lunes, agosto 30, 2010

"El desconcierto" ("...la decadencia, el naufragio...Es el propio hundimiento.Chávez no da pie con bola...")


POR:PEDRO LASTRA.

“Es la decadencia, el naufragio, el acabose del otrora victorioso caudillo de las masas. Es el propio hundimiento. Está como el suicida del tango: ni el tiro del final le va a salir.”

Cada dia que pasa se acortan los lapsos de los vaivenes, de los arrepentimientos, de las reculadas y las enmiendas. A un costo en votos cada día mayor. El desnorte es patético, la eficacia de los consejos e instrucciones de papá Fidel cada día más inútiles. Chávez está absolutamente desconcertado. Sigue dando palos, pero esta vez de ciego. Le dan por la cabeza a su propia imagen.

La ruptura de relaciones con Colombia duró lo que un peo en un chinchorro. No se sabe cuál de los costos fue mayor: si el de la ruptura o el del arrepentimiento. Si las ofensas contra Santos o la indiferencia y la diplomática frialdad presidencial con que lo recibió el ex mafioso convertido de pronto en estadista. Lo mismo con las amenazas a la Iglesia y el corte de petróleo a USA. Pura agua de borrajas. Pura paja. Chávez no da pie con bola.
El caso "del Hospital Pérez de León" es, de todos, el más patético. Pues demuestra cuan amordazado por las circunstancias se encuentra el caudillo y cuan limitada es la acción de sus caprichos. Hace nada pasaban por ocurrencias geniales. Se las aplaudía hasta la Casa Blanca. Hoy son colosales metidas de pata.

Solo a un oligoide podía ocurrírsele castigar a los enfermos del Estado Miranda y a niños, mujeres y ancianos del municipio Sucre por vivir en una alcaldía gobernada por “escuálidos”. El genio del museo militar dijo que darle el dinero que necesita el Pérez de León para atender a sus miles de enfermos seria “un error estratégico”. Lo dijo ante futuros médicos y paramédicos.!Y los imbéciles le aplaudieron a rabiar!No habían pasado horas y ya estaba con su lengua encasquetada por su trasero reconociendo que habia dicho la monstruosidad que dijo “porque tenía una pequeña duda”. !Qué bolas!

Es la decadencia, el naufragio, el acabose del otrora victorioso caudillo de las masas. Es el propio hundimiento. Está como el suicida del tango: ni el tiro del final le va a salir.

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