POR:JOSÉ VICENTE CARRASQUERO.
Los profetas del desastre de finales del siglo XX venezolano
teníamos razón. No podíamos esperar de Hugo Chávez otra cosa que la
conducción del país a los peores momentos de su historia. No se podía
confiar que quien había participado en las mortales comiquitas militares
de 1992 y dispensado una visita a Fidel Castro apenas salió de la
cárcel tuviese intenciones de apegarse a la reglas democráticas.De
hecho, sus primeras actuaciones en la arena política venezolana fueron
totalmente antisistema, buscando por la vía de la abstención la
argumentación para una revuelta que diera al traste con el sistema
democrático. Convencido por algunos amigos y otros oportunistas, decidió
participar en las elecciones en momentos en que el continuo ataque de
los medios de comunicación y otros intereses inconfesables habían
socavado la base de confianza de los venezolanos en los actores
políticos del momento.
Me cansé de oír decir a gente dispuesta a votar por Chávez que peor
de lo que ya estábamos era imposible. Se me cayó la lengua usando el
ejemplo de Chile y de otros países que habían sucumbido a los cantos de
sirenas de los socialistas disfrazados de demócratas. Lamentablemente el
tiempo me dio la razón.
Venezuela ha caído a la terrible categoría de territorio en disputa.
Es un país que no tiene gobierno sino una comparsa que simula dirigir el
estado mientras que en realidad conducen una cantidad de negocios que
los hacen inmensamente ricos. Para colmo de males, introdujeron en
Venezuela dos enfermedades de difícil erradicación: la guerrilla
colombiana y el tráfico de drogas.
El chavismo hizo realidad el sueño de Pablo Emilio Escobar Gaviria.
Puso a disposición del narco negocio todos los instrumentos que un
estado puede brindar. Desde la infraestructura de aeropuertos,
carreteras, autopistas, ríos y mares hasta la participación de las
fuerzas policiales y militares directamente en el negocio. Ni hablar de
los jueces.
Es así como Venezuela no es la sombra de lo que era en 1998. No
éramos un país rico, pero se había hecho un esfuerzo gigantesco para
corregir todos los errores de los populismos que gobernaron el país
desde 1958. A pesar del bajo precio del petróleo, el cambio era libre y
eso permitía que los venezolanos disfrutaran de bienes suficientes para
satisfacer las necesidades de la población.
Un caudillo, grandilocuente, excelente comunicador y con mucho
carisma nos retrotrajo a finales del siglo XIX. Obnubilado por la
cantidad de recursos que entraban por el precio anormal del oro negro,
pensó que tenía a Dios cogido por las barbas. Desató un ataque de
expropiaciones y expoliaciones que nos tienen literalmente en la ruina.
Regaló dinero a manos llenas a otros países. Dio combustible para
calefacciones a barrios del país más rico del planeta. Construyó
carreteras, escuelas y hospitales pero, en otros países.
Emborrachado por un poder que nadie le cuestionaba, Hugo Chávez nos
deja este legado que hoy sufrimos los venezolanos y que representa una
vergüenza universal. Aunque parezca chistoso, tiene que darnos pena que
la prensa argentina reseñara que la selección de ese país vino a jugar
con la Vinotinto apertrechada de artículos de higiene personal y papel
higiénico para evitarse inconvenientes.
Da vergüenza y un inmenso dolor leer reportajes diarios de niños que
mueren de hambre o que sufren de desnutrición crónica. Un inmenso pesar
que no haya manera de tratar niños con cáncer y ni siquiera la
posibilidad de darles calidad de vida para que puedan morir con el menor
dolor posible.
Vergüenza debe darles a los chavistas que cientos de miles de hogares
venezolanos llore la pérdida de un ser querido a manos de un hampa
desbordada mientras la policía y quienes la dirigen están más ocupadas
persiguiendo políticos y tratando de sabotear las marchas legítimas del
pueblo venezolano.
Vergüenza causa un chavismo que ve a los organismos de seguridad del
estado dirigidos por un señor que fue delatado como participante en
narcotráfico por otros militares venezolanos capturados en el exterior.
Además, su cuñado, del que no se pueda decir que haya aprobado más allá
del sexto grado sino fuese por el hecho de que llegó a general, dirige
el órgano de represión de la dictadura. Dedicado a inventar fábulas de
golpe de estado y crear expedientes a personas inocentes para meterlas a
la cárcel. Estos dos individuos son parte de esa vergüenza que es el
chavismo en este momento.
Una de las banderas electorales de Chávez fue el referéndum
revocatorio del mandato a los funcionarios electos. Hasta él mismo, a
pesar de las trampas y violaciones de derechos cometidos, se sometió a
ese proceso. Sus vergonzantes herederos, que se llenan la boca diciendo
ser sus hijos, hacen toda clase de trampas e ilegalidades para impedir
que se realice la consulta popular.
Después de haber recibido entradas de dinero que montan más del doble
de la sumatoria de los ingresos de los gobiernos desde 1830 a 1998, nos
encontramos en la vergonzosa situación de no tener moneda. Y no la
tenemos porque no se puede cambiar.
La vergüenza chavista se ve en el exterior con ancianos que llevan
más de quince meses sin recibir sus jubilaciones o pensiones. Con
estudiantes que deben dormir en la calle cual indigentes porque el
gobierno les niega sus recursos. El muy mentiroso y vergonzoso Jesús
Farías llegó a decir que se les había otorgado el dinero que les
correspondía.
Esta vergüenza que es el chavismo tiene muchísimas dimensiones que
apuntan a un país tristemente reducido a la categoría de territorio en
disputa. La penetración de la guerrilla colombiana, la conformación de
fuerzas insurgentes, la libre circulación de contrabandistas de todo
tipo, la presencia del narcotráfico y de las bandas criminales hablan de
una soberanía vergonzosamente ultrajada por la política de un individuo
que no tenía a Venezuela como un sueño sino como un instrumento al
servicio de la exportación de la revolución cubana.
Es hoy muy difícil encontrar a alguien que le reconozca a Chávez
algún avance del país. Y es porque hoy nos encontramos en unos niveles
de miseria y atraso que solo se explican a través de la perfidia de esta
vergüenza llamada chavismo. Continuaré.
@botellazo
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