viernes, julio 04, 2014

"¿Silencio contra el Apocalipsis Maduro?"

 
 
POR:AGUSTÍN BLANCO MUÑOZ. 

Los niveles de angustia y desesperación tienen pocos precedentes en esta sociedad. Y nadie puede mantener con algún rigor que haya señal que apunte hacia el  retorno. Al contrario, la aflicción aquí está en sus inicios y, por desgracia, nos esperan tiempos mucho más aciagos y penosos.

Cuando alertamos sobre el cuadro que veíamos venir, allá a los inicios de la llamada revolución socialista del siglo XXI, no tuvieron mayor resonancia nuestras palabras.

Entonces decíamos, con base a las declaraciones que nos diera Hugo Chávez a lo largo del período 1994-98, que nos esperaba un tiempo de profunda destrucción.

En efecto, reiteradamente el ahora Comandante Eterno, señaló  que venía a destruir lo existente y a crear una nueva realidad. Y para conseguirlo logró materializar una constituyente que, como cualquiera de las anteriores,  declara el nacimiento de un nuevo ordenamiento político y jurídico para beneficios de otros triunfadores.

Y advino en este proceso la complicidad, voluntaria o no, de los llamados partidos tradicionales. Nada hizo el Puntofijismo por obstaculizar y menos impedir el avance del proyecto constituyente diseñado e impulsado por Hugo Chávez  como representante de variados e importantes intereses.

Y hasta las propias instituciones de la cuarta República contribuyeron a su liquidación. Así nos conseguimos que la Corte Suprema de Justicia, en  ponencia de la Dra.  Cecilia Sosa Gómez, declara procedente el 19/01/99 la convocatoria de una Asamblea Constituyente, no contemplada en la Constitución de 1961, porque el poder constituyente está por encima del ordenamiento legal vigente. A partir de entonces todo discurre de manera expedita para lo que se comienza a nombrar como la revolución socialista del siglo XXI.

Y a lo largo de los 15 años del "proceso bolivariano" la historia es la misma. Luego de los círculos bolivarianos sigue la creación de las misiones y de esta instancia se pasa a  los consejos comunales y finalmente a la Ley de las Comunas.

Esta actuación se adelanta luego del triunfo de Chávez sobre Rosales en las presidenciales  del 03/12/06. Quien vote por mí vota por el socialismo, dijo el candidato que en el 2010 se declara marxista-leninista, es decir, socialista-comunista.

Y conste que desde la fundación de las misiones la revolución bolivariana se fusiona con la cubana. Desde entonces Fidel Castro y su G2 rigen la dirección suprema de este proceso. En lo sucesivo nada se hace sin ese visto bueno.

El plan es muy claro: construir instancias legales e institucionales dispuestas para apuntalar cada vez más el proyecto socialista. Conjuntamente se apela a las conexiones internacionales socialistas o no. Eso quiere decir que hoy no se enfrenta una simple revolución sino a una macolla revolucionaria que garantiza la estabilidad del socialismo del siglo XXI.

Pero ocurre que la mayor parte de los opositores acuden a la lucha electoral o a fórmulas que se identifican con lo inmediato, el ya. Se solicita, por ejemplo, la renuncia presidencial con miras a establecer un "gobierno de transición" que llamaría a una constituyente que permita promulgar una nueva constitución que deje atrás la de 1999.

¿Cómo es posible tanta ingenuidad? ¿Cuándo, cómo, dónde se ha visto una dictadura-revolución renunciando?
Se llega incluso a señalar que la situación económica es tan grave, profunda e irreversible que ya Maduro tiene que irse lo más rápido y lejano que se pueda, como única forma de garantizar su propia estabilidad físico y mental. Producido esto, se montará un gobierno transitorio encargado de desmontar el proyecto de destrucción chavista vigente hasta el presente.

Y cuando se escucha este discurso tan marcadamente vacío, no se puede menos que pensar que estamos frente a la más crasa irracionalidad y la mayor suma de emociones.

Materialmente imposible en estas condiciones hacer valer algún tipo de argumento. Se llama la atención respecto a que una dictadura-revolución no tiene límites para usar los procedimientos que haga falta para defender sus dominios, que cuenta con sinnúmero de aliados interesados en el arsenal de riquezas de este expaís y que es necesario, en consecuencia, organizar la fuerza social de manera adecuada para hacer frente a la fuerza de la destrucción.

Hemos mantenido nuestro desacuerdo con quienes proponen enfrentar la dictadura-revolución con una fuerza-violencia similar a la que exhibe.  Consideramos que la verdadera y  superior fuerza es la que corresponde a la sociedad, que está por encima de su fuerza bruta y que terminaría por vencerla. Es sociedad contra dictadura-revolución.

