El presidente Chávez se comporta como si fuese un emperador sin límites institucionales, y no un presidente democrático. Nos luce desenfrenado, sin la indispensable moderación de un jefe de estado en su actuación política, expresa una preocupante actitud, es como si estuviera poseído de un raro delirio de grandeza, muestra un desmesurado comportamiento totalmente inadecuado, que evidencia y revela su ilimitada ambición de poder ¿se comporta como el nuevo libertador de América, el heredero de Castro, el renovado adalid del anti norteamericanismo mundial?
Chávez, aprovechando el resultado electoral favorable que obtuvo en las resientes elecciones, acciona políticamente en Venezuela como si deseara demoler, desmantelar el modelo político y económico previsto en la Constitución Nacional vigente, presumiblemente, con el respaldo del resto de los poderes públicos que parecieran, incondicionales y obedientes, para tratar de imponer sin debatir con el resto del país que no lo apoya, una reforma constitucional y una Ley habilitante que le permitan avanzar en la consolidación de su proyecto político de corte comunista, a contra corriente de lo que piensen y necesiten los venezolanos que no lo respaldan en sus planes, quienes estarían indefensos, impotentes, vulnerables e inmovilizados, ante su poder militar, y por el control que pareciera ejercer sobre los comandos de la Fuerza Armada Nacional, que transmiten la imagen de no garantizar el ejercicio pleno de los derechos constitucionales, sino que “presuntamente” le sirven incondicionalmente a un líder y a su proyecto político totalitario.
Ante las arbitrariedades del caudillo, conocidas y difundidas por medios de comunicación nacionales e internacionales, sobran los diagnósticos. Ha sido develada la gran farsa seudo democrática que el jefe del proceso revolucionario mantenía oculta bajo la manga. Creyéndose seguro de su poder ilimitado, se siente invencible. Ha decidido acelerar la marcha de sus planes conculcadores de las libertades democráticas, para ahora si, habiendo sometido a sus debilitados y acorralados opositores mediante el ventajismo, venciéndolos “dudosamente” en las urnas electorales, para sin miramientos legales imponer su proyecto.
Se siente seguro y confiado en que la sociedad democrática no podría reaccionar; supone que la tiene anestesiada, hipnotizada para siempre, con su persuasivo verbo y con su multimillonaria e interminable botija petrolera, que emplea discrecionalmente, sin control, y con la complacencia del resto de los poderes del estado sumisos a sus designios, gastando a manos llenas como si fuera el único propietario de esa riqueza, se considera ahora todopoderoso, ¿Será que desearía que todos le rindiéramos pleitesía a su narcisismo exacerbado, que le obedeciéramos ciegamente y le adoráramos como a un emperador?. ¡Habrase visto! semejantes pretensiones de quien se cree insustituible.
Ya no está en campaña, y no habiendo riesgos de pérdidas de votos, puede a los cuatro vientos anunciar lo que ayer se prohibía, no necesita mantener una conveniente e hipócrita prudencia, seguro del suficiente caudal de votos que le dieron sostén a sus planes futuros. Por eso es que se siente confiado al anunciar un aumento de la gasolina que había postergado; y decirnos que deseaba relegar a la Asamblea Nacional para legislar él solo por decreto, mediante la aprobación de una ley habilitante que le otorgaría poderes especiales y absolutos.
Pretende reformar la Constitución cambiando el sistema democrático de libertades económicas, por otro socialista de corte comunista, que estatice la economía, pero sin convocar a una Asamblea Nacional Constituyente; no renovarle la concesión a un canal de televisión como RCTV; nacionalizar a la Compañía telefónica CANTV y la Electricidad de Caracas; anuncia eliminar la autonomía del Banco Central y someterlo bajo su control; nos expresa que cambiará el modelo territorial y político de la república, y hará un nuevo diseño geométrico; advierte que no deberían haber tantos Municipios, pretende eliminar alcadías,crear territorios federales y ciudades socialistas para acumular más poder, quiere nombrar una suerte de gobernadores paralelos para intervenir a los elegidos por el pueblo y poderlos controlar ¿querrá convertirse en una especie nueva de emperador con poderes ilimitados ?. Lo ha podido hacer mediante el uso de una estrategia, que tiene como táctica un señuelo falaz que es la oferta del socialismo del siglo 21, mientras desmonta y desmantela la democracia representativa, y anula las conquistas democráticas de la descentralización.Convirtiéndose en una seria amenaza para los derechos democráticos de todos.
