sábado, mayo 19, 2018

"¿Votar o no votar por Maduro?"....."Falcón, el Cándidato"...

Votar como acto de masturbación

¿Votar o no votar por Maduro?

Muchos amigos y medios internacionales me han pedido analizar la situación electoral en Venezuela. En particular, me pidieron contestar las siguientes preguntas.
1) ¿Son legítimas o ilegítimas las elecciones del domingo en Venezuela?
Las elecciones son ilegitimas, porque no existen las condiciones básicas para que los ciudadanos puedan tomar decisiones razonadas sobre el proceso y los candidatos electorales. Esta deficiencia estructural existe en varios ámbitos claves.
1. Se requiere un entorno socio-económico estable que permite a la población concentrarse en la contienda electoral y ponderar las opciones que se presentan. Con una hiperinflación de más del 10,000 %, una ausencia de medicinas y alimentos generalizada para las mayorías, una reducción del PIB en el último lustro de alrededor del 45%, una emigración económica de más de un millón de personas, y una muy alta tasa de criminalidad, esas circunstancias socio-económicas no están dadas.
2. Elecciones sólo tienen sentido cuando los candidatos representan alternativas viables de política pública progresista ante los grandes problemas de la nación y de los ciudadanos. Ninguno de los dos bandos –o bandidos-- de la "oposición" cumple con esta condición. El oportunista ex chavista Henry Falcón y el oscurantista "evangélico" Javier Bertucci --los dos candidatos de mayor preferencia electoral de la "oposición"-- van a ir con el FMI para recomponer la economía. Las condiciones draconianas que pondrá el FMI para dar su infame Paquete de Ajuste Estructural, harán palidecer las condiciones que la institución impuso a Grecia en su momento, porque Venezuela no es parte del Primer Mundo y tiene cero poder de negociación. En consecuencia, las condiciones infernales en que vive actualmente la mayoría de los venezolanos, empeorarán drásticamente. De hecho, ni Falcón ni Bertucci tienen un programa para regresar el país al camino del desarrollo sustentable. La dolarización y el FMI de Falcón y la "salvación del país a través de la fe", del Rasputín pentecostalista, son el mismo proyecto: entregar la soberanía de Venezuela a Washington y el gran capital occidental.
El otro ala del espectro político, que representa Maduro, igualmente no tiene ningún programa realista ni creíble para salir del desastre económico que ha creado. Venezuela necesita un Plan Marshall para salvarse, pero la mafia usurpadora de Miraflores no tiene cabezas para diseñarlo, ni acceso a los circuitos financieros internacionales, que podrían costearlo. Desconocidas las elecciones de antemano como "ilegales", por los centros de poder occidental, será imposible que --"ganando" Maduro-- consiga los recursos para el ajuste estructural necesario del sistema económico. Sin Occidente y sin China, la elección se realiza, por así decirlo, en un catch-22, donde no hay solución electoral alguna para salvar a la economía. De ahí, que la promesa de Maduro, que si gana las elecciones, llevará a cabo "una revolución económica que sacudirá al mundo", no es más que una patética mentira. Ninguno de los candidatos tiene un proyecto económico viable. Por eso, ninguno sirve para ser presidente.
3. El régimen de Maduro se basa en la mentira (de la guerra económica), las bayonetas de los generales faccionistas Padrino López y Néstor Reverol (represión militar), la monopolización de los dólares y la dependencia asistencialista generalizada cual medio de control socio-político, financiada con ellos (Carnet de la Patria, CLAP). La combinación de esos cuatro factores ha creado una clientela electoral cautiva para el gobierno, por una parte; y un ambiente generalizado de desmovilización, frustración, incertidumbre y tendencia hacia el abstencionismo, por otra. En ese ambiente, el debate público racional y transparente que es una precondición imprescindible para facilitar la conciencia ciudadana cual precondición del voto razonado, no se ha podido dar. La situación de manipulación sistemática de la información y del razonamiento electoral, muy semejante a la que prevaleció en Estados Unidos en la última contienda presidencial, hace imposible cumplir en Venezuela con el mandato de una votación nacional democrática que exprese la soberanía popular mayoritaria.
2) ¿Fracasó la oposición en su intento por derrotar a Nicolás Maduro o el Presidente venezolano les pasó por encima?
Las dos cosas. Era –y es—un conflicto entre la vieja clase política y la nueva clase política, que se formó durante los primeros años del Chavismo. Dos fracciones de la clase política, con iguales carencias éticas y compromisos populares, se enfrentaron, como dos mafias del barrio que procuran controlarlo. Mostraron ser más eficientes en la guerra callejera y sucia, al igual que en los pleitos de superestructura (parlamento), las cohortes de Maduro/Cabello, que las de las viejas élites políticas.
3) ¿Se radicalizará aún más el gobierno de Maduro tras los comicios o está condenado en el corto plazo?
