sábado, enero 05, 2008

"EL MILAGRO DEL NIÑO PERDIDO POR LAS FARC"


POR:SALUD HERNÁNDEZ:
“Y llamarás su nombre Emmanuel” (Jesús), que traducido es: “Dios con nosotros” Mateo 1:23. "Este será grande y será llamado hijo del Altísimo" Lucas 1:32. “Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mi, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar”.(Nuevo testamento,citado por el autor del blog)
El último capítulo del culebrón de Emmanuel descubre a una guerrilla resquebrajada en su interior y alejada de la realidad. Prometieron liberar a un niño que llevaba más de dos años en manos ajenas, puesto que habían decidido sacarlo de la selva, a pesar del riesgo de que se descubriera el engaño. EL MUNDO conoció hace unos meses una información de Inteligencia que no pudo revelar por exigencias de la fuente. Indicaba que el hijo de Clara Rojas ya no estaba con su madre.
La guerrilla, afirmaban, le había dejado al cuidado de unos campesinos para salvarle la vida, dadas las extremas condiciones en las que sobreviven los rehenes en medio de la selva.
El sábado, la misma guerrilla admitió que Juan David Gómez Tapiero, nombre del niño cuya existencia desveló el presidente, Álvaro Uribe, el pasado 31 de diciembre, es en realidad el hijo de la ex candidata a la vicepresidencia de Colombia en el equipo que encabezaba Ingrid Betancurt. Ambas fueron secuestradas en un paraje del sur del país el 21 de febrero de 2002.
Asimismo, este diario conoció que una unidad del Ejército había llegado a uno de los campamentos donde las FARC custodiaban a los secuestrados y encontraron evidencias de la existencia del hijo de Clara Rojas, cuando aún su nacimiento no se conocía, y de que el pequeño había sufrido un accidente que le había roto un brazo. Lo mismo confirmó el intendente de policía John Frank Pinchao, que permaneció ocho años y medio secuestrado y que se fugó en mayo pasado. Habló del niño, un bebé de pocos meses en ese momento, y de que le había visto con una escayola.
Por tanto, si dicha información ya estaba en poder de agencias de Inteligencia colombianas, ¿por qué razón la guerrilla ofreció dejar en libertad a Emmanuel y a su madre aún a sabiendas que podría descubrirse la falacia?
Ésa es una de las tantas incógnitas que quedan por despejar en una historia trágica para las familias que aún aguardan a sus seres queridos que permanecen en cautividad, y asombrosa para una comunidad internacional que asiste atónita al espectáculo orquestado al alimón entre Hugo Chávez y el secretariado del grupo subversivo.
¿Plan conjunto de Venezuela y las FARC?
Según conoció el sábado este diario, Venezuela habría urdido un plan, de la mano de las FARC, para recuperar al niño del centro de acogida donde se encontraba. Al parecer, y siempre conforme a lo relatado por dichas fuentes, las FARC desconocían que el miliciano a quien habían dejado a cargo del menor ya no lo tenía bajo su techo.
Cuando fueron a buscarlo para trasladarlo de nuevo a la selva y presentarlo junto a su madre a la comisión internacional que iría a buscarlo como si estuviese cautivo, descubrieron que José Crisanto Gómez, que vivía en ‘El Retorno’ y que era responsable también de otros seis críos –con toda probabilidad hijos también de guerrilleros–, lo había ingresado en un hospital de San José del Guaviare, capital del departamento selvático del Guaviare y a escasos kilómetros de su casa, preocupado por su estado de salud.
Del centro asistencial pasó al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar que fue en donde lo encontraron miembros de la Fiscalía. El ex miliciano denunció que ha sido amenazado de muerte por las FARC.
En un principio el presidente Hugo Chávez tachó de mentiroso a su homólogo, Álvaro Uribe, por salir a la palestra a denunciar que la supuesta liberación estaba estancada porque las FARC no tenían al niño, pero ahora se ha tenido que rendir ante las evidencias puesto que ha permanecido en silencio desde que la hipótesis es ya un hecho.
“Quedarían muy mal las FARC ante el mundo, porque quedaría en evidencia que es una gran mentira”, dijo el ex golpista venezolano la primera vez que escuchó la versión de Uribe. Pero ha sido el propio grupo terrorista, por medio de un comunicado, y más tarde la familia Rojas, que aceptó someterse a unas pruebas de ADN, los que han confirmado la versión oficial. Las FARC afirman que desde 2005 lo dejaron a cargo de una familia para evitarle los riesgos de la confrontación armada con el Ejército.
“Las primeras pruebas de ADN han mostrado una compatibilidad absoluta con la familia de Clara González”, madre de Clara Rojas, aseveró el Fiscal General del Estado, Mario Iguarán. Los Rojas han recibido con gran alegría las noticias sobre Emmanuel –como le bautizó su madre, conforme a lo que contó en su día el suboficial de policía Pinchao– y ya sólo aguardan que se lo entreguen. Entre otros trámites, deberían esperar unos segundos exámenes de ADN que realizarán en el Instituto de Medicina Legal de Santiago de Compostela.
Elvira Forero, directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, estimaba el sábado que en 15 días el niño podría estar en el hogar de sus familiares.


