POR:ARMANDO VALLADARES.
En mis anteriores artículos he analizado la política del presidente de Brasil, comparándolo con Kerensky, porque al igual que este último, Lula Da Silva ha sido el más laborioso colaborador intentando allanar el camino para que los comunistas se apoderen de los pueblos y los esclavicen, como ha venido pretendiéndolo (inútilmente) con Honduras.
En esta ocasión se equivocó, sus maniobras se estrellaron contra la decisión de un pueblo valiente y decidido, que Lula conspiró para esclavizar, y que por defender la libertad y la democracia no titubeó un solo instante en enfrentarse al mundo antes que someterse al socialismo del siglo XXI.
En la misma forma que Lula da Silva se lanzó a fondo, quitándose la máscara de moderado y respetuoso de las Leyes me siento en el deber y la obligación de denunciar enérgicamente, de forma si se quiere menos diplomática, su real naturaleza.
El verdadero Lula da Silva es aquel que en los años setenta se abrazaba a las guerrillas terroristas de las FARC y apoyaba los crímenes y torturas a mis compatriotras bajo la tiranía castrista. Hace unos años, escribí un artículo señalando de manera irrefutable su complicidad con todos los enemigos de la Libertad, con los terroristas y narcotraficantes guerrilleros colombianos, salvadoreños, etc. y aquellos planes totalitarios del Foro de Sao Paulo.
Mi denuncia rigurosamente histórica y documentada con nombres, fechas y lugares, le fue mencionada al entonces candