Enrique Meléndez / especial Noticiero Digital / 28 ene
2016.- En la Academia Nacional de Ciencias Económicas y Sociales tuvo
lugar este miércoles la asunción a la presidencia del profesor Humberto
García Larralde para el período 2016-2018. A continuación una síntesis
de su discurso.
“La economía venezolana sufre actualmente el peor descalabro del que se
tenga registro, a pesar de los ingentes recursos percibidos por la
exportación petrolera en los últimos diez años. Esto ha tenido terribles
consecuencias para la vasta mayoría de la población. Se evidencia en
las enormes colas que a diario se hacen frente a supermercados y
farmacias. Gente resignada a perder horas enteras con la eventualidad
–incierta- de conseguir alimentos, pañales y otros productos que antes
eran adquiridos en completa normalidad”.
“También es el terrible drama de aquellos que se ven obligados a
acudir infructuosamente a farmacia tras farmacia en procura de
medicamentos que no consiguen, que podrían salvarles la vida. Para mayor
desgracia, las cifras oficiales y, más aún, las extraoficiales,
registran un incremento en el costo de la vida mucho mayor que en
cualquier otro país del mundo y muy superior a los incrementos
salariales decretados. La inflación en Venezuela es hoy más alta que en
cualquier otro momento de su historia”.
“Más allá de los contratiempos personales se asoma la evidencia de
numerosas empresas paradas o trabajando a media máquina por no disponer
de insumos, repuestos y/o equipos, o por no poder cubrir sus costos con
las regulaciones y controles de precio a que han sido sometidas. En
consecuencia, mengua la productividad y por ende, los salarios, y
aumenta el desempleo. El resultado de todo lo anterior no podía ser sino
el incremento de la pobreza, como lo recoge la encuesta sobre
condiciones de vida de los venezolanos, ENCOVI, realizada en 2015 por
las universidades Central de Venezuela, Simón Bolívar y Católica Andrés
Bello, que registró un 73% de la población en situación de pobreza por
ingreso. Esto podrá avanzar rápidamente hacia estadios de verdadera
hambruna en algunos segmentos de la población, si no se atajan las
causas de tal descalabro”.
“Es muy censurable que el Banco Central de Venezuela se haya negado a
publicar, durante largos períodos, la información pormenorizada sobre
el comportamiento de distintas variables económicas, como es su deber.
Mantener a la población venezolana en ascuas acerca de la conducción de
la economía no sólo dificulta la labor profesional del economista;
disuade el financiamiento internacional que tanto necesita el país en
estos momentos; niega la información fidedigna con la que empresarios,
trabajadores y consumidores, puedan tomar decisiones acertadas; y, al
esconder las dimensiones y el perfil de la crisis, arroja al venezolano
de a pie a entregarse angustiado a rumores sobre su suerte”.
“Lamentablemente, la anterior Asamblea Nacional, justo antes de que
feneciera su período, reformó la Ley del Banco Central de Venezuela
buscando otorgar piso legal a esta violación de su deber constitucional,
alegando situaciones de “amenaza a la Seguridad Nacional -con
mayúsculas en el original del artículo 40 reformado- y a la estabilidad
económica de la Nación”, como excusa para no publicar las cifras. Este
ocultamiento de información se une al desacato de los ministros de la
economía por rendir cuentas a la Asamblea Nacional en ocasión del debate
sobre el Decreto de Emergencia Económica, recién concluido. Es oportuno
recordar que la Constitución en su artículo 141, señala:
“La Administración Pública está al servicio de los ciudadanos y
ciudadanas y se fundamenta en los principios de honestidad,
participación, celeridad, eficacia, eficiencia, transparencia, rendición
de cuentas y responsabilidad en el ejercicio de la función pública, con
sometimiento pleno a la ley y al derecho”. (negritas mías, HGL)
“El escamoteo de la realidad económica acarrea severos costos
económicos y humanos. En democracia no es aceptable que servidores
públicos oculten a los ciudadanos la información requerida, para que
éstos puedan apreciar las consecuencias de las decisiones tomadas y
evaluar el desempeño de estos funcionarios en el cumplimiento de sus
deberes frente a la Nación”.
Mercados competitivos y transparentes
“El desarrollo de la ciencia económica, puesta a prueba
reiteradamente en las experiencias de incontables países a través del
globo, concluye de manera fehaciente que mercados competidos y
transparentes, en los que se conocen precios y calidad de lo que se
transa constituyen la forma más eficiente de satisfacer los
requerimientos de la sociedad con los recursos y capacidades
disponibles”.
