Por:JOSÉ DOMINGO BLANCO.
Iniciaré estas líneas pidiéndoles que enumeren una sola cosa que a
Maduro le haya salido mal desde que asumió la presidencia. ¿En qué ha
fallado Nicolás? ¿Qué parte de su plan no ha salido como esperaba o no
ha cristalizado en los tiempos establecidos? Lejos de debilitarse,
Maduro y sus secuaces avanzan a grandes zancadas hacia la consolidación
del nuevo modelo comunista -uno reinventado, repotenciado o reloaded-
para el que nuestro amado y golpeado país ha servido de prueba piloto.
Desde antes de los anuncios del pasado
17 de agosto, me he dado a la tarea de desgranar minuciosamente la
estrategia del régimen, intentando encontrar las razones de su éxito.
Porque, aunque a muchos no les guste escucharlo, este desgobierno ha
sido exitoso.
Y pienso que ese, quizá, ha sido nuestro mayor error: no hemos
querido reconocer que estamos frente a un enemigo muy astuto, al que
hemos subestimado. Llevamos casi dos décadas creyendo que los “errores”
–deliberados- que comente, la miseria que ha generado y las muertes que
ha causado, son razones suficientemente convincentes que lo conducirán
hacia el fin de sus días de opresión. Hemos creído que son los
detonantes que provocarán el ansiado estallido social “porque esta
situación, ahora sí es verdad, que no la aguanta nadie”. Y no es así. No
será así. No lograremos cambiar el modelo, ni sacar a quienes tienen la
responsabilidad de aplicarlo, hasta que no cambiemos el paradigma y
dejemos de pensar que “Maduro es un bruto, que no sabe lo que hace”.
Lamento contradecir a muchos: Nicolás sí sabe lo que hace, y está
rodeado por unos cómplices, cohesionados e indolentes, dispuestos a
llevar este sistema hasta sus últimas consecuencias.
Todo lo que ha hecho el régimen durante estos años le ha servido para
arraigarse en el poder. No importa si está al margen de la justicia. No
le interesan las acusaciones, ni las amenazas, ni las sanciones
internacionales. Este régimen ha tenido suficiente tiempo gobernando
como para edificar su fortaleza. Transformar a Venezuela en su bunker
impenetrable, con suficientes riquezas y recursos como para vivir
-ellos, los de la élite en el poder y sus encubridores- por 20 o 30 años
más. Lo han logrado porque su Plan de la Patria, es el Manifiesto
Comunista rediseñado, actualizado y mejorado, y lo han venido aplicando
como una “fórmula mágica” que comienza a dar los resultados esperados.
Para salir de este régimen tenemos que dejar de subestimarlo.
Entender que han tenido los recursos y el tiempo para poner a las mentes
más brillantes -y fieles devotos del modelo comunista- a estudiar las
causas que provocaron el derrumbe de la Unión Soviética; por ejemplo.
Tenemos que dejar de decir que el modelo comunista fracasó en todos los
países donde intentó imponerse. Tenemos que ver a Venezuela como una
experiencia sin precedentes históricos, porque hemos sido la prueba
piloto de una fórmula nueva diseñada por los fanáticos de Stanlin,
Franco, Hitler, Hussein o Fidel, quienes han analizado minuciosamente
los errores y debilidades que cometieron sus ídolos, para generar este
modelo nuevo, en etapa experimental en nuestro país, y cuyos resultados,
imagino, deben tenerlos muy complacidos.
Dejemos de decir “es que nadie hace nada” y comencemos a preguntarnos
“¿qué puedo hacer yo para cambiar esta situación?”. Dejemos de pensar
que la salida es un golpe militar, que no ocurrirá nunca; o que la
solución será la intervención internacional –un procedimiento que tiene
sus tiempos y pasos que cumplir. Comencemos a entender que Venezuela ha
sido el tubo de ensayo de investigadores comunistas de las mejores
universidades rusas, españolas, chinas e iraníes, dispuestos a no fallar
esta vez en la fórmula. Insisto: el régimen ha tenido el tiempo, los
recursos y el apoyo para lograr su cometido. Son 20 años, queridos
amigos, generando pobreza, provocando el éxodo de nuestra gente
talentosa, sembrando el miedo, la miseria, la destrucción y las muertes
que se necesitan para afianzar el modelo. ¿Las medidas anunciadas el 17
de agosto? Maduro tiene razón: es su fórmula mágica, con la que hace una
nueva razia contra el capitalismo, encarcela a más inocentes, ahuyenta a
un nuevo grupo de venezolanos del país y expande su control a través
del incremento de la pobreza.
En algún momento llegué a considerar que Nicolás era lo
suficientemente escaso de cualidades como para darle continuidad al
desastre iniciado por el difunto expresidente intergaláctico. Y no ha
sido así: Maduro, hecho el pendejo, ha llevado al país con éxito al
hundimiento y aislamiento que todo modelo comunista pretende. Amparado
en el Petro –ese cripto invento virtual por el que nadie da ni medio-
pero que le brinda el respaldo económico que no tuvo en su momento la
Unión Soviética. Y protegido, además, por una sociedad de cómplices, a
la que el régimen le descubrió el precio y es la que le ha dado las
bases para edificar este sistema en etapa experimental que, si triunfa,
será nuestro único producto de exportación.
Fuente: Noticiero Digital.
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