POR:JOSÉ GUERRA.
Zimbabue, la antigua Rodesia, sufrió una de las mayores
hiperinflaciones de las que se han conocido. Tal vez solamente superada
por la que padeció Hungría en julio de 1946 con 42.000 billones por
ciento, lo que equivale a decir que los precios se duplicaban dos veces
al día. Venezuela no va a tener la inflación que tuvo Zimbabue pero está
aplicando las mismas políticas que implementó ese país africano. Para
que se tenga una idea de lo que fue el alza de precios en aquella
nación, en 2008, la tasa de inflación anual alcanzo a 89.700 trillones
por ciento, número este que no cabe en nuestra codificación mental y
para ello es mejor expresarlo de esta forma: los precios se duplicaban
de un día para otro, a una escala geométrica. Ello equivalente a decir
que si alguien compraba un pan un lunes en Bs 2,0, el próximo lunes ese
mismo pan pasaría a costar Bs. 356,0.
Pero lo relevante es analizar lo que hizo el gobierno de Zimbabue y
el banco central de ese país para desquiciar la economía. Hizo lo que
hicieron todas las naciones que han experimentado procesos de
hiperinflación: imprimir dinero sin respaldo para financiar el déficit
fiscal. Solamente así se puede explicar un aumento explosivo de los
precios como el que atestiguó Zimbabue. La causa de las hiperinflaciones
como resultado de la impresión de dinero para enjugar los déficits
presupuestarios es uno de los temas donde los economistas tienen pleno
consenso. Pero también hizo otra cosa el gobierno de Zimbabue para
acelerar el alza de los precios: acabó con la producción agropecuaria al
perseguir a los productores, confiscarles sus propiedades para que las
administrara el Estado. Al final, la producción de alimentos cayó
significativamente y el país se vio precisado a importar masivamente los
alimentos.
El libreto de la hiperinflación se tradujo al público cuando el
presidente Mugabe comenzó a culpar a los extranjeros y a los
comerciantes por la escalada de los precios a quienes acusaba de montar
una conspiración para derrocarlo. En un acto de desesperación el Banco
Central de Zimbabue declaró ilegal la inflación y congeló los precios de
los bienes de primera necesidad por tres meses, entre marzo y junio de
2007. Esta medida se tradujo escasez, lo que agravó todavía más la
inflación. En un paso más adelante, en agosto de 2007, las autoridades
policiales arrestaron a ejecutivos de varias empresas acusándolos de
haber aumentado los precios.
En Venezuela, se reformó la Ley del BCV en junio de 2005,
modificación esta conocida como la reforma León-Cabezas por haber sido
Armando León, director del BCV y Rodrigo Cabezas, entonces ministro de
Finanzas sus impulsores. Esa reforma dinamitó las bases de la
estabilidad monetaria de Venezuela al permitir que el BCV traspase al
gobierno sus reservas internacionales para que éste las gastes. Ello
obviamente debilitó al bolívar y propició una elevación de los precios.
Con base en esa reforma, en 2009 y 2010 se produjeron dos nuevos cambios
a la Ley del BCV para permitir ya de manera abierta que el BCV emitiera
dinero para financiar los déficits fiscales. En esta ocasión los
artífices de esas reformas fueron Nelson Merentes y Armando León.
Como era de esperarse, la liquidez monetaria comenzó a aumentar
rápidamente y entre 2012 y 2005, fecha de inicio del frenesí monetario
que provocó la reforma Leon-Cabezas, ese indicador reflejó un aumento
acumulado de 892,0%, es decir un crecimiento interanual superior al
120,0%. No hay economía que resista tal inyección de dinero sin que ello
se traduzca en una espiral inflacionaria, como efectivamente ha
sucedido en Venezuela, a pesar de los controles de cambio y de precios,
conforme se aprecia en el gráfico adjunto.
Pero antes de 2005, el gobierno lanzo una ofensiva expropiatoria
sobre haciendas, hatos y fincas productivas que pasaron a manos del
gobierno. No había que ser un versado en temas agro alimentarios para
predecir el resultado de tal acción. Efectivamente, la producción cayó
verticalmente y ahora Venezuela tiene un déficit alimentario superior a
US$ 7.000 millones. Hoy que la inflación se ha domiciliado al interior
de la economía, el gobierno recurre al estribillo de culpar a los
empresarios por el aumento de los precios y al igual que Mugabe, Maduro
ha ordenado una rebaja de los precios de ciertos bienes y el
encarcelamiento a algunos directivos de empresas a quienes acusa de
usureros, un delito del medioevo. Zimbabue y Venezuela han aplicado
políticas parecidas, con la notable diferencia que Venezuela tiene
petróleo y los ingresos provenientes de ese mineral le han dado una
capacidad para importar algo que no disfruto Zimbabue.
