martes, diciembre 04, 2007

"CHÁVEZ TIENE PLAZO DE CADUCIDAD...SU IDEOLOGÍA ES UNA SOPA DE MINESTRONE" AFIRMA LUIS MIQUILENA.



"Luis Miquilena, ex ministro del Interior y Justicia en dos ocasiones, ex presidente de la Asamblea Constituyente, alojó en su casa varios años a Chávez cuando salió de la cárcel por golpista. Fue quien le convenció de que podía llegar al poder por vía electoral, recogiendo el descontento de los venezolanos. Miquilena rompió con Chávez en el 2002, cuando comprobó que abandonaba la vía democrática y profundizaba en el populismo autoritario".

¿Por qué Chávez quedó muerto políticamente?

Su situación se descompuso con esta derrota. Presentó el referéndum como un plebiscito, su decadencia viene en forma vertical al mostrar que no es invencible. El daño es redondo, ya no puede aspirar a ser el líder histórico de América Latina. Incluso su liderazgo nacional será cuestionado. Además, tiene plazo de caducidad al no poder aspirar a la reelección indefinida. De hecho, hizo esta reforma para mantenerse perpetuamente en el poder.
¿Qué debe hacer la oposición?

Presionar para convocar una nueva Asamblea Nacional. Los actuales diputados elegidos con el 13% de los votos no tienen legitimidad. Una Asamblea aumentaría la gobernabilidad para sacar adelante al país, que enfrenta una situación económica y social muy delicada.

¿Por qué rompió con el presidente?

Por abandonar los alineamientos democráticos. Este Chávez que está ahora en Miraflores es muy distinto al que conocí hace diez años. No reconozco su personalidad. Cuando lo conocí era una persona humilde, preocupada por los pobres. El poder es corrosivo. Está rodeado por gente tan subalterna y sumisa que ha perdido el sentido de la realidad. Todos le adulan para fomentar un ego monumental. El que más lo ha hecho es Fidel Castro, que es quien saca más beneficios económicos. También me fui del Gobierno porque se destinaba todo el ingreso petrolero al gasto populista y nada al desarrollo.
¿En esta revolución hay tanta corrupción como se dice?

La corrupción es gigantesca, astronómica. Chávez está rodeado de oportunistas que se aprovechan del festín. El despilfarro es tan grande que pese al enorme ingreso petrolero no tardará mucho en venir un colapso económico. El equipo de Chávez es de tan poca categoría que nadie se atreve a discutirle el último disparate que se le ocurra. Eso condujo a que su prepotencia y vanidad no tenga límite. Chávez no profundiza en ningún tema. Termina siendo una caricatura de Fidel. Castro le aconsejó que no radicalizara el proceso, más de una vez le dijo que no tenía que dirigirse a una revolución. Pero inventó el socialismo del siglo XXI, que ni él sabe lo que es. Fidel se ha aprovechado, encontró en Chávez una mina para sacar el dinero que mantiene al régimen cubano.
¿Qué cosas buenas ha hecho Chávez?

Nada. Ha sido destructivo. Destruye lo que ya existía en el país. El país se pudre por la corrupción, ha doblado la deuda pública. No hay hábito de trabajo, ni vestigio de producción. La iniciativa privada está aterrada. Y se ha enfrentado y ha creado problemas con nuestros amigos de siempre, España, Colombia, Perú, México, EE. UU. Lo peor es que siembra el odio y el resentimiento entre la gente.
¿Es marxista o fascista?

Chávez nunca ha tenido nada de marxista. Su ideología es una sopa de minestrone, agarra cosas de aquí y de allá. Se ha convertido en un caudillo militar. Tiene aspectos de fascista por su aparato represivo disfrazado de populismo. Yo diría que es una mezcla de Perón y Mussolini. Tiene mercenarios pagados para agredir a la oposición democrática. Y con las llamadas milicias estaba armando un ejército personal paralelo al de las Fuerzas Armadas Nacionales.

Fuente: “La Vanguardia“.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

“Baduel fue clave para impedir que Chávez pudiera consumar un nuevo fraude”

El general Raúl Baduel fue elemento determinante para impedir que Chávez pudiera consumar un nuevo fraude gracias a su fuerza moral en el Ejército y a la ascendencia que mantiene entre los militares con mando en plaza. Hoy lo revela la crónica de Joaquim Ibarz en el diario “La Vanguardia“.

