Votar como acto de masturbación
¿Votar o no votar por Maduro?
Muchos amigos y medios internacionales me han pedido analizar la
situación electoral en Venezuela. En particular, me pidieron contestar
las siguientes preguntas.
1) ¿Son legítimas o ilegítimas las elecciones del domingo en Venezuela?
Las elecciones son ilegitimas, porque no existen las condiciones básicas
para que los ciudadanos puedan tomar decisiones razonadas sobre el
proceso y los candidatos electorales. Esta deficiencia estructural
existe en varios ámbitos claves.
1. Se requiere un entorno socio-económico estable que permite a la
población concentrarse en la contienda electoral y ponderar las opciones
que se presentan. Con una hiperinflación de más del 10,000 %, una
ausencia de medicinas y alimentos generalizada para las mayorías, una
reducción del PIB en el último lustro de alrededor del 45%, una
emigración económica de más de un millón de personas, y una muy alta
tasa de criminalidad, esas circunstancias socio-económicas no están
dadas.
2. Elecciones sólo tienen sentido cuando los candidatos representan
alternativas viables de política pública progresista ante los grandes
problemas de la nación y de los ciudadanos. Ninguno de los dos bandos –o
bandidos-- de la "oposición" cumple con esta condición. El oportunista
ex chavista Henry Falcón y el oscurantista "evangélico" Javier Bertucci
--los dos candidatos de mayor preferencia electoral de la "oposición"--
van a ir con el FMI para recomponer la economía. Las condiciones
draconianas que pondrá el FMI para dar su infame Paquete de Ajuste
Estructural, harán palidecer las condiciones que la institución impuso a
Grecia en su momento, porque Venezuela no es parte del Primer Mundo y
tiene cero poder de negociación. En consecuencia, las condiciones
infernales en que vive actualmente la mayoría de los venezolanos,
empeorarán drásticamente. De hecho, ni Falcón ni Bertucci tienen un
programa para regresar el país al camino del desarrollo sustentable. La
dolarización y el FMI de Falcón y la "salvación del país a través de la
fe", del Rasputín pentecostalista, son el mismo proyecto: entregar la
soberanía de Venezuela a Washington y el gran capital occidental.
El otro ala del espectro político, que representa Maduro, igualmente no
tiene ningún programa realista ni creíble para salir del desastre
económico que ha creado. Venezuela necesita un Plan Marshall para
salvarse, pero la mafia usurpadora de Miraflores no tiene cabezas para
diseñarlo, ni acceso a los circuitos financieros internacionales, que
podrían costearlo. Desconocidas las elecciones de antemano como
"ilegales", por los centros de poder occidental, será imposible que
--"ganando" Maduro-- consiga los recursos para el ajuste estructural
necesario del sistema económico. Sin Occidente y sin China, la elección
se realiza, por así decirlo, en un catch-22, donde no hay solución
electoral alguna para salvar a la economía. De ahí, que la promesa de
Maduro, que si gana las elecciones, llevará a cabo "una revolución
económica que sacudirá al mundo", no es más que una patética mentira.
Ninguno de los candidatos tiene un proyecto económico viable. Por eso,
ninguno sirve para ser presidente.
3. El régimen de Maduro se basa en la mentira (de la guerra económica),
las bayonetas de los generales faccionistas Padrino López y Néstor
Reverol (represión militar), la monopolización de los dólares y la
dependencia asistencialista generalizada cual medio de control
socio-político, financiada con ellos (Carnet de la Patria, CLAP). La
combinación de esos cuatro factores ha creado una clientela electoral
cautiva para el gobierno, por una parte; y un ambiente generalizado de
desmovilización, frustración, incertidumbre y tendencia hacia el
abstencionismo, por otra. En ese ambiente, el debate público racional y
transparente que es una precondición imprescindible para facilitar la
conciencia ciudadana cual precondición del voto razonado, no se ha
podido dar. La situación de manipulación sistemática de la información y
del razonamiento electoral, muy semejante a la que prevaleció en
Estados Unidos en la última contienda presidencial, hace imposible
cumplir en Venezuela con el mandato de una votación nacional democrática
que exprese la soberanía popular mayoritaria.