Fuente: http://www.noticierodigital.com/2013/11/camino-a-zimbabue/
6 comentarios:
Nicolás y sus salvajes
ANDRÉS VOLPE | EL UNIVERSAL
miércoles 13 de noviembre de 2013 12:00 AM
La civilización es el progreso
hacia una sociedad de privacidad.
La existencia del salvaje es pública,
gobernada por las leyes de su tribu.
La civilización es el proceso de
liberar al hombre de los hombres.
Ayn Rand
Así es como uno se ve compelido a hablar del salvajismo y la violencia –¡Que no quede nada en los anaqueles!. La orden del idiota y los salvajes que se arrojan a la calle para cumplir con el mandato. Es un acto significativo, el epítome de la barbarie: el desconocimiento brutal de la propiedad privada y del Estado de Derecho. Resulta incluso difícil empezar a hilar conceptos abstractos de la propiedad privada como institución de una sociedad libre. ¿Para qué? Habría que entender primero que una orden presidencial de esa naturaleza es inconstitucional y autoritaria. ¿Pero para qué divagar en conceptos legales y políticos? Habría entonces que dar un paso más hacia atrás y entender que la sociedad opera bajo una estructura de mercado en la cual cada individuo libre ofrece el producto de su trabajo para poder garantizar el sustento del orden social moderno. ¿Para qué hablar del origen de la sociedad moderna? El salvaje no entiende de conceptos burgueses, sino solo de los acuerdos rudimentarios y tribales que nacen entre los hombres que para sobrevivir primero tienen que matar y desposeer al otro. Los salvajes solo entienden de destrucción y pillaje. Ellos solo viven en lo que Schopenhauer enuncia elegantemente como homo hominis lupus. No obstante, incluso eso sería conceder demasiado entendimiento a los salvajes, porque también los animales entienden que no pueden exterminar a toda una manada sin luego padecer hambruna. Ya se hace transparente el desespero del gobierno, porque no le queda sino recurrir a la violencia, al socialismo mágico, a la superstición con cara de muertos insignificantes. Yo les digo: cuando ya no tengan qué robar y estén muriendo de hambre van a tener que devorarse los huesos del que descansa en el cuartel de la montaña. Quizás allí entiendan que, como explica Ayn Rand, la felicidad es solo alcanzable como un prueba de integridad moral, ya que sería la prueba de los logros conseguidos por medio de la integridad de los valores: de esos que no tienen y que fácilmente descartan para luego romper vidrios y perpetrar el robo. Quizás entonces entiendan que los derechos individuales no están condicionados a los discursos presidenciales –¡Que no quede nada en los anaqueles!– sino por el contrario, el verbo presidencial debe estar limitado por los derechos inalienables del individuo. Tendríamos que empezar por el principio y responder a las proklyatye voprosy, a las malditas preguntas que, según los rusos en el siglo XIX todo hombre honesto y moralmente consecuente debía responderse o simplemente darle la espalda entendiendo así la responsabilidad y consecuencias implícitas en tal conducta. ¿Entenderá Maduro la responsabilidad y las consecuencias implícitas que conlleva darle la espalda a las cuestiones imperativas de la realidad? ¿Entenderán los salvajes las consecuencias implícitas en sus acciones barbáricas? ¿Entenderán todos ellos lo que implica desconocer los imperativos de la modernidad? ¿Qué robarán cuando ya no tengan qué robar? ¿De qué comerán cuando ya el "enemigo" no esté para producir? ¿Qué les quedará?
Les quedará la nada.
@andresvolpe
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La delgada línea de la estupidez
DÁMASO JIMÉNEZ | EL UNIVERSAL
Las fotos y videos del saqueo fueron indignantes. Un trofeo para los estrategas del plan anticomicios del 8D que ahora pretenden recrear los sucesos "espontáneos" del Caracazo de 1989, pero en versión remix con voz de mandato presidencial, con la idea de generar miedo, terror, decepción y angustia, justo cuando faltan 4 semanas para llevarse a cabo un nuevo conteo que podría descubrir a los ojos del mundo que la revolución es un fraude mal montado, un panfleto de gritones malencarados divorciados de toda razón posible, sin interés alguno para resolver este atolladero económico y buscar la paz y la reconciliación nacional a través del diálogo, del entendimiento, y del voto.