Hugo Chávez, el caudillo omnipotente que el viernes pasado insultó y amenazó a medio mundo, murió al ser derrotado en el plebiscito del domingo. El Hugo Chávez con pretensiones de dictador quedó sepultado bajo una avalancha de votos. Quien aspiraba a gobernar hasta el 2050 podrá seguir en el poder si guarda las formas y respeta mínimamente las reglas democráticas. Pero se queda sin fuerzas, sin arrestos para imponer su proyecto totalitario, sin capacidad para subvertir al continente americano.

El teniente coronel golpista llevaba nueve años acusando a la oposición de conspiradora. Al fin, llegó el golpe. Como todos los golpes, vino de madrugada. Fue una asonada democrática que lo dejó noqueado, sin capacidad de reacción. La revolución del siglo XXI pasó a la historia, el socialismo chavista quedó en un esbozo de fascismo. El discurso de Chávez está sin base. Quienes más le dieron la espalda fueron los suyos, la gente de los barrios, que también estaba aterrorizada ante la imposición de un régimen a la cubana. Contra Chávez votaron los pobres más que los ricos. En los colegios de las barriadas populares de Catia, Caricuao y La Vega ganó el no. Los excluidos no votaron a favor. Sin confianza, con el temor de un nuevo fraude, la clase media del este de Caracas sufragó a última hora, casi de mala gana.



El movimiento estudiantil, que emergió el 28 de mayo tras el cierre de Radio Caracas TV en defensa de la democracia y la libertad, ha sido el factor clave que galvanizó a una oposición desmoralizada, que proponía el boicot al referéndum. Los universitarios devolvieron la ilusión y el espíritu de lucha a una sociedad golpeada por sucesivas derrotas. El general Raúl Baduel fue el otro elemento determinante que impidió que Chávez pudiera consumar un nuevo fraude gracias a su fuerza moral en el Ejército y a la ascendencia que mantiene entre los militares con mando en plaza.

Aunque los colegios electorales habían cerrado a las cuatro de la tarde, a las 12’30 de la noche aún no se había dado ningún resultado. Con el escrutinio de las actas, el no ganaba con el 52%. Chávez se resistía a reconocer su derrota. El presidente estuvo reunido durante cuatro horas en las instalaciones militares de Fuerte Tiuna con los altos mandos del Ejército que no quisieron comprometerse en el pucherazo que les planteaban. Fueron negociaciones difíciles. Sonaron todas las alarmas cuando el Consejo Nacional Electoral (CNE) echó de la sala de escrutinio a los representantes de la oposición. Cuando el fraude parecía estar en marcha, apareció por televisión la figura marcial del general Baduel. Le bastaron pocas palabras para advertir al CNE que “por el bien del país” no pueden aceptar presiones que puedan acarrear “situaciones indeseadas”. Nunca un militar vestido de paisano tuvo tal poder de decisión.

Diez minutos después de la intervención de Baduel, el CNE por fin facilitó los resultados que confirmaban lo que todos sabían: derrota del proyecto totalitario de Chávez. Pese al abuso de los medios del Estado, a las intimidaciones contra los funcionarios y a la existencia de un padrón electoral poco confiable, ganó la democracia. Todos, incluso los chavistas, respiraron con alivio.

Con la derrota de Chávez, en Venezuela se inicia una nueva época. Venezuela cambió. El país es otro. Empresarios y trabajadores respiran de otra manera. Unos y otros hablan de reconciliación y de sacar el país adelante, sin odios, sin venganzas, sin rencores. Tal como manifestaron todos los dirigentes políticos, los venezolanos dijeron que querían seguir viviendo con democracia y en libertad.

Al perder el plebiscito que debía perpetuarle en el poder, Chávez queda muy debilitado. Las empresas españolas pueden respirar con tranquilidad. Difícilmente Chávez podrá volver a amenazar con echarlas del país. Venezuela está en vísperas de un colapso económico, y cualquier medida irresponsable precipitaría la hecatombe. Es tal el despilfarro, la ineficiencia y corrupción, que el Gobierno no fue capaz de reducir la gran escasez de alimentos vitales –carne, leche, azúcar, huevos, harina, frijoles- en plena campaña para el referéndum. Con la inflación más alta de América Latina –pese al control de precios y de cambios-, y con el derrumbe de la producción industrial y agrícola por el acoso a los empresarios, la situación social se agravará tras las fiestas navideñas.