“Cualquier desajuste entre demanda y oferta de un bien o servicio
habrá de expresarse en su precio, incentivando la concurrencia de nuevos
oferentes si sube, o desplazando a aquellos menos eficientes en caso
contrario. En competencia, el sistema de precios orienta a los
consumidores hacia las mejores ofertas y señala oportunidades de negocio
a los emprendedores. Además, presiona a cada firma a perfeccionar su
oferta, so pena de que un competidor satisfaga mejor la demanda y la
desplace del mercado. Esta dinámica incentiva la innovación, mejorando
la calidad de los bienes y servicios producidos, disminuyendo sus costos
y generando espacios para la inversión, el crecimiento y el empleo
productivo”.
“Corresponde a los gobiernos estimular la competencia, promover la
transparencia de los mercados, regular los monopolios naturales y forjar
condiciones que promuevan la innovación y el cambio tecnológico. Deben
procurar los equilibrios macroeconómicos que están en la base de la
estabilidad de precios, del financiamiento competitivo y del intercambio
provechoso con el extranjero. Asimismo, es menester un marco
institucional que promueva la confianza y la iniciativa de
inversionistas, productores y comerciantes”.
“A la vez, el Estado debe producir los bienes públicos que requiere
la sociedad, compensar las fallas de mercado ocasionadas por la
presencia de externalidades y velar por la equidad y la justicia social
–atendiendo, en particular, a los sectores más vulnerables de la
población-, sin matar la gallina de los huevos de oro de la iniciativa
privada”.
Política económica
“Pero el gobierno nacional desde hace demasiado tiempo viene haciendo
exactamente lo contrario. Obnubilado por nuestra condición de país
petrolero y emborrachado con el alza de sus precios a niveles nunca
vistos en el mercado internacional, se desentendió de los criterios de
racionalidad propios de una economía de mercado y pensó en dispensar
directamente los proventos de esta industria para apuntalar su
particular proyecto político. El usufructo discrecional de estos
recursos en la prosecución de estos fines requería abatir las
instituciones que resguardan la seguridad jurídica de los agentes
económicos, y que promueven la iniciativa privada y la eficiencia de los
mercados”.
“En su lugar se ha instrumentado un sistema de controles y
regulaciones, y de acoso a los sectores productivo y comercial, que ha
generado graves distorsiones en el quehacer económico. En particular, la
fijación administrativa de precios sin tomar en cuenta los costos de
producción, ha hecho desaparecer númerosos ítems de los mercados,
fomentando la emergencia de una vasta economía parasitaria de
revendedores que logran ofertar tales productos por canales de
comercialización informales, pero a precios varias veces superior. El
caso más extremo es el de la gasolina, prácticamente regalada en el
país, cuya reventa en el extranjero, en connivencia con funcionarios
destacados para resguardar las fronteras, genera ganancias
inimaginables”.
“El ocultamiento de información, y la ausencia de transparencia y de
rendición de cuentas en la gestión pública, ha permitido que se
enseñoree una conducta patrimonialista por parte de quienes controlan el
poder, en el sentido de manejar la Res-pública –la cosa pública- como
si fuera su patrimonio personal. La excesiva y discrecional intervención
del Estado de los últimos años ha desatado una profusión de incentivos
para lucrarse con la intermediación y reventa de productos regulados,
comisiones en los contratos con el sector público, arbitrando entre
distintas cotizaciones del dólar, extorsionando a empresarios con la
amenaza de leyes punitivas, con el lavado de dineros mal habidos y en
otros ilícitos. Puede afirmarse que la economía de controles lo que ha
prohijado es corrupción, a expensas de la actividad productiva”.
“Por otro lado, bajo el amparo de ingresos extraordinarios por la
venta de petróleo, se quebrantaron los principios de una sana conducción
macroeconómica. Prácticas populistas y clientelares incrementaron el
gasto público de manera desordenada e insostenible, revelándose déficits
fiscales descomunales al no crecer el ingreso petrolero en igual
proporción. Desde 2011, tales déficits se financian en buena medida con
la emisión de dinero inorgánico por parte del Banco Central”.
“Aunque ello lo prohíbe el artículo 320 de nuestra Carta Magna, se le
ha querido dar visos de legalidad con la reforma de la Ley de Banco
Central de diciembre pasado, antes aludida. Como consecuencia, la
liquidez monetaria prácticamente se duplicó durante 2015: casi la mitad
de este crecimiento vino de la “maquinita” del BCV. Tal desorden
monetario ha llevado a un severo racionamiento de las divisas, que ha
disparado el precio del dólar en el mercado paralelo a niveles más de
100 veces superior al tipo de cambio oficial. Todo ello impulsó la
inflación por encima del 200% en el último año, empobreciendo
brutalmente a la inmensa mayoría de venezolanos”.
“No hay excusa ni justificación alguna para que el Gobierno no
reconozca los efectos desastrosos de estas políticas. El costo social y
humano conllevado hace imperativa su rectificación. Ya basta de
pretender comprar tiempo alegando conspiraciones o inventando una
“guerra económica” para intentar evadir responsabilidades. No hay
razones válidas para soslayar los cambios requeridos y corresponde al
Ejecutivo Nacional asumirlas, como demanda un país expectante. En
cumplimiento de su mandato legal, la Academia Nacional de Ciencias
Económicas está presta a dar su opinión y a sugerir propuestas de
política para superar el atolladero que hoy agobia a los venezolanos”.