Es la inmensa mayoría convertida en actora de su propia historia. Por primera vez se hace una historia en la cual los verdaderos actores no delegan su responsabilidad en representantes o protagonistas sino que directamente asumen su responsabilidad, su hacer. Y esto es una nueva, irrebatible e inmensa historia.

Es el resultado de un Movimiento de Movimientos (MdM) que pone en acción toda una sociedad para que construya la otra historia.

Y dado que la propuesta tiene suficiente lógica y procedencia y no es fácil de rebatir, se acude al pedestre argumento: sí, es interesante pero lo malo es que ese proceso es muy largo y necesitamos sacar a Maduro ya. Y ante esto, no nos queda sino hacer silencio, replegarnos a ver si se logra alguna vez  la reflexión.

Solo reiteramos que este expaís se hunde cada vez más. El Apocalipsis nos ha tomado por todos los costados. Es muy poco lo que queda en pie de cuanto fuimos. El desdibujo avanza.

La quiebra se generaliza en todos los componentes del cuadro histórico. Pero lo económico adquiere la mayor jerarquía en el terreno de lo destruido. Sabemos lo que significa el hundimiento del aparato económico capitalista y el congelamiento de un nuevo modo de producir y vivir.

Todo cuanto existe aquí hoy es la continuación por las vías destructivas de una economía que por lo menos mantenía niveles de oferta. Con el socialismo solo queda la escasez.
De allí que se levanten las voces que en forma terminante mantienen que este régimen no podrá salir de este túnel de la escasez y la no  producción y que, en consecuencia, caerá.

Nosotros mantenemos que el fin de esta revolución aún no está planteado. En caso de cerco apremiante y terminante se producirá la acción salvadora del capital chino.

Su plan de ajustes podría ser tan aplastante como el de Washington pero tiene el mote de socialista y revolucionario. China podría estar ubicada en la posición del nuevo imperio dueño de la Venezuela socialista del siglo XXI. El apocalipsis chino para mantener la destrucción.

Por momentos, y ante esa realidad, caracterizada por el no querer escuchar y la búsqueda del vacío de lo inmediato, dan ganas, insistimos, de hacer un largo y tendido silencio para ver si el mismo se convierte en un arma de lucha capaz de impulsar alguna y nueva reflexión sobre el quehacer  que nos espera. ¡Qué historia amigos!

@ablancomunoz

abm333@gmail.com

Fuente:http://www.eluniversal.com/opinion/140704/silencio-contra-el-apocalipsis-maduro

4 comentarios:

Anónimo dijo...


La lección de la caída chavista
ANTONIO RIVAS |
Era hasta cierto punto predecible que la bomba de tiempo de la autodestrucción revolucionaria, construida por Chávez durante su mandato, quedaría activada al momento de su deceso. Eso fue parte de los principios, inadvertidos quizás, de su revolución.

El proyecto de Chávez ha sido una mezcla de elementos discursivos de izquierda, combinados con capitalismo de Estado, ingente gasto público, y metástasis burocrática que le permitieron, con un equipo de ayudantes serviles, mantenerse en el poder, sin amenazas, hasta su fallecimiento. Y eso funcionaba mientras estuvo presente.

Pero tras su desaparición física no hubo más. Hasta allí llegó todo. Y la embriaguez ideológica de la que se valió su discurso se desvanece, haciendo que muchos chavistas despiertan de la resaca. Las autocríticas en el proceso son cada vez más elocuentes, apelando a los estatutos del PSUV, buscando en los archivos y videos los discursos del Comandante Eterno y preguntando qué ha pasado, y en respuesta son tildados de traidores, burgueses, contrarrevolucionarios, etc., viviendo en carne propia la característica intransigencia revolucionaria que han vivido los opositores de calle desde hace 15 años.

Se equivoca, acaso cándidamente, quien piensa que todo cae porque Chávez no está y se está traicionando su legado. Esto es consecuencia de la medieval y monárquica egolatría política heredada de Fidel Castro que caracterizó el proceder del presidente Chávez en la presidencia. Este afirmaba ser abierto a la crítica pero en la práctica para lo único que la utilizó fue para identificar a quién debía sacar del juego, pues nunca hubo rectificación real y por el contrario, cada vez más la estructura del poder se centró en él y su círculo más cercano, no en una estructura autónoma, auto-sustentada, de ámbito nacional y renovable, para la construcción del socialismo.

Qué distinto sería todo hoy si el candidato del PSUV a las elecciones de abril 2013 hubiese salido de las bases. Si Chávez hubiese tenido dos, tres, cuatro líderes que plantearan sus propuestas para, en elecciones primarias, ser elegidos candidatos. Pero no, Nicolás Maduro fue candidato siguiendo el mismo patrón de siempre: porque Chávez dice.

