sábado, febrero 28, 2015

"Creación y sombras en Venezuela"




"El escritor y editor venezolano critica el ninguneo del Gobierno chavista a los intelectuales.
El también periodista lamenta su consecuencia: un auténtico páramo cultural"


POR:ANTONIO LÓPEZ ORTEGA.

Un poeta venezolano esencial del siglo XX, Eugenio Montejo, murió en junio de 2008. Muy pocos amigos lo velaron en una alicaída funeraria del centro de Valencia, una ciudad en la que creció, estudió y cofundó la legendaria revista Poesía, por muchos años referencia continental de creación y difusión poética. Montejo había sido también, en su última etapa de vida, funcionario de la Cancillería venezolana, donde no sólo dirigió junto a la novelista Elisa Lerner la revista Venezuela, especie de vitrina cultural del país, sino que también asumió bajo acreditación la consejería cultural en Lisboa. Desde allí se dedicó a difundir la literatura venezolana en Portugal y la portuguesa en Venezuela. La emigración lusitana de la primera mitad de centuria, que muchos estiman en medio millón de habitantes, hablaba de lazos infranqueables y presuponía mucha programación de intercambio. No bastaron, sin embargo, los desvelos de un funcionario inteligente y fiel, como tampoco el Premio Nacional de Literatura conferido en 1998 o el Premio Internacional de Poesía Octavio Paz otorgado en 2005, para que la Cancillería o el régimen que se autoproclama bolivariano enviaran una corona floral o publicaran un mínimo obituario en la prensa nacional. Esas glorias, se entiende, no eran las de ellos, y por lo tanto en la funeraria de Valencia no veían más que un cuerpo insepulto.

La conducta se repite casi al calco con otros grandes escritores. Ni el novelista Salvador Garmendia, quizás el más importante de las últimas cinco décadas, fallecido en 2001; ni el narrador Adriano González León, Premio de Novela Biblioteca Breve en 1968 con País portátil, fallecido en 2008; ni el poeta Juan Sánchez Peláez, voz vanguardista por antonomasia, fallecido en 2003; merecieron ningún homenaje, mención o gesto. Para ellos la ignorancia, el borrón, la inexistencia. Así actúan quienes en los manuales educativos hacen una selección caprichosa de episodios históricos o quienes en los recuentos de historia política suprimen todo lo que tenga que ver con el período democrático 1958-1998. En Cultura, por lo demás, las omisiones son bochornosas. Ningún intelectual que haya tenido un pronunciamiento crítico, que haya firmado algún manifiesto de denuncia o que en una entrevista haya expresado algún descontento, tiene derecho a nada: ni invitaciones, ni becas, ni reconocimientos. Esas prebendas se reservan sólo para los fieles, esto es, para los que han terminado callando, traicionando sus viejos fueros y, en algunos casos, escribiendo loas al “comandante galáctico”.

Se crea finalmente para otro presente, o quién sabe si para el futuro

Los creadores venezolanos de estos tiempos han terminado por entender en qué tablero se deben o pueden mover. Y en ese juego saben que el Estado no existe, que nada se puede esperar de ninguna política cultural. Sólo una ventaja han extraído de esa injusticia, por no hablar de desgracia: se han vuelto más persistentes, más obsesivos y hasta más profesionales. Cuando se roza la supervivencia, las energías salen no se sabe de dónde, pero salen. No importa si ya no hay dónde editar, si los museos nacionales ya no exponen o si las carteleras teatrales se han banalizado. Se crea finalmente para otro presente, forzosamente alterno, o quién sabe si para el futuro, cuando el país o las audiencias sean otras. Más allá de los creadores que el país ha expulsado, que también los hay, en una especie de diáspora secreta, los que permanecen se protegen contra todas las plagas: ostracismo, aislamiento, escepticismo o autocensura. La hora invita al agrupamiento, al encuentro, a la suma de voluntades, y toda iniciativa es bienvenida, por más insignificante que pueda parecer. El único consuelo, o la única verdad, que flota sobre estas iniciativas a veces invisibles es que, cuando desde un futuro próximo se mire hacia estas horas aciagas, se descubrirá que sólo los creadores de este encierro habrán escrito las mejores crónicas, los mejores poemarios; habrán concebido las mejores obras plásticas, las mejores instalaciones; habrán compuesto las mejores obras teatrales, las mejores coreografías. La verdad creadora está en la sombra y no en los fastos burocráticos y hasta militaroides que nos quieren vender como bienes culturales.

La verdad creadora está en la sombra y no en los fastos burocráticos

Toda política cultural que se quiera moderna debe siempre garantizar los espacios de la creación, que a veces son misteriosos y hasta frágiles. Las nacientes vocaciones artísticas siempre son dubitativas y pueden hacer que un poeta en ciernes desperdicie su talento en otros afanes. ¿Quién penetra en ese mundo de fragilidades y se asegura de que la condición artística no pierda un gran vocero? ¿Quién incide en ese momento de decisiones y evita frustraciones mayores? Lejos hemos estado en Venezuela de estas cavilaciones si se quiere exquisitas, pero otras realidades y propósitos han entendido a cabalidad que no hay como la creación pura y libre para las transformaciones sociales. Esto lo han entendido, hasta inconscientemente, los creadores, trabajando con sus pocos rudimentos y olvidados de cualquier asomo de política cultural.

Quizás las ofrendas florales que merecía Eugenio Montejo llegarán a destiempo. Están más bien en la voces y corazones de sus herederos, los jóvenes que lo leen con fruición y que no cesan de admirar sus versos. No toda época sabe reconocer a sus hijos y ésta que nos gobierna los ignora a todos.

 Fuente:http://cultura.elpais.com/cultura/2015/02/27/actualidad/1425064744_305360.html

jueves, febrero 26, 2015

"Una vigilia por Venezuela"

 

 
"Maduro prefiere que arda Troya antes que buscar un diálogo democrático"


POR:ÓSCAR ARIAS SÁNCHEZ.

La situación en Venezuela se está precipitando. El arresto del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, a manos de agentes de inteligencia –aparentemente sin orden de arresto y con la delirante justificación de un supuesto intento golpista- confirma lo que muchos hemos temido durante los últimos meses: el gobierno de Nicolás Maduro está dispuesto a dejar que arda Troya antes de procurar un diálogo democrático.

Arrinconado contra la pared, ha incrementado sus niveles de violencia, represión e intimidación. El irrespeto a los derechos humanos es patente. La comunidad internacional debe exhibir más que un apoyo pasajero al pueblo venezolano. Este debe ser el inicio de una vigilia por Venezuela, una vigilia incesante y contundente: es necesario que todos, líderes mundiales, activistas, profesores, periodistas, ejerzan presión para que el gobierno de Maduro libere a los presos políticos y respete el Estado de Derecho.

No podemos ser libres, en ningún lugar, si permanecemos impasibles ante la opresión, en cualquier lugar.

Hago también un llamado a la comunidad internacional para que vuelque sus ojos sobre Venezuela. Conozco bien la dinámica de las relaciones internacionales. Sé que existe una competencia por la atención a nivel global, y que Venezuela comparte el escenario con regímenes que presentan un riesgo más cercano para las potencias mundiales.

