viernes, enero 18, 2008

"Humanismo externo y revanchismo interno"


POR:ARGELIA RÍOS.

Chávez busca en Colombia los créditos que en Venezuela no se tiene merecidos

Envuelto en una mala racha, producto del desgaste ocurrido en el trajín de la rutina del poder, el presidente Chávez no consigue atraer las ganancias que había calculado obtener con la liberación de las dos secuestradas colombianas. Mientras más explicaciones ofrece para justificar su posterior solicitud al Gobierno de Uribe, más artificial luce este hombre cuyo afán de protagonismo le está impidiendo ver las gruesas consecuencias internas que ya están generándole sus evasivas internacionales. Las contradicciones en el discurso -que no pueden encubrirse siquiera con el manto de la poderosa proclama a favor de la paz en la nación hermana- hacen parte del listado de motivos por el cual el jefe del Estado está viendo palidecer la posibilidad de sacar provecho personal de este atropellado episodio, diseñado para aliviarle de los tormentos provocados por la derrota del pasado 2D.

Con seguridad, Chávez será el último en enterarse de que el capítulo de las rehenes sólo habrá servido para reforzar, en la opinión pública nacional, la idea de que su discurso político carece ya de la autenticidad que mucha gente solía adjudicarle. Negar la naturaleza criminal y terrorista de las FARC mientras atribuye tal condición a sus adversarios domésticos, ha sido una muestra nítida de la deshonesta charlatanería de quien dice desear el cese de la guerra en Colombia, mientras en su propio país anima los fuegos de la confrontación y la venganza. La (in)feliz coincidencia de la petición de Chávez a Uribe con la negativa de una amnistía que incluya a los policías detenidos por el 11-A, describe por sí misma el falso temple humanista del mandatario, cuyo ánimo de revancha sólo es comparable con el porte de su egolatría. Visto así, no hay grandes diferencias entre la incapacidad de perdón de Chávez y la de su homólogo colombiano, quien, sin embargo, posee mejores razones para rechazar la impunidad que las FARC tratan de tramitarse por intermedio del Presidente venezolano.

Autoproclamarse humanista desde los templetes del drama colombiano tal vez puede resultarle a Chávez una tarea fácil: al fin y al cabo, los secuestrados y sus familiares han perdido toda esperanza ante la salvaje actuación de la narcoguerrilla, a la que ellos mismos (a juzgar por su fe en la mediación) asocian con el líder del "proceso bolivariano".... Difícil es que esos laureles se le atribuyan al comandante en su propio patio y con motivo de su comportamiento frente a los presos políticos venezolanos. Simonovis, Vivas, Forero y los otros ocho policías metropolitanos a quienes se les ha negado la justicia, representan la verdad de la tragedia del país, a la que el jefe del Estado pretende ocultar con sus gestas internacionales. Chávez busca en Colombia los créditos que en Venezuela no se tiene merecidos. El hecho no es poco importante: mucho menos en un momento en que el país continúa abriendo los ojos a la realidad.


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