sábado, diciembre 18, 2010

"La otra ilusión"("...¿qué está haciendo la Mesa de la Unidad?...qué está haciendo usted...sólo hay un verdadero peligro:asustarse...")



POR:FAUSTO MASÓ.


Como otras, la revolución rusa contó con partidarios a pesar del Gulag, la masacre de los líderes revolucionarios, el pacto con Hitler, la hambruna. A pesar de las enseñanzas de la ) historia, los que tienen ojos no ven y la utopía no muere, se transforma, se presenta bajo un nuevo disfraz.

Ningún cálculo racional explica el extraño fenómeno de depositar una fe, repetir aquello de que “creo porque es absurdo”. Una parte de Venezuela ha comprado una ilusión; Chávez tendrá entretenidos a sus partidarios a cualquier precio. Ojalá que al pan y al circo no agregue la sangre. Al final, ¿cuándo?, esa población hambrienta y desorientada la iluminará una nueva promesa, otra ilusión, una salida más racional.

Al comunismo lo derrotó Hitler, Pinochet, o el triunfo de otra ilusión. Al primero nadie lo reivindica, al segundo discreta y lamentablemente algunos lo elogian por haber “salvado” a Chile.
Obviamente parece mucho mejor la solución europea de construir un régimen de justicia, derecho, protección social, seguridad y salud. Después de la Segunda Guerra Mundial los partidos comunistas europeos, los más grandes del mundo, no tomaron el poder hasta que dejaron de ser marxistas. La socialdemocracia y el socialcristianismo les quitaron las banderas. Esos partidos que contaban a su favor el papel de la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial, y la lucha de los maquis en Francia, nunca triunfaron.

Esta semana Hugo Chávez ha puesto las cartas sobre la mesa:
llevará al extremo la elaboración de leyes de una Asamblea sin capacidad moral para dictarlas, atacará las manifestaciones de la oposición, exacerbará el odio social, intentará convencernos de que no hay forma de sacarlo del poder, de que en Venezuela como en Cuba la revolución se perpetuará. No lo detendrán consideraciones morales, asustará en vez de fusilar. Algo está logrando: pasa desapercibido el aumento del IVA y el impuesto al débito bancario. Miramos hacia el cielo y nos meten la mano en los bolsillos, nos preocupamos por Marx y nos desvalijan. Mientras nos preocupamos por los campos de golf, Chávez busca un remedio a lo que le angustia; las cuentas no le cuadran, prefiere que nos angustiemos por la amenaza del marxismo a que nos fijemos en el IVA. De paso también siembra el derrotismo, convence a algunos de que no entregará el poder en 2012, de que lo mejor es emigrar.

Hay por la calle una pregunta suicida. ¿Qué está haciendo la Mesa de la Unidad? Quizá la Mesa de la Unidad no haga todo lo que debiera, pero estaríamos mucho peor si la destruyésemos; si no reconociéramos su labor. La pregunta no es sólo lo que hace la Mesa de la Unidad, sino qué está haciendo usted, yo, todo el mundo. De paso no hay que suponer que Estados Unidos salvará a Venezuela.

Ojalá que en las capitales de América Latina se preocuparan tanto por Venezuela como Washington. No es así, pero fijar los ojos obsesivamente en el norte es un error grave.
En 2012 el PSUV cercará a la oposición, ahogará a los voceros democráticos de muerte lenta o de muerte súbita. Aun así, sólo hay un verdadero peligro: asustarse.

La verdadera tarea no es sólo derrotar a Chávez, lo que ocurrirá de una forma o de otra, sino evitar un período lamentable en la historia del país, la barbarie, la cura de caballo, la masacre.


Se requiere otra ilusión que esta vez no se alimente de utopías, sino de realidades.


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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Carlos Peñaloza
Delenda est Internet

18 Diciembre, 2010

*** Sabedor de que la derrota lo alcanzará pronto, el mandadero de Fidel decreta la muerte de la legalidad republicana, sin darse cuenta de que con ello abre la puerta al cambio brusco que todos tratamos de evitar.

“¡Delenda est Internet!”, ladra tembloroso desde Punto Cero el cerebro barbudo conservado en formol. El mandadero da un salto pavloviano al escuchar la voz desfallecida. Ordena una cadena. Su mensaje es sólo un eco perruno: “¡La internet debe ser destruida!”. Pero la destrucción va mas allá de la red.

“¡Delenda est republica!”. Un poder legislativo moribundo y periclitado entregará al déspota los poderes especiales que lo gradúan de dictador. Ascenso aún más eruptivo que el aplicado por él al general que lo proclamó soberano vitalicio.

Degollar la legalidad republicana por orden del fracasado tirano del Caribe que antes de morir quiere ver coronado a su hijo putativo. El mandadero no se da cuenta de que al hacer ese mandado se deslegitimará, abriendo las puertas al cambio intempestivo que todos tratamos de evitar.