Está condenado a colapsar relativamente pronto, por el aislamiento internacional y latinoamericano. Para impedirlo, se volverá más represivo, implementando la llamada "reforma constitucional" e imponiendo el llamado "Estado comunal", que es, esencialmente, el Estado de Mussolini con control total del centro del poder, bajo el disfraz de un régimen popular revolucionario de nuevo tipo.
4) Finalmente Maduro se salió con la suya en cuanto a la realización de elecciones ¿Esto demuestra el fracaso o el escaso peso de los organismos internacionales y regionales?
Sin duda, que Maduro salió triunfante de las turbulencias políticas de la era post-Chavez, tanto a nivel del Partido como en cuanto a la estructura nacional de poder. Hay que tomar en cuenta, sin embargo, que se aprovechó de una coyuntura internacional que le benefició de múltiples maneras. En primer lugar, el bolivarianismo hemisférico que construyó Hugo Chávez con Lula, Fidel y Kirchner, le sirvió en su momento como paraguas protector al Madurismo. Sin embargo, esto se acabó ya.
En segundo lugar, las crisis mundiales en Corea, Medio Oriente y Europa oriental, desplazaron el conflicto de Venezuela a segundo y tercer plano. De todas formas, el imperialismo occidental sabe que la caída del régimen es inevitable, de ahí que no le importa, si sucede un año antes o después. Es decir, la intensidad de la presión externa imperial ha sido relativamente baja, comparada, por ejemplo, con la destrucción sistemática de la Unidad Popular chilena por Nixon, o la Revolución Sandinista nicaraguense, por Reagan, para no mencionar la agresión a la Revolución cubana. Las afirmaciones contrarias de Maduro y su aparato de propaganda son simples mentiras.
5) ¿Qué rol juegan los militares al sustentar la Presidencia de Maduro?
Como decía, junto con los dólares y las mentiras, son el tercer sostén del régimen. Sin los generales faccionistas Padrino López y Néstor Reverol, que encabezan la "pandilla de malandrines" que usurpan el Palacio de Miraflores, en palabras del general chavista Cliver Alcalá, ya no estaría en la presidencia.
6) ¿Hay una fractura interna en el chavismo?
Sí, una fractura total, como se evidencia en el hecho, de que muchos de los colaboradores militares de alto rango de Hugo Chávez, como los generales Rodríguez Torres y Raúl Baduel, el héroe que derrotó al golpe militar, están en la cárcel, mientras que muchos civiles chavistas de jerarquía están organizados en movimientos anti-maduristas. Por supuesto, hay una tercera fracción de oportunistas deleznables que pasaron sin problema moral alguno del proyecto humanista de democracia participativa del Comandante Hugo Chávez, a la miserable dictadura pequeño-burguesa de Maduro. Allá están Tarek William Saab, Alí Rodríguez y muchos otros.
7) ¿Qué podría ocurrir en Venezuela a partir del 21 de mayo?
En primer lugar, es irrelevante quién gane las elecciones, porque ninguno de los candidatos puede resolver los grandes problemas nacionales. En este sentido, no son elecciones, sino una pantomima de simulación de soluciones nacionales. En segundo lugar, si Maduro pierde, simplemente desconocerá en los hechos al nuevo gobierno, tal como desconoció a los ganadores de las elecciones parlamentarias de diciembre, 2015.
En tercer lugar, arreciará la presión internacional, habrá nuevas sanciones de Washington y Bruselas y, quizás del Grupo de Lima; es posible que haya un par de días de protestas, que serán fácilmente controladas por la policía; Maduro avanzará la preparación de la estructura política de dominación tipo Mussolini, mediante el "Estado Comunal" y una nueva Constitución, hecho a la medida; el éxodo de la emigración venezolana se intensificará; la economía colapsará vía la hiperinflación, el default externo y la creciente confiscación de la infraestructura petrolera, como ahora en la colonia holandesa de Curazao; Washington pasará a la fase del regime change y el inicio de la agresión paramilitar --similar a la agresión de Reagan contra el Frente Sandinista y la destrucción de la Unidad Popular de Allende en Chile--, regime change como en Siria y Ucrania, en pocas palabras. Un conflicto intra-militar abierto es muy probable al igual que una mayor intervención estadounidense vía el Comando Sur y la Cuarta Flota de Washington.
8. Votar como acto de masturbación
Votar en estas circunstancias es un acto fútil, una operación de autismo, sin relevancia transformadora real. Un acto apologético para el régimen, tan tragicómicamente grotesco como el cierre de campaña de Maduro, diseñado sobre los mecanismos de manipulación barata y de mercadotécnia de los charlatanes tele-evangelistas. Con un gritón ridículo que procuraba calentar a las masas, seguido por un payaso patriotero llamado Héctor Rodríguez, con intermezzo de un obsceno panzón futbolista argentino y, finalmente, la apoteosis con el panzón Presidente Obrero y la Primera Combatiente. En fin, un teatro surrealista que refleja a la perfección la naturaleza apócrifa del régimen burgués en cuyas garras ha caído el noble pueblo de Venezuela.

 

 

Fernando Mires - FALCÓN, EL CANDIDATO


La candidatura de Henri Falcón no nació de la nada. Surgió como consecuencia de la  decisión de la MUD de no presentar candidatura presidencial después del fracaso del diálogo de Santo Domingo. Decisión tomada como respuesta a la premeditada -repetimos: premeditada- intransigencia de los dialogantes enviados por Maduro.
Después del fracaso del diálogo fueron abiertas a la MUD dos opciones. La primera: la de “pelear peleando”, es decir, la de levantar una candidatura que denunciara ante el mundo la ausencia de condiciones electorales, desatando un masivo movimiento político en contra del régimen. La segunda: la de seguir el juego del oficialismo, cediendo el paso para que este venciera en las elecciones.

1.- El error más grande de la historia de la MUD
La dictadura demostró tener un conocimiento exacto de la MUD. Sabía que no tenía candidato y que -dadas las rivalidades entre los partidos del G4- iba a ser difícil que lo tuviera, por lo menos a corto plazo. Ese fue sin duda el primer error que llevaría a la MUD a cometer el segundo, el más grande de su historia: no levantar candidatura frente a un gobierno que había alcanzado sus puntos más bajos de aprobación. La no-existencia de condiciones electorales mínimas, en lugar de convertirse en una consigna de participación, se convertiría así en un llamado a la apatía, a la resignación, a la nada. La única candidatura de la MUD es hoy la señora abstención lo que para una asociación electoral -la MUD es eso- significa una (auto) condena a muerte.
Para disimular su monumental error, los dirigentes de la MUD adujeron que el llamado a la abstención seguía la orientación de una supuesta Comunidad Internacional, vale decir, de un conjunto de gobiernos dispares entre sí, cuya preocupación fundamental dista de ser Venezuela, como demostró la Cumbre de Lima. Votar es legitimar a la dictadura ante el mundo, fue la consigna central. Un absurdo: una dictadura no puede ser legitimada con nada porque una dictadura es una dictadura. No existen dictaduras legítimas. Pero aún suponiendo que esa, por la MUD fetichizada “comunidad”, hubiera tenido el poder que le supuso la MUD (ni en la OEA posee mayoría ejecutiva) ese poder habría sido inútil pues con la abstención ya no tenía a qué ni a quién apoyar.
Sin elecciones la MUD es como un sistema solar sin sol, un montón de meteoritos perdidos en la noche de la anti-política. Ni siquiera la creación del Frente Amplio (la MUD más organizaciones pro-MUD) que en condiciones electorales habría sido un poderoso instrumento de lucha, pudo interceptar la crónica del fracaso anunciado. Fracaso, porque la MUD al retirarse de las elecciones, se retiró de su ruta, rompió con su única línea y no supo levantar otra.
¿Extraña que bajo esas condiciones los abstencionistas de la primera hora -los anti- electoralistas crónicos, los del “maduroveteya”, los de “en dictadura no se vota”, los del “dimite-pues” - hubieran llenado el espacio vacío que dejó la MUD imponiendo consignas que hoy repiten los neo-abstencionistas como si fueran de su autoría? ¿Extraña que abstencionistas y abstencioneros cierren filas para bloquear la alternativa que hoy representa el candidato Henri Falcón? ¿Extraña al fin que la candidatura de Falcón se convirtiera en el blanco de los más viles ataques, injurias e infamias que es posible imaginar?
En Venezuela no existe un falconismo, como sí hubo un chavismo, un madurismo y de algún modo, un caprilismo. Pero sí existe una ideología anti-Falcón cuyas connotaciones son brutales tanto en las redes como en la prensa. La ideología anti-Falcón ha llegado a ser la de la impotencia política, la de los que ven en Falcón lo que ellos no supieron (y tal vez quisieron) hacer, la alternativa que los denuncia y acusa, el hecho objetivo que no les permitirá posar como víctimas inocentes y, por eso, el chivo expiatorio de tantas frustraciones. De lo que no se han dado cuenta es que, mientras más atacan al candidato, más significado adquiere la candidatura.  En el hecho -aunque Falcón no se lo hubiera propuesto- lo han convertido en el representante de una doble protesta. En contra de la dictadura y en contra de una oposición donde abnegados y respetables políticos conviven con burócratas sin ideas, con tácticos sin estrategia, con aventureros de ocasión. Ha llegado quizás la hora de desmontar la ideología anti-Falcón.

2.-  Seis afirmaciones falsas en contra de Falcón
No valdrá la pena detenerse en las difamaciones que acompañan a la ideología anti-Falcón. Afirmar por ejemplo que Falcón es el candidato de Maduro sin presentar la menor prueba, es una frase que solo delata la miseria mental de quienes la emiten. Sin embargo, si subimos un poco el nivel discutitivo podemos encontrar algunas afirmaciones que a primera vista podrían poseer cierta verosimilitud.
La primera se refiere a la supuesta traición de Falcón al no acatar la decisión de la MUD.  De más está decir que el concepto de traición pertenece a los estamentos militares, a las mafias, a las cofradías conjuradas, pero no a la vida política. Falcón, en el peor de los casos, desobedeció a una directiva. Pero la política no está basada en relaciones de obediencia. Nadie puede estar sometido a una dirección que ha tomado el camino errado. Más aún, Falcón – es importante subrayarlo – ni siquiera rompió con la línea política de la MUD. La MUD en cambio sí rompió con su línea política al asumir la alternativa abstencionista bajo el pretexto de obligar al gobierno ( y ¿con qué?) a crear las condiciones electorales óptimas. Falcón representa -si así se puede decir- la ortodoxia de la MUD. Las declaraciones programáticas de Falcón no se diferencian un solo centímetro de las que fueron de la MUD.
La segunda afirmación, una variante de la primera, señala que Falcón dividió a la MUD. Cualquiera que la escucha podría imaginar que la MUD había sido siempre monolítica. Pero no es un misterio para nadie que la historia de la MUD es la historia de sus divisiones. La MUD solo ha marchado (relativamente) unida en períodos electorales. Por eso, al abandonar la ruta electoral, la MUD se separó de sí misma. Por lo demás, la unidad por la unidad solo existe en las relaciones amorosas. La unidad política, en cambio, solo se puede dar en torno a objetivos concretos. Si estos objetivos no aparecen, o si han sido borrados del mapa, la unidad no se justifica.
La tercera afirmación apunta al hecho real de que Falcón perdió su gobernación en Lara. Cierto, Falcón perdió como muchos perdieron en unas elecciones en las cuales después del aplastamiento militar de las protestas del 2017, la MUD acudió desmembrada, sin entusiasmo, resignada. Lo que no se puede obviar es que la carrera de todos los políticos está marcada  por victorias y derrotas. El político siempre ganador no ha nacido todavía. Más aún: la carrera política de Falcón, a diferencia de otros políticos, está signada por muchas victorias y una sola derrota. Cabe añadir que ninguna elección es igual a otra. Hasta un Abraham Lincoln perdió en dos elecciones antes de vencer en las presidenciales.
La cuarta afirmación, quizás la más recurrente, es la de los que acusan a Falcón de haber sido chavista. Dicha afirmación parte de la premisa de que los candidatos deben dar pruebas de virginidad política antes de postularse. Olvidan que la dimensión de la política es el “ahora y aquí” y no el pasado, sobre todo si ya es lejano, como el de Falcón. Olvidan, además, lo que fue el chavismo antes de que degenerara en madurismo: Uno de los más multitudinarios y poderosos movimientos sociales de la historia latinoamericana cuyo influjo traspasó las fronteras venezolanas. El mismo Luis Almagro fue un furibundo chavista, aún durante Maduro, tres años después de la ruptura de Falcón con Chávez. Es posible entonces comprender las razones por las cuales tantas personas -entre ellas destacados académicos venezolanos- se dejaron atraer por el embrujo del chavismo. Después de todo, el mismo Falcón lo dijo: “Si dejé de ser chavista en los momentos de gloria del chavismo, no lo voy a ser ahora, en el momento de su declive”. Lo que Falcón, ni como chavista ni como no-chavista ha sido, en cambio, es un político extremista. Y eso no lo perdonan los extremistas de lado y lado. Falcón como Capriles es un político de centro. Hay, quiérase o no, una línea de continuidad entre la candidatura de Capriles y la de Falcón. Y Capriles lo sabe.
La quinta afirmación nos dice que Falcón fue militar, alcanzando el grado de sargento y por ello vinculado al ejército. Algo difícil de entender. Falcón abandonó las filas militares hace ya mucho tiempo con el título de “maestro técnico de tercera”. Lo que callan sus enemigos es que la posterior formación profesional de Falcón (es abogado) supera lejos a la media de los políticos venezolanos, incluyendo a ex-candidatos presidenciales. Después de haber obtenido su título realizó post-grados en Ciencias Políticas y Derecho Laboral. Innegable por lo tanto es que Falcón ha sido un hombre de esfuerzo y trabajo. Sin embargo, la chusma tuitera lo sigue llamando “el sargento”. Lo que no puede ocultar con esa denominación es el intento por discriminar socialmente a Falcón. El candidato, efectivamente, no pertenece a los altos círculos de la post-oligarquía capitalina, blanca y adinerada. No se educó en colegios exquisitos, no asistió a fiestas de gala, ni pertenece a la cultura del jet-set. Detrás de la denominación de “el sargento” se esconde el clasismo de un sector social con ínfulas aristocráticas, secundado por arribistas de medio pelo a quienes Falcón les parece un candidato sin “glamour”. Pero quizás por eso mismo Falcón tiene “llegada” en sectores donde los políticos de la (supuesta) “clase alta” nunca podrán aparecer.
La sexta afirmación se refiere al hecho de que Falcón no congrega multitudes. También es cierto. Como ya se dijo, el falconismo no existe. Lo que existe es una candidatura política de un candidato sin poses mesiánicas. Algo tal vez raro en Venezuela. No así en la mayoría de los países latinoamericanos. Ni Piñera, ni Macri, ni Kuczinski- Pizarro, ni Temer, ni Moreno, ni tantos más, son líderes de multitudes orgásmicas. El tiempo de las grandes muchedumbres va quedando atrás. En Europa ya no hay líderes de masas. En América Latina los hay cada vez menos. Falcón no es una excepción. Más bien parece confirmar una regla