No es la división ni la venganza lo que llevará a Venezuela a un mejor futuro

Sin embargo, quiero subrayar que estamos en un punto de inflexión: en una Venezuela postrada económicamente, y aislada políticamente, la presión internacional puede generar resultados positivos. La primera condición debe ser, como lo he dicho muchas veces, la liberación de todos los presos políticos. Cada día que se arrestan oficiales electos o estudiantes es una violación a los derechos humanos, a la Carta de las Naciones Unidas y a la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos.

La liberación de los presos políticos debe ser el primer paso de una estrategia que lleve a un pleno restablecimiento de la democracia en Venezuela.

Es innegable que dos piedras angulares de la supervivencia del régimen chavista han sido el desempeño económico, sustentado sobre el comercio del petróleo, y la popularidad de su líder (en su momento Hugo Chávez y después, en menor medida, Nicolás Maduro). Creo que todos podemos coincidir en que estas dos fuerzas se encuentran hoy en el peor estado registrado desde 1999.

No es la división ni la venganza lo que llevará a Venezuela a un mejor futuro, sino la inclusión pacífica e inteligente. Yo confío en que ha llegado la hora. Confío en que los venezolanos sabrán reconocer que el régimen chavista pudo haber tenido, en sus inicios, intenciones nobles, pero su fracaso es indiscutible. Una democracia canaliza el descontento popular con eficacia. Una democracia rectifica errores con prontitud. Chávez y Maduro se encargaron de ahogar esa capacidad de respuesta.

Óscar Arias Sánchez fue presidente de Costa Rica de 1986 a 1990 y de 2006 a 2010 y obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 1987 por sus gestiones para la pacificación de Centroamérica

Fuente: http://internacional.elpais.com/internacional/2015/02/26/actualidad/1424907734_103168.html

jueves, febrero 19, 2015

"#18F en Argenzuela"

 
"Cuando el “enemigo” son los estudiantes sin armas y los fiscales con corbata"


POR:HECTOR E. SCHAMIS.

Alguna vez desde este mismo lugar escribí acerca de la historia de Argenzuela, país imaginario con dos capitales, Buenos Aires y Caracas, creado por el acuerdo político de dos casas cuasi reales, la de los Kirchner y la de Chávez. Su política económica era similar, sus alianzas internacionales eran las mismas, su desdén por las instituciones republicanas, equivalente, y sus deseos de perpetuarse en el poder, idénticos. Era una especie de Imperio Austro-Húngaro, pero en América del Sur.

Aquel imperio europeo tuvo medio siglo de existencia. Este durará menos, aunque fue más largo de lo necesario y, sobre todo, más de lo aceptable. De hecho, Argenzuela implosiona ante nuestros ojos este 18 de febrero. Exquisita coincidencia, en ambos lugares, diversos sectores de la sociedad civil salen a la calle en este 18 de febrero.

En Venezuela los familiares de los presos políticos llaman a la sociedad a vestirse de blanco. Los estudiantes regresarán al lugar de aquellas masivas protestas de febrero pasado, donde se entregó Leopoldo López. Reclaman hoy por los encarcelados sin causa. Recuerdan a aquellos asesinados en las protestas de hace exactamente un año, cuyos verdugos fueron identificados pero jamás llevados a juicio. Piden, en definitiva, por la paz, la libertad y la justicia. Hoy no tienen ninguna de ellas.

Es el espanto de dos gobiernos que cada vez se parecen más a una organización criminal, para la que perpetuarse en el poder es la manera de asegurar su impunidad

En Argentina la sociedad acude a la convocatoria de un grupo de fiscales para reclamar contra la impunidad y por la justicia en la muerte de un colega, Alberto Nisman, cuyo caso cada vez se parece menos a un suicidio. Fernández de Kirchner lo consideró un suicidio, pero luego, constituida simultáneamente en acusada y juez del fiscal Nisman, por su propia cuenta le cambió la caratula al caso: asesinato. Esta marcha es por la justicia, contra la impunidad de los asesinos de Nisman, pero lo curioso es que la Presidente critica—y desprecia—a los fiscales que organizan la marcha, no a los asesinos.

Estas líneas están escritas con urgencia y con temor, temor de dos gobiernos que ya casi no existen, pero que se sienten dueños del poder. Con miedo a dos Estados que no son capaces de hacer política monetaria con coherencia, pero cuyos servicios de inteligencia conocen demasiado de la vida de los ciudadanos y tienen demasiada autonomía. Con temor a dos ideas políticas que no tienen presente ni mucho menos futuro, pero sí recursos para poner una fuerza de choque en la calle y provocar a estudiantes sin armas y a fiscales con corbata.

Se trata de dos gobiernos que tienen la absoluta certeza que, a esta altura, su relato solo convence a quien está pago, es decir, no convence a nadie. Es el espanto de dos gobiernos que cada vez se parecen más a una colección de organizaciones criminales, para las que perpetuarse en el poder no es por política ni ideología sino simplemente la manera de asegurar su impunidad.

En definitiva, Argenzuela tiene hoy en el poder a dos entidades sin poder, dos fieras heridas. Se saben muertas, pero su propia agonía las determina a llevarse con ellas a todo aquel que esté cerca. Y lo peor del caso es que eso mismo lo exhiben con orgullo, amenazan con arrogancia, actúan con impunidad.

Las incertidumbres abundan acerca de cuándo y cómo terminarán estos gobiernos fallidos y qué dejarán detrás. Pero hoy, sin embargo, hoy lo único que importa es que este #18F termine en paz.


 Fuente:http://internacional.elpais.com/internacional/2015/02/18/actualidad/1424272091_554570.html

martes, febrero 17, 2015

"La salida es un gobierno chavista de emergencia".Dice Laureano Márquez.