Cartago fue destruida y sus habitantes vendidos como esclavos. Pero, a diferencia de los cartagineses, los venezolanos no estamos derrotados ni tenemos el menor interés de ser esclavos de los cubanos castristas. Para impedirlo el pensamiento crítico se filtrará por los resquicios de la muralla estalinista. Cuando cayó Pérez Jiménez no existían internet, ni celulares y en los hogares había pocos teléfonos y televisores. La represión era más fácil porque las ciudades eran más pequeñas. La Resistencia logró mantener durante dos años una emisora clandestina rodando en una camioneta. Betancourt enviaba sus mensajes escritos en tinta simpática. Y aquel gobierno tenía el apoyo de Estados Unidos y Europa, y de la “Internacional de las Espadas”. El de ahora lo que tiene es un creciente rechazo universal.

Con los cuarenta mil millones de dólares que va a recibir “prestados” de los chinos, piensa llegar arrastrándose al 2012. De no lograrlo tratará de dar el zarpazo. Para eso necesita amordazar internet, cerrar Globovisión, expropiar y comprar emisoras de radio, ahogar económicamente a los medios impresos. Los medios de comunicación son los grandes enemigos de cualquier proyecto totalitario. Para asegurarse que ninguna de sus focas se le escape ordena la ley anti talanqueras. El siguiente paso es la represión de la resistencia.

A medida que la represión aumente, con ella se ampliará el nivel de rechazo interno e internacional. La identificación con Irán y la dependencia de Cuba serán cada vez más escandalosas e intolerables. El país nacional se alzará contra eso: en las encuestas el rechazo al proyecto castrista para Venezuela va llegando al noventa por ciento.

¿”Delenda est libertas?”. Quien va derecho a la derrota no es quien esté con los valores fundamentales de nuestro lugar y nuestro tiempo, sino con el desacreditado modelo dictatorial heredado de Stalin y Fidel Castro.
¡Lo esperamos en Urica!

genpenaloza@gmail.com
http://twitter.com/GenPenaloza

Anónimo dijo...

Fernando Luis Egaña
El cierre de la jaula

18 Diciembre, 2010

La arremetida totalitaria en pleno despliegue, tanto por las leyes en carrera que tramita la Asamblea Nacional como por la “Habilitante” de larga duración, tiene por finalidad redoblar los controles sobre la “jaula institucional” que la revolución bolivarista le ha montado a la nación venezolana. Le están colocando candados a la cerradura, soldando las rejas y reforzando los pisos y techos del encierro.

opinan los foristas

La neo-dictadura venezolana viene construyendo esta armazón desde hace mucho tiempo, y paso a paso ha ido avanzando en el montaje de un régimen despótico de orientación comunista –en la más retardataria variante del concepto, que hace y deshace en nombre de una supuesta legalidad que se sirve de algunas formalidades democráticas para invocar legitimidad política, dentro y fuera del país.

La dupla que impera en Venezuela, la de Fidel y Chávez y acaso en ese orden, ha impuesto un despotismo habilidoso que se diferencia de las dictaduras tradicionales en el cuidado de ciertos decorados constitucionales, y en preservar franjas específicas de relativa autonomía en materia política, económica y social, que le permiten exhibir el argumento de que la “revolución venezolana” no es anti-democrática, porque en ella conviven partidos políticos de oposición, medios críticos y sectores sociales que no están alineados al oficialismo.

Las neo-dictaduras no se diferencian de las dictaduras convencionales en materia de fines sino en el campo de los medios. Mientras éstas son crasas y aplastan cualquier tipo de disidencia o inconformidad, aquéllas son más diestras y favorecen la existencia de determinados y acotados espacios de pluralidad, precisamente para que ello les permita presentarse con trapos de atuendo democrático.

Pero debe resaltarse que el cinismo oficialista en el departamento dictatorial, ya se molesta menos en aparentar lo que no es, y la presente arremetida lo está demostrando más que peligrosamente. Por cierto que no pocos analistas y dirigentes políticos señalan que el llamado “paquetazo” –nombre impropio porque es insuficiente para identificar lo terrible de la situación– es una muestra de la debilidad y desesperación del “Gobierno revolucionario” ante la perdida de su popularidad y la irreversibilidad de su derrota en cualquier consulta electoral que se avecine…

No podría estar más en desacuerdo. Primero, porque esta embestida no es producto de una coyuntura aislada sino que forma parte de un largo proceder hegemónico que no se ha detenido en más de una década, así haya tenido sus pausas y reflujos. Segundo, porque aunque el oficialismo cuenta con bastante menos apoyo social que en otras épocas, tampoco cuenta, en la actualidad, con la manifiesta resistencia socio-política de otros tiempos.

Por eso arremete, y es que siente que puede radicalizar su proyecto de dominación con más ventajas que obstáculos. Es la lógica del blitzkrieg, en tanto instrumento de una estrategia de control general. Si la hegemonía roja no se sintiera confiada, así sea en lo mínimo, no embestiría con tanta agresividad y trataría de cuadrar el círculo con estratagemas y operativos menos frontales. Pero no, han calculado que pueden hacerlo y lo están haciendo a marcha forzada.

La extrema gravedad de lo que está ocurriendo en Venezuela no se puede subestimar bajo ningún respecto. El cierre de la jaula no es una mera etapa más del llamado “proceso revolucionario”, sino la entronización de un poder destructivo e ilimitado, sin posibilidades de contrapeso efectivo dentro del enrejado oficial. Es la tiranía del siglo XXI.

flegana@gmail.com