2) ¿Fracasó la oposición en su intento por derrotar a Nicolás Maduro o el Presidente venezolano les pasó por encima?
Las dos cosas. Era –y es—un conflicto entre la vieja clase política y la
nueva clase política, que se formó durante los primeros años del
Chavismo. Dos fracciones de la clase política, con iguales carencias
éticas y compromisos populares, se enfrentaron, como dos mafias del
barrio que procuran controlarlo. Mostraron ser más eficientes en la
guerra callejera y sucia, al igual que en los pleitos de superestructura
(parlamento), las cohortes de Maduro/Cabello, que las de las viejas
élites políticas.
3) ¿Se radicalizará aún más el gobierno de Maduro tras los comicios o está condenado en el corto plazo?
Está condenado a colapsar relativamente pronto, por el aislamiento
internacional y latinoamericano. Para impedirlo, se volverá más
represivo, implementando la llamada "reforma constitucional" e
imponiendo el llamado "Estado comunal", que es, esencialmente, el Estado
de Mussolini con control total del centro del poder, bajo el disfraz de
un régimen popular revolucionario de nuevo tipo.
4) Finalmente Maduro se salió con la suya en cuanto a la
realización de elecciones ¿Esto demuestra el fracaso o el escaso peso de
los organismos internacionales y regionales?
Sin duda, que Maduro salió triunfante de las turbulencias políticas de
la era post-Chavez, tanto a nivel del Partido como en cuanto a la
estructura nacional de poder. Hay que tomar en cuenta, sin embargo, que
se aprovechó de una coyuntura internacional que le benefició de
múltiples maneras. En primer lugar, el bolivarianismo hemisférico que
construyó Hugo Chávez con Lula, Fidel y Kirchner, le sirvió en su
momento como paraguas protector al Madurismo. Sin embargo, esto se acabó
ya.
En segundo lugar, las crisis mundiales en Corea, Medio Oriente y Europa
oriental, desplazaron el conflicto de Venezuela a segundo y tercer
plano. De todas formas, el imperialismo occidental sabe que la caída del
régimen es inevitable, de ahí que no le importa, si sucede un año antes
o después. Es decir, la intensidad de la presión externa imperial ha
sido relativamente baja, comparada, por ejemplo, con la destrucción
sistemática de la Unidad Popular chilena por Nixon, o la Revolución
Sandinista nicaraguense, por Reagan, para no mencionar la agresión a la
Revolución cubana. Las afirmaciones contrarias de Maduro y su aparato de
propaganda son simples mentiras.
5) ¿Qué rol juegan los militares al sustentar la Presidencia de Maduro?
Como decía, junto con los dólares y las mentiras, son el tercer sostén
del régimen. Sin los generales faccionistas Padrino López y Néstor
Reverol, que encabezan la "pandilla de malandrines" que usurpan el
Palacio de Miraflores, en palabras del general chavista Cliver Alcalá,
ya no estaría en la presidencia.
6) ¿Hay una fractura interna en el chavismo?
Sí, una fractura total, como se evidencia en el hecho, de que muchos de
los colaboradores militares de alto rango de Hugo Chávez, como los
generales Rodríguez Torres y Raúl Baduel, el héroe que derrotó al golpe
militar, están en la cárcel, mientras que muchos civiles chavistas de
jerarquía están organizados en movimientos anti-maduristas. Por
supuesto, hay una tercera fracción de oportunistas deleznables que
pasaron sin problema moral alguno del proyecto humanista de democracia
participativa del Comandante Hugo Chávez, a la miserable dictadura
pequeño-burguesa de Maduro. Allá están Tarek William Saab, Alí Rodríguez
y muchos otros.
