POR:PEDRO BENÍTEZ.
Hay que combatir el jueguito demagógico según el cual aquí el único
responsable del desastre es Maduro. Eso simplemente no es verdad. Dicho
lo cual, hay que decir que viniendo de la oposición esa es una
afirmación peligrosísima por dos razones básicas:
Primero, la gente no es estúpida. Hasta el más chavista de los
chavistas sabe la verdad: estamos cosechando lo que Chávez sembró. La
Venezuela de hoy es la consecuencia directa de su proyecto. Esto es el
plan de la patria. Aquí la culpa no es de los Cuarenta años, ni del
imperialismo, ni del fraking, ni de capitalismo rentista. Esto tampoco
es comparable con el gobierno del presidente Lusinchi, que al menos no
endeudó al país más de lo que recibió (al contrario, se redujo el monto
de la deuda externa).
Venezuela es hoy un país peor que el de 1998, pese que a que el
chavismo ha tenido la capacidad institucional para tomar todas las
decisiones y que ha dispuesto de mucho más recursos económicos que todos
los gobiernos que le precedieron. Eso es una verdad del tamaño de la
catedral de San Pedro. Y la gente lo sabe. Por tanto, insistir desde la
oposición en reivindicar a Chávez (así sea sin mencionarlo) pero
cuestionar a Maduro es perder credibilidad ante la mayoría de los
posibles votantes. Ningún político de oposición se va a congraciar con
base chavista con ese discurso. Todo lo contrario.
Segundo: pese a todo, la política tiene alguna lógica. Si afirmamos
que el culpable es el incapaz de Maduro que destruyó el legado de
Chávez, obviamente estamos reivindicado al chavismo y cuidado entonces
si surge María Gabriela, Adán o algún otro militar loco vendiéndose como
el auténtico representante del legado del comandante (Marea socialista
anda con ese discurso) ofreciendo que en vez de lanzarnos de un quinto
piso lo hagamos del décimo. Eso es llevarle agua al molino del
adversario.
Y si usted piensa que todo lo anterior no es posible entérese un poco de la historia del peronismo en la Argentina.
Pero en ese orden de ideas hay algo todavía más peligroso: el
chavismo de oposición. Es decir, insistir en el reparto de la renta
petrolera como base del bienestar por parte de un nuevo caudillo
iluminado. Un chavismo decente y “bien administrado”. Una quimera,
porque ya se debería saber que ese esquema con el petróleo a 100$ no
alcanzaba. Un chavismo tapa amarilla no es ni una alternativa, ni es la
solución. Para la copia, es mejor quedarse con el original.
En esta hora Venezuela necesita una alternativa muy clara al funesto legado del insepulto. Es el primer paso del cambio.
@PedroBenitezF
Fuente:http://www.noticierodigital.com/2015/01/chavismo-de-oposicion-ni-alternativa-ni-solucion/
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