Durante la campaña electoral evitó hablarnos de estos planes que mantuvo bajo la manga, y que hoy saca de su chistera cual mago advenedizo; ayer prefirió diferir muy convenientemente estos temas, para cuando sintiera que se atornillaría en la presidencia, confiesa sus aspiraciones de ser presidente vitalicio, ahora que intuye que no hay ningún riesgo de perder ni los votos blandos, ni el poder político acumulado.
Subestima al “Bravo Pueblo de Venezuela”, calcula tal vez equivocadamente sus capacidades; lo presiente dócil e ignorante, dominado, sumiso, inmóvil, anestesiado, dormido, inerte. Confía en que repitiéndole al país que tiene el 63% de los votos lo puede maniatar incondicional y obediente; pero podría equivocarse garrafalmente. Chávez obtuvo 7.300.000 votos -que no son todos incondicionales, ni un cheque en blanco- de 16 millones de electores, lo cual significa que contó apenas con el 45, 62 % de los votos de los electores que tenían derecho al sufragio. Esto indica que un 55% de los electores que votaron en su contra o se abstuvieron, no respaldan incondicionalmente el proyecto político socialista del presidente, y lo observan atentamente con mirada escrutadora. Rosales obtuvo 4.300.000 votos que equivalen a un 26,87%; la abstención fue de más de 4.400.000 votos que respresentan el 27,5 % del electorado inscrito (muy alto).Es notorio que el presidente se ufana de una incondicionalidad del país con derecho al sufragio que no es tal; esto refleja la gran mentira de su presunta popularidad general en el país.Si llevamos ese porcentaje a los 26 millones de venezolanos, concluiríamos en que medio país lo adversa legitimamente, y no desea instaurar un régimen totalitarista militarista de corte comunista.
Quiere decir que la lectura que el régimen está haciendo de sus votos favorables, pudiera no ser la correcta, que la mayoría no desea vivir bajo un sistema político y económico de inspiración comunista, y que ese "gigante dormido" que es el pueblo democrático venezolano, pudiera estremecerse, despertarse y reaccionar violentamente en cualquier momento, si se sintiera seriamente amenazado al violársele o menoscabársele sus legítimos derechos; ¡cuidado! nada es más peligroso que desafiar a una poderosa y bravia fiera herida sin necesidad; cuando eso pasa, allí si es verdad que no hay ufanado y humilde mortal que valga, hemos visto a varios "equivocados" salir huyendo ante una masa humana enfurecida, y a otros que presumen de valientes, arrepentidos pidiendo perdón.
Los venezolanos somos más de 26 millones. Somos desde muchas ópticas un país plural, pacífico, con vocación democrática auténtica, que desea vivir en libertad. No deseamos vivir en dictadura de ningún tipo ni signo. Nuestra población es mayoritariamente joven y con gran capacidad de trabajo y potencial. Sería una injusticia y una aberración, pretender imponerle artificialmente y con engaños a todo un pueblo, un sistema político y económico, que no desea, no requiere, ni necesita, ni siquiera conoce, porque se lo han disfrazado de democrático y partipativo, cuando en realidad es autocrático, militarista, estatista, centralista, totalitario y comunista, conculcador de los derechos democráticos a los que está acostumbrado el pueblo a ejercer y disfrutar libremente, para ser sometido a un régimen opresor, intervencionista y controlador de toda las actividades humanas a que está habituado a desarrollar y desplegar, solo porque a un solo hombre que se siente y cree insustituible desea ejercer todos los poderes públicos.
Chávez, aprovechando el resultado electoral favorable que obtuvo en las resientes elecciones, acciona políticamente en Venezuela como si deseara demoler, desmantelar el modelo político y económico previsto en la Constitución Nacional vigente, presumiblemente, con el respaldo del resto de los poderes públicos que parecieran, incondicionales y obedientes, para tratar de imponer sin debatir con el resto del país que no lo apoya, una reforma constitucional y una Ley habilitante que le permitan avanzar en la consolidación de su proyecto político de corte comunista, a contra corriente de lo que piensen y necesiten los venezolanos que no lo respaldan en sus planes, quienes estarían indefensos, impotentes, vulnerables e inmovilizados, ante su poder militar, y por el control que pareciera ejercer sobre los comandos de la Fuerza Armada Nacional, que transmiten la imagen de no garantizar el ejercicio pleno de los derechos constitucionales, sino que “presuntamente” le sirven incondicionalmente a un líder y a su proyecto político totalitario.
