POR.FRANCISCO PEREGIL.
La coreografía era confusa y perfecta al mismo tiempo. Por un lado, el Gobierno argentino agotó el mes de gracia concedido por el juez Thomas Griesa para conseguir un acuerdo con los tres fondos litigantes o fondos buitre
que reclaman el pago de 1.500 millones de dólares. Con lo cual,
Argentina quedaba abocada a la suspensión de pagos. Sería el segundo
desde 2002. Y aunque los efectos no se prevén tan traumáticos como los
de aquella ocasión, uno siempre sabe cómo entra en una suspensión, pero
nunca cómo se sale. Sin embargo, el Gobierno argentino no pareció en
ningún momento temer las consecuencias.
Tras seis horas de reunión en el despacho neoyorquino del mediador
asignado por el juez Thomas Griesa, el ministro de Economía, Axel
Kicillof salió este miércoles con el pulgar levantado. El pulgar estaba
en la tónica de lo que presagiaban los mercados a lo largo del día: que
habría acuerdo. Se hablaba de la intervención de los bancos privados
argentinos.
Pero la agencia crediticia Standard&Poor bajó su pulgar
y declaraba en esos momentos una “suspensión de pago selectiva”. Pocos
minutos después, Kicillof declaraba en conferencia de prensa pronunciada
en el consulado argentino de Nueva York: “¿Pero quién cree en las
agencias crediticias?”.
Mientras Kicillof contestaba a las preguntas el abogado mediador
Daniel Pollack, asignado por Griesa, emitió un comunicado donde
afirmaba: “Argentina entrará de forma inminente en una suspensión de
pagos”. Y añadió: “No es una mera condición técnica, sino que es un
evento real y doloroso que perjudicará a la gente, incluyendo a los
ciudadanos argentinos, a los tenedores de bonos canjeados y a los
inversores denominados holdout . El ciudadano común argentino será la
víctima real y última. Las consecuencias totales del default no son
predecibles, pero ciertamente no son positivas”, agregó.
Kicillof mostró su sorpresa en la conferencia de prensa cuando una
periodista le interpeló sobre las palabras del mediador: “Yo me veo
sorprendido, ingratamente sorprendido por ese comunicado. Parece escrito
para favorecer a una de las partes”, señaló. Poco después, otro
periodista le preguntó a Kicillof sobre el tema que había sido la
comidilla durante todo el día: la posible intervención de las 27 entidades financieras que integran la Asociación de Bancos Privados de Capital Argentino (Adeba).
En teoría, habían ofrecido a los llamados fondos buitre una garantía
millonaria para que los buitre solicitaran al juez la suspensión de la
sentencia. Pero Kicillof dijo también que se enteró por los diarios de
esos intentos. Y recalcó que no había habido acuerdo. Con lo cual, el
precipicio de la suspensión de pagos parecía más cercano, aunque
Kicillof se niega a llamarla como tal. “Default técnico…, default
selectivo…, no lo sé porque nadie sabe caracterizarlo. Porque es nuevo.
Hablo con la letra de los contratos. Y los contrato hablan de cuando se
incurre en default. Y esta situación no está ahí. (…) Default es no
pagar”, aseveró.
Pero, en cuanto terminó la conferencia, el diario financiero
argentino Ámbito Financiero titulaba que ya había habido acuerdo entre
los bancos argentinos y los fondos buitre y que la suspensión de pagos
sería efímera porque los banqueros argentinos pagarían a los buitre el
100% de la deuda, es decir, entre 1.500 millones y 1.600 millones de
dólares.
Si eso fuera así, el baile habría sido tan confuso como perfecto. El
Gobierno se lava las manos ante cualquier acuerdo entre privados y así
no tendría que responder jurídicamente ante las posibles exigencias de
otros acreedores para que a ellos se les pague también el 100% de la
deuda contraída.
El Gobierno de Argentina tenía el compromiso de pagar antes del 30 de junio 539 millones de dólares a bonistas
que aceptaron una reducción en el cobro de la deuda durante las
reestructuraciones de 2005 y 2010. Y el Gobierno argentino envió ese
dinero en depósito al Bank of New York Mellon. Pero Griesa no permitió
que se pagaran esos 539 millones sin que antes se abonara a los dos
fondos litigantes los 1.500 millones de dólares que reclamaban (1.330
más intereses). Griesa concedió un periodo de gracia de un mes que se
agotó el miércoles.
En una conferencia de prensa abarrotada en la que algunos de los
asistentes llegó incluso a aplaudir, Kicillof atacó duramente al juez
Griesa, según informa Vicente Jiménez desde Nueva York.
El ministro concluyó: “Quiero dejar muy claro qué vamos a hacer: no
vamos firmar ningún compromiso que comprometa el futuro de los
argentinos. Vamos a defender el canje con el 92% de los bonistas. Vamos a
tomar todas las medidas y acciones de nuestros contratos y del derecho
internacional para que esta situación insólita no continúe. Vamos a
buscar una solución justa equitativa y legal para el 100% de nuestros
acreedores”. El baile seguía siendo confuso, alocado y perfecto… Siempre
que la suspensión de pagos sea finalmente “efímera” y no deje millones
de personas damnificadas en el camino.
Fuente:http://economia.elpais.com/economia/2014/07/31/actualidad/1406765511_684321.html
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