Laureano

POR:OMAR LUGO. 
El humorista y politólogo Laureano Márquez afirma que la situación de Venezuela es hoy tan grave que la única salida es que el gobierno del presidente Nicolás Maduro sea sustituido por otro, de transición, encabezado por una corriente del propio chavismo en consenso con el resto del país.
“He llegado a la conclusión que de momento Venezuela solo puede empeorar o por la vía paulatina y progresiva, o por la vía de que suceda alguna cosa inesperada”, dice en entrevista.
“Me preocupa cuando la gente acumula tanto sin posibilidad de desahogo y sin válvulas de escape. Es el típico ejemplo de la olla de presión que puede explotar en algún momento. Eso es un temor que uno tiene y que anda en este momento rondando la sociedad venezolana y ha recordado el Caracazo. La gente teme que pueda haber una explosión social por la situación del país. Me parece que eso es terrible porque lo que va a hacer es empeorar las cosas”.
Laureano analizó la situación de la Venezuela de hoy, su impacto sobre el ciudadano común, tanto el que vive dentro del país como el que ha decidido largarse para probar suerte en otras tierras, pero anhela regresar un día.
Abunda en argumentos para afirmar que Venezuela ha entrado en una fase dramática de empeoramiento de su situación política, económica y social.
“Cuando uno habla con los expertos y le pregunta sobre qué medidas tomarían no saben que decirte. Venezuela entró en un fase de empeoramiento que las medidas no surten el efecto que podrían surtir en una situación normal”, como un paciente con problemas respiratorios que entra en fase de colapso, dijo.
Cambio “dramático”
Pone como ejemplo la gasolina, que ha estado tanto tiempo distanciándose de su precio real que no hay ningún cambio que puedas hacer para llevarla al precio de costo.
“El cambio seria tan dramático y afectaría la economía de una manera tan brutal que no se puede hacer. Tendría que ser incremento casi que simbólico para que la gente entienda que tiene que seguir subiendo. Aumentar el costo 30 veces es algo que no puedes hacer, pasa igual con los demás precios”, regulados.
“El gobierno está absolutamente entrampado porque no puede tomar las medidas que tiene que tomar. Porque tomar esas medidas implica reconocer que lleva 15 años fracasando y eso no lo puede hacer porque lleva 15 años construyendo una imagen deificada del líder del proceso. Entonces y sería como reconocer ‘que nuestro Dios, nuestro eterno, nuestro comandante eterno’, se equivocó durante 15 años. Es una blasfemia que no se pueden permitir”, explicó.
Asamblea Nacional
Sobre si las elecciones legislativas podrían ser esta válvula de escape se muestra cauteloso: “Ojalá la oposición pueda ganar las elecciones parlamentarias y ojalá que no tenga que encargarse del gobierno en este momento”, dijo sobre el escenario electoral de este año, cuando se renovará la Asamblea Nacional y según algunas encuestas se prevé una dura batalla por el control del poder legislativo, un espacio clave para futuras reformas.
“Yo sólo veo una salida institucional en Venezuela, es que haya un gobierno de transición hacia la democracia y hacia una economía de otra naturaleza”, dijo Márquez.
“Y ese gobierno de transición sólo puede ser conducido por el chavismo, por algún sector del chavismo que pueda establecer puente con una alianza opositora para hacer un gobierno de emergencia nacional que conduzca al país por otro rumbo. Esto tiene ser un proceso que nos involucre a todos. Este cambio comienza desde adentro”, agregó.
Evidentes divisiones
“Pero lo que viene va a ser más difícil suceda lo que suceda”, pronosticó. También critica las evidentes divisiones en las líneas de acción y en el discurso de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD):
“La oposición venezolana no da muestras de cohesión de tener un proyecto alternativo. Con ir a la calle, al supermercado, a la ciudad en las noches, sabemos que esto no funciona. El problema es con qué vamos a sustituir esto y como lo vamos a hacer”, explica.
“Voy a decir algo que puede generarme rechazo en la oposición. En este momento ni siquiera es deseable que la oposición se encargue del gobierno del país. Y creo además que una de las mejores cosas que le pasó al candidato Capriles Radonski es que haya perdido o le hayan arrebatado el triunfo electoral”, agrega.
“Porque Maduro no es el responsable de esta situación… Cuando veo a (Jorge) Giordani con su cara lavada decir que somos casi el hazme reír de América Latina uno dice caramba Giordani, usted fue ministro de Planificación hasta el año pasado, usted es el autor de la catástrofe, cómo se atreve a culpar a Maduro de la catástrofe. Aquí tengo que salir en defensa de Maduro, Maduro no ha hecho absolutamente nada”, recalca.
“Capriles estaría exactamente en la misma situación, con el agravante de que la población venezolana estaría diciendo. “¿Ves? Con el comandante vivíamos bien y ahora estamos en esta situación en la que estamos”.
“Capriles hubiera tenido que aplicar lo único que se puede aplicar en Venezuela en este momento que es un plan severo de ajustes. No hay otra salida para esto”, insiste.
“No hay una salida de derroche. Hay una salida de apretarse el cinturón hasta abrirle un huequito más y andar con el dolor de la barriga presionada todo el santo día y esa es la salida que queda. Y si eso lo estuviera haciendo Capriles ya le habrían dado un golpe de Estado. Entonces que bueno que no ganó o que le chorearon las elecciones”, remata.
“Al venezolano común solo le cabe esperar empeoramiento” de la situación actual.
Viene represión
Márquez prevé “mayores dificultades para conseguir productos, movilizarse, conseguir trabajo, mayores dificultades para sobrevivir, en la salud y en la educación”.
“Al venezolano común le cabe esperar incremento en los niveles de autoritarismo del gobierno que nos conduce. En la medida en que la situación vaya empeorando, un gobierno que no tiene en su horizonte la rectificación, lo único que puede hacer es aumentar su nivel de represión social”, agregó.

“Creo que eso es lo que nos esta anunciando con las ultimas medidas y las últimas acciones. Viene represión, conflictos sociales fuertes. El panorama desde mi concepto es grave, sumamente grave”, anticipó Márquez.
Hace algunos meses se hizo famosa una frase de Laureano Márquez, cuando afirmaba que no se iba de Venezuela porque no se quería perder el final de esto. También citaba al economista Luis Vicente León, cuando este decía que “no había más plan B que echarle bolas al plan A”.
Sus palabras nos sirven para evocar la capacidad de resistencia de los venezolanos, o de “resilencia” como dicen los sicólogos sociales.
Pero hoy su tono ha cambiado. El agravamiento de la crisis económica y política, un secuestro express en la madrugada, las imágenes de las colas y la violencia, el desaliento por lo que percibe tanto desde el gobierno como de la oposición, parecen haberlo hecho más escéptico.
“Ya no me siento en condiciones de decirle a la gente que el que se quiera ir que se vaya. Lo que si les digo sobre todo a los jóvenes que se van es que traten de formarse bien para la Venezuela que habrán de construir algún día. No se desconecten de su patria porque ustedes son esto, made in Venezuela”, dice este hijo de inmigrantes canarios.
El que se fue sí hace falta
“El venezolano que está afuera no lo está por voluntad, por deseo. En Venezuela estamos viviendo una especie de diáspora, en la cual, frente a las angustias por la situación política y económica, siente la necesidad de buscar nuevos horizontes”.
Laureano, junto con Emilio Lovera y otros humoristas venezolanos famosos suele llevar sus espectáculos a remotas ciudades (uno levanta una piedra en cualquier ciudad del mundo y le aparece un venezolano) donde hay un público ávido por recibirlos.
“Uno percibe la nostalgia, eso que llaman en gallego (y en portugués) saudades, un sentimiento espiritual de anhelo de su casa y de su patria. Hace que algunas veces en las presentaciones veamos en el público que la gente está llorando en vez de reír. Eso significa o que o somos bastante malos como humoristas, o que la nostalgia los está venciendo”, dice.
Es famoso el chiste de Laureano sobre cómo un venezolano se puede hacer pipí encima, le pueden salir telarañas esperando que le cambie la luz roja en semáforo en Estados Unidos, pero no llega a comérselo aunque la señal luminosa esté mala.
Mientras, en Venezuela, puede ser una irresponsabilidad quedarse parado en la noche o la madrugada esperando la luz verde.
“Las leyes en las sociedades como la norteamericana están hechas para defender al ciudadano, generar un mecanismo de coexistencia ciudadana. Me conviene cumplir la ley y que la cumplas, en ese momento somos más libres. Pero en Venezuela nuestras leyes no buscan la justicia y la convivencia sino que están hechas para embromar a alguien. Por ejemplo, la ley del Trabajo no esta hecha para proteger al trabajador sino para perjudicar al empresario”.
“Nuestras leyes no tienen espíritu de de convicción ciudadana porque no están hechas para protegernos”, observa. Afuera, la multa te va a perseguir, tiene un impacto pecuniario y no hay un resuelve un “cuánto hay pa eso” típico de la viveza criolla que resolver la multa con una extorsión al policía o fiscal.
Sobre el hecho de que el gobierno subsidie los viajes al exterior con dólares a Bs 12, una tasa que está en 27 veces más barata que la otra oficial del mercado libre, señala que esto sólo pasa en Venezuela.
“Un gobierno que se dice socialista subsidia a la gente para que haga compras superfluas, pudo comprar interiores de marca financiados por un gobierno al cual yo adverso”, dice sobre cómo los venezolanos cuando llegan al exterior salen a comprar con desespero para aprovechar sus cupos de la tarjeta, no importa si han tenido que pedirle un sofá para dormir a sus amigos o parientes.
“Este país es tan absurdo y contradictorio que es el único del planeta tierra y mas allá en el cual una persona sale de viaje y llega del viaje con mas dinero del que tenía cuando salió”, observa.
Esto genera un negocio no sólo individual, sino todo un negocio construido alrededor del cupo Cadivi, o Cencoex. “En Venezuela a todo lo que se le pueda sacar provecho deshonesto se le sacará. Toda acción equivocada del gobierno a la vez que destruye al país genera un negocio paralelo que subsiste de esa inconsistencia de la política económica.
“La economía no se puede construir sobre la base de absurdos”
Márquez, un aficionado a la historia, afirma que el Pacto de Punto Fijo (de convivencia política entre los grandes partidos de la era democrática) “fue una de las cosas mas inteligentes que hemos hecho los venezolanos a lo lago de nuestra historia porque los militares fueron reducidos a su misión militar donde no fueran los amos, los dueños de destino nacional.
“Tengo respeto por la Fuerza Armada y la misión militar. Pero quisiera que los de hoy copiaran a los de la Independencia en términos de desprendimiento. Nuestro Libertador que era un hombre de mucho dinero, pertenecía a la oligarquía criolla, sacrifico su dinero por su ideal, la independencia de nosotros”, recuerda.
La fama de los militares de los últimos tiempos no es el sacrificio de su patrimonio personal en función de la República. Es una imagen exactamente contraria, es un patrimonio personal construido a base de negocios hechos con la República.
“Cuando uno ve eso uno esperaría que el alma nacional venezolana no estuviese buscando para empezar soluciones militares. Estoy seguro de que alguna minoría siguen pensando que lo que necesitamos es un hombre con guáramo un líder. No quiero ametralladoras ni miliares quiero hombres civiles”, manifiesta.