7) ¿Qué podría ocurrir en Venezuela a partir del 21 de mayo?
En primer lugar, es irrelevante quién gane las elecciones, porque
ninguno de los candidatos puede resolver los grandes problemas
nacionales. En este sentido, no son elecciones, sino una pantomima de
simulación de soluciones nacionales. En segundo lugar, si Maduro pierde,
simplemente desconocerá en los hechos al nuevo gobierno, tal como
desconoció a los ganadores de las elecciones parlamentarias de
diciembre, 2015.
En tercer lugar, arreciará la presión internacional, habrá nuevas
sanciones de Washington y Bruselas y, quizás del Grupo de Lima; es
posible que haya un par de días de protestas, que serán fácilmente
controladas por la policía; Maduro avanzará la preparación de la
estructura política de dominación tipo Mussolini, mediante el "Estado
Comunal" y una nueva Constitución, hecho a la medida; el éxodo de la
emigración venezolana se intensificará; la economía colapsará vía la
hiperinflación, el default externo y la creciente confiscación de la
infraestructura petrolera, como ahora en la colonia holandesa de
Curazao; Washington pasará a la fase del regime change y el
inicio de la agresión paramilitar --similar a la agresión de Reagan
contra el Frente Sandinista y la destrucción de la Unidad Popular de
Allende en Chile--, regime change como en Siria y Ucrania, en
pocas palabras. Un conflicto intra-militar abierto es muy probable al
igual que una mayor intervención estadounidense vía el Comando Sur y la
Cuarta Flota de Washington.
8. Votar como acto de masturbación
Votar en estas circunstancias es un acto fútil, una operación de
autismo, sin relevancia transformadora real. Un acto apologético para el
régimen, tan tragicómicamente grotesco como el cierre de campaña de
Maduro, diseñado sobre los mecanismos de manipulación barata y de
mercadotécnia de los charlatanes tele-evangelistas. Con un gritón
ridículo que procuraba calentar a las masas, seguido por un payaso
patriotero llamado Héctor Rodríguez, con intermezzo de un obsceno panzón
futbolista argentino y, finalmente, la apoteosis con el panzón
Presidente Obrero y la Primera Combatiente. En fin, un teatro
surrealista que refleja a la perfección la naturaleza apócrifa del
régimen burgués en cuyas garras ha caído el noble pueblo de Venezuela.
Fernando Mires - FALCÓN, EL CANDIDATO
La candidatura de Henri Falcón no nació de la nada. Surgió
como consecuencia de la decisión de la
MUD de no presentar candidatura presidencial después del fracaso del diálogo de
Santo Domingo. Decisión tomada como respuesta a la premeditada -repetimos:
premeditada- intransigencia de los dialogantes enviados por Maduro.
Después del fracaso del diálogo fueron abiertas a la MUD dos
opciones. La primera: la de “pelear peleando”, es decir, la de levantar una
candidatura que denunciara ante el mundo la ausencia de condiciones
electorales, desatando un masivo movimiento político en contra del régimen. La
segunda: la de seguir el juego del oficialismo, cediendo el paso para que este
venciera en las elecciones.
1.- El error más grande de la historia de la MUD
La dictadura demostró tener un conocimiento exacto de la
MUD. Sabía que no tenía candidato y que -dadas las rivalidades entre los
partidos del G4- iba a ser difícil que lo tuviera, por lo menos a corto plazo.
Ese fue sin duda el primer error que llevaría a la MUD a cometer el segundo, el
más grande de su historia: no levantar candidatura frente a un gobierno que
había alcanzado sus puntos más bajos de aprobación. La no-existencia de
condiciones electorales mínimas, en lugar de convertirse en una consigna de
participación, se convertiría así en un llamado a la apatía, a la resignación,
a la nada. La única candidatura de la MUD es hoy la señora abstención lo que
para una asociación electoral -la MUD es eso- significa una (auto) condena a
muerte.
Para disimular su monumental error, los dirigentes de la MUD
adujeron que el llamado a la abstención seguía la orientación de una supuesta
Comunidad Internacional, vale decir, de un conjunto de gobiernos dispares entre
sí, cuya preocupación fundamental dista de ser Venezuela, como demostró la
Cumbre de Lima. Votar es legitimar a la dictadura ante el mundo, fue la
consigna central. Un absurdo: una dictadura no puede ser legitimada con nada
porque una dictadura es una dictadura. No existen dictaduras legítimas. Pero
aún suponiendo que esa, por la MUD fetichizada “comunidad”, hubiera tenido el
poder que le supuso la MUD (ni en la OEA posee mayoría ejecutiva) ese poder habría
sido inútil pues con la abstención ya no tenía a qué ni a quién apoyar.
Sin elecciones la MUD es como un sistema solar sin sol, un
montón de meteoritos perdidos en la noche de la anti-política. Ni siquiera la
creación del Frente Amplio (la MUD más organizaciones pro-MUD) que en
condiciones electorales habría sido un poderoso instrumento de lucha, pudo
interceptar la crónica del fracaso anunciado. Fracaso, porque la MUD al
retirarse de las elecciones, se retiró de su ruta, rompió con su única línea y
no supo levantar otra.
¿Extraña que bajo esas condiciones los abstencionistas de la
primera hora -los anti- electoralistas crónicos, los del “maduroveteya”, los de
“en dictadura no se vota”, los del “dimite-pues” - hubieran llenado el espacio
vacío que dejó la MUD imponiendo consignas que hoy repiten los
neo-abstencionistas como si fueran de su autoría? ¿Extraña que abstencionistas
y abstencioneros cierren filas para bloquear la alternativa que hoy representa
el candidato Henri Falcón? ¿Extraña al fin que la candidatura de Falcón se
convirtiera en el blanco de los más viles ataques, injurias e infamias que es
posible imaginar?
En Venezuela no existe un falconismo, como sí hubo un
chavismo, un madurismo y de algún modo, un caprilismo. Pero sí existe una
ideología anti-Falcón cuyas connotaciones son brutales tanto en las redes como
en la prensa. La ideología anti-Falcón ha llegado a ser la de la impotencia
política, la de los que ven en Falcón lo que ellos no supieron (y tal vez
quisieron) hacer, la alternativa que los denuncia y acusa, el hecho objetivo
que no les permitirá posar como víctimas inocentes y, por eso, el chivo expiatorio
de tantas frustraciones. De lo que no se han dado cuenta es que, mientras más
atacan al candidato, más significado adquiere la candidatura. En el hecho -aunque Falcón no se lo hubiera
propuesto- lo han convertido en el representante de una doble protesta. En
contra de la dictadura y en contra de una oposición donde abnegados y
respetables políticos conviven con burócratas sin ideas, con tácticos sin
estrategia, con aventureros de ocasión. Ha llegado quizás la hora de desmontar
la ideología anti-Falcón.
2.- Seis afirmaciones
falsas en contra de Falcón
No valdrá la pena detenerse en las difamaciones que
acompañan a la ideología anti-Falcón. Afirmar por ejemplo que Falcón es el
candidato de Maduro sin presentar la menor prueba, es una frase que solo delata
la miseria mental de quienes la emiten. Sin embargo, si subimos un poco el
nivel discutitivo podemos encontrar algunas afirmaciones que a primera vista
podrían poseer cierta verosimilitud.
La primera se refiere a la supuesta traición de Falcón al no
acatar la decisión de la MUD. De más
está decir que el concepto de traición pertenece a los estamentos militares, a
las mafias, a las cofradías conjuradas, pero no a la vida política. Falcón, en
el peor de los casos, desobedeció a una directiva. Pero la política no está
basada en relaciones de obediencia. Nadie puede estar sometido a una dirección
que ha tomado el camino errado. Más aún, Falcón – es importante subrayarlo – ni
siquiera rompió con la línea política de la MUD. La MUD en cambio sí rompió con
su línea política al asumir la alternativa abstencionista bajo el pretexto de
obligar al gobierno ( y ¿con qué?) a crear las condiciones electorales óptimas.
Falcón representa -si así se puede decir- la ortodoxia de la MUD. Las
declaraciones programáticas de Falcón no se diferencian un solo centímetro de
las que fueron de la MUD.
La segunda afirmación, una variante de la primera, señala
que Falcón dividió a la MUD. Cualquiera que la escucha podría imaginar que la
MUD había sido siempre monolítica. Pero no es un misterio para nadie que la
historia de la MUD es la historia de sus divisiones. La MUD solo ha marchado
(relativamente) unida en períodos electorales. Por eso, al abandonar la ruta
electoral, la MUD se separó de sí misma. Por lo demás, la unidad por la unidad
solo existe en las relaciones amorosas. La unidad política, en cambio, solo se
puede dar en torno a objetivos concretos. Si estos objetivos no aparecen, o si
han sido borrados del mapa, la unidad no se justifica.
La tercera afirmación apunta al hecho real de que Falcón
perdió su gobernación en Lara. Cierto, Falcón perdió como muchos perdieron en
unas elecciones en las cuales después del aplastamiento militar de las
protestas del 2017, la MUD acudió desmembrada, sin entusiasmo, resignada. Lo
que no se puede obviar es que la carrera de todos los políticos está
marcada por victorias y derrotas. El
político siempre ganador no ha nacido todavía. Más aún: la carrera política de
Falcón, a diferencia de otros políticos, está signada por muchas victorias y
una sola derrota. Cabe añadir que ninguna elección es igual a otra. Hasta un
Abraham Lincoln perdió en dos elecciones antes de vencer en las presidenciales.
La cuarta afirmación, quizás la más recurrente, es la de los
que acusan a Falcón de haber sido chavista. Dicha afirmación parte de la
premisa de que los candidatos deben dar pruebas de virginidad política antes de
postularse. Olvidan que la dimensión de la política es el “ahora y aquí” y no
el pasado, sobre todo si ya es lejano, como el de Falcón. Olvidan, además, lo
que fue el chavismo antes de que degenerara en madurismo: Uno de los más
multitudinarios y poderosos movimientos sociales de la historia latinoamericana
cuyo influjo traspasó las fronteras venezolanas. El mismo Luis Almagro fue un
furibundo chavista, aún durante Maduro, tres años después de la ruptura de
Falcón con Chávez. Es posible entonces comprender las razones por las cuales
tantas personas -entre ellas destacados académicos venezolanos- se dejaron
atraer por el embrujo del chavismo. Después de todo, el mismo Falcón lo dijo:
“Si dejé de ser chavista en los momentos de gloria del chavismo, no lo voy a
ser ahora, en el momento de su declive”. Lo que Falcón, ni como chavista ni
como no-chavista ha sido, en cambio, es un político extremista. Y eso no lo
perdonan los extremistas de lado y lado. Falcón como Capriles es un político de
centro. Hay, quiérase o no, una línea de continuidad entre la candidatura de
Capriles y la de Falcón. Y Capriles lo sabe.
La quinta afirmación nos dice que Falcón fue militar,
alcanzando el grado de sargento y por ello vinculado al ejército. Algo difícil
de entender. Falcón abandonó las filas militares hace ya mucho tiempo con el
título de “maestro técnico de tercera”. Lo que callan sus enemigos es que la
posterior formación profesional de Falcón (es abogado) supera lejos a la media
de los políticos venezolanos, incluyendo a ex-candidatos presidenciales.
Después de haber obtenido su título realizó post-grados en Ciencias Políticas y
Derecho Laboral. Innegable por lo tanto es que Falcón ha sido un hombre de
esfuerzo y trabajo. Sin embargo, la chusma tuitera lo sigue llamando “el
sargento”. Lo que no puede ocultar con esa denominación es el intento por
discriminar socialmente a Falcón. El candidato, efectivamente, no pertenece a
los altos círculos de la post-oligarquía capitalina, blanca y adinerada. No se
educó en colegios exquisitos, no asistió a fiestas de gala, ni pertenece a la
cultura del jet-set. Detrás de la denominación de “el sargento” se esconde el
clasismo de un sector social con ínfulas aristocráticas, secundado por
arribistas de medio pelo a quienes Falcón les parece un candidato sin
“glamour”. Pero quizás por eso mismo Falcón tiene “llegada” en sectores donde
los políticos de la (supuesta) “clase alta” nunca podrán aparecer.
La sexta afirmación se refiere al hecho de que Falcón no
congrega multitudes. También es cierto. Como ya se dijo, el falconismo no
existe. Lo que existe es una candidatura política de un candidato sin poses
mesiánicas. Algo tal vez raro en Venezuela. No así en la mayoría de los países
latinoamericanos. Ni Piñera, ni Macri, ni Kuczinski- Pizarro, ni Temer, ni
Moreno, ni tantos más, son líderes de multitudes orgásmicas. El tiempo de las
grandes muchedumbres va quedando atrás. En Europa ya no hay líderes de masas.
En América Latina los hay cada vez menos. Falcón no es una excepción. Más bien
parece confirmar una regla
3.- 20-M
Las elecciones del 20-M serán decisivas. Derrotar a los dos
principales aliados de Maduro: el
abstencionismo y el fraude, es el gran desafío de los electores venezolanos. Si
el abstencionismo logra imponerse, vencerá el fraude. Quizás por primera vez en
su historia los opositores venezolanos serán llamados a votar no con el corazón
sino con la mente. Pues la alternativa Falcón no representa un futuro luminoso,
no porta consigo la promesa de una nueva sociedad y mucho menos la de un mundo
feliz. Por el contrario, el propio Falcón ha ofrecido su candidatura para
presidir una futura transición la que, como toda transición, deberá ser
pactada. Lo único claro es que si Falcón
es derrotado, la dictadura logrará mantenerse por mucho tiempo más. Y eso no lo
merece el pueblo venezolano. La candidatura de Falcón es la única posibilidad
que tiene ese pueblo para comenzar a salir, al fin, de la larga noche
dictatorial.
2 comentarios:
El Batallón sin nombre
Por: Rafael Ramírez Carreño | Domingo, 20/05/2018 03:22 AM | Versión para imprimir
Hoy es un día importante para el país, para ti como ciudadano, sin duda de lo que hoy suceda se desprenderán situaciones que continuarán agravando el curso de la vida de nuestro pueblo, en este remolino desestabilizador que nos ha arrastrado a una situación inimaginable para nuestro país.
Lo que se diga hoy, nada cambiará el curso de los acontecimientos políticos, me refiero al resultado de las elecciones. Lo único que me bastaría agregar es que ha sido una campaña lamentable, sin contenido, ni brillo, ni pasión, ha sido otra oportunidad perdida para rectificar y hacer, convocarnos para hacer frente a la crisis sin precedentes que padece nuestro pueblo.
Los que de manera tan desacertada han conducido los destinos del país en este periodo presidencial que esta por culminar, el madurismo, en su corta e irresponsable visión política, impregnada de bilis e intereses mezquinos, ha preferido estimular fuerzas políticas que van desde la derecha hasta opciones indeterminadas obscurantistas, mientras persigue revolucionarios.
Se han podido estimular y permitir la participación en las elecciones de corrientes revolucionarias, del ámbito del Chavismo, para darle a nuestro pueblo, de manera libre y democrática, opciones entre las cuales buscar salidas a la crisis, pero desde el campo de la revolución, sin embargo no se hizo.