"Eso no existe mijo", te lo hacen saber casi de inmediato con un cachazo que te despierta en medio del apagón, la escasez, la inflación y la crisis en que nos encontramos encerrados y sometidos. El país está secuestrado y debilitado a pan y agua y hasta ahora todas las posibles salidas lucen sitiadas.
Saquear y robar prácticamente se convirtieron en las dos primeras medidas económicas con contundencia que anuncia este gobierno para solventar el hambre y la pérdida del poder adquisitivo generado por una inflación despiadada.
Lo que no puedes comprar con el triste salario que devengas, de pronto y lo consigues en la próxima tienda que caiga en desgracia, además con protección y complicidad de los cuerpos policiales y el discurso manipulador e incendiario del presidente de la AN, Diosdado Cabello, hombre con reputación de poderoso empresario que justifica la medida de robo y saqueo para defender el caos impuesto por Maduro: "Vamos a la calle a defender y respaldar las medidas económicas del presidente Maduro".
Cuando Maduro dio la orden contra Daka: "Que no quede nada en los anaqueles", no estaba atacando a los enchufados empresarios que de manera cómplice reciben grandes cantidades de dólares y forman parte de un exclusivo mercado de capitales que los ha hecho ricos junto a los altos funcionarios del gobierno que fungen como sus socios y protectores en estos últimos años de control cambiario y paridad surrealista del dólar, sino intentando destruir toda resistencia democrática, la ética y moral ciudadana fortalecida y el deseo casi reducto de convivir con respeto en una Venezuela civilizada.
Salía mejor abrir el grifo de la nueva barbarie, sacar a relucir ese "choro" que puede haber entre los escuchas y convertirnos en secuaces de todo el compendio criminalístico que ya se le endosa a los protagonistas de esta parte de la historia patria en minúsculas.
Es como si la idea del hombre nuevo pudiera simplificarse en marabunta capaz de encontrar la felicidad cargando con electrodomésticos que no le pertenecen, pero que pueden ser robados en época navideña con guiño de ojo complaciente del gobierno. Pero lo que vimos el pasado sábado fue el llamado al caos y la locura hecha desde la más alta investidura para revolver las frustraciones revueltas de estos largos 15 años de mediocre revolución.
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La delgada línea de la estupidez
DÁMASO JIMÉNEZ | EL UNIVERSAL
miércoles 13 de noviembre de 2013 12:00 AM
Claro que ha quedado una puerta abierta para la esquizofrenia nacional que de seguro no será desperdiciado por quienes intentan lo imposible para posponer los comicios. El tiempo corre y no hay manera de detener este tsunami de votos que está a punto de explotarle al madurismo en la cara.
Queda la burla de los estrategas. Es posible que esos titiriteros castristas crean conocer el gusto generalizado de los venezolanos por los televisores estrafalarios, las tostyarepas condenadas al desuso ante la desaparición de la harina de maíz y por el doloroso y complejo recetario que sufre una joven soñadora convertida en luminaria hollywoodense de la belleza internacional como Miss Universo, ningún programa de la televisión mundial podría parodiarnos con tantos sobresaltos en un mismo día, pero estamos seguros que los integrantes de esa sala situacional desconocen que detrás de los saqueos del sábado hay un Deja vú que creímos haber olvidado, el drama de un tumulto de gente en la calle desconociendo a la autoridad corrupta y mentirosa que ya nadie quiso respetar. La invocación de ese pasado raya la delgada línea de la estupidez de quienes creen que todo puede controlarse desde el poder.
@damasojimenez
Saqueo por voto
NITU PÉREZ OSUNA | EL UNIVERSAL
miércoles 13 de noviembre de 2013 12:00 AM
Eso es lo sustantivo del asunto. Una estrategia electoral perversa creada por mentes brillantemente diabólicas: "Ve a la tienda de electrodomésticos de tu preferencia y llévate tu plasma HD, robado, saqueado o a un precio de imposible reposición gracias a la inflación creada por el desastre económico de la revolución, pero llévatelo, porque tienes derecho".
Ok. No me voy a poner en estas líneas a explicar lo que sabes... que eso está mal hecho. Conoces perfectamente que el trabajo y el esfuerzo personal es la única manera transparente y legal de obtener lo que aspiras para tener calidad de vida para ti y los tuyos. Calidad de vida que viene palo abajo porque te atracan unos delincuentes en la esquina y te saquean tu salario. El gobierno debería ocuparse de que no exista impunidad.... Pero no, él te manda a robar también ¿entiendes ahora por qué permite que te roben sin castigar a quien te despojó del sueldo trabajado y ganado con tu esfuerzo? Para igualarte con el ladrón y ¡Dios nos ampare! para igualarte más adelante, con un delincuente mayor.
Quizás ahorita estés celebrando -birra en mano- el choreo de una nevera, secadora, lavadora o tosti arepa, que puede que ni necesites o sencillamente no puedas usar porque no hay luz, pero que engordarás para venderla a alguien más adelante... pero tú no eres un usurero ni especulador. No, tú eres un revolucionario, socialista y humanista, eso es lo que te dice Maduro... y aunque sabes que está mal hecho, como lo es que el sucesor de este desastre haya autorizado dólares baratos a sus amigos y acólitos empresarios de maletín -buchones todos- los manda a saquear de manera controlada, total, ya ganaron bastante, nadan en moneda dura y ahora te meten a ti en la espiral de la corrupción y el delito que les carcomió las entrañas y hundió al país... ¿Te parece bien?
Veo con estupor a hombres de verde oliva, que ganan un realero -que les pagamos quienes cancelamos impuestos, arengar a compatriotas- para que se lleven los productos de los anaqueles, es decir, que saqueen, que roben, que delinquen y manaña nos dirán: Vota por los candidatos del PSUV, porque con los rojos, los comunistas revolucionarios... podrás robar, escamotear, desvalijar hasta que se metan en tu casa y te roben a ti también. En ese momento entenderás lo que hoy te quiero transmitir... pero probablemente ya será muy tarde. Nos habrán despojado la dignidad.
pereznitu@gmail.com
@nituperez
Enalteced al rey Hugo Chávez...
ALEXANDER CAMBERO | EL UNIVERSAL
miércoles 13 de noviembre de 2013 12:00 AM
El desvarío se apodera del alma en pena de Nicolás Maduro. Al verse atrapado por el miedo recurre al patriarca para tratar de alejar los espíritus insomnes. Decretar que los venezolanos estamos obligados a amar y ser leales al legado de Hugo Chávez es un signo inequívoco de inseguridad y turbación. Sencillamente porque ni el amor ni tampoco la lealtad son sentimientos que tú puedas obligar desde el punto de vista del ordenamiento jurídico. Cuando amamos es la fibra del corazón que se expresa a través de la emoción que involucra al alma como epicentro de un acontecimiento interior. La lealtad es la convicción de exteriorizar una adhesión basada en principios y valores éticos. Como vemos, ambos estados no pueden tener entre sus características: la obligación de ser una norma a cumplir a juro. Asimismo, tratar de perennizar el recuerdo de alguien que solo acepta una minoría, en contraste con la opinión mayoritaria es sencillamente un abuso. Digámoslo sin ningún tipo de cortapisas. El padre del desastre venezolano es Hugo Chávez. Quien envenenó la vida nacional llenándola de odio y revanchismo, dilapidando los innumerables recursos del Estado para propiciar una revolución que quince años después presenta unos resultados catastróficos. Un hombre que incitó a la división en la familia haciendo enemigos a seres nacidos de la propia entraña. ¿Cómo pueden obligarnos a honrar al responsable absoluto de nuestra ruina económica y moral? Claro, los que si tienen motivo para ensalzarlo son todos aquellos que pasaron de pobres a boliburgueses. Una elite que disfruta de las mieles del poder con total impunidad. Llegaron como lobos hambrientos y encontraron la ruta del alimento suculento, son voraces para entre aullidos y dentelladas llevarse la patria en cada mordisco. En diez años se almorzaron más de novecientos cincuenta mil millones de dólares. Para estos oportunistas iletrados hasta la médula, el presidente caído es la reencarnación de Zeus. Lo mismo ocurre con aquellos que reciben dádivas que calman su hambre momentánea, pero que no construye futuro sustentable. Anhelan que la nación se incline en vergonzosa actitud ante semejante accidente histórico. Creen que el hombre resucitará y resurgirá desde sus cenizas, que un buen día sonarán las trompetas celestiales para traerlo de vuelta al gran progenitor de nuestras miserias. Un profeta bíblico que atemperó en los tiempos y se manifestó teniendo entre sus labios el bálsamo de Dios. Especie de caballero medieval protegido con su armadura de hierro, con la fiereza en la sangre y la precisión en la filosa lanza. En definitiva, un predestinado que los pueblos están obligados a cobijar en sus recuerdos. Como el pueblo mayoritario lo olvidó de manera temprana han tenido que inventar semejante absurdo. Obligar a tener que amar y rendirle lealtad a alguien que está entre los muertos solo se les ocurrió a culturas antiquísimas que creían en la reencarnación de sus ídolos a través de los ritos. El perfume del sándalo no pudo lograr que su patriarca volviera. Aquí ocurre lo mismo. Hagan lo que hagan el olvido es su destino.
Afortunadamente la patria despertó. Ningún apresurado decreto podrá con la voluntad de un pueblo que quiere cambio. Tenemos una nación que sabe que el mesianismo consumió parte importante de su historia. Aquí necesitamos liderazgos responsables con una vocación democrática que se afinque en la Constitución Nacional. El ocho de diciembre es el día de salvar la patria y avanzar para lograr que el cambio democrático triunfe en beneficio de todos...
alexandercambero@hotmail.com
twitter @alecambero
VENEZUELA DESAPARECIÓ.
Miguel Ángel Landa.
Lo confieso: no tengo idea en donde estoy ni para donde voy. Las que fueron mis referencias para ubicarme en Venezuela han desaparecido. Es como volar en la niebla sin radio y sin instrumentos. Nací y crecí en Caracas pero ya no soy caraqueño: no me encuentro a mi mismo en este lugar convertido hoy en relleno sanitario y manicomio, poblado por sujetos extraños, impredecibles, sin taxonomía.
A lo largo de mi vida recorrí casi todo el país, lo sentí, lo incorporé a mi ser, me hice parte de él. Hoy no lo reconozco, no lo encuentro. El extranjero soy yo. Ocho generaciones de antepasados venezolanos no me ayudan a sentirme en casa. Nos cambiaron la comida, los olores de nuestra tierra, los recuerdos, los sonidos, las costumbres sociales, los nombres de las cosas, los horarios, nuestras palabras, nuestras caras y expresiones, nuestros chistes, nuestra forma de vivir el amor, los negocios, la parranda, o la amistad. Forzosamente nuestro cerebro y nuestro metabolismo se fueron al carajo, ese ignoto lugar carente de coordenadas.
Hoy somos zombis, ajenos a todo, letras sin libros, biografías de nadie. Nos quedamos sin identidad y sin pertenencia. Una forma muy ocurrente de expatriarte: en lugar de botarte a ti del país, botaron al país y te dejaron a ti. Hoy Venezuela agoniza en algún exilio, pero no en un exilio geográfico. No, Venezuela se extingue aceleradamente en un exilio de antimateria, sin tiempo ni espacio. Cualquiera sea el intersticio cuántico en donde se desvanece Venezuela, no podremos llegar a él.
El país desapareció de la memoria de las cosas universales; no existen unidades o instrumentos capaces de medir su extraña ausencia. No hay un cadáver que sepultar, ni sombra, huella, o testamento que atestigüen una muerte. Todo se perdió en un críptico agujero negro. Más que una muerte esto ha sido una dislocación en el espacio-tiempo.
Pronto se dirá: “¿Venezuela? Venezuela nunca existió.” Se me ocurre que en ausencia de muerte formal procede ausencia de llanto. Aquí no habrá velorio. La cosa no merece ni un palito de ron. Los pocos dolientes potenciales que pudieran darse, se irán poco a poco al mismo no-lugar en donde el país se escurrió para desvanecerse para siempre.
Extraño final para un país: no pudimos ni siquiera ser un Titanic y hundirnos con algo de tragedia y romanticismo. La elegancia no fue precisamente una de nuestras características como pueblo. No tendremos el honor lúgubre de ser Pompeya. No se hablará de nosotros como de Nínive o de Troya. Nunca podrá algún Homero contar que tuvimos un Aquiles. No seremos lana para tejer leyendas. Nuestro final solo nos dejará vergüenza.
Publicado por Sergio Molinatti en 07:59
http://molinattiescritor.blogspot.com.ar/2013/11/venezuela-desaparecio-miguel-angel-landa.html?spref=TW
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