Soluciones a la crisis
“Es menester atajar de inmediato la cruel caída en los ingresos
reales de la población. Para ello hay que neutralizar los factores que
nutren la altísima inflación que hoy padece el país. Debe reducirse
significativamente el déficit de la gestión pública, haciendo más
eficiente la recaudación de ingresos –entre otras cosas, sincerando los
precios de la gasolina y de otros bienes y servicios prestados por el
Estado-, eliminar el gasto dispendioso y focalizarlo en las necesidades
prioritarias, a la par que se prescinde del financiamiento monetario por
parte del Banco Central”.
“Ello es base de la unificación del tipo de cambio -en un mercado de
libre transacción-, y la negociación del financiamiento internacional,
sin el cual Venezuela no podrá cuadrar sus cuentas externas ni defender
la paridad del bolívar. Honrar la deuda con los proveedores foráneos y
los compromisos del servicio de la deuda financiera externa contribuirá,
a su vez, con el restablecimiento de un clima de confianza para atraer a
inversionistas extranjeros y propulsar la inversión local. La
disponibilidad de insumos, maquinaria y repuestos importados, hecho
posible por el libre acceso a las divisas, significará un paso
gigantesco en la liberación de las fuerzas productivas del
estrangulamiento a que han sido sometidas”.
“Estas acciones deberán complementarse con el desmantelamiento del
punitivo sistema de controles y restableciendo las seguridades jurídicas
a la propiedad y a las transacciones comerciales, condiciones sine qua
non para ampliar la oferta de bienes y servicios demandados, sustituir
importaciones -ahorrando divisas-, y proveer empleo productivo bien
remunerado”.
“El gobierno descubre ahora la importancia decisiva de incrementar la
producción como vía para superar la crisis. Pero hay que decirle que
este llamado no responde a simples deseos o exhortaciones; debe
estimularse con políticas coherentes y creíbles, que den confianza”.
“Se trata, en definitiva, de la imperiosa necesidad de echar los
fundamentos de una economía competitiva, capaz de asegurar procesos
sostenidos de crecimiento y de mejora en el bienestar de los venezolanos
a través del emprendimiento y el dominio tecnológico, de manera de
trascender las perversiones del rentismo petrolero”.
“El disparate de creer que se podía arrinconar sin mayores
consecuencias el aparato productivo doméstico se pone hoy de manifiesto
con la abrupta caída de los precios internacionales del crudo. Superar
el rentismo implica instrumentar cambios institucionales profundos que
requerirán de un liderazgo político capaz de generar los consensos
necesarios para su instrumentación y sostenibilidad”.
“La discusión e implantación de estos cambios es una agenda
imprescindible para los próximos años. Las perspectivas de que se
prolonguen los bajos precios internacionales del petróleo, así como los
compromisos adquiridos por la mayoría de los países del mundo en la
reciente Conferencia de París para reducir su dependencia de los
combustibles fósiles que generan gases de invernadero, nos señalan de
manera terminante que nuestro bienestar futuro no podrá recostarse sólo
del petróleo”.
“En fin, enfrentar las realidades duras de la situación económica del
país, nos guste o no nos guste, representa un imperativo vital en estos
momentos. La Academia Nacional de Ciencias Económicas renueva su
aspiración a continuar promoviendo el debate de los aspectos centrales
del desarrollo y de las políticas requeridas para ello. Permítaseme
concluir estas breves palabras recordando un exhorto de nuestro
pronunciamiento sobre la situación del país de noviembre del año pasado:
“La Academia Nacional de Ciencias Económicas hace un llamado a las
autoridades públicas, los partidos políticos, al sector empresarial, las
universidades, los trabajadores y al público consumidor, a concertar
los esfuerzos necesarios para producir un cambio fundamental en la
conducción de los asuntos económicos y así poder superar la grave
situación en que nos encontramos.”
“Ya el pueblo se manifestó clara y contundentemente a favor del
cambio en los comicios recientes del 6 de diciembre. Los factores
políticos, económicos y sociales capaces de incidir en la toma de
decisiones no pueden eludir este mandato. Corresponde al Ejecutivo,
respetando la autonomía y competencias de la Asamblea Nacional recién
electa, negociar los acuerdos y compromisos imprescindibles para superar
el terrible drama que azota hoy a los venezolanos. Desde la Academia
Nacional de Ciencias Económicas ofrecemos nuestro modesto aporte al
éxito de las transformaciones requeridas”.
Fuente:http://www.noticierodigital.com/2016/01/discurso-de-humberto-garcia-larralde-economia-venezolana-sufre-el-peor-descalabro-de-la-historia/