Asumí el riesgo y el costo de llamar la atención de los errores y severas desviaciones que nos conducirían inexorablemente a esta precaria situación política, económica y social que hoy sufre el país. Cuando expresé mi intención de postularme como candidato, en ejercicio de mis derechos políticos y ante la necesidad de abrir una discusión en el seno del PSUV, fui objeto de la persecución y descalificación del madurismo, encabezada por el propio presidente, utilizando al Ministerio Publico y todos los medios de los que dispone, en una judicialización de la política, conocida como "lawfare" y un claro abuso de poder.
He asumido mi responsabilidad ante la historia y lo seguiré haciendo en defensa de nuestra revolución y nuestros principios, en defensa de la obra y legado del Comandante Chávez. Hoy soy un exiliado, amenazado de prisión en mi propia patria, linchado moralmente e impedido de estar entre mis afectos, mi patria, mi pueblo. Igual o peor suerte han corrido otros exministros y oficiales del ejército ¿Cómo pudo y porque sucede esto a exministros, ex jefes militares, hombres de confianza del Comandante? ¿Cuándo cayó el gobierno de Chávez?
El Batallón sin nombre
Por: Rafael Ramírez Carreño
Mi propia situación es un indicador de la descomposición del quehacer político actual y de lo que el madurismo está dispuesto a hacer para mantenerse en el poder, a costa de lo que sea. Además, es una muestra de su incapacidad para escuchar, rectificar, de su soberbia y mala intención.
De no ser esta mi situación estaría allí entre ustedes trabajando en un impostergable proceso de reconstrucción de la patria, como siempre lo he hecho a lo largo de mi vida.
Sin embrago, este periodo tan difícil, lo he utilizado para prepararme, revisarlo todo, reflexionar sobre nuestros aciertos y errores, repensar una propuesta para el país que logre reconstruir nuestra sociedad y a la patria, desde una perspectiva revolucionaria, transformadora. Restablecer la espiritualidad y la pasión del pueblo, la certeza de que un mundo mejor es posible, donde los hechos extraordinarios se conviertan en cotidianos para todo nuestro pueblo. Restablecer los equilibrios espirituales y materiales de funcionamiento de nuestro país, restablecer el trabajo y la solidaridad como factores motores de la sociedad.
Observando la situación del país, escuchando a los que se van de la patria, el testimonio de los que están allá en la dura batalla del día a día, de los trabajadores, de los que viven en una angustia diaria por conseguir los bienes esenciales, los que viven con miedo, uno no deja de sentir indignación.
Nuestro pueblo esta a merced de los mecanismos más salvajes del capitalismo especulador, destructor del trabajo y la ética revolucionaria; a merced de una dirección del gobierno improvisada, desacertada, inmoral, que ha debilitado tanto al país, que hoy somos vulnerables a las fuerzas más agresivas del planeta, la extrema derecha agazapada desde el exterior, con sus escenarios de violencia e intervención.
Observando esta situación calamitosa y extremadamente peligrosa, pregunto ¿Cómo es posible que todo se haya deteriorado de esta forma dramática en tan solo cinco años? El país ha caído en una especie de obscurantismo, no se discute, no se debaten ideas, existe mucho miedo a hablar, opinar, criticar; un país desconectado, aislado, del que la gente huye; existe mucho autoritarismo, abuso de poder, pranato, violencia. ¿Por qué? ¿A cuenta de qué?
Ante este desastre, uno se pregunta ¿Cómo fue que llegamos a este punto? ¿Cómo es posible tal sucesión de errores, tanta improvisación, tanta irresponsabilidad? ¿Cómo es posible que las ansias de poder, el egoísmo y la debilidad ideológica hayan arrasado con el legado del Comandante Chávez? ¿Cómo es posible que hayan destruido lo que tanto esfuerzo nos costo construir en doce años de Revolución con Chávez, las Instituciones del Estado? nada se respeta, todo es una farsa.
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