 Fuente:http://elestimulo.com/blog/laureano-marquez-dice-que-la-salida-es-un-gobierno-chavista-de-emergencia/

lunes, febrero 16, 2015

"El camino hacia la transición"

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POR:ARMANDO DURÁN.

¿Cambio o transición? ¿De qué? ¿Del régimen que surgió de la intentona golpista del 4 de febrero, de cambios en algunas políticas públicas concretas de este segundo gobierno del régimen chavista, de la sustitución incluso del propio gobierno porque es peor que malo y resulta imposible corregir por partes sus errores?

   Estas preguntas me las ha suscitado la lectura de un reciente artículo de Fernando Mires, a quien debo confesar que sólo leo cuando estoy de excesivo buen humor, cuyo título, Venezuela, de La Salida al Cambio, anticipa que su intención final es señalar el fracaso rotundo de La Salida y el éxito presente, futuro y también rotundo, de la propuesta del Cambio, tal como la formuló Henrique Capriles el pasado mes de enero. No obstante, entre tanta hojarasca maniquea sobresale un fragmento que vale la pena recordar. “Hay que reconocerlo”, escribe Mires, “la actitud pública de López, Ledezma y Machado no fue abiertamente en contra de la MUD. Tampoco ninguno llamó a ejercer la violencia ni mucho menos a un golpe de Estado.”

   Si leemos esta afirmación a prisa, podríamos pasar por alto el malévolo sentido que Mires le imprime al adverbio “abiertamente” y a esa suerte de gratuita sentencia absolutoria de los presuntos implicados. Por fortuna, la siguiente frase, “La Salida surgió al margen de la MUD”, deja al descubierto la intención oculta del artículo: No compartir al pie de la letra hasta el punto más insubstancial del pensamiento oficial de la MUD basta para poner en evidencia a los enemigos de la alianza y hasta de la Unidad, en la versión unidimensional que ofrecen algunos de sus dirigentes. Una visión del mundo tan simplista e intolerante como la del régimen que todos repudiamos, o como sostener que la confrontación entre La Salida y la MUD se reduce a un conflicto de personalidades y protagonismos enfrentados.

   Para nadie es un secreto que la unidad interna de cualquier movimiento político es un factor ineludible si sus líderes de veras pretenden salir airosos de sus mayores desafíos. En cambio, limitar la función de esa “unidad” de criterios a  una  herramienta útil en la tarea de colocar a los “otros” ante una disyuntiva insostenible, lo tomas o lo dejas y ya está, es algo muy distinto y, por supuesto, canalla y contraproducente.

   Desde esta perspectiva  me parece revelador el comunicado del pasado 11 de febrero, firmado por Antonio Ledezma, Leopoldo López y María Corina Machado, en el que se le propone al país un Acuerdo Nacional para la Transición.  Sobre todo, cuando sus autores plantean que el objetivo de este llamado es “hacer que la transición, es decir, el paso de un sistema superado a uno nuevo, se produzca de la mano de la mayoría de los venezolanos y nos lleve, sin retrocesos, a recuperar el espíritu y el orden democrático.” En otras palabras, que el reto a superar no consiste en corregir los errores de gestión de un mal gobierno, argumento que le concede a las elecciones parlamentarias el valor de un bálsamo cúralo-todo sin necesidad de meterse en terrenos de alto riesgo político, y a excluir a quienes defiendan un sendero distinto, sino incluir a todos en la tarea de impulsar la transición de un régimen en marcha acelerada hacia la implantación de un totalitarismo a la cubana, hacia otro que se ocupe de propiciar la restauración de la democracia, con la vista no puesta en un pasado que ya no volverá, sino clavada en un porvenir de esperanza, justicia y libertad.

   Creo que este, y no otro, es el punto central de un debate que deben emprender con urgencia agónica Capriles, López, Machado y Ledezma, los cuatro dirigentes reales de la oposición venezolana. A puertas cerradas, sin interferencia de ambiciones personales o intereses sectarios, hasta acordar una estrategia común de lucha y un color que los comprometa a todos por igual. De ello depende presentarle a los ciudadanos un objetivo claro y un camino sin rodeos ni desvíos, la única posibilidad de poner en marcha una unidad muy superior a la actual, sin la cual jamás será posible cambiar de régimen pacífica y constitucionalmente. Sobre este difícil tema volveremos el próximo lunes. Si el tiempo lo permite.

 Fuente:http://contraestoyaquello.com/el-camino-hacia-la-transicion-armando-duran/

viernes, febrero 13, 2015

"Imputan a Cristina Kirchner por la denuncia que Alberto Nisman presentó antes de morir"


 "El fiscal Gerardo Pollicita dio curso a la acusación contra la Presidenta por el supuesto encubrimiento de iraníes; también están implicados Timerman, Larroque, D'Elía y Esteche"

La presidenta Cristina Kirchner quedó hoy formalmente imputada por el supuesto encubrimiento de iraníes en la investigación sobre el atentado a la AMIA. La jefa de Estado había sido denunciada en la Justicia por el fiscal Alberto Nisman cuatro días antes de que fuera hallado muerto.

La imputación de la Presidenta se conoció este mediodía por decisión del fiscal Gerardo Pollicita, quien analizó la presentación de Nisman, de casi 300 páginas. El funcionario judicial, titular de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N°11, firmó un requerimiento para que se tomen varias decenas de medidas de prueba. El dictamen quedó en el juzgado federal N° 3, Daniel Rafecas.

En la causa también quedaron implicados el canciller, Héctor Timerman, el diputado Andrés Larroque, el dirigente Luis D'Elía y el líder de Quebracho, Fernando Esteche. Todos ellos, según Nisman, siguieron un plan operado por Cristina Kirchner para encubrir a un grupo de iraníes y desviar la investigación por la voladura de la mutual judía.

El miércoles 14 de enero, Nisman, quien era el titular de la Unidad Fiscal AMIA, presentó su denuncia por "la existencia de un plan delictivo destinado a dotar de impunidad a los imputados de nacionalidad iraní acusados en dicha causa [AMIA], para que eludan la investigación y se sustraigan de la acción de la justicia argentina, con competencia en el caso".

"La decisión deliberada de encubrir a los imputados de origen iraní (...) fue tomada por la cabeza del Poder Ejecutivo Nacional, la Dra. Cristina Elisabeth Fernández de Kirchner e instrumentada principalmente por el ministro de Relaciones Exteriores y Culto de la Nación, Sr. Héctor Marcos Timerman", había escrito Nisman.

Cuatro días después, horas antes de presentarse en el Congreso Nacional para dar detalles de la denuncia, Nisman fue encontrado muerto en su departamento con un balazo en la cabeza.

Sabiendo las consecuencias que tendría la imputación de Cristina Kirchner, desde el Gobierno salieron a defender su gestión. "Sería una maniobra de desestabilización democrática", afirmó esta mañana el secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández. Y consideró que la imputación "no tiene ningún valor, ni importancia" en términos judiciales, pero que provocaría "estrépito" en la sociedad.

 La denuncia de Nisman

La operatoria que develó Nisman consistía en que la Presidenta hablaba con un agente de la ex SIDE de su confianza o con "el Cuervo" Larroque y que éstos ponían en conocimiento de D'Elía o Esteche esas órdenes. Y D'Elía las comunicaba al supuesto agente iraní Alejandro Yussuf Khalil, que llamaba por teléfono a Irán a Mohsen Rabbani, uno de los prófugos del ataque.

 Nisman escribió que Cristina negoció levantar las acusaciones contra Teherán para poder comprarle petróleo barato a cambio de granos y para eso acordó montar una pista falsa en la que se acusara a grupos "fachos locales", de modo de fabricar la inocencia de Irán. Incluso se habló de que Irán comprara armas. En la denuncia, se señala que "la confabulación criminal fue decidida por Cristina Kirchner y puesta en funcionamiento por Timerman".

 El fiscal sostuvo que se buscó un acuerdo comercial antes de la firma del memorándum con Irán, supeditado a que se levantaran los pedidos de captura internacional contra el ex ministro de Inteligencia Ali Fallahijan; el ex jefe de la Guardia Revolucionaria Mohsen Rezai; el ex jefe de la fuerza Al Quds y ex ministro de Defensa Ahmad Vahidi; el ex agregado cultural de la embajada iraní en la Argentina Mohsen Rabbani y el ex tercer secretario de la embajada Ahmad Reza Asghari.

"El plan criminal se activó en enero de 2011, cuando Timerman viajó a la ciudad siria de Aleppo y secretamente se reunió con su par iraní, Ali Akbar Salehi, a quien le hizo saber que las autoridades argentinas estaban dispuestas a renunciar a la investigación del caso AMIA y a cualquier reclamo de cooperación y justicia, con tal de provocar un acercamiento y restablecer plenas relaciones comerciales entre ambos Estados."

El acuerdo se plasmó en el memorándum, pero se interrumpió ante la negativa de dar de baja las circulares rojas. Decayó entonces el interés de Irán en el pacto..

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1768202-cristina-kirchner-imputada-iran-nisman

jueves, febrero 12, 2015

"Venezuela, de La Salida al Cambio"

 Venezuela, de La Salida al Cambio; por Fernando Mires 640X278

Venezuela # Desde Afuera.

POR:FERNANDO MIRES.

Para quienes intentamos entender la historia de la oposición venezolana parece obvio que entre el momento que surgió del llamado hacia La Salida, en febrero de 2014, y el que aparece después del llamado conjunto de los líderes de oposición hacia El Cambio, hay un período. O dicho de modo más preciso: hay un período dentro de un período (el del gobierno Maduro). Y parodiando al teórico de las teorías sistémicas, Niklas Luhmann, quien afirma “todo sistema es un subsistema”, podríamos decir todo período es un subperíodo.
Período o subperíodo, lo importante es que entre La Salida (febrero 2014) y El Cambio (enero 2015) tuvo lugar un proceso político de enorme importancia para la historia reciente de Venezuela.
1. La Salida: origen y fracaso. Como es sabido, La Salida (“Maduro vete ya”) proclamada por la troika Ledezma, López y Machado, fue precedida por protestas estudiantiles en universidades andinas que fueron respondidas con suma violencia por el régimen.
Los objetivos de La Salida nunca fueron precisados con exactitud. De modo que una parte, sobre todo estudiantil, la entendió como un llamado insurreccional, y otra como una movilización destinada a elevar el nivel de la protesta pública, la que llegó durante algunos momentos a ser masiva.
La Salida demostró que en la oposición venezolana existía ansia de protesta frente a un gobierno arbitrario e ineficiente. Incluso la MUD, ausente en la convocatoria, acompañó durante un tiempo a los manifestantes, pero distanciándose de propuestas maximalistas e intentando encauzarlas en contra de objetivos concretos como la eliminación de los grupos paramilitares.
Sin embargo, no pocos voceros y columnistas de la oposición más radical entendieron a La Salida como una alternativa insurreccional en un sentido doble: en contra del gobierno y en contra del “electoralismo” de la MUD. No fue esa, hay que reconocer, la actitud pública de López, Ledezma y Machado. Ninguno se pronunció abiertamente en contra de la MUD. Tampoco ninguno llamó a ejercer violencia ni mucho menos a un golpe de Estado.
Hecho objetivo fue, sin embargo, que La Salida surgió al margen de la MUD, razón por la cual muchos pensaron que había surgido en contra de la MUD y más aún, en contra de Henrique Capriles. No haber planteado de modo explícito que eso no era así, fue uno de los más grandes errores cometidos por la troika. Ese silencio abriría las puertas a tentaciones divisionistas la que en las condiciones prevalecientes solo podían ser fatales para el conjunto de la oposición.
Una protesta maximalista como La Salida no debió haber sido excluyente, menos en las condiciones determinadas por la existencia de un gobierno militar. Pues La Salida no nació sumando ni multiplicando sino —hay que decirlo de una vez— restando y dividiendo. Más todavía, no interpelaba ni al campo chavista potencialmente disidente, ni al campo de los indecisos políticos. Su mensaje solo estaba dirigido a la oposición más dura: A los ya convencidos.
En ese error había, sin embargo, cierta lógica. La Salida fue una acción heroica y épica, personalista y voluntarista. Pero a su vez equivalente con el tenor predominante en muchos movimientos sociales latinoamericanos, sobre todo estudiantiles. Fue, si se quiere, una acción si no “foquista”, por lo menos vanguardista. Partía de la premisa de que si se desataba una movilización en torno a líderes como Machado y López, el pueblo y probablemente los soldados, iban a sumarse a la insurgencia desatándose así una marea que debería llevar a la caída del régimen.
Ahora bien, para que una alternativa del tipo propuesto por La Salida hubiera sido posible, se requería de ciertas mínimas condiciones de tiempo y lugar.
Las condiciones de tiempo no estaban dadas. No me refiero a que la crisis económica y el nivel de descontento estaban lejos de alcanzar las profundidades que muestran al comenzar el año 2015. Me refiero, sobre todo, al hecho de que la oposición venía recién saliendo de una derrota electoral, la de las municipales del 8D.
Es cierto que la votación alcanzada por la oposición el 8D fue excelente, sobre todo en los centros más poblados del país. Pero también es cierto que el objetivo de convertir las municipales en plebiscito no fue alcanzado.
Bajo esas condiciones, la MUD y Capriles hicieron lo que hay que hacer después de una derrota: pasar a un repliegue táctico, agrupar fuerzas, redoblar el trabajo social y, ayudados por la crisis económica desatada por el gobierno, preparar condiciones para una próxima batalla. Pero en ningún caso intentar una huída hacia adelante.
Las condiciones de lugar tampoco estaban dadas, sobre todo si se tiene en cuenta que una alternativa como La Salida supone la existencia de organismos en condiciones de sustentar movilizaciones durante un tiempo prolongado y discontinuo. Léase sindicatos obreros y campesinos, asociaciones profesionales y agrupaciones civiles. Pero en Venezuela hay muy poco de eso.
Al llegar a ese punto hay que tomar en cuenta que Chávez no logró crear un nuevo orden social, pero sí logró destruir el orden social prevaleciente y con ello a la columna vertebral de la sociedad venezolana. Una de las pocas fuerzas orgánicas civiles que logró sobrevivir fue la estudiantil. Pero todos sabemos que el ritmo acelerado de las movilizaciones estudiantiles no es compatible con el resto del organismo social. Así, el movimiento que desataría La Salida no tenía donde, como, ni en qué apoyarse. Nada que no fuera la retórica y la capacidad de escenificación de sus líderes. La Salida fue un llamado a la multitud, mas no a las organizaciones sociales porque, entre otras cosas, estas casi no existen.
Por si fuera poco, la troika tampoco estaba muy unida. Mientras López desde la prisión llamaba a una Asamblea Constituyente, Machado concentraba sus energías en un Congreso Ciudadano y Ledezma intentaba cambiar el curso de la MUD “desde dentro”. En fin, La Salida no solo fue unilateral, además fue tri-lateral. Cada caudillo andaba por su lado.
La Salida evidenció que la movilización no puede ser un objetivo en sí. Eso indujo a que muchos la hubieran entendido como una ruptura con la MUD y –pese a que ninguno de los convocadores así lo manifestó— como una negativa radical a la lucha electoral. Sin embargo, hubo un hecho que sí demostró que no hay ninguna contradicción –mas bien un complemento— entre movilización social y objetivos electorales. Me refiero a las elecciones municipales que tuvieron lugar el 25 de Marzo en San Diego y San Cristóbal.
San Diego y San Cristóbal son un ejemplo en dimensión micro de lo que podría suceder en dimensión macro en las elecciones parlamentarias de 2015. En ambos lugares las esposas de los alcaldes convertidos en presos políticos, Rosa Brandonisio de Scarano y Patricia Gutiérrez, mostraron como las movilizaciones podían ser canalizadas en perspectiva unitaria y electoral. El triunfo de ambas mujeres fue aplastante (87,69% y 73,69%, respectivamente)
Para decirlo en una fórmula ya sugerida en otros escritos, San Diego y San Cristóbal demostraron que una elección acompañada de una fuerte movilización social puede ser exitosamente ganada. Pero a la inversa, que una movilización social sin una perspectiva electoral está destinada a estrellarse frente al aparato represivo del régimen. Eso último fue lo que sucedió en el resto de Venezuela. El saldo fue terrible: decenas de jóvenes asesinados a quemarropa, cientos de heridos, enormes cantidades de prisioneros, entre ellos, el líder de Voluntad Popular, Leopoldo López.
Obviamente, quienes llamaron a La Salida no contaban con una reacción tan violenta del régimen. Tal vez pensaron que todavía bajo Maduro se vivían los tiempos de Chávez. No supieron, por lo tanto, evaluar el momento. Tampoco supieron darse cuenta de que bajo Maduro había tenido lugar un cambio radical en el carácter político del régimen. En términos más exactos: no captaron que el populismo chavista había terminado, quizás para siempre. En su lugar había aparecido un gobierno militar, militarizado y militarista que prescinde de la lógica populista propia a Chávez y al chavismo.

2. Un régimen cambia su carácter político. Ocioso sería discutir si el cambio de carácter político del gobierno habría tenido lugar o no durante Chávez. Lo importante es que mientras el chavismo de Chávez se caracterizó por la apelación a la fuerza militar como una segunda instancia, para el chavismo de Maduro la acción militar precede a la acción política. Maduro, en efecto, parece regirse por la máxima “primero disparo y después hablamos”.
El cambio de carácter político del régimen tiene su origen en la pérdida de apoyo popular evidenciada por Maduro desde cuando, en dudosas elecciones, derrotó a Capriles por muy estrechas cifras. Maduro dilapidó así el enorme capital electoral legado por Chávez. Hecho decisivo: para que un gobierno sea populista debe ser popular y Maduro no lo es ni lo será. Bajo esas condiciones, Maduro, en lugar de apoyarse en movilizaciones populares, no encontró más alternativa que hacerlo en militares y para-militares. Hecho que no conduce al fin del gobierno de Maduro pero sí al fin de su condición populista. Eso significa que el de Maduro no es la continuación del gobierno de Chávez. Es “otro tipo” de gobierno.
La transición que se da entre un gobierno populista militar y un gobierno puramente militar ya ha sido consumada. Diversos capítulos del gobierno Maduro así lo demuestran.
El primer capítulo fue la convocatoria a un diálogo nacional destinado a encontrar soluciones para la pacificación del país (26 de Febrero). El diálogo, convocado a instancias del propio Vaticano, no podía ser eludido ni por el gobierno ni por la MUD. Capriles insistió con razón en llamarlo debate. Tampoco lo fue. El dialogo no pasó de ser un conjunto de monólogos.
Los principales enemigos del diálogo estaban en el gobierno, pero también en la oposición. Diosdado Cabello y su fracción se encargaron de dinamitarlo desde el primer momento. Así Maduro perdió una oportunidad para elevarse a la condición de interlocutor político. Quizás la razón fue que si continuaba el diálogo, el chavismo se habría dividido más aún de lo que ya estaba. Lo mismo –eso no lo entendió Maduro— habría podido pasar dentro de la oposición.
Un segundo capítulo fue la ruptura del chavismo militar con el chavismo social. Símbolo de esa ruptura fue la dimisión forzada del ministro Jorge Giordani (17 de Junio) seguida de una carta de protesta publicada por el mismo en contra de Maduro (18 de Junio) a quien acusó de falta de liderazgo y de proteger a la corrupción del gobierno.
La de Giordani no fue una dimisión cualquiera. El ministro había sido la eminencia gris de Chávez en materias económicas. En cierto modo la ruptura con la economía de Chávez –inducida por la caída del precio del petróleo— fue hecha en nombre de Chávez pero en contra de un ministro de Chávez. Esa ruptura no ha sido traducida sin embargo en un cambio de modelo económico.
Maduro rompió con el modelo distributivo de Chávez pero sin sustituirlo por otro. Su modelo es, si se quiere, la ausencia de modelo. Esa es la razón por la cual en lugar de un plan económico ha impuesto una economía de guerra (no otra cosa es la guerra económica). De este modo, así como Maduro durante las protestas militarizó a la lucha política, ha terminado, además, por militarizar a la economía. Las consecuencias no pueden ser más catastróficas. La producción del país se encuentra prácticamente paralizada, la inflación es la más alta del mundo, las manifestaciones multitudinarias de Chávez han sido sustituidas por las colas más multitudinarias de Maduro.
La carta de Giordani evidenció que el madurismo padece de profundas divisiones internas. Aunque esas divisiones no siempre trascienden, todos saben que el campo chavista se encuentra trizado. El PSUV, de partido monolítico y unitario ha pasado a convertirse en un nido de alacranes donde los “recuperacionistas” de Marea Socialista son solo un ejemplo entre varios. Si la oposición llegara a obtener una victoria en las elecciones parlamentarias del 2015, la desbandada será general. Siempre ha sido así; todos los ejemplos históricos lo demuestran.
Un tercer episodio ocurrió después del asesinato del joven diputado chavista Robert Serra. Pese a que Cabello intentó culpar sin pruebas a la oposición, los acontecimientos que siguieron al homicidio permitieron que apareciera en la superficie el papel de los colectivos armados –hampa y lumpen militarmente organizados- los cuales, como en películas de gángsteres, dirimían sus rivalidades en la vía pública a punta de balas.
La ejecución de cinco personas pertenecientes a los llamados colectivos ordenada por el general Miguel Rodríguez Torres fue evidentemente un intento frustrado del ejército por subordinar y dominar a los estamentos para-militares. Pero el hecho de que los para-militares lograran la renuncia del general chavista, mostró una vez más que Maduro no tiene el control sobre sus fuerzas. El régimen no solo está militarizado. Además está para-militarizado. Bajo esas condiciones Maduro no puede ser un interlocutor político de confianza.
El propio encarcelamiento de Leopoldo López señaliza hasta que punto ha sido degradada la contextura política del régimen post-chavista. Porque en verdad, López, menos que un preso político es un rehén de guerra. Por eso mismo Maduro lo mantendrá en prisión hasta que llegue el momento de canjearlo. O lo liberará si para él resulta necesario bajar la presión política en su contra, en caso de sentirse muy amenazado.
López es un rehén de guerra en una guerra que solo existe para Maduro. En ese contexto, a quien más interesa la polarización política existente, es al mandatario. Mientras más aguda sea esa polarización, mayores serán sus posibilidades de mantener la política bajo hegemonía militar. Por la misma razón, si es que hay un peligro de golpe de Estado, este solo puede provenir de las huestes oficialistas y de ninguna otra parte.
3. Desde la crisis de la oposición hacia El Cambio. La MUD, la oposición en general, vivieron después del fracaso de La Salida uno de las peores crisis de su historia. Los grupos más radicales, por razones que también podrían ser explicadas de modo psíquico (autoagresión), enfilaron su artillería en contra de Henrique Capriles y de Ramón Guillermo Aveledo, secretario ejecutivo de la MUD. Desde diversas columnas ambos han sido insultados y ofendidos más que cualquier representante del gobierno.
Aveledo, el máximo forjador de la unidad, no pudiendo soportar la presión en su contra, hubo de renunciar. En ese momento pareció que un trabajo sistemático forjado en años iba a venirse al suelo. El régimen estaba, según la opinión pública, en sus niveles más bajos pero la MUD, atacada desde dos fuegos, no estaba en condiciones de capitalizar políticamente el descontento general.
Sin embargo, cuando gobierno y ultra radicales se regocijaban, dando a la MUD por muerta, surgió casi de la nada un verdadero milagro. A fines de Septiembre fue nombrado secretario ejecutivo de la MUD, Jesús (Chúo) Torrealba.
La designación de Torrealba fue el resultado de un consenso y de un compromiso. Al igual que Aveledo, Chúo es partidario de la unidad. Pero no tiene ningún problema en manifestar su solidaridad con Leopoldo López. Eso no le impide favorecer una estrategia encaminada a lograr un triunfo en las próximas elecciones parlamentarias. Además es hombre de diálogo. En todos los puntos coincide con la línea de Aveledo. Pero adicionalmente ha logrado imprimir a la MUD ese mínimo de mística que le faltaba para enclavar más hondo entre los sectores populares.
Chúo no rehuye a la calle; incluso le gusta. Ha llamado a dos movilizaciones las que seguro no han sido las más grandes de la historia del país, pero ha devuelto a la unidad esa confianza que las acciones desafortunadas del pasado reciente le habían quitado. En fin, Chúo ha sabido entender que la movilización popular debe ser encaminada hacia un objetivo común el que por el momento no puede ser sino electoral. Los resultados no se han hecho esperar. A fines de año las encuestas mostraron por primera vez que la MUD tenía más partidarios que el chavismo.
Henrique Capriles, casi exiliado en Miranda, entendió el nuevo momento. A fines de Enero del 2015, sorprendiendo a sus enemigos endógenos, llamó a la movilización general por El Cambio. Con grandeza, Machado y Ledezma secundaron su propuesta. Lo mismo Freddy Guevara. Esa foto en donde todos los líderes aparecen juntos era la que más quería ver la oposición venezolana. No importa que ellos no estén de acuerdo en algunos puntos; tampoco es deseable que así sea. Lo importante es que si no una unidad, pueda ser concertada una alianza: La gran alianza para El Cambio.
La diferencia entre unidad y alianza es importante. Mientras la unidad suprime diferencias, una alianza las conserva, siempre y cuando ninguno de los aliados pierda de vista el objetivo común. Ese objetivo común es El Cambio.
¿El Cambio es una nueva La Salida? En ningún caso. Mientras La Salida desunía más que unir, El Cambio une más que desunir. Es política de todos, no de algunos.
Ni Capriles ni Torrealba han cambiado. Lo que ha cambiado es la situación objetiva. La economía de Venezuela se encuentra en su punto más bajo. La desesperación de las multitudes en su punto más alto. Si los dirigentes políticos no hubieran llamado a la movilización, habrían aparecido espacios vacíos para que aventureros de ambos lados pudiesen desatar una locura colectiva. El fantasma del Caracazo sigue penando y debía ser aventado cuanto antes.
El Cambio es defensivo y ofensivo a la vez. Cubre espacios sociales pero al mismo tiempo moviliza hacia un nuevo espacio político. Ese nuevo espacio tendrá que ser –así lo han formulado los principales dirigentes políticos de la oposición—: democrático, constitucional, pacífico y electoral.
Democrático, porque supone amplia participación, más allá de cualquiera diferencia ideológica. Supone, además, que las decisiones serán tomadas a través de acuerdos en conjunto y no al margen, como ocurrió con La Salida.
Constitucional, porque la propia Constitución —chavista en sus orígenes pero aprobada por mayoría popular— ha llegado a ser, frente a las continuas violaciones a que ha sido sometida, un patrimonio de la oposición democrática. Es mapa político y guía de acción a la vez. En sus páginas están indicados uno a uno los pasos que llevarán a El Cambio. No hay ningún motivo para apartarse de ella.
Pacífico, porque la oposición no tiene armas ni ejércitos. Pacífico quiere decir, también, asumir una radical actitud antigolpista, venga el peligro de donde venga.
Electoral, no solo porque las posibilidades electorales están más cerca que nunca, no solo porque no hay otra alternativa posible, sino también, y quizás sobre todo, porque un futuro gobierno que no surja de un procedimiento electoral nunca podrá obtener para sí el principio de la legitimidad.
Torrealba, Capriles, López, Machado, Borges, Ledezma y tantos otros, saben que recorren un camino minado. Un gobierno militar y militarizado, para-militares enloquecidos, personajes siniestros dispuestos a cometer cualquiera “dioscabellada”, tribunales mercenarios de justicia, tribunales electorales parcializados, prensa y televisión en manos del gobierno. Todo eso no da, ni mucho menos, una garantía definitiva para el triunfo.
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jueves, febrero 05, 2015

