POR: ARCANGEL VULCANO.
"SER CHIVO EXPIATORIO"."Este dicho proviene de una práctica ritual de los antiguos judíos, por la que el Gran Sacerdote, purificado y vestido de blanco para la celebración del Día de la Expiación ("purificación de las culpas por medio de un sacrificio") elegía dos machos cabríos, echaba a suerte el sacrificio de uno, en nombre del pueblo de Israel y ponía las manos sobre la cabeza del animal elegido -llamado el Azazel- al que se le imputaban todos los pecados y abominaciones del pueblo israelita".
"Luego de esta ceremonia, el macho sobreviviente era devuelto al campo por un acólito y abandonado a su suerte, en el valle de Tofet, donde la gente lo perseguía entre gritos, insultos y pedradas".
"Por extensión, la expresión ser el chivo expiatorio adquirió entre nosotros el valor de hacer caer una culpa colectiva sobre alguien en particular, aun cuando no siempre éste haya sido el responsable de tal falta".
¿Qué podría explicar la conducta indigna, sumisa, adulante, obediente y blandengue, de algunos de los más encumbrados funcionarios públicos del régimen revolucionario escarlata, ante los más frecuentes humillantes regaños públicos que les hace el chivato mayor ?. Plantearemos una hipótesis que nos daría algunas ideas para explicar tan vergonzosa y reprochable actitud.
Tenemos la impresión, de que se trata de un planificado teatro táctico, fríamente articulado y realizado como parte de una inmoral estrategia política, que hasta ahora le ha rendido resultados positivos al chivato. Estrategia probablemente ejecutada con la muy conveniente complicidad, anuencia servil, la aprobación de varios chivos expiatorios seleccionados y muy bien recompensados; pero ejecutada deliberadamente con el visto bueno y fingido arrodillamiento de los escogidos, para servirse de sus siempre ofrecidos y bien pagados favores recibidos.
Los falsos e histriónicos llamados de atención públicos del chivato a sus previamente escogidos chivos expiatorios, parecieran ser muy bien planificados, estudiados y ejecutados, procurando lograr varios objetivos políticos. El principal es intentar convencer a sus conciudadanos que él como chivato mayor es absolutamente inocente de cualquier imcumplimiento, error, falla, delito, corrupción o desaguisado pasado, presente o futuro, fingiendo ser ajeno e ignorante de cualquier evento negativo, que lo pudieran eventualmente comprometer de alguna forma directa o indirecta, procurándose la impunidad eximiéndose de responsabilidades para así evitar sufrir los nocivos efectos y consecuencias del desencanto popular, y la futura persecución de la larga mano de la justicia, culpando hábilmente de su fracaso y errores como gobernante y administrador a sus chivos expiatorios escogidos, que le han vendido sus servicios y conciencia por tentadoras ofertas, tanto por poder político y económico, que ejercen conjuntamente con el chivato, bajo sus órdenes y arrastrándose bajo sus pies.
El chivato quiere convencernos para siempre de que él es el único excepcionalmente honesto, una Santa paloma, muy pulcro, pudoroso, puro, limpio, transparente, bien intencionado, inmejorable y que por eso, su sola presencia en el gobierno resulta toda una bendición para la patria, y el pueblo debería estar tranquilo, feliz y orgulloso de contar con su suprema deidad y disfrutar del ejercicio eterno de su bienaventurada autoridad, porque él es el único incorruptible e infalible, sabedor y conocedor de todas las cosas, que como pueblo caído en desgracia requerimos y necesitamos.
Responsabilizando de todos los males que sufrimos a sus chivos expiatorios escogidos, el chivato pretende asegurarse de que nos convenzamos, que él es el más sabio, el mejor de todos, el mayor conocedor y posee en su mente excepcional, luminosa, brillante y lúcida, las mejores respuestas y soluciones para todos los males que sufrimos y padecemos como sociedad en crisis; explicándonos, que no se materializan sus propuestas solucionadoras, luego de largos años de su benefactor gobierno, porque no son suficientemente entendidas, comprendidas, asimiladas y obedecidas, ni sus lineamientos, reflexiones, instrucciones y órdenes por parte de sus incompetentes funcionarios ( sus chivos expiatorios escogidos); pero pretendiendo en vano que olvidemos muy convenientemente que únicamente él los puede y los ha seleccionado haciendo uso de su exclusiva potestad y autoridad, ejerciendo el privilegio exclusivo de su libre nombramiento y remoción .
Muy ambiciosamente pretende el chivato intentar por siempre mantenernos engañados manipulándonos con su verborrea interminable, quisiera sin lograrlo dejarnos indeleblemente en nuestras mentes, que sus promesas electorales de redención social no se han cumplido aún, porque sus mejores propuestas de soluciones han sido, son y seguirán siendo desatendidas por sus divididos, ambiciosos, díscolos funcionarios públicos insubordinados, quienes para nuestra desgracia no han podido ni sabido cumplir cabalmente como deberían, sus inigualables ideas cada vez que se las ha impartido sabiamente.
Para alcanzar varios objetivos políticos, el chivato, muy probablemente se ha dado el lujo de escoger, seleccionar a varios de sus chivos expiatorios. Ha escogido y usado inescrupulosamente para tan inconfesables fines, a varios de sus más desmesurados, desenfrenados e incondicionales partidarios; pero lo ha hecho casi siempre, con su voluntaria e interesadísima colaboración; así ha logrado y obtenido resonantes victorias políticas -entre otros fines- pero también, les ha procurado huidas y retaguardias seguras prometidas para sus escogidos obedientes chivos expiatorios. Es una hipotesis que podría explicar en parte la humillante, inmoral y sumisa actitud de varios de sus más desvergonzados funcionarios lame botas, ante tantas aparentemente groseras reprimendas públicas; porque serían sus taimados cómplices, y fingirían ser sus delfines, aventajados discípulos, apóstoles, incluso sus antiguos y nuevos Judas, escorpiones, traidores, contra figuras etc, pero no son tales –hay excepciones- parecieran ser mafiosos integrantes de la banda del chivato mayor, sus chivos expiatorios, a quienes hoy el país identifica gracias a la vanidad desmesurada del chivato que aparentemente los regaña, agravia, desacredita, expone al escarnio y el desprecio público, pero bajo su antes expreso y acordado consentimiento, íncluso, en algunos casos con su acordado silencio.
Solía cantar mi abuelita para intentar explicarnos a sus nietos, cómo hacer rendir mejores beneficios al invertir nuestras modestas mesadas: “Con real y medio, compré una chiva, con real y medio compré un chivito, tengo la chiva, tengo el chivito, y siempre tengo mi real y medio". Aquí quiere el chivato explicarlo de otro modo:"Quiero que empiecen la obra antes que culmine el año" -brama frente a sus conciudadanos fingiendo el chivato- y sus chivos expiatorios, luego del regaño público de rigor que soportan indignamente sin pensar jamás en renunciar, que pretende exculpen y eximan al chivato mayor de sus responsabilidades, muy obedientemente responden a su benefactor excepcional bramando: ¡meee!, mande mi comandante, como usted diga señor chivato; para eso somos sus muy convenientes chivitos expiatorios. "Con real y medio compre un chivito..."; pero siempre tendrán su real y medio, sin ser Judas, ni escorpiones, ni traidores, sólo cómplices del chivato, quien paga cuantiosamente sus servicios, sin importar dignidades, ni pena, ni patria, ni verguenza, ni nada, sólo les importa su real y medio, que es con lo que se compran suficientes chivitos expiatorios, que fingen para exculpar al chivato mayor; ¡vainas que se nos ocurren!, ¿será?...
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