Con estupor he venido observando la reacción de la primitiva clase
gobernante ante los abrumadores resultados electorales del 6D. El
mensaje del pueblo fue claro y contundente. Hubo un castigo al manejo
corrupto de los bienes públicos que ha sometido a los venezolanos a la
peor calidad de vida del continente americano. Un claro rechazo a la
política de compra de votos a través del más vulgar tráfico de derechos
que se conozca en la historia venezolana.
Quizás la más ofensiva de las actuaciones fue la de Maduro diciendo
que él pudiera construir quinientas mil viviendas pero no lo va a hacer
porque no votaron por él. ¿Qué se ha creído Maduro? ¿En qué idioma hay
que explicarle que es un empleado público? ¿Cómo se le revela que no es
un rey absolutista sino una persona con el mandato de servir a la
población independientemente de su preferencia política?
Esta afirmación de Maduro en un país con instituciones menos
primitivas que las nuestras hubiese provocado una rápida reacción del
resto de los poderes. Lo que pudimos ver fue un vulgar acto de
represalia en contra de una población que el presidente concibe obligada
a votar por él a cambio de poder acceder a un derecho. En la literatura
de la ciencia política este comportamiento se tipifica como corrupción y
así debe entenderse. Porque los recursos que administra Maduro no son
de su posesión, porque ni siquiera su voluntad de construir o no
viviendas le pertenece. Él está constitucionalmente obligado a hacer lo
necesario para que los venezolanos accedan a lo que es su derecho sin
que medie chantaje alguno.
En el mismo tenor de Maduro, Cabello le da por regalar a sus
empleados los equipos y señal de ANTV. ¿Quién le dijo al capitán Cabello
que eso es de él? ¿De dónde saca que el puede disponer de bienes de la
nación de forma tan grosera? ¿Cómo se le ocurre a este señor privatizar
una televisora del estado sin cumplir los requisitos de ley?
En ese mismo orden de ideas, a Cabello se le ocurrió la ridícula idea
de juramentar una asamblea nacional comunal sin asidero alguno en la
legislación y menos en la Constitución Nacional. Lo que hizo Cabello fue
crear mecanismos delincuenciales para entorpecer e impedir la
instalación la legítima Asamblea Nacional que nace del proceso electoral
del 6D. Esta actuación de Cabello constituye presuntamente corrupción
política.
Los medios de comunicación del país están repletos de denuncias de
este tenor. Hemos sabido que a unas personas se les arrebataron los
taxis que se les habían entregado porque supuestamente no habían votado
por el GPP. ¿Qué clase de inmundicia es esta? ¿A quién se le ocurre que
estos actos puedan tener el más mínimo viso de legalidad? Constituyen
actos corruptos que deben ser sancionados con todo el peso de la ley.
Del sur del país nos llegan noticias según las cuales a los que no
podían probar haber votado por el GPP no se les permitía acceso a los
Pdval. ¿Quién dio esa orden? ¿Quién le dijo al que dio la orden que el
Pdval es de su propiedad para tomar semejante medida? ¿Por qué la
persona que tomó esa decisión no está tras las rejas como el vulgar
criminal que es?
Lo más indignante de esta situación, violatoria de los derechos
humanos de las personas sometidas a estas vejaciones, es que no ha
habido autoridad alguna que haya levantado su voz contra semejantes
atropellos. ¿Qué tiene que decir el defensor del pueblo? ¿Es que su
compromiso con el proceso político le impide tomar medidas para defender
los derechos de estos ciudadanos? ¿Y la fiscal? Sabemos que su apego al
proceso político la obliga a hacer caso omiso de la Constitución pero,
levantar su voz antes estos maltratos le ayudaría a ganarse unos
punticos que bastante le hacen falta.
Para desgracia de la corrupta clase política que hoy ocupa posiciones
de autoridad, el pueblo decidió el 6D comenzar a restarles poder. La
elección de una nueva Asamblea Nacional es un paso hacia la
institucionalización del país. Por primera vez en varios lustros, los
poderes del Estado se verán sometidos al control del poder legislativo.
Comenzaremos a saber de toda la corrupción de la que han sido capaces
quienes han usufructuado el poder en beneficio propio. Podremos
entender a dónde fueron a parar todos esos recursos dilapidados a manos
llenas por unos seres que, ensoberbecidos por el poder, pensaron que
nunca rendirían cuentas.
Es menester que la nueva Asamblea Nacional legisle al respecto. Hace
falta una ley dirigida a recuperar los bienes de la nación. No puede
admitirse que unos personajes que se han enriquecido de una forma tan
inmoral se salgan con la suya y dediquen el resto de sus vidas a
disfrutar los dineros que les esquilmaron a los venezolanos a través de
todos los mecanismos de corrupción que puso a funcionar el chavismo.
En momentos que las arcas de la nación han sido saqueadas, que el
peso de la deuda externa merma nuestra capacidad para afrontar los retos
de abatir la escasez, que el precio del petróleo cae muy por debajo de
lo presupuestado para el año 2016, no le vendría mal al país comenzar a
incautar bienes que se saben adquiridos a través de corruptelas y
negocios turbios con el gobierno de turno.
La inclemente persecución al narcotráfico puede ser otro mecanismo
que le permita a la nación hacerse de fortunas y bienes que se necesitan
para paliar la catastrófica situación financiera que la pésima
administración de los últimos quince años le hereda a futuras
generaciones.
La paz no es sinónimo de perdón de actos dolosos de ningún tipo.
Hemos visto y sufrido desmanes de todo tipo. La forma de minimizar la
probabilidad que los mismos se repitan en el futuro es castigando
debidamente a los culpables de todos los crímenes que han ido quedando
sin investigar gracias a la desidia de una Asamblea Nacional que hasta
ahora estuvo entregada sumisamente al poder ejecutivo.
La Asamblea Nacional es la representación del pueblo y tiene el
compromiso de generar una nueva situación de orden en la que prevalezcan
la justicia, y la certidumbre de que las malas acciones serán
debidamente castigadas. Las expectativas son muy altas, el reto que eso
impone es muy grande. Estoy seguro de que no nos defraudarán.
Etiquetas: José Vicente Carrasquero
Fuente: http://www.noticierodigital.com/2015/12/que-se-han-creido/
Anclados en la derrota
POR:CLAUDIO FERMÍN.
Fuimos convocados para elegir diputados de las veinticuatro entidades
federales y por municipios y parroquias reunidos en circuitos.
Mientras la campaña se desarrollaba, el país empeoraba. Pacientes
mueren por falta de medicamentos en hospitales y en farmacias. Otros por
acción de bandas que hacen de las suyas con absoluta impunidad. Mujeres
deambulan buscando toallas sanitarias. Transportistas y particulares no
consiguen cauchos, baterías, ni repuestos.
A ello se suma la desmoralización de un pueblo que lee y escucha
acusaciones de narcotráfico contra altos funcionarios, oficiales de la
FAN y hasta familiares de Maduro. Fiscales y jueces que abundan para
matraquear y reprimir a ciudadanos comunes y corrientes, no aparecen en
estos casos. Como si no existiesen.
Largas colas mantienen secuestradas a centenares de miles de amas de
casa que dejan familia y oficios para tratar de pescar un litro de
aceite, harina, leche, granos, algo que darles a los hijos.
El gobierno impávido. Como si nada pasara. Los jerarcas del chavismo
se empeñaron en negar la realidad detrás del mamotreto argumental de la
guerra económica.
Nadie les creyó. Imposible tragarse ese anzuelo en un país donde el
Banco Central es controlado por el gobierno. Pdvsa manejada a antojo del
Psuv. El Seniat convertido en herramienta política para someter a
comerciantes e industriales. Cadivi ejerciendo monopolio de los dólares,
en manos de los militares, al igual que aduanas y puertos.
Los ministerios de Agricultura y Tierras, de Comercio, de Industrias,
de Planificación, de Turismo, de Finanzas y Banca Pública, de
Alimentación, de Energía Eléctrica, todos de clarísima incidencia en la
producción nacional, controlados por Maduro y sus ayudantes. La
burocracia del no hay.
No son capaces de sacar al país de la crisis en que lo metieron. El
electorado lo comprendió así y en vez de debatir la elección de líderes
regionales, aprovechó la ocasión para protestar contra el hundimiento de
Venezuela.
La conducta de Maduro y su equipo más cercano después de la protesta
cívica del 6 de diciembre, confirma que no tienen preparación ética
alguna, anímica, profesional, o política, para sacar al país adelante.
Están anclados en la derrota y pretenden que el país se quede allí con
ellos.
Etiquetas: Claudio Fermín
Fuente:http://www.noticierodigital.com/2015/12/anclados-en-la-derrota/
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