- Al chavista de a pie, a los militares, a la Unidad Democrática…A TODOS: Estamos ante un desgobierno moribundo, un “poder” que no puede garantizar ni la estabilidad política, ni la gobernabilidad económica ni la convivencia social es una estructura perniciosa, que daña a todos los que afecta y que corrompe, desprestigia y arrebata el futuro a todos aquellos en que se apoya. Cuando éstos últimos se dan cuenta de esa realidad, la represa se fractura y el régimen cae
POR: Jesús Chúo Torrealba
Secretario Ejecutivo de la Mesa de Unidad Democrática
Un
régimen que amenaza a Juan Barreto, que allana la sede de Marea
Socialista, que insulta a Rodriguez Torres y llama “traidores” a una
variada gama de ciudadanos que van desde Vladimir Villegas hasta Ana
Elisa Osorio pasando por el Mayor General Clíver Alcalá y por los
exministros Jorge Giordani y Héctor Navarro, entre muchísimos otros
personajes, es evidentemente una estructura política incapaz de
garantizar la más elemental gobernabilidad al interior de sus propias
filas. Pero si además ese régimen es también incapaz de contener la
inflación y de frenar el avance mortal del hampa, es lógico afirmar que estamos
ante un desgobierno moribundo: En efecto, un “poder” que no puede
garantizar ni la estabilidad política, ni la gobernabilidad económica ni
la convivencia social es una estructura perniciosa, que daña a todos
los que afecta y que corrompe, desprestigia y arrebata el futuro a todos
aquellos en que se apoya. Cuando éstos últimos se dan cuenta
de esa realidad, la represa se fractura y el régimen cae. En
consecuencia, lo responsable es prepararse para el cambio…
EL OFICIALISMO DEBE PREPARARSE PARA EL CAMBIO
El
oficialismo es mucho más que el diosdado-madurismo. Bajo el rótulo de
“oficialismo” podemos ubicar desde personas que en alguna ocasión se
vieron atraídas y hasta cautivadas por la figura política de Hugo Chávez
y su mensaje, hasta grupos de poder que a la sombra de esa figura
política y de su gobierno hicieron grandes negocios, adquiriendo flotas
pesqueras, medios de comunicación, compañías aseguradoras, fincas,
haciendas y un largo etcétera. Para unos y otros, es decir,
tanto para los que alguna vez creyeron en el discurso de Chávez como
para los que utilizaron ese discurso para hacer inmensas ganancias, hoy
el diosdado-madurismo es un estorbo, por razones distintas pero
coincidentes: Para el chavista de a pie, Maduro es “una raya”, una
vergüenza, algo indefendible, la suma de todo lo corrupto y todo lo
ineficiente que puede ser un gobierno; para el boliburgués Maduro es
incapaz de garantizar continuidad en la seguridad de los negocios, y es
por el contrario un dato de profunda inestabilidad en el país.
Por la mezcla de ambas circunstancias es que en la dirigencia política
del oficialismo ya se levantan voces acusando a Maduro de “usurpar la
representación del chavismo”…
Para
ese sector de venezolanos, minoritario pero respetable, lo pertinente es
prepararse para el cambio, y eso significa en términos concretos no
obstaculizar el Referendo Revocatorio y, tras su resultado, proceder a
redefinir, reordenar y relanzar su proyecto político, ubicado en la
nueva realidad venezolana y con un nuevo equipo dirigente que merezca al
menos el beneficio de la duda.
Para el chavista de a pie, Maduro es “una raya”, una vergüenza, algo indefendible, la suma de todo lo corrupto y todo lo ineficiente que puede ser un gobierno
LOS MILITARES DEBEN PREPARARSE PARA EL CAMBIO
La
Fuerza Armada Nacional pertenece a todos los venezolanos. Definir a la
FAN como “socialista” o “chavista” es una violación, no por reiterada
menos grave, del 328 Constitucional. El empeño oficialista de
presentar al sector castrense como una especie de “partido militar”
aliado a lo que ellos llaman “revolución” ha terminado por convertirse
en una amenaza para la Institución Militar misma y un motivo de
profundo desagrado para la Familia Militar, porque el desprestigio
galopante de esa supuesta “revolución” puede terminar afectando a toda
la FAN, con el consiguiente daño no sólo para la institución, sino para
la Republica toda.
