POR:VLADIMIRO MUJICA.
Henrique Capriles y las fuerzas de la alternativa democrática han
tomado un camino sin precedentes en la historia contemporánea de
Venezuela al convocar abiertamente a acciones y conductas políticas
claramente emparentadas con el ideario y los métodos de los movimientos
no violentos y de desobediencia civil. No porque se trate de la
primera vez que esto se intenta en el país, existen testimonios claros
de lo contrario, sino por la dimensión y relevancia que se le ha está
dado al lenguaje y la acción de la no violencia. Esto es un paso
fundamental no solamente porque traza un camino bien marcado de
conducta a un pueblo ávido de contar con una conducción clara, sino
porque le brinda una sólida posición de ventaja ética y política a la
alternativa democrática.
Las imágenes de un gordo desaforado repartiendo golpes con
movimientos simiescos en el hemiciclo de la Asamblea Nacional, trajeado
con una chaqueta con los colores de la bandera de Venezuela, mientras
en el fondo se escucha un discurso monótono y rutinario que pretende
ignorar la gravedad de lo que está ocurriendo, no solamente le han dado
la vuelta al mundo como testimonio del asalto contra el parlamento
venezolano perpetrado bajo las risas, como declaró María Corina Machado,
del diputado Diosdado Cabello, sino que contrasta abiertamente con la
sobriedad y coraje de Julio Borges y el resto de los diputados
agredidos.
Muchos tiranos, dictadores y gobiernos poderosos han cometido el
grave error de desestimar la fuerza de la no violencia como promotora
de cambios muy profundos en la historia contemporánea. El caso de
Venezuela es especialmente complejo para la aplicación de las
estrategias de la no violencia porque el gobierno cuenta con grado
considerable de apoyo popular y la complacencia y la complicidad de no
pocos gobiernos extranjeros, amén de recursos hasta ahora ilimitados
para jugar al populismo. Por último, en Venezuela no hay una tradición
real de esta práctica y muchos opositores mantienen la postura, anclada
profundamente en nuestra cultura, de que solamente con respuestas
contundentes y de calle se puede luchar efectivamente a los abusos del
régimen.
Hay otros elementos críticos que requieren consideración. Quizás el
más importante es que en poco tiempo el gobierno habrá logrado
completamente su objetivo de estrangular a los medios de comunicación,
especialmente los medios televisivos, y de avanzar sustancialmente su
política de hegemonía comunicacional.
Esto pondrá restricciones muy claras en la capacidad de convocatoria y
movilización de la oposición. Lo que ocurrió durante la campaña
presidencial de Capriles, gente prácticamente convocándose de manera
espontánea y a través de las redes sociales a las concentraciones es un
ejemplo de lo que viene. Esas redes son mucho más poderosas que la
organización de los partidos y jugarán un rol estelar en todo lo que
viene.
Por otro lado, está por definirse cómo se integrarán los movimientos de protesta social con toda la estrategia de deslegitimación internacional del régimen por su conducta en relación a las recientes elecciones presidenciales. Es evidente que la oligarquía neochavista es muy sensible a la descalificación internacional, como se probó en la última conferencia de Unasur y sobre este punto será necesario coordinar los esfuerzos con los grupos de venezolanos en el exterior. A pesar de lo vergonzoso que resulta el cuadro actual de adulación a un gobierno de precaria legitimidad por parte de países que debieran mantener una conducta ética sobre el caso de Venezuela, es indispensable mantener la presión para que se apliquen instrumentos como los previstos en la Carta Democrática Interamericana de la OEA, cuyo articulado es meridianamente claro en cuanto a los temas de respeto a la democracia y que los venezolanos haríamos bien en utilizar como marco de nuestras exigencias. Incluyo un extracto de este texto.
Por supuesto que siempre se puede argumentar que a la OEA no le interesa Venezuela.
Pero las cosas pueden cambiar y la ejecución efectiva de la
estrategia de la no violencia y la desobediencia civil puede contribuir
dramáticamente a que este cambio se produzca.
Fuente:http://www.noticierodigital.com/2013/05/los-retos-de-la-estrategia-de-la-no-violencia/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario