Las póximas batallas de la oposición venezolana.

POR: ARCANGEL VULCANO

Una de las reglas de oro de la democracia, es que la mayoría es quien siempre decide respetando a la representación proporcional de las minorías. Quienes hemos sido formados en la escuela democrática, nos regimos siempre por esta sagrada norma: ”Las decisiones se toman por mayoría y se acatan por unanimidad”.

Recordamos hoy esta sencilla norma a todos nuestros conciudadanos, a propósito del conocido resultado electoral del reciente referéndum del 15 de febrero.

Los principales analistas harán su trabajo para evaluar las causas, consecuencias y el impacto de este importante evento en la vida de la nación. Por lo pronto, y a la luz de los resultados ofrecidos por el CNE, por ahora no haremos ninguna lectura sobre ellos, ya habrá suficiente tiempo para ello. Nos parece eso si, muy ocioso, desenterrar la discusión jurídica sobre la inconstitucionalidad de la enmienda constitucional, ya aprobada por el pueblo soberano mediante la manifestación expresa e incontrovertible de su voluntad.

Para explicarlo suficientemente expondremos un ejemplo:

Supóngase usted por un instante que representa a un prestigiosa selección nacional de fútbol que deberá jugar la final del campeonato del mundo. Usted no puede aceptar pasivamente y sin protestar por ello antes del evento, jugar la final del campeonato mundial que es crucial, con un rival que sabe o sospecha que es ventajista, poderoso, inescrupuloso, tramposo, descomedido y truculento; en fin, si usted acepta jugar de tu a tu con un adversario que antes del partido, se le permite sin oponerse, escoger a los árbitros, seleccionar el estadio, jugar como local, decidir la hora del partido, seleccionar la cancha y el arco, realizar el saque inicial, comprar la pelota, regular el tiempo de juego, decidir a quienes les vende los boletos para abarrotar las tribunas con sus fanáticos, permitirles a todos sus aficionados parcializados, que durante el desarrollo del juego permanezcan en las gradas con objetos contundentes, armas punzo penetrantes y de fuego, para amenazar impunemente a los jugadores de tu equipo que es el visitante y a sus parciales, igualmente, tolerarles impunemente lanzar bengalas al terreno de juego para interrumpir las incidencias del evento; por otra parte, tolerarle que antes del partido, el equipo local monopolice todas las señales de transmisión televisivas y de radio, que hegemónicamente, inunde el escenario y sus alrededores con una desproporcionada publicidad alusiva a las presuntas cualidades de su equipo, en fin toda una serie de brutales y groseros ventajismos, para usted como rival decir a minutos de iniciarse el juego: “Estamos 100% preparados para el partido y vamos a ganarlo con toda seguridad, porque tenemos todos nuestros flancos cubiertos y garantizados, por lo que no podrán hacernos trampas, nuestros jugadores están alertas para encarar con éxito cualquier eventualidad, etc”. Si usted se atreve a jugar en esas condiciones de desventaja, si las acepta conforme, sin ni siquiera protestar al arbitro, no puede luego de perder el partido, sin correr el riesgo de quedar ante el mundo como un soberano “pendejo”, como consecuencia de haber perdido el campeonato del mundo. No puede usted salir hoy a decir que su equipo perdió por todas esas desventajas; ni alegar en su favor sin parecer un ingenuo, que su equipo jugó con grandes falencias pero es muy digno, que ha hecho gala de ser muy decoroso porque perdió por un marcador de 6 por 5, que se fue muy gallardo y se hizo demostración de excepcional hidalguía, porque igualito se perdió el campeonato y sus fanáticos han quedado sin dudas muy desconsolados, ellos no necesitan escuchar excusas de usted como su directivo, sino estar seguros de que pueden seguir confiando en su liderazgo que le garantiza prepararlos para que en el futuro el equipo trabaje muy duro y unido, logrando así que que sus aficionados mantengan esperanzas y reales posibilidades, de ver a su equipo conquistar el título de campeones.

Si se está dispuesto a jugar un partido sabiendo todos los excesos descritos anteriormente, y se pierde luego de aceptar las condiciones de obvia desventaja en las cuales se jugó, aparte de agradecerle a la divina providencia que el juego no concluyera en una descomunal, desastrosa y sangrienta tángana, hay que tener el suficiente coraje y valentía para reconocer frente a los aficionados que apoyaron hasta el final, siempre vitoreando a tu equipo, que se cometió el error de jugar el partido, y de no haber desatado una masiva protesta ante las desproporcionadas condiciones previas al juego final, pero antes de jugar el partido no luego de sufrir la humillante derrota. Si se sabían las desventajas, debió entonces usted haberse opuesto a jugar la final con todas las fuerzas de sus convicciones y haber puesto el juego bajo protesta, bajo amenaza de no jugarlo y punto; pero no es válido después de perder, ponerse a hacer pucheros indignamente, lanzando lamentaciones irresponsables hacia el público, predicando excusas por no haber podido meterle los suficientes goles al campeón; ni justificarse de ningún modo ante nadie sosteniendo la peregrina y temeraria idea que suena a excusa hueca, vacía, que sugiere que se ha sido víctima impunemente de una maquiavélica y artera emboscada, cuando no has sido capaz de negarte a jugar el partido en inferioridad de condiciones y denunciarlo a los cuatro vientos. Lo correcto es admitir que Jugaste el partido, lo perdiste y ahora solo queda seguir jugando más partidos, reflexionar y corregir los errores sobre la marcha, para no cometerlos más, y aspirar con gran fortaleza ganar los próximos partidos.