Ante esa
situación, lo pertinente para los militares venezolanos es prepararse
para el cambio, seguros de que el triunfo democrático permitirá que
nuevamente la FAN sea una institución querida y respetada por TODO el
pueblo y no sólo por un partido, y en la certeza de que la Unidad
Democrática es una fuerza que sabe distinguir con precisión entre lo
militar como expresión institucional y el militarismo como degeneración
politiquera.
LA UNIDAD, OBVIAMENTE, DEBE PREPARASE PARA EL CAMBIO…
Ante la inminencia del poder son muy distintas las conductas de la política y las pulsiones de la pre-política: Para
la política, la cercanía del acceso al poder impone la necesidad de
construir consensos, fortalecer alianzas y construir una visión
compartida que permita no sólo “llegar al poder” sino también la
factibilidad de mantenerse en él, ejerciéndolo para cumplir un
programa de recuperación económica, inclusión social y
reinstitucionalización democrática. En cambio, para la pre-política la
inminencia del poder supone, en vez de la construcción de consensos, la
definición del tema de la “hegemonía”; esto a su vez se traduce no en el
fortalecimiento de alianzas sino en el establecimiento de relaciones de
subordinación de todos los factores con aquel que ejerce la
“hegemonía”; finalmente, la manera pre-política de hacer las cosas
termina determinando que, como guía para la conquista y ejercicio del
poder, se tenga no una visión compartida del proceso de cambios, sino la
imposición de la perspectiva -muchas veces errática y siempre sectaria-
del grupo o “líder” que ejerce la “hegemonía”.
La unidad de los demócratas no se puede romper. Tampoco se puede secuestrar
De
la pre-política chavista venimos, hacia el cambio democrático vamos.
Por eso, para la Unidad Democrática prepararse para el cambio significa
fortalecer los mecanismos y modos de hacer unitarios; desechar el
caudillismo y el sectarismo como lo que son: datos de la
cultura política chavista que es indispensable vencer y superar; seguir
avanzando en la construcción de una visión compartida de la transición
democrática y del posterior proceso inclusivo de reconstrucción
nacional; CONSENSUAR esa visión compartida de la Unidad Democrática
sobre el proceso de cambio con TODO el país, incluyendo de manera
destacada a sectores que hasta el pasado reciente hayan podido estar
bajo la influencia cultural, política o clientelar del proyecto
totalitario.
En definitiva, para la
Unidad Democrática “prepararse para el cambio” implica ratificar la
convicción de que probablemente solos se camina más rápido, pero juntos
se llega más lejos. Y reiterar la certeza de que la Unidad no es
un trapo que en ocasiones se puede ondear como bandera y otras se pueda
usar como un coleto, sino que es una exigencia histórica de los
venezolanos. La unidad de los demócratas no se puede romper.
Tampoco se puede secuestrar. Porque la Unidad (como el Referendo
Revocatorio, como la Constitución, como la FAN, como el país) le
pertenece al pueblo. ¡Palante!
Fuente:http://ccnoticias.com/2016/07/31/mensaje-chuotorrealba-toda-venezuela-prepararse-cambio/
2 comentarios:
"Políticamente, Nicolás Maduro está muerto"; Por Robert Noriega
Cuando revelé en otoño de 2011 que el ex presidente de Venezuela Hugo Chávez padecía de cáncer terminal, mi propósito fue alertar al país a prepararse para un cambio trascendental. Hoy me permito hacer lo mismo: el régimen de Nicolás Maduro tiene los días contados. Aceptarlo y dar lugar a una transición democrática le ahorraría más sufrimiento e inestabilidad social a los venezolanos. La administración del presidente Obama podría registrar su logro más significativo en las Américas tan solo con aconsejarle a Maduro que evalúe sus opciones.
El futuro de Maduro está encadenado al colapso económico, causado por dos décadas de socialismo, mala administración y una corrupción que ha dilapidado $1.5 trillones en ingresos petroleros. Los venezolanos pasan sus días en largas filas para comprar alimentos, medicinas y otros productos. La delincuencia y la inseguridad causan rabia en una sociedad polarizada por décadas de lucha de clases, que es utilizada por Maduro—como Chávez antes que él—para consolidar su base entre los más pobres en Venezuela, que son mayoría.