Qué distinto sería todo si hoy hubiese cinco, seis, o diez líderes que corrigieran el rumbo económico, que ganaran el beneplácito y la aprobación con planteamientos. Pero no, hoy la economía (y el país) se les viene encima, el cerebro comunista que ha regido la economía es separado del proceso, y tienen que importar a un casi octogenario ayudante de Cuba para que... difícil determinar para qué, pero queda claro que no tienen a nadie más. Nadie puede proponer. Ahora es: porque Fidel dice. No hay, después de 15 años, ningún gerente real que pueda reconducir, nadie se ha formado, no hay generación de líderes, ni surgimiento de relevo desde las bases, ni una meritocracia basada en el trabajo social, ni hay espacio para la crítica y la renovación, y al contrario, "al que no le guste que se vaya y forme su partido".

Y así, los alfiles empiezan a caer y a dar patadas en la caída, y los que quedan de pie apuntan a un congreso que, antes de empezar, ya asfixia los espacios para la crítica, las propuestas, la corrección y los líderes emergentes. No puede ser distinto, pues eso fue lo que aprendieron.

¿La lección? Ningún líder puede llamarse tal si no es capaz de crear una estructura que sustente un proyecto que no dependa de su presencia. Esa es la diferencia entre quien busca un objetivo a través de la construcción de instituciones, de sociedad, de país, y quien lo persigue mediante la concentración de poder. La democracia se nutre de la pluralidad de planteamientos, no de la imposición disfrazada con votos. Aprendamos la lección y crezcamos en medio del caos, pues solo siendo un mejor pueblo habrá mejores políticos.

@AntonioERivasR

rivas_antonio@hotmail.com

Anónimo dijo...

El PSUV armado
DÁMASO JIMÉNEZ

Cuando el general Vladimir Padrino, comandante del Ceofanb, refiere como orador de orden de la celebración de la independencia venezolana, que la Fuerza Armada es chavista, deja sembrado un precedente de malestar que convierte en parte involucrada en los asuntos políticos a la institución garante del estamento del orden en la nación y la única autorizada para el uso de las armas de la República contra el enemigo.

Lo hace además en un momento crítico y delicado que involucra al Estado armado en los errores y desaciertos políticos que ya se conocen y se conocerán en adelante, sobre todo en la forma y criterio como han sido manejados los dineros de la nación y se ha desatado la corrupción, lo que de alguna manera tienen que ver no solo con el colapso económico que nos atropella sino con los ánimos caldeados en el gobierno desde que se dispararon las devaluaciones y las protestas estudiantiles a inicio del año.

Sin embargo la situación no es nueva, ya antes de su retiro el general Alberto Müller Rojas había declarado que la Fuerza Armada no solo era chavista, sino que estaba politizada y partidizada, al tiempo que reconocía que el presidente Chávez había perdido el contacto con la gente y algo más sorprendente aún, que la izquierda ya no era mayoría en el cuerpo castrense y que comenzaba un alto predominio de la derecha en la FANB, lo que aceleró su pase a retiro en la segunda fase del Partido Socialista Unido de Venezuela.

Eran otros tiempos del proceso revolucionario en los que los mandos medios y altos con tareas técnicas y militares aprobaban el ejercicio de los ministros civiles por considerarlos duchos en el manejo de los asuntos políticos y del chantaje como instrumento de acción, sin embargo en esta última fase no queda duda de que a pesar de que el Presidente sea civil, el manejo del gobierno es íntegramente militar al igual que su partido político.

Sigue preocupando esta premonición de quien fuera considerado en su momento un maestro para Chávez y parte integral de la estrategia que lo hizo presidente en el 98, pero que al final de sus días terminó recibiendo la amarga humillación y aislamiento de parte del grupo que poco a poco comenzó a apoderarse de todos los bastiones de mando existentes.

Ahora bien, la pregunta que habría que hacerle al general Vladimir Padrino es por qué si la FANB es chavista e integrante del PSUV y como tal parte interesada en que se geste un triunfo electoral a su favor, continúa realizando labores de intervención de los procesos electorales a través del Plan República, tiene abierta injerencia de la totalidad de los centros de votación y responsabilidad en la permisividad del voto asistido, transporta y se queda a solas con los votos y las actas y hace presencia en cada una de las estaciones tecnológicas hasta que la tendencia luce irreversible. A confesión de parte relevo de pruebas, aunque ya la frase luce hueca y desgastada ante la cantidad de violaciones presenciadas por el ojo público de la ciudadanía.