Por eso es que compartimos 100% la opinión, de que la oposición venezolana debe seguir porfiadamente sin desmayar, la lucha electoral, pero afinando las estrategias, corrigiendo los errores cometidos y suprimiendo al máximo las falencias, deficiencias y carencias de recursos; de lo contrario será de nuevo avasallada y derrotada por el poder ventajista del estado cínico, que comete abiertamente peculado de uso sin sanciones, ni restricciones, sin castigos. Es preciso que la amplísima gama de fuerzas y tendencias que conforman e integran la multitudinaria oposición venezolana, se proponga desde ya conformar algún tipo de órgano o cuerpo de dirección política colegiado, para dirigir y coordinar todo el necesario trabajo político opositor, que la comande con autoridad, que permita que exista unidad de comando, coherencia y organización, para evitar la dispersión de esfuerzos y la anarquía. Se requieren encarar dos eventos electorales muy próximos, que serán esenciales y trascendentales para el país: Por una parte, el primero serán las elecciones municipales, este mismo año (posiblemente en octubre, eso es ya). El segundo, las elecciones para elegir a la Asamblea Nacional en el año 2.010, tanto el primero como el segundo son muy importantes de cara a las elecciones presidenciales del 2.0012, en las cuales se podría vencer al oficialismo, con un candidato de unidad nacional, que encarne una propuesta y proyecto alternativo de país moderna y viable, que esperance a las mayorías nacionales. Para lograr éxitos en esos dos eventos, es indispensable, lograr construir juntos y mantener, una auténtica plataforma política de unidad integrada por la mayoría de las organizaciones políticas y de la sociedad civil, que conforman la diversa, plural, multicolor y dispersa oposición venezolana. Se requiere entonces mirar hacia delante con gran optimismo y esperanza de conquistar un futuro mejor para todos; pero sin desmayar jamás, trabajando muy duro y con gran voluntad por colaborar para resolver los principales problemas del país, principalmente las carencias y necesidades de nuestros conciudadanos más necesitados, se necesita para tales objetivos que los partidos y sus dirigentes actúen en el escenario nacional con gran determinación e indoblegable espíritu democrático, libertario y patriótico.

Con urgencia hay que seleccionar un liderazgo colectivo, amplio, no sectario, moderno, que trabaje en equipo, que sea muy eficaz y capaz de aglutinar, motivar, organizar, disciplinar y movilizar a la nación, no sólo a votar en favor de un proyecto alternativo al oficialista, sino de activar militantemente en todas las causas que le sean propias, vitales, trascendentes e impostergables. Hacerlo sin pretextos. Se necesita que ese liderazgo implemente mecanismos efectivos, para auspiciar elecciones primarias, y así lograr elegir muy pronto sin dilaciones injustificables, a los mejores candidatos para competir por el favor popular para integrar los cuerpos deliberantes. Es indispensable activar procedimientos democráticos, que reaviven la actividad interna y proselitista de las agrupaciones políticas, que eviten la dispersión de esfuerzos, deben conseguir unidos evitar generar mayores traumas, divisiones, deserciones y abandonos; hay que sacar del ostracismo político obligado, a muchos valioso dirigentes y activistas políticos olvidados en sus casas por las directivas partidistas. Sugerimos hacer elecciones primarias para seleccionar candidatos con tiempo y reactivar los denominados aparatos de activistas, lo cual es un trabajo de hormiguita, que si no se hace eficazmente como se debe, no se contará jamás con maquinaria poderosa, que logre movilizar a la población potencialmente afecta a nuestras causas democráticas, a la hora de votar masivamente. Ganar espacios en los municipios es fundamental, de cara a unas elecciones para elegir a la Asamblea Nacional, ambos eventos están conectados. Ganar espacios en los municipios y la Asamblea Nacional, es esencial para el futuro del país; por eso la oposición venezolana, debe tener muy claros sus nuevos desafíos y sus próximas batallas electorales, debe estar adecuadamente preparada, porque el camino es largo, empinado, pedregoso y plagado de obstáculos, deberá iniciar su difícil tránsito desde ahora mismo, sin pretextos ni excusas injustificables. Venezuela necesita a una oposición unida, responsable, que tenga un proyecto de país alternativo al actual que ejecuta el oficialismo y que aglutine, comprometa, organice y movilice a una futura mayoría; para eso requiere conformar, seleccionar urgentemente un liderazgo colectivo.