9 comentarios:

Anónimo dijo...

Los lamentos de Piedad: “somos un par de idiotas”

“Somos un par de idiotas que no nos hacen ni simple caso“, dijo Piedad Córdoba ante fracaso de ‘Operación Emmanuel’. La senadora colombiana se refirió así a ella y al presidente venezolano Hugo Chávez al lamentar el resultado adverso de la gestión que buscaba la libertad tres secuestrados por las Farc.

La legisladora dijo que con el fracaso de la ‘Operación Emmanuel’, ya no pueden insistir “que tanto el presidente Chávez como yo somos de las Farc“. Agregó que, obstante lo ocurrido no se debe desalentar la consecución de la liberación de la ex candidata a la vicepresidencia Clara Rojas y la ex congresista Consuelo González de Perdomo.

Córdoba culpó, no obstante, al Gobierno de Uribe al que acusó de “sabotear cada gestión, mediante el ofrecimiento de dinero para la delación o mediante operativos”.

“El gobierno colombiano o ha logrado infiltrar gente en la guerrilla o tiene un sistema de inteligencia muy efectivo con la ayuda (de EE.UU.), porque cada vez que las Farc hacen un movimiento, consiguen interferir, como fue la captura de los emisarios con las pruebas de supervivencia de los secuestrados que se iban a entregar al Presidente Chávez y ahora con el niño Emmanuel”, dijo.

La senadora defendió el papel jugado por el mandatario venezolano en este proceso. “El presidente Chávez se ha echado al hombro semejante problema, como el de Colombia, sin esperar nada a cambio“, dijo.

También afirmó que, pese a todo lo ocurrido, cree en la voluntad de negociación de las Farc porque, según afirmó, cuando se reunió en Caracas con los voceros guerrilleros Rodrigo Granda e Iván Márquez, “logramos avanzar, nos empleamos a fondo para avanzar no sólo en el acuerdo humanitario, sino en el acuerdo de paz”.

Vía El Tiempo de Bogotá

Anónimo dijo...

Deberían colgarse una piedra en el cuello y tirarse juntos al mar, pero no precisamente por idiotas, sino por atreverse a ponerle tropiezos a un inocente como Emmanuel. Miren que bajeza la de estos políticos cínicos e inescrupulosos, quienes no reparan en gastos y arriesgan la salud de un niño para quedar como unos grandes pacifistas; unos diablos es lo que han demostrado ser en realidad. ¡Qué Dios se apiade de sus almas!

Anónimo dijo...

Historia de Emmanuel, el niño que tiene en vilo al país y postradas internacionalmente a las Farc


5 de enero de 2008
El Tiempo
http://www.eltiempo.com/politica/2008-01-06/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-3909942.html

EL TIEMPO reconstruye su corta vida, y revela apartes inéditos del testimonio que José Crisanto Gómez, el hombre que lo recibió, en el 2005, de manos de la guerrilla, dio a la Fiscalía.

"'Raúl Reyes' me lo confirmó verbal y físicamente, frente a mí, mirándome a los ojos".

El periodista Jorge Enrique Botero recordó así el día en que supo, por accidente, que Clara Rojas -secuestrada hace casi 6 años por las Farc- había tenido un hijo con un guerrillero y que el niño se llamaba Emmanuel.

La existencia del menor comenzó a circular en los primeros días de abril del 2006, cuando Botero promocionaba su libro 'Últimas noticias de la guerra'.

Allí narró cómo un guerrillero fue quien le habló por primera vez de Emmanuel, el primer niño en el país nacido secuestrado, cuya ubicación -realizada hace apenas 8 días, por unidades del CTI de la Fiscalía- tiene hoy literalmente contra la pared a la organización ilegal que lo proclama como hijo suyo.

Las propias Farc reconocieron el viernes, en un escueto y confuso comunicado, que el niño había sido entregado a una familia y que es el mismo que, bajo el nombre de Juan David Gómez Tapiero, está hoy en manos del ICBF.

Solo un puñado de funcionarios del más alto nivel del Gobierno conocen el paradero del niño, de 3 años y medio, que permanece custodiado por agentes en cubierta.

La primeras pruebas

Tras la versión de Botero, vinieron nuevos datos sueltos: que Emmanuel nació por cesárea en plena selva y sin las mejores condiciones médicas. Que Clara y el papá del bebé habían sido separados desde el embarazo...

Los primeros en reaccionar ante esta dramática historia fueron los familiares de la abogada secuestrada: Iván Rojas, su hermano, pidió que Botero que se retractara y congelara la venta del libro. Y Clara González de Rojas, madre de la abogada, rechazó que la versión se basara en "un rumor" sin mayores pruebas.

Pero esas pruebas empezaron a llegar un año después, el 28 de abril de 2007, con el intendente de la Policía John Frank Pinchao, quien tras fugarse de un campo de secuestrados de las Farc -en el que permaneció encadenado por 9 años- confirmó el nacimiento del bebé, al que había visto un par de veces.

Contó que a través de unos huecos en las paredes de tabla de un campamento al que fue llevado se dio cuenta del embarazo de Clara Rojas. Y agregó que el cuidado del bebé era similar al de un niño indígena y que guerrilleros y secuestrados le fabricaban la ropita.

'Gritaba que no se lo quitaran'

Pinchao también dijo que meses después del nacimiento, ocurrido en julio del 2004, se llevaron al pequeño y Clara clamaba por que se lo devolvieran: "Ella gritaba el nombre del niño y les pedía que se lo dejaran ver. La guerrilla no le ponía atención. Durante la caminata lo volvimos a ver, pero lo llevaba la guerrillera a la que llamaban 'Rosa'".

Del papá, dijo Pinchao, se comentaba que lo iban a matar. Hoy el CTI sabe que se llama Juan David, que su alias es 'Rigo' y que pertenece al frente 54 de las Farc.

Pinchao narró que "en los primeros meses un guerrillero que hacía las veces de enfermero, conocido como 'Guillermo', llevó al pequeño a su campamento y se lo mostró: era un niño blanquito que tuvo problemas al nacer". Según su relato, 'Guillermo' le puso una férula o yeso en uno de los brazos debido a una fractura que había sufrido durante el parto.

Testimonio clave

José Crisanto Gómez le aseguró al Fiscal 12 Antisecuestro que los problemas de salud del niño -afectado además por paludismo y leishmaniasis- obligaron a las Farc a entregárselo a él: "Lo llevaron a mi casa en la vereda La Paz, en el municipio de El Retorno (Guaviare) en donde mi suegro, un curandero, lo empezó a atender".

Gómez Tovar, oriundo de Ortega (Tolima), había ido a parar a La Paz para raspar coca. Sin embargo, con la entrega del bebé lo que halló fue más líos.

"No es de las Farc dejar que las guerrilleras tengan hijos, y cuando es demasiado tarde para abortar, al nacer los entregan a milicianos en las poblaciones más cercanas", dice un ex director del hospital de El Retorno.

Lo entregaron de meses

"Aquí traemos este niño para que le curen la picadura de pito y le arreglen el brazo", le dijeron a Gómez Tovar los guerrilleros.

El hombre, que se desempeña como albañil, le dijo a la Fiscalía que era visible la fractura y que tenía tres marcas por leishmaniasis, una de ellas en el pómulo derecho.

"Yo tenía cinco hijos en ese momento y vivía con mi esposa y a ella no le gustó nada (...) pero era una situación de que a mi, si me negaba, pues iba a tener problemas", dijo Gómez Tovar.

Según él, el niño tendría unos tres meses de nacido y aunque le habían dicho que regresarían al otro día con pañales y leche, "pasaron cuatro meses sin nada".

Después de ese tiempo regresaron los guerrilleros, vieron al niño y se dieron cuenta de que había mejorado un poco de salud. Dejaron un tarro de leche y pañales y se marcharon. Una de las guerrilleras que lo fue a ver dijo que era muy lindo y parecido a su padre, Juan David. Por eso fue registrado con ese nombre.

Las circunstancias en las que vivía Gómez Tovar no eran las mejores. "La situación económica del raspachín en El Retorno era muy crítica, incluso varias personas le colaborábamos con mercados para que subsistiera", aseguró a EL TIEMPO Jairo Martínez Bonilla, ex candidato a la Alcaldía de ese municipio.

Escape a El Retorno

Gómez Tovar se fue a ese municipio del Guaviare luego de que los guerrilleros le negaron el permiso para salir de La Paz.

"Según me contó -relata un amigo de José Crisanto- , él hizo la solicitud para salir porque uno de sus siete hijos tenía paludismo y el niño que le habían entregado también estaba muy enfermo".

Aunque al principio los dos infantes fueron atendidos mediante infusiones y emplastos elaborados con hojas de árboles, la salud de ambos menores empeoró.

"La desesperación que le producía el llanto de los niños hizo que, sin la autorización del grupo guerrillero, Gómez Tovar emprendiera con su familia el viaje hacia el casco urbano de El Retorno, sabiendo de antemano que no podía regresar", explica un funcionario de la Alcaldía de ese municipio.

"Contra viento y marea y contra la voluntad de ella (la esposa), alisté por ahí unos chiritos y cogimos una canoa y echamos todos los niños y me traje al niño que le decían 'pegui'. Al niño que me habían dado le decíamos 'pegui' por un personaje de la televisión", narra Gómez Tovar.

Después de un viaje de dos días y de pasar por un retén de la guerrilla, llegaron cerca a El Retorno.

José Crisanto se hospedó en una residencia, pero las malas condiciones que presentaban, especialmente el más pequeño de los niños, hicieron que una vecina denunciara el hecho ante la oficina municipal del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.

"No tenían ropa, estaban muy pálidos y no paraban de llorar", dice una señora que afirma haber visto a la familia recién llegada.

Tras su arribo al pueblo, el campesino apenas tuvo cuatro días en su poder a Emmanuel, pues luego de su ingreso al hospital local fue remitido a San José del Guaviare, el 15 de junio del 2005. Allí, un juez de familia se lo quitó.

Gómez Tovar contó que estando en el hospital de San José del Guaviare, un hombre que se identificó como integrante del séptimo frente de las Farc lo amenazó y le dijo que se hiciera pasar como familiar para sacar al bebé del centro médico.

Entonces fue cuando dijo ser el tío abuelo del niño, a quien llamó Juan David Gómez Tapiero.

También afirmó que su madre era Martha Gómez Tapiero, de 22 años, y que ella había desaparecido ocho meses atrás. En su declaración, Gómez Tovar aceptó que había inventado el nombre de la supuesta mamá basándose en el de una sobrina.

Fue este el momento cuando las Farc perdieron el rastro de Emmanuel.

Cuatro meses después volvieron a llamar a Gómez Tovar para preguntar por Emmanuel y él les mintió diciendo que lo tenía una hermana en Bogotá, "que se le estaba haciendo todo el tratamiento que, incluso, yo la llamaba a ella cada quince días (...) pero nunca me dijeron 'usted necesita plata' (...) jamás, ellos desentendidos", narró.

Hace tres meses el comandante 'Jerónimo' le dijo que necesitaba hablar con él sobre el niño y amenazó a toda su familia si no le daba razón del bebé.

A mediados de diciembre pasado, las amenazas fueron más directas, ordenándole que devolviera al niño y le dieron un ultimátum hasta el 30 de diciembre para devolverlo.

En medio de su desesperación, Gómez Tovar fue a la Fiscalía y no lo escucharon, según narra, "porque ya no había atención". Y en la Sijín le indicaron que ellos no recibían denuncias.

Su salida fue llamar a un amigo que lo contactó con el Defensor del Pueblo de San José del Guaviare y el Personero de El Retorno, quienes ayudaron para que las autoridades le brindaran seguridad.

Luego se dio su traslado y el de su familia a Bogotá.

'En la noche llama a su mamá'

En una rueda de prensa del 31 de diciembre pasado, el presidente Álvaro Uribe y el alto comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, contaron lo que sucedió mientras el niño estuvo al cuidado de las autoridades.

Juan David, como era conocido en ese momento, salió del hospital el 27 de enero del 2005. Al siguiente día ingresó al Bienestar Familiar teniendo en cuenta el reporte que había realizado la trabajadora social del Hospital Regional de San José del Guaviare.

"De acuerdo con el diagnóstico de maltrato, negligencia y abandono del menor de edad. Lo mantienen encerrado, solo y no le daban de comer ni de beber", reportó entonces la funcionaria.

Los médicos agregaron a ese concepto que Emmanuel presentaba desnutrición, paludismo, enfermedad diarreica aguda, leishmaniasis, fractura de húmero y abandono.

El 26 de julio del 2005 se emitió la resolución para decretar la situación de peligro del menor y al otro día se aprobó su traslado a Bogotá, a un hogar sustituto del Bienestar Familiar.

El 31 de octubre de ese año le practicaron una cirugía en el Instituto de Ortopedia Infantil Roosevelt para corregirle la fractura en el húmero izquierdo.

Y bajo el cuidado de una madre sustituta se han tenido en cuenta los comportamientos del menor: "El niño es de buen apetito, tolera adecuadamente todos los alimentos, acostumbra a bañarlo una vez al día, disfruta el contacto con el agua, durante la noche suele despertarse, llamar a la mamá y volver a dormirse".

A pesar de que el niño se encuentra alerta, que pronuncia algunas palabras como 'mamá' y sílabas sueltas, que se muestra activo y con actitud de exploración del medio que le rodea, presenta retardo en su desarrollo psicomotor.

En la actualidad, "el niño se encuentra en buen estado de salud, con un desarrollo psicosocial adecuado para su edad, con valoraciones médica y nutricionales conforme a su proceso de desarrollo".

La rueda de prensa de Uribe, Restrepo y la plana mayor de las Fuerzas Militares, en el último día del 2007, marcó el final de tres días en los que la Cruz Roja y delegados internacionales, liderados por Hugo Chávez, esperaron en Colombia, sin éxito, las coordenadas de las Farc para rescatar a los tres rehenes.

Ahora, con la confirmación de que el ADN del niño es compatible con el de la familia Rojas y el comunicado de las Farc aceptando que sí es Emmanuel -quien hoy domingo tiene tres años, cinco meses y 17 días-, lo que resta es que el bebé esté con sus familiares, lo cual podría suceder en las próximas dos semanas.

Investigación de filigrana

El 28 de diciembre el CTI recibió la grabación de una llamada hecha al Gaula, en la que un hombre advertía que un niño de San José del Guaviare iba a ser sacado ilegalmente del ICBF en Bogotá. Juan David fue ubicado y vino una segunda llamada que lo relacionó con el caso de Emmanuel: que no iba a ser entregado porque estaba en manos del ICBF. El fiscal Mario Iguarán, y la jefe del CTI, Marilú Méndez, tomaron el caso y le avisaron al presidente Uribe. Allí se inició una rigurosa indagación judicial.