Al tener plazo fijo de salida de Miraflores, ya empezaron las deserciones y traiciones. A partir de ahora, el Tribunal Supremo de Justicia no dictará sentencias tan abyectas para complacer al ejecutivo. Quien era llamado Yo el Supremo, ahora es objeto de todo tipo de chistes y chanzas.

El ex ministro de Defensa, general Fernando Ochoa Antich, declara a “La Vanguardia” que la derrota del plebiscito supone el fin del” Chávez totalitario”: “El triunfo del no es un golpe mortal para Chávez, no tiene poder de recuperación. En agosto del 2008 habrán elecciones para gobernador y alcalde y ya se puede adelantar que sufrirá otra gran derrota”. El general Ochoa, autor del libro “Así se rindió Chávez”, afirma que “el presidente entra en una fase de debilidad, imposible de revertir; aunque quiera, no podrá imponer las leyes dictatoriales que ya tenía preparadas. Si lo intenta encontrará gran resistencia”.

Joaquim Ibarz - La Vanguardia

Anónimo dijo...

Al mediodía del domingo todo indicaba que el evento electoral número 11 de los últimos 9 años no traería sorpresas desagradables para el presidente Chávez, acostumbrado a ganar cuanta elección se ha hecho con márgenes indiscutibles.

Había confianza en la movilización final basada en la estructura del PSUV, aunque se intuía gracias a las encuestas hechas en los días previos al referendo, que esta vez la victoria no sería tan holgada y que las intenciones de voto del Sí y el No estaban parejas.

El chavismo no contaba con el repunte de la tarde de la oposición y tampoco con su propia desmovilización.

Fuentes oficiales relataron que a las 3:00 pm la Dirección de Inteligencia Militar (DIM) le presentó un Exit Poll al Presidente con resultados adversos a la propuesta de reforma. Las alarmas se encendieron en Fuerte Tiuna donde el mandatario y parte del Comando Zamora, como el presidente de Fedeindustria Miguel Pérez Abad, José Albornoz, Diosdado Cabello, entre otros, esperaban las primeras cifras. Muy molesto el Presidente apenas hacía comentarios. Dejó claro que el Comando Zamora lo había engañado al no hacerle ver la realidad. También culpó del fracaso a la Asamblea Nacional. “Me mintieron”, alcanzó a decir el Presidente quien finalmente, ya entrada la noche, se negó a aceptar los resultados hasta tanto no estuvieran escrutadas 100% de las actas en el Poder Electoral.

Fue entonces cuando integrantes del Comando Estratégico Operacional de la FAN, entre ellos Jesús González González, aconsejaron al Presidente aceptar los resultados inmediatamente, pues si esperaban 4 días, tiempo que calculaban tardarían los cálculos totales del CNE, podría ocurrir un baño de sangre. Chávez fue convencido por un técnico del Poder Electoral quien le explicó con los números en la mano que los resultados eran “irreversibles”.

Anónimo dijo...

Es que la voluntad fraudulenta del régimen queda clara cuando el aparato propagandistico del gobierno y la maquinaria de guerra sucia del Willian Lara empieza a mandar encuestas falsas con datos favorables al Si a las agencias y a los medios internacionales. Ellos sabian que esos datos eran falsos, lo hacían adrede para desmovilizar a los opositores. Chávez confirma la voluntad que tenían tanto el como la delincuencia organizada que lo rodea para desconocer los resultados cuando dice, orondo, forzando una sonrisa y sudando a mares, que reconocía los resultados “después de mucho debatir conmigo mismo…estaba en un dilema”. ¿Cual era el dilema? Reconocer los resultados o pedir el conteo de todos los votos, lo que significaría lanzar el ejército a la calle para detener la avalancha popular que, expectante, estaba en las puertas de sus casas esperando el llamado a la protesta, convencida de que se avecinaba el zarpazo. El chavismo no reconoció la derrota, sino que desconocerla era perder más. Chávez no es un demócrata: es un pobre presidente solitario, un tirano en medio de un laberinto, un perdedor.