no podrá repetirse. El mismo hecho de que los nuevos partidos en construcción o los que tratan de mantener una cierta presencia, deban hacerlo en ese ambiente plagado de organizaciones ciudadanas, no gubernamentales, que han nacido por su cuenta y que son muy celosas de su independencia y de su autonomía, obliga a los partidos a organizarse de una manera en la cual el respeto de esa independencia y a esa autonomía es una condición indispensable del éxito político. En realidad, para la mayoría de los nuevos políticos del país, no se trata de algo que se hace por obligación. Responde a una nueva visión de los partidos, de su función y de sus límites que predomina en el ambiente desde hace algunos años y que conforma la cultura democrática del país, en la cual ellos están naturalmente inmersos.


Las regionales

Las elecciones regionales son una ocasión especialmente apropiada para que los partidos venezolanos se fortalezcan. La población democrática debe entenderlo así. Sería muy importante que en noviembre de este año, el mayor número de gobernaciones y alcaldías posible vaya a manos de hombres de alguna manera vinculados a los partidos políticos democráticos del país que hayan demostrado ser dirigentes reales de sus estados y municipios. Eso será un punto de arranque de toda una etapa de desarrollo del tipo de partidos que el país necesita. De hecho, las encuestas indican que, salvo excepciones que en todo caso es necesario respetar, las preferencias de los electores se dirigen hacia hombres pertenecientes a partidos o con claras vinculaciones con ellos.

La población les ha puesto, y ellos mismo lo han hecho así, una prueba. La prueba de la unidad. Que escojan a los mejores, a los de más respaldo, y que todos los apoyen. Los votos vendrán, porque la gente sabe en lo que anda y lo que se juega y lo único que pide es que se esté a la altura.



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