3.- 20-M
Las elecciones del 20-M serán decisivas. Derrotar a los dos principales aliados de Maduro:  el abstencionismo y el fraude, es el gran desafío de los electores venezolanos. Si el abstencionismo logra imponerse, vencerá el fraude. Quizás por primera vez en su historia los opositores venezolanos serán llamados a votar no con el corazón sino con la mente. Pues la alternativa Falcón no representa un futuro luminoso, no porta consigo la promesa de una nueva sociedad y mucho menos la de un mundo feliz. Por el contrario, el propio Falcón ha ofrecido su candidatura para presidir una futura transición la que, como toda transición, deberá ser pactada.  Lo único claro es que si Falcón es derrotado, la dictadura logrará mantenerse por mucho tiempo más. Y eso no lo merece el pueblo venezolano. La candidatura de Falcón es la única posibilidad que tiene ese pueblo para comenzar a salir, al fin, de la larga noche dictatorial.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El Batallón sin nombre
Por: Rafael Ramírez Carreño | Domingo, 20/05/2018 03:22 AM | Versión para imprimir

Hoy es un día importante para el país, para ti como ciudadano, sin duda de lo que hoy suceda se desprenderán situaciones que continuarán agravando el curso de la vida de nuestro pueblo, en este remolino desestabilizador que nos ha arrastrado a una situación inimaginable para nuestro país.

Lo que se diga hoy, nada cambiará el curso de los acontecimientos políticos, me refiero al resultado de las elecciones. Lo único que me bastaría agregar es que ha sido una campaña lamentable, sin contenido, ni brillo, ni pasión, ha sido otra oportunidad perdida para rectificar y hacer, convocarnos para hacer frente a la crisis sin precedentes que padece nuestro pueblo.

