POR:MIGUEL JIMÉNEZ.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha puesto cifras al desastre
económico de Venezuela. El Gobierno de Nicolás Maduro oculta a sus
ciudadanos las estadísticas y ha dejado de publicar datos básicos. Pero
el panorama que dibuja el informe publicado este martes por el FMI es el
de una economía en descomposición, con la inflación desbocada y la
actividad hundiéndose a un ritmo comparable al de países en guerra, una
crisis que elevará el desempleo a niveles nunca vistos en el país en
décadas.
La caída del PIB prevista para este año es del 10%, a la que se
uniría otro descenso del 6% en 2016, según los cálculos del FMI. Es la
peor evolución de toda Latinoamérica y una de las peores del mundo, solo
por delante de Yemen, en pleno conflicto bélico; Sierra Leona, golpeada
por el ébola, y Guinea Ecuatorial. La caída es mayor incluso a la de
Ucrania, también sacudida por la guerra.
La caída de los precios del petróleo ha golpeado duramente la
economía, pero lo ha hecho mucho más que a cualquier otro país petrolero
por la desastrosa gestión económica del Gobierno de Maduro. Tomando en
cuenta que el PIB ya cayó el 4% en 2014, la economía venezolana va
camino de perder una quinta parte en tres años. Eso supone retroceder en
2016 al nivel de actividad de 2006, una década pérdida. Pero, además,
el FMI proyecta que el país seguirá en recesión otros tres años más, de
2017 a 2019.
La caída de actividad pasará una elevada factura al mercado laboral.
El FMI calcula que la tasa de paro pasará del 8% de 2014 al 14% en 2015 y
el 18,1% en 2016, más del doble que la del siguiente país
latinoamericano, Colombia, con un 8,9%. Ese nivel es el más alto desde
2003, pero el FMI cree que el paro seguirá subiendo en los siguientes
años hasta alcanzar niveles no vistos en décadas, superiores al 28% en
2020.
Inflación descontrolada
Donde Venezuela no tiene comparación es en la subida desbocada de los
precios. El Banco Central de Venezuela ha dejado de publicar los datos
de inflación este año. El Gobierno de Maduro creyó que podía bajar la
inflación estableciendo controles de precios, pero lo único que ha
logrado es provocar un desabastecimiento generalizado de productos
básicos, colas enormes en los supermercados que los venden y un mercado
negro que hace más rentable en muchas ocasiones la reventa o contrabando
de productos intervenidos que los sueldos de trabajos cualificados de
la economía formal.
El FMI prevé que la inflación se sitúe en el 158,1% este año y que
suba al 204,1% en 2016. Con ello, los precios se habrán multiplicado
casi por ocho en un plazo de solo dos años. El bolívar venezolano ha
perdido casi todo su valor desde que llegó al poder Nicolás Maduro.
Frente al tipo de cambio oficial de 6,3 bolívares por cada dólar, en el mercado negro el billete verde se intercambia por cerca de 800 bolívares (cerca de 900 euros). Es decir, menos de una centésima parte de su valor declarado.
Los pocos que logran que el Gobierno les venda dólares al tipo de
cambio oficial, normalmente cercanos al régimen, se hacen ricos al
momento simplemente por la diferencia de tipos de cambio.
Un bolívar hundido
Con ese tipo de cambio paralelo, el billete de mayor denominación, el
de 100 bolívares, tiene un valor de solo 12 céntimos de euro. Y hay
billetes desde los 2 bolívares, es decir, el equivalente a 0,2 céntimos.
No da para casi nada, salvo en la gasolinera. Con esos 2 bolívares se
pueden repostar más de 20 litros de gasolina, pues el precio del
combustible ha permanecido congelado durante años en medio de la
hiperinflación, con lo que en la práctica se ha convertido en gratuito.
En algunos comercios se rechazan los billetes de baja denominación y los de más valor, los de 100 bolívares, con frecuencia escasean
y no es posible conseguirlos ni siquiera en los bancos. El pago con
tarjeta se hace imprescindible para no cargar con enormes fajos. El
problema es que los sueldos no han subido ni de lejos lo mismo que los
precios (o de lo que se ha depreciado el bolívar), de modo que un
profesional cualificado puede tener un salario que, al tipo de cambio
paralelo, equivalga a 20 o 30 dólares mensuales.
Venezuela se ha convertido a la vez en el país más caro y más barato del mundo. Es el más barato según el índice Big Mac que elabora The Economist
si se calculan los precios no ya con el bolívar paralelo, sino incluso
con otro tipo de cambio oficial que fija el valor del dólar en unos 200
bolívares, el llamado Simadi, que se dijo que sería un tipo de mercado,
pero que se ha quedado también desfasado. Pero es el país más caro si
lo que se usa es el tipo de cambio de 6,3 bolívares por dólar. Y todavía
hay otros dos tipos de cambio más que poder usar. Un estudio reciente
del banco de inversión UBS sobre precios y salarios en diversos países
incluía a Caracas entre las 72 ciudades a estudio, pero finalmente la
eliminó ante las dificultades para hacer un cálculo coherente.
El problema es que en la práctica Venezuela se ha convertido en el
país más caro para la inmensa mayoría de los locales, cuyos sueldos
están en bolívares y apenas han mantenido su poder adquisitivo al no
haber datos de inflación y el más barato para quienes ahorraron dólares,
los logran por vías ilegales o llegan al país con ellos.
Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2015/10/06/actualidad/1444112378_266933.html
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