"Atrapados sin salida"("...Que la crisis venezolana se resuelva en un escenario constituciona dependerá...")



POR: VLADIMIRO MUJICA.

Cada vez es más visible la sensación agobiante de que la oligarquía chavista que gobierna los destinos de Venezuela se encuentra atrapada en el laberinto de sus propias contradicciones e intereses. Ante los ojos cada vez menos ciegos de un mundo que miró por largo tiempo con simpatía el experimento venezolano, se despeja la conclusión inescapable de que todo resquicio de pudor pseudo-revolucionario de aparentar gobernar para el pueblo se ha perdido. El chavismo se ejerce ahora sin escrúpulos como lo que siempre fue: un proyecto de control político y social de la nación. Condición esta que logró esconder de muchos de sus seguidores y del escrutinio internacional, en parte por la existencia de infinitos recursos para pagar por el populismo, y en parte por la conexión carismática del extinto comandante Chávez con una parte importante de los venezolanos.

Dos fuerzas inmensas impiden que el gobierno de Maduro tome las decisiones que tendría que tomar para evitar que el caos social y económico termine de devastar a Venezuela. Por un lado, la avidez insaciable de poder del ala más extremista y proclive al totalitarismo del chavismo que exige el avance del estado comunal y la profundización del proceso revolucionario. Por el otro, las mafias militares y civiles cuya existencia misma depende del control del Estado para proteger y ampliar su reinado de corrupción. La existencia de estas dos fuerzas, y la manera en que desde su propio campo de intereses cada una presiona al gobierno, terminan por ser elementos esenciales de la explicación de fondo acerca de la parálisis del régimen para afrontar, ni siquiera en sus términos más elementales, la profunda crisis de inseguridad y debacle económica que enfrenta la nación. A ello hay que añadirle el “empoderamiento” corrupto e irresponsable de grandes sectores de la población que se dedican al bachaqueo y el rebusque y que conforman un laberinto de pequeños circuitos de poder que en conjunto también presionan al gobierno con sus propias agendas.

Pero cometeríamos un grave error de ingenuidad si pensáramos que la situación venezolana puede analizarse simplemente como producto de la acción de un mal gobierno. La situación es mucho más compleja porque el gobierno venezolano no es malo por accidente sino por diseño. La conversión de existencia creativa y libre para la población en el engendro de subsistencia en que se ha transformado Venezuela, es un modelo de control de la población que persigue condenar a la gente a una pelea continua por sobrevivir y así menguar sus energías para pelear por sus derechos. Un esquema perverso y artero contra el pueblo que el gobierno ha adelantado a través de su tres creaciones más activas: el caos, la inseguridad y la corrupción.

Ya poco subsiste de la ilusión revolucionaria chavista. La conversión del movimiento popular liderado por el comandante, otrora portador de las esperanzas populares de transformación social, en el enemigo del pueblo que es hoy, represivo, arrogante y autoritario, es el resultado de un engaño de dimensiones épicas en que desafortunadamente creyó una parte importante del mundo político e intelectual venezolano. Pocas veces en la historia de un experimento político será más verdadera una cita terrible atribuida a Nietzsche y que en traducción libre se leería: “Cuando combatas con monstruos presta atención a que tu mismo no te conviertas en un monstruo … porque cuando escrutas al abismo el abismo también te escruta a ti” Enfrentados al reto histórico de transformar una democracia con carencias en un ejemplo para el mundo, el chavismo no solamente ha fracasado estruendosamente, sino que después de 16 años se ha convertido en su propio pasado, una versión degenerada de lo que en algún momento parecía destinado a combatir.

La necesidad inescapable de intentar mantenerse en el poder a todo evento lleva al gobierno a responder con represión al creciente descontento popular. En un cierto sentido el régimen se encuentra en su punto más débil, uno que debiera ser aprovechado por las fuerzas de la resistencia ciudadana para propiciar su debilitamiento y eventual salida constitucional. Pero ello no debe ser interpretado como que la deriva inevitable de los acontecimientos favorecerá esta salida. El régimen tiene todavía una capacidad muy importante para defenderse y ha demostrado la decisión de ejercerla independientemente de su costo político. Un ejemplo de ello fue la negativa a permitir a tres ex-presidentes latinoamericanos que visitaran a Leopoldo López, encarcelado ilegalmente en Ramo Verde. El gobierno sacó su cuenta y concluyó que era preferible afrontar el daño a su imagen internacional que proporcionarle un micrófono a López.

Tarea excepcionalmente riesgosa y compleja la que tiene ante sí la resistencia ciudadana, enfrentada a un régimen que aparenta estar atrapado y sin salida, pero con una clara decisión de defenderse, aún recurriendo a medidas extremas de represión. Que la crisis venezolana se resuelva en un escenario constitucional dependerá crucialmente de la efectividad de la resistencia en atraer a los descontentos del chavismo hacia un reencuentro del país en sus bases. Mucho más fácil decirlo que hacerlo, pero ese es el tamaño del reto.

 Fuente:http://www.noticierodigital.com/2015/02/atrapados-sin-salida-2/