Los que de manera tan desacertada han conducido los destinos del país en este periodo presidencial que esta por culminar, el madurismo, en su corta e irresponsable visión política, impregnada de bilis e intereses mezquinos, ha preferido estimular fuerzas políticas que van desde la derecha hasta opciones indeterminadas obscurantistas, mientras persigue revolucionarios.

Se han podido estimular y permitir la participación en las elecciones de corrientes revolucionarias, del ámbito del Chavismo, para darle a nuestro pueblo, de manera libre y democrática, opciones entre las cuales buscar salidas a la crisis, pero desde el campo de la revolución, sin embargo no se hizo.

Asumí el riesgo y el costo de llamar la atención de los errores y severas desviaciones que nos conducirían inexorablemente a esta precaria situación política, económica y social que hoy sufre el país. Cuando expresé mi intención de postularme como candidato, en ejercicio de mis derechos políticos y ante la necesidad de abrir una discusión en el seno del PSUV, fui objeto de la persecución y descalificación del madurismo, encabezada por el propio presidente, utilizando al Ministerio Publico y todos los medios de los que dispone, en una judicialización de la política, conocida como "lawfare" y un claro abuso de poder.

He asumido mi responsabilidad ante la historia y lo seguiré haciendo en defensa de nuestra revolución y nuestros principios, en defensa de la obra y legado del Comandante Chávez. Hoy soy un exiliado, amenazado de prisión en mi propia patria, linchado moralmente e impedido de estar entre mis afectos, mi patria, mi pueblo. Igual o peor suerte han corrido otros exministros y oficiales del ejército ¿Cómo pudo y porque sucede esto a exministros, ex jefes militares, hombres de confianza del Comandante? ¿Cuándo cayó el gobierno de Chávez?


Anónimo dijo...

El Batallón sin nombre
Por: Rafael Ramírez Carreño

Mi propia situación es un indicador de la descomposición del quehacer político actual y de lo que el madurismo está dispuesto a hacer para mantenerse en el poder, a costa de lo que sea. Además, es una muestra de su incapacidad para escuchar, rectificar, de su soberbia y mala intención.

De no ser esta mi situación estaría allí entre ustedes trabajando en un impostergable proceso de reconstrucción de la patria, como siempre lo he hecho a lo largo de mi vida.

Sin embrago, este periodo tan difícil, lo he utilizado para prepararme, revisarlo todo, reflexionar sobre nuestros aciertos y errores, repensar una propuesta para el país que logre reconstruir nuestra sociedad y a la patria, desde una perspectiva revolucionaria, transformadora. Restablecer la espiritualidad y la pasión del pueblo, la certeza de que un mundo mejor es posible, donde los hechos extraordinarios se conviertan en cotidianos para todo nuestro pueblo. Restablecer los equilibrios espirituales y materiales de funcionamiento de nuestro país, restablecer el trabajo y la solidaridad como factores motores de la sociedad.

Observando la situación del país, escuchando a los que se van de la patria, el testimonio de los que están allá en la dura batalla del día a día, de los trabajadores, de los que viven en una angustia diaria por conseguir los bienes esenciales, los que viven con miedo, uno no deja de sentir indignación.

Nuestro pueblo esta a merced de los mecanismos más salvajes del capitalismo especulador, destructor del trabajo y la ética revolucionaria; a merced de una dirección del gobierno improvisada, desacertada, inmoral, que ha debilitado tanto al país, que hoy somos vulnerables a las fuerzas más agresivas del planeta, la extrema derecha agazapada desde el exterior, con sus escenarios de violencia e intervención.

Observando esta situación calamitosa y extremadamente peligrosa, pregunto ¿Cómo es posible que todo se haya deteriorado de esta forma dramática en tan solo cinco años? El país ha caído en una especie de obscurantismo, no se discute, no se debaten ideas, existe mucho miedo a hablar, opinar, criticar; un país desconectado, aislado, del que la gente huye; existe mucho autoritarismo, abuso de poder, pranato, violencia. ¿Por qué? ¿A cuenta de qué?

Ante este desastre, uno se pregunta ¿Cómo fue que llegamos a este punto? ¿Cómo es posible tal sucesión de errores, tanta improvisación, tanta irresponsabilidad? ¿Cómo es posible que las ansias de poder, el egoísmo y la debilidad ideológica hayan arrasado con el legado del Comandante Chávez? ¿Cómo es posible que hayan destruido lo que tanto esfuerzo nos costo construir en doce años de Revolución con Chávez, las Instituciones del Estado? nada se respeta, todo es una farsa.