Corto y Profundo
POR:RAFAEL POLEO.
Los
clarísimos resultados del 6D y la ruptura de los militares con el
Gobierno anunciada el 12D son los dos hechos determinantes que aceleran
la cancelación del infortunado experimento revolucionario en el cual
Venezuela desperdició un período de vacas gordas que no se repetirá
fácilmente. Esta ruptura FAN-PSUV se concretó el sábado pasado, 12 de
diciembre, cuando los generales acordaron separarse del gobierno.
Entre los militares que se niegan a compartir acusaciones de narcotráfico y el partido de la revolución se establece un modus vivendi en el cual la Fuerza Armada presta al régimen el respeto marcado en la Constitución pero no se compromete con sus decisiones ni, mucho menos, participa en ellas. Así la institución armada se está excluyendo de una aventura política cuya estrategia está fuera de su control y de la cual no puede esperar sino daños estructurales, el mayor de los cuales es su desvinculación de la mayoría de la sociedad.
Esta decisión de la Fuerza Armada fue adoptada por el generalato teniendo en cuenta la opinión de la oficialidad media. Agrava la situación del régimen, que así ha perdido también el segundo de los dos pilares sobre los cuales se afincaba: el respaldo de la sociedad y el de la institución armada. Debe tenerse en cuenta que esa decisión no extingue la preocupación del estamento militar por los desajustes sociales que el país viene arrastrando.
El presidente Maduro queda montado al aire justo cuando la escasez debida a un mal gobierno está por convertirse en miseria. Juicioso sería que atendiera el consejo de Felipe González y Lula da Silva, indicado desde hace tiempo por la Iglesia y por humildes ciudadanos -como el suscrito: dialogar con la MUD y otros factores de una sociedad que evidentemente le adversa. Este país de todos tenemos que hacerlo todos.
Entre los militares que se niegan a compartir acusaciones de narcotráfico y el partido de la revolución se establece un modus vivendi en el cual la Fuerza Armada presta al régimen el respeto marcado en la Constitución pero no se compromete con sus decisiones ni, mucho menos, participa en ellas. Así la institución armada se está excluyendo de una aventura política cuya estrategia está fuera de su control y de la cual no puede esperar sino daños estructurales, el mayor de los cuales es su desvinculación de la mayoría de la sociedad.
Esta decisión de la Fuerza Armada fue adoptada por el generalato teniendo en cuenta la opinión de la oficialidad media. Agrava la situación del régimen, que así ha perdido también el segundo de los dos pilares sobre los cuales se afincaba: el respaldo de la sociedad y el de la institución armada. Debe tenerse en cuenta que esa decisión no extingue la preocupación del estamento militar por los desajustes sociales que el país viene arrastrando.
El presidente Maduro queda montado al aire justo cuando la escasez debida a un mal gobierno está por convertirse en miseria. Juicioso sería que atendiera el consejo de Felipe González y Lula da Silva, indicado desde hace tiempo por la Iglesia y por humildes ciudadanos -como el suscrito: dialogar con la MUD y otros factores de una sociedad que evidentemente le adversa. Este país de todos tenemos que hacerlo todos.
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