Irónicamente, los pobres, alrededor de dos tercios de las 30 millones de personas que habitan Venezuela, hoy en día son los más afectados. Su ingreso familiar promedio mensual es de $50, aproximadamente una quinta parte del costo de la canasta básica. En consecuencia, si el Estado no tiene la capacidad de ayudarlos, no tienen con que comer. La caída de los precios del petróleo en los últimos dos años ha afectado seriamente los ingresos públicos y programas sociales. No obstante, el verdadero daño ha sido causado por políticas chavistas que destruyeron la productividad petrolera y que estrangularon la economía nacional.
El aumento del hambre y la inseguridad han provocado que la base chavista pierda fe en Maduro. En las elecciones parlamentarias de diciembre de 2016, la oposición democrática recibió más votos que Maduro en las elecciones presidenciales en 2013. En un esfuerzo por retener el poco apoyo que le queda, a principios de julio de este año, Maduro facultó a su ministro de Defensa, general en jefe del ejército Vladimir Padrino López, para supervisar la distribución de alimentos. Desde entonces no se ha mencionado ninguna reforma económica que incremente la producción interna de alimento o que genere ingresos para financiar importaciones.
Sin esperanza para el futuro y sin fe en el liderazgo del país, muchos temen que la crisis humanitaria provoque una explosión social. La oposición se ha unido en torno a un camino constitucional para remover a Maduro de su cargo a través de un referéndum popular, seguido de elecciones anticipadas para elegir un nuevo presidente que reconstruya la economía y la democracia. Una encuesta reciente reveló que, entre los posibles votantes, un asombroso 88 por ciento votaría para remover a Maduro.
El mayor general retirado Cliver Alcalá es uno de varios chavistas prominentes que ha respaldado esta estrategia para superar lo que llamó “anarquía”. De acuerdo con fuentes dentro del chavismo, muchos cuestionan la capacidad de Maduro y su dependencia con cubanos que solo les preocupa recibir petróleo gratis sin importar el derramamiento de sangre en Venezuela. Entre estos jefes chavistas, pocos creen que salvar a Maduro justifique hacer más daño al país y a su movimiento.
"Políticamente, Nicolás Maduro está muerto";
Por Robert Noriega
Los partidarios chavistas que dirigen el consejo electoral saben que, si logran aplazar el referéndum hasta el 10 de enero, un voto popular removería legalmente Maduro pero le permitiría asumir el poder al vicepresidente oficialista para completar el período. El martes, el Consejo aplazó el anuncio para informar si la oposición había recolectado suficientes firmas para iniciar el referéndum, a pesar que una auditoría interna comprobó que habían superado ese requerimiento.
Los políticos chavistas están acostumbrados a imponer su voluntad sobre la oposición, pero esos días parecen haber terminado. En diciembre pasado, Padrino López frustró los intentos de la línea dura del gobierno para impedir el triunfo de la oposición. El general debe darse cuenta de que negar el voto popular ahora, especialmente cuando se profundiza la crisis humanitaria, podría provocar un enfrentamiento sangriento entre sus tropas y venezolanos desesperados.
Las próximas dos semanas son críticas. La Organización de los Estados Americanos (OEA) y gobiernos clave en la región deben insistir en poder monitorear el referéndum y cualquier elección que se celebre como resultado. Funcionarios estadounidenses deben utilizar sanciones selectivas contra miembros radicales del régimen para enviar una señal de que Washington está a favor de una solución constitucional que sea pacífica y oportuna.
Las fuerzas armadas venezolanas deben respetar la constitución y mantener la paz. La oposición no debe aceptar ningún substituto para la celebración de un referéndum este año, seguido de una elección presidencial tan pronto como sea posible. El régimen cubano puede empezar a expiar su intromisión destructiva, ofreciendo refugio a Maduro y su séquito.
Políticamente, Nicolás Maduro está muerto. Mientras más rápido acepte su destino, más pronto los venezolanos podrán empezar a reconstruir su economía y su democracia.
El autor fue secretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental y embajador ante la Organización de los Estados Americanos en la Administración del presidente George W. Bush (2001-2005). Él es un investigador visitante en el American Enterprise Institute, y su firma, Visión Américas LLC, representa a clientes en EE.UU. y en el extranjero
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