15 días para ser un Rojas

En dos semanas Clara de Rojas, abuela del pequeño Emmanuel, podría tener las custodia temporal del niño y así poner fin a la larga espera por conocer a su nieto.

Elvira Forero, directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) , afirmó que el procedimiento para que Emmanuel se quede con los Rojas es "sencillo y se adelantará desde la próxima semana" con la familia verdadera del menor. "Vamos a sentarnos a trabajar con doña Clara para empezar con el proceso de desarrollo sicosocial", señala.

La funcionaria agregó que Emmanuel es un niño "feliz, dulce y amoroso" y que debido a su temprana edad aún no tiene conciencia de lo que le ha sucedido. El sitio donde se encuentra el menor no fue revelado y su imagen y características físicas serán conocidas por el país previa autorización de la familia Rojas.

Para la expedición del registro civil es necesario interponer una acción ante un juez de menores. En poco tiempo, Emmanuel adoptaría el apellido Rojas.

Anónimo dijo...

Repugnante es que Cahvez tenìa conocimiento de eso yo no lo pongo en duda, y jugò con el dolor y desgracia ajena, recuerdo las palabras del Señor Jesucristo cuando dijo, que el que hiciere caer a uno de sus pequeñitos, mejor le serìa ponerse una piedra de moler al cuello y echarse al mar, porque el castigo y venganza del Señor serìan terribles. porque El mismo dijo "dejad que los niños vengan a mi y no se lnpidan porque de ellos es el reino de los cielos.

Anónimo dijo...

Aqui esta la razon que aducen las farc de que tenian al niño en bogota bajo cuidado, eso fue lo que les dijo su supuesto padre, echando asi por tierra el perverso comunicado de Maduro, en el que persiste en echar una sombra de duda sobre Uribe, al pedir que se "aclare" el paradero del niño rehen durante las ultimas semanas, estaba en manos del ICBF organismo creado para defender la infancia, definitivamente mas perverso no puedeser chavez y su banda.

Anónimo dijo...

¡DEMOLEDOR... PARA LAS FARC...HUGO CHAVEZ Y EL PAPANATAS DE MADURO
POR FAVOR... FORAJIDOS DE LA FARC , SU MECENAS CHAVEZ Y SU ACOLITO CHOFER DE QUINTA: ¿POR QUE NO SE CALLAN...

Anónimo dijo...

Este es el mejor resumen cronologico que he leido de la famosa novela de la operacion Enmanuel orquestada por Hugo Chavez, la recomiendo, acaba de salir en la revista Semana y es titulada como "La cuna vacia", esta es la web

http://www.semana.com/wf_InfoArticulo.aspx?idArt=108634

Este el texto:

Nacion
Análisis de SEMANA sobre la frustrada liberación de los secuestrados.

La cuna vacía

El desespero del albañil José Crisanto Gómez por recuperar a un niño de tres años cambiaría el rumbo de lo que sería la liberación de secuestrados más esperada de la historia reciente de Colombia.

Este hombre, de 37 años, con facciones bruscas y rasgos indígenas, llegó el 30 de diciembre en la mañana hasta la Defensoría del Pueblo de San José del Guaviare. Reclamaba a Juan David Gómez Tapiero, a quien había dejado dos años atrás en el hospital de ese municipio por su grave estado de desnutrición y leishmaniasis.

El defensor que lo recibió, al ver la ansiedad y la agresividad con la que José Crisanto insistía en la recuperación del niño, decidió llamar a la sede del Bienestar Familiar en Bogotá para reportar el caso, sin saber que esa llamada sería la última pieza del rompecabezas de una de las operaciones de inteligencia más sofisticadas de los últimos años.

Una operación que, el día anterior, 29 de diciembre, había reunido en el despacho del Ministro de Defensa a la cúpula militar, el director de la Policía, la directora del CTI de la Fiscalía y la directora del Bienestar Familiar, con un solo propósito: tratar de establecer la identidad de Emmanuel, el hijo de Clara Rojas que había nacido durante su cautiverio en manos de las Farc. En esa reunión se discutió que, hacía pocas horas, la Fiscalía había ubicado en un hogar del Bienestar Familiar en Bogota al niño Juan David Gómez Tapiero, de quien sospechaban era Emmanuel.

El pequeño se había convertido en el símbolo de los secuestrados y por lo tanto, su suerte era un asunto de interés nacional e internacional. Sobre todo después de que las Farc, luego de que el presidente Uribe suspendió la mediación del presidente Chávez para lograr un acuerdo humanitario, anunciaron que liberarían unilateralmente -y en señal de desagravio a Chávez- a Clara Rojas, Consuelo González de Perdomo y el pequeño Emmanuel, de tres años y medio. Chávez se tardó pocos días en montar un gran operativo humanitario con el apoyo de siete países de América Latina. Con mapa y marcador en mano, y ante las cámaras de televisión, el presidente venezolano trazó el plan para concretar el primer gesto de buena voluntad de la guerrilla, el cual podría abrirle el camino al acuerdo humanitario. Señaló como centro de operaciones Villavicencio, anunció que la liberación se haría ante delegados de la Cruz Roja y siete países como observadores, y se arriesgó a afirmar que una vez el gobierno de Colombia autorizara el ingreso de la misión, la libertad de los secuestrados se produciría en cuestión de uno o dos días.

En esos momentos, el gobierno colombiano se encontraba en una encrucijada. Mientras el presidente Chávez bautizaba la liberación de los secuestrados como la operación 'Emmanuel', el gobierno de Uribe ya sospechaba que la entrega del niño no era posible, pues creía que las Farc no lo tenían. Aun así, se autorizó la operación, pues no descartaba que la guerrilla entregara, de todas maneras, a Clara Rojas y Consuelo González.

El dilema para el gobierno era de marca mayor. Mientras no tenían la certeza absoluta de que ellos tuvieran a Emmanuel, Villavicencio hervía en delegaciones internacionales, los helicópteros estaban listos para despegar rumbo a la selva, y en la prensa mundial corrían ríos de tinta sobre lo que sería la anhelada liberación. Sólo faltaban las coordenadas que las Farc debían entregar sobre el sitio exacto en el oriente del territorio. Chávez era el director de una orquesta muy afinada que tocaba una sinfonía humanitaria y que tenía encantadas a la opinión colombiana y a la comunidad internacional.

Mientras tanto, el gobierno colombiano era sólo un espectador. Chávez coordinaba la orquesta al son de sus movimientos y los altos funcionarios del gobierno colombiano observaban. El presidente Uribe permanecía recluido en su finca en el Ubérrimo, en Córdoba, mientras el Ministro de Defensa tuvo que interrumpir su descanso de fin de año en su finca, para atender la cascada de acontecimientos que se estaban desarrollando. Los dos seguían, paso a paso, los detalles del despliegue que hacían los medios y que tenía como actor principal a Hugo Chávez y actor de reparto al ex presidente de Argentina Néstor Kirchner. Mientras tanto, el alto comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, saltaba matones para organizar a los delegados internacionales que acababan de aterrizar en Villavicencio, una capital sin infraestructura para atender una comisión de este nivel.

A pesar de que el gobierno colombiano se veía arrinconado, la demora en la entrega de las coordenadas por las Farc jugaba su favor. El gobierno tenía una carta tapada: estaba convencido de que la guerrilla estaba dilatando la liberación porque no tenía al niño.

Para este momento, 29 de diciembre, y debido a la alta exposición mediática que se convertía en una olla de presión, el ministro Juan Manuel Santos empezó a sentir que las Farc podían hacer una jugada maquiavélica: acusar al gobierno de tener en su poder al niño y de ocultarle esa información al país. El ministro Santos decidió reunirse, bajo estricta confidencialidad, con la jefe de la delegación de la Cruz Roja Internacional en Colombia, Bárbara Hitermann, y explicarle la hipótesis del gobierno colombiano y la delicada información que tenían acerca de Emmanuel. Como no se tenía una certeza total de que Juan David Gómez fuera Emmanuel, decidieron no comunicar todavía la situación a la opinión pública y esperar a que se produjera la liberación, la cual, si se producía, estaban seguros de que no incluiría al niño.

Al mismo tiempo, la película de la liberación adquiría ribetes hollywoodescos. El propio Oliver Stone, uno de los directores de cine más reconocidos del mundo, aterrizaba con todos sus equipos en los llanos -invitado por Chávez- para que filmara en exclusiva la liberación de los secuestrados. La capital de Meta se había convertido, en pleno fin de año, en una ciudad sitiada por policías que debían brindar seguridad a los delegados, y hordas de periodistas se habían atrincherado en el aeropuerto, a la espera de cualquier noticia. Dos fincas en el pie de monte llanero se convirtieron en las sedes de las delegaciones extranjeras que, con el paso de las horas, se preguntaban en qué momento tenían luz verde para ir por los secuestrados.

En medio del desorden, la angustia y la expectativa, Luis Carlos Restrepo, comisionado de paz, se percató rápidamente del desconocimiento geográfico y logístico de los delegados internacionales sobre una operación tan riesgosa y decidió tomar el toro por los cachos. Organizó entonces una reunión con toda la delegación y la Cruz Roja y, por instrucciones del presidente Uribe, les planteó los peligros de la operación. Les advirtió que la zona de la posible entrega era inhóspita, selvática y lejana, que una vez en la selva, el Estado no podía garantizarles la seguridad, que las Farc han secuestrado incluso personas que se desplazan con inmunidad diplomática, como el caso del gobernador de Meta Alan Jara, que viajaba en un carro de Naciones Unidas. En fin, en medio de una nocturna brisa llanera, Restrepo hizo un completo resumen táctico-militar que ponía en contexto las complejidades del operativo.

Los delegados, atónitos por tantos detalles no calculados, se limitaron a responder que dependían de las instrucciones del 'cerebro' que había delegado el gobierno venezolano: el ex ministro Ramón Rodríguez Chacín, un personaje enigmático y cercano tanto al gobierno de Chávez como a las Farc (y recién nombrado ministro del Interior de Venezuela).

Al anochecer de ese día la expectativa empezaba a convertirse en desespero. Rumores iban y venían: que las coordenadas ya estaban listas, que Rodríguez Chacín -el hombre clave- estaba a punto de aterrizar en Villavicencio, que autorizaron la entrada de nuevos helicópteros. Hasta hubo enérgicas protestas de los más de 100 periodistas acreditados que se quejaban porque el único autorizado para ir en los helicópteros y presenciar la liberación era el célebre director de cine Oliver Stone. Todo un capítulo de realismo mágico.

Con el amanecer del 30 la fiesta se empezó a aguar. Los titulares de la prensa extranjera denunciaban que operativos militares del gobierno colombiano estaban obstaculizando la operación humanitaria. Esa mañana se conoció la intención de la delegación argentina de empacar maletas con el ex presidente Néstor Kirchner a la cabeza. Pero, minutos antes de que el avión presidencial de la casa rosada -un jumbo 747- despegara de la base militar de Apiay, una singular llamada telefónica que entró al celular del ex Presidente cambió súbitamente los planes. Muchos sospechan que el que lo llamó fue el presidente Chávez.

A medida que pasaban las horas, el ambiente contra el gobierno en las delegaciones extranjeras se enrarecía aun más. Esa noche, Restrepo acudió a una cita con la delegación internacional en la que le propusieron el cese de las acciones militares por 48 horas en todo el país porque, según ellos, esto impedía que las Farc entregaran la coordenadas. El gobierno, por razones obvias, se negó rotundamente y recalcó con vehemencia que en la zona de la liberación se habían suspendido los operativos militares, e indagó de nuevo por la procedencia de tal información. Esto empeoró el ambiente.

El vicecanciller venezolano, Rodolfo Sanz, que para entonces era el único delegado de Chávez en Villavicencio, admitió que desde hacía 48 horas no tenían comunicación con las Farc, pero insistió en la urgencia de cesar los operativos militares. El comisionado les propuso a los delegados que salieran y le dijeran al mundo que las Farc habían incumplido como una salida política para lo que ya se vislumbraba como un desastre para los gobiernos que estaban allí representados. Kirchner apoyó esa idea, pero los delegados de Bolivia, Ecuador y Cuba se opusieron a asumir esa postura. Fue entonces cuando Gustavo Larrea, el representante del gobierno del presidente Rafael Correa de Ecuador, promovió infructuosamente una declaración pública de toda la comisión culpando al gobierno colombiano del fracaso de la liberación.

En la mañana del 31 de diciembre, el presidente Uribe y el ministro Santos cambiaron entonces de planes. Tenían pensado dar el discurso de fin de año desde Malagana, Bolívar, pero dados los graves hechos que se estaban presentando en Villavicencio, se fueron a poner la cara y a frentear el asunto. En pleno vuelo, la directora de Bienestar Familiar llamó al ministro Santos y le contó que un hombre de San José de Guaviare estaba bucando desesperadamente a Juan David Gómez Tapiero. Ese dato cerraba el círculo de la hipótesis de los organismos de seguridad. Ese niño posiblemente era Emmanuel, y las Farc querían recuperarlo a como diera lugar.

A su llegada a la base militar de Apiay, el Presidente fue recibido por los representantes internacionales, incluido el canciller venezolano, Nicolás Maduro, que había llegado horas antes. Uribe se reunió con todos ellos y -junto a la cúpula militar- explicó la posición de las tropas colombianas y desvirtuó las versiones sobre operaciones que impedirían la entrega de los secuestrados.

En medio de la reunión, Maduro sacó un papelito y leyó unas cuantas líneas del mensaje que las Farc le enviaron al presidente Chávez en el que anunciaban la suspensión de la operación por los supuestos operativos. Pocos minutos después, Uribe fue informado de que Chávez estaba al aire en la televisión venezolana, haciendo eco de esta versión de las Farc, y dándole toda la credibilidad a la guerrilla.

En ese momento la paciencia de Uribe se agotó y decidió contarle a la comisión internacional la hipótesis del gobierno: que Emmanuel estaba en Bogotá bajo protección de Bienestar Familiar y que esa era la verdadera razón por la que no habría liberación de secuestrados.

Los delegados internacionales quedaron perplejos. De inmediato, el canciller venezolano llamó al presidente Chávez y le informó los últimos acontecimientos, y éste en Caracas suspendió la rueda de prensa.

A estas alturas, el gobierno sintió que tenía que hacer pública la información que tenía sobre Emmanuel. Las palabras del presidente cayeron como un baldado de agua fría sobre las esperanzas de los colombianos. La Navidad empezó con la ilusión del regreso a la libertad y el año nuevo terminaba con una puñalada a la esperanza de los familiares. En cada hogar de Colombia Emmanuel se había convertido en el tema de conversación, y el dolor de sus familiares era el dolor de todo un país una vez más engañado por las Farc.

Antes de que cayera el sol del último día del año en Villavicencio, los aviones de los delegados internacionales encendieron sus motores. Tenían pocas horas para llegar a sus países, invadidos por la frustración. Fueron los invitados de honor a uno de los episodios más vergonzosos de los que se tenga noticia.

La odisea de Emmanuel

El ejército colombiano supo de la existencia del niño desde noviembre de 2004, cuando las tropas del Plan Patriota llegaron a un campamento en Guaviare donde había una cuna de bebé, y donde claramente estaba -hasta pocas horas antes de la entrada de los soldados- un numeroso grupo de secuestrados. Documentos encontrados en este campamento arrojaban serios indicios de que el niño era hijo de Clara Rojas y desde ese momento se iniciaron pesquisas para conocer sobre su paradero. En abril de 2006, el periodista Jorge Enrique Botero divulgó la noticia en una novela basada en hechos reales. Para entonces ningún organismo de inteligencia tenía rastros del bebé.

Hasta mayo del año pasado, cuando el policía John Frank Pinchao, que se fugó de un campamento de secuestrados de las Farc, confirmó que Clara tenía un hijo y que se llamaba Emmanuel. En privado, Pinchao brindó mayores detalles sobre el niño. Contó que tenía el brazo izquierdo dislocado, que había sufrido enfermedades tropicales y que la guerrilla lo había separado de su madre porque no podían mantenerlo en la selva, en medio de operativos militares.

Hace aproximadamente tres meses, cuando el presidente Chávez empezó a actuar como mediador del acuerdo humanitario y les pidió públicamente a las Farc que liberaran a Clara Rojas y su hijo Emmanuel, los organismos de inteligencia empezaron a recibir llamadas anónimas en las que les aseguraban que el niño no estaba en poder de las Farc. Pero nadie decía dónde estaba. Vino a ser el anuncio de las Farc de que lo liberarían lo que desató una verdadera ola de informaciones más precisas. En concreto, que el niño había salido de San José del Guaviare y que estaba en un hogar sustituto en Bogotá. Mientras tanto, informantes del Ejército infiltrados en las Farc confirmaban que 'César', comandante del frente primero, y 'Gentil Duarte', del frente séptimo, estaban presionando a 'Jerónimo', guerrillero encargado de cuidar al niño, para que lo devolviera. Y que al tiempo este guerrillero buscaba desesperadamente a un hombre apodado el 'Indio', al que le habría entregado el niño. Todo parecía indicar que la cúpula de las Farc no sabía lo que había ocurrido con el niño, y que creían que estaba bajo buen recaudo.

Con esta información, los organismos de inteligencia y el CTI consultaron las bases de datos del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. Encontraron tres niños que encajaban en el perfil de Emmanuel. Al primero lo descartaron porque provenía de Arauca. Tenían dos de la misma edad, y provenientes del Guaviare. Pero uno de ellos, Juan David Gómez Tapiero, tenía un brazo dislocado, como lo había descrito Pinchao, además de una cicatriz de leishmaniasis en el rostro y otras señas que lo hacían inconfundible. Sus ojos vivaces y su nariz redonda eran muy similares a los de Clara Rojas.

Al consultar la historia del niño, se comprobó que en junio de 2005 había sido llevado al hospital de San José del Guaviare, y que Bienestar Familiar lo había tomado en protección porque presentaba huellas de maltrato histórico y permanente. Con el convencimiento de que ese niño era Emmanuel, fue trasladado por razones de seguridad el 28 de diciembre, al tiempo que los organismos de inteligencia buscaban en Guaviare al hombre que dos años atrás lo había dejado abandonado. No fue necesario buscar demasiado. El 30, Crisanto Gómez se presentó ante el defensor del pueblo, convencido de que podía recuperar al niño.

Con el rompecabezas armado, el gobierno lanzó públicamente la hipótesis sobre la identidad de Emmanuel. Aunque al principio nadie le creyó, los hechos empezaron a darle la razón. El 2 de enero ya Gómez había contado pormenores de los hechos. Que 'Jerónimo' le entregó el niño para que lo cuidara, cuando él y su familia vivían en El Retorno, Guaviare, y que al llevarlo al hospital lo perdió para siempre. Y que ahora las Farc le instaban a recuperarlo o lo matarían a él y toda su familia.

Y el viernes pasado la prueba de ADN despejó prácticamente todas las dudas. Juan David Tapiero Gómez, el niño que el albañil de la Macarena, José Crisanto Gómez reclamaba angustiado en Guaviare, el mismo que desde 2005 está en Bogotá, que goza de buena salud y un perfecto desarrollo, que tiene rostro alegre y habla con tranquilidad, es Emmanuel, el hijo de Clara Rojas, que nació en cautiverio.

Anónimo dijo...

El paisa le saco la verdadera espda de Bolivar.. y ZUAZ!! le volo la cabeza por bocon!!!

Anónimo dijo...

Muy buen recuento, sin desperdicio.
A mi me atrapó del principio al final,
se dan detalles muy interesantes,
a veces me preguntaba como era que
el Gobierno de Colombia había empezado
a sospechar que el niño Juan David era
Enmanuel, y no sabía que hay soldados
infiltrados en la guerrilla y que fueron
ellos quienes alertaron.

El papelón de las delegaciones de
los países chulos ... de película...

Que Oliver Stone haga su película, pero
echando éste cuentooooteeee....