La politización de la FANB viola el artículo 328 de la Constitución Nacional que define el cuerpo castrense como una institución "profesional sin militancia política" cuyo papel es garantizar la independencia y la soberanía nacional, lo contrario es prueba del carácter inconstitucional de quienes se consideran un partido armado que actúa en clara ventaja contra quienes estén en desacuerdo por ejemplo, contra los excesos de represión y persecución durante las protestas o las manifestaciones de civiles, profesionales, amas de casa o estudiantes.

Anónimo dijo...


El PSUV armado
DÁMASO JIMÉNEZ


Algunos consideran inclusive que las palabras de Padrino son un mensaje de un García a otro dentro de la línea de mando del poder, lo que genera mayor incertidumbre en el conflicto interno que destapó Giordani y que ha terminado remarcando que el problema en Venezuela no solo es de índole económico sino también de repartición de las "herencias".

La presidente de la ONG Control Ciudadano, Rocío San Miguel, ha dicho muy claro que la aseveración de Padrino evidencia la línea de la nueva oligarquía militar, la cual está dispuesta a considerar a la oposición o cualquier grupo que disienta como enemigo interno, lo que refleja animadversión contra aquel pueblo que no se sienta representado en su doctrina.

Algo debe oler podrido en alguna parte cuando en plena incertidumbre económica, con una nueva macro devaluación en puertas, justo en el momento que las máximas figuras de las finanzas nacionales dan por hecho que hubo equivocaciones que acarrearan consecuencias nefastas para todos, con un país esperando el impacto de la más dura debacle que se nos haya venido encima, y a escasos días de iniciarse un Congreso Ideológico del PSUV que amenaza con implosionar como partido de gobierno descarriado, surge de nuevo la voz arrogante, torpe y pendenciera de quienes pretenden etiquetar como propias instituciones como las Fuerzas Armadas, prestas a cumplir un papel fundamental ante la anunciada tormenta en vez de encender alarmas indebidas en las horas aciagas.

@damasojimenez


Más artículos de esta firma

Anónimo dijo...


La revolución mocha
El Estado cuyo objetivo era el control total, cedió ante el desorden y el caos
ROBERTO GIUSTI
Luego de quince años de vivir en emergencia permanente el país se encuentra fatigado y harto de vivir en la zozobra. Históricamente los procesos revolucionarios en el mundo se definían en cuestión de un par de años, al menos en cuanto se refiere a la consolidación del poder, bien sea en manos de un déspota, de una nueva clase dominante o en una conjunción de ambos elementos.

En Venezuela no ha sido así. La particularidad de arribar al poder a través del método "burgués" impuso la metodología de la transición gradual, la destrucción anárquica, pero al mismo tiempo parcial y pausada, del orden establecido, al contrario de la norma imperante hasta entonces de la transformación súbita y violenta, sin ningún tipo de ataduras a "la democracia burguesa", que dejaba el campo libre para entonces sí, de manera ordenada y sistemática, consolidar el poder conquistado y someter, sin contemplaciones, los focos contrarrevolucionarios.

Es cierto que Chávez acumuló una porción de poder como pocos dictadores venezolanos lograron, pero hasta el final debió someterse al rito electoral y a unos medios de comunicación críticos que se empecinaron, no sin un relativo éxito, en demostrar que esa "suma de felicidad", de la cual se jactaba , sólo existía en el aparato propagandístico del Estado.

En otras palabras, si bien Chávez consolidó su permanencia en el poder, nunca logró doblegar del todo a ese medio país, resistente y negado al curioso proceso revolucionario que no terminaba de cerrar el círculo de la dominación y se escindía en una interminable fase prerrevolucionaria. Pero por no dar el paso a la siguiente etapa,( la consolidación), el caos, la anarquía y la violencia se instalaron como algo permanente y fuera ya de sus manos.

Así, el Estado cuyo objetivo era el control total, cedía ante el desorden y el desenfreno de unas fuerzas sociales que tomaban, como se les dijo que hicieran, lo que se les había quitado desde siempre y el despojo, el robo, el asesinato y la impunidad, se convirtieron en valores autoimpuestos, mientras la nomenklatura hacía lo propio con el presupuesto nacional.

Frente a ese caos sólo la figura de un caudillo indiscutible, evitaba la disolución total y así marchábamos hacia la nada, haciendo de la crisis un hecho permanente. Sólo que ahora, cuando una renta petrolera exhausta ya no puede más, la crisis define un desenlace inevitable y oh, desgracia, ya no está el Comandante, aquél que mandó a parar, el mismo que dominaba a su antojo las facciones internas y con sus artes de prestidigitación salía avante de los peores enredos. De allí que figuras como el padre Luis Ugalde hablen de la inevitabilidad de un gobierno de transición que nos devuelva la certeza de lo previsible.

@rgiustia