Ante las arbitrariedades del caudillo, conocidas y difundidas por medios de comunicación nacionales e internacionales, sobran los diagnósticos. Ha sido develada la gran farsa seudo democrática que el jefe del proceso revolucionario mantenía oculta bajo la manga. Creyéndose seguro de su poder ilimitado, se siente invencible. Ha decidido acelerar la marcha de sus planes conculcadores de las libertades democráticas, para ahora si, habiendo sometido a sus debilitados y acorralados opositores mediante el ventajismo, venciéndolos “dudosamente” en las urnas electorales, para sin miramientos legales imponer su proyecto.
Se siente seguro y confiado en que la sociedad democrática no podría reaccionar; supone que la tiene anestesiada, hipnotizada para siempre, con su persuasivo verbo y con su multimillonaria e interminable botija petrolera, que emplea discrecionalmente, sin control, y con la complacencia del resto de los poderes del estado sumisos a sus designios, gastando a manos llenas como si fuera el único propietario de esa riqueza, se considera ahora todopoderoso, ¿Será que desearía que todos le rindiéramos pleitesía a su narcisismo exacerbado, que le obedeciéramos ciegamente y le adoráramos como a un emperador?. ¡Habrase visto! semejantes pretensiones de quien se cree insustituible.
Ya no está en campaña, y no habiendo riesgos de pérdidas de votos, puede a los cuatro vientos anunciar lo que ayer se prohibía, no necesita mantener una conveniente e hipócrita prudencia, seguro del suficiente caudal de votos que le dieron sostén a sus planes futuros. Por eso es que se siente confiado al anunciar un aumento de la gasolina que había postergado; y decirnos que deseaba relegar a la Asamblea Nacional para legislar él solo por decreto, mediante la aprobación de una ley habilitante que le otorgaría poderes especiales y absolutos.
Pretende reformar la Constitución cambiando el sistema democrático de libertades económicas, por otro socialista de corte comunista, que estatice la economía, pero sin convocar a una Asamblea Nacional Constituyente; no renovarle la concesión a un canal de televisión como RCTV; nacionalizar a la Compañía telefónica CANTV y la Electricidad de Caracas; anuncia eliminar la autonomía del Banco Central y someterlo bajo su control; nos expresa que cambiará el modelo territorial y político de la república, y hará un nuevo diseño geométrico; advierte que no deberían haber tantos Municipios, pretende eliminar alcadías,crear territorios federales y ciudades socialistas para acumular más poder, quiere nombrar una suerte de gobernadores paralelos para intervenir a los elegidos por el pueblo y poderlos controlar ¿querrá convertirse en una especie nueva de emperador con poderes ilimitados ?. Lo ha podido hacer mediante el uso de una estrategia, que tiene como táctica un señuelo falaz que es la oferta del socialismo del siglo 21, mientras desmonta y desmantela la democracia representativa, y anula las conquistas democráticas de la descentralización.Convirtiéndose en una seria amenaza para los derechos democráticos de todos.
Durante la campaña electoral evitó hablarnos de estos planes que mantuvo bajo la manga, y que hoy saca de su chistera cual mago advenedizo; ayer prefirió diferir muy convenientemente estos temas, para cuando sintiera que se atornillaría en la presidencia, confiesa sus aspiraciones de ser presidente vitalicio, ahora que intuye que no hay ningún riesgo de perder ni los votos blandos, ni el poder político acumulado.
Subestima al “Bravo Pueblo de Venezuela”, calcula tal vez equivocadamente sus capacidades; lo presiente dócil e ignorante, dominado, sumiso, inmóvil, anestesiado, dormido, inerte. Confía en que repitiéndole al país que tiene el 63% de los votos lo puede maniatar incondicional y obediente; pero podría equivocarse garrafalmente. Chávez obtuvo 7.300.000 votos -que no son todos incondicionales, ni un cheque en blanco- de 16 millones de electores, lo cual significa que contó apenas con el 45, 62 % de los votos de los electores que tenían derecho al sufragio. Esto indica que un 55% de los electores que votaron en su contra o se abstuvieron, no respaldan incondicionalmente el proyecto político socialista del presidente, y lo observan atentamente con mirada escrutadora. Rosales obtuvo 4.300.000 votos que equivalen a un 26,87%; la abstención fue de más de 4.400.000 votos que respresentan el 27,5 % del electorado inscrito (muy alto).Es notorio que el presidente se ufana de una incondicionalidad del país con derecho al sufragio que no es tal; esto refleja la gran mentira de su presunta popularidad general en el país.Si llevamos ese porcentaje a los 26 millones de venezolanos, concluiríamos en que medio país lo adversa legitimamente, y no desea instaurar un régimen totalitarista militarista de corte comunista.
Quiere decir que la lectura que el régimen está haciendo de sus votos favorables, pudiera no ser la correcta, que la mayoría no desea vivir bajo un sistema político y económico de inspiración comunista, y que ese "gigante dormido" que es el pueblo democrático venezolano, pudiera estremecerse, despertarse y reaccionar violentamente en cualquier momento, si se sintiera seriamente amenazado al violársele o menoscabársele sus legítimos derechos; ¡cuidado! nada es más peligroso que desafiar a una poderosa y bravia fiera herida sin necesidad; cuando eso pasa, allí si es verdad que no hay ufanado y humilde mortal que valga, hemos visto a varios "equivocados" salir huyendo ante una masa humana enfurecida, y a otros que presumen de valientes, arrepentidos pidiendo perdón.
Los venezolanos somos más de 26 millones. Somos desde muchas ópticas un país plural, pacífico, con vocación democrática auténtica, que desea vivir en libertad. No deseamos vivir en dictadura de ningún tipo ni signo. Nuestra población es mayoritariamente joven y con gran capacidad de trabajo y potencial. Sería una injusticia y una aberración, pretender imponerle artificialmente y con engaños a todo un pueblo, un sistema político y económico, que no desea, no requiere, ni necesita, ni siquiera conoce, porque se lo han disfrazado de democrático y partipativo, cuando en realidad es autocrático, militarista, estatista, centralista, totalitario y comunista, conculcador de los derechos democráticos a los que está acostumbrado el pueblo a ejercer y disfrutar libremente, para ser sometido a un régimen opresor, intervencionista y controlador de toda las actividades humanas a que está habituado a desarrollar y desplegar, solo porque a un solo hombre que se siente y cree insustituible desea ejercer todos los poderes públicos.
El pueblo venezolano fiel a su tradición democrática, tiene consagrados sus derechos en la Constitución Nacional y ya son conquistas irrenunciables, y no las cederá por un sistema distinto que menoscabe sus legítimos derechos, además, por uno muy ambiguo y engañoso que no está consagrado en la Constitución Nacional vigente, y a la cual debemos acatamiento, fidelidad y respeto.
Si Chávez se creyera y actuara sin límites, e intentara ilegalmente, y sin convocar al poder constituyente, mediante una Asamblea Nacional Constituyente (única forma viable para cambiar principios y derechos irrenunciables) para intentar reformar la Constitución violando los principios preestablecidos fundamentales en ella consagrados, y los cuales está obligado a cumplir y hacer cumplir, se colocaría al margen de la ley y de espaldas al pueblo que lo eligió para que fuera su presidente no su emperador, y se expondría al desconocimiento de su autoridad por el pueblo en esencia democrático. Si Chávez reta y desafía al pueblo democrático venezolano de esa manera ilegítima, podría conocer por fin sus verdaderos límites, tal vez sería el principio de su fin como dirigente democrático, y se comenzaría a escribir otra historia. ¡Que Dios lo ayude a reflexionar!
Si Chávez se creyera y actuara sin límites, e intentara ilegalmente, y sin convocar al poder constituyente, mediante una Asamblea Nacional Constituyente (única forma viable para cambiar principios y derechos irrenunciables) para intentar reformar la Constitución violando los principios preestablecidos fundamentales en ella consagrados, y los cuales está obligado a cumplir y hacer cumplir, se colocaría al margen de la ley y de espaldas al pueblo que lo eligió para que fuera su presidente no su emperador, y se expondría al desconocimiento de su autoridad por el pueblo en esencia democrático. Si Chávez reta y desafía al pueblo democrático venezolano de esa manera ilegítima, podría conocer por fin sus verdaderos límites, tal vez sería el principio de su fin como dirigente democrático, y se comenzaría a escribir otra historia. ¡Que Dios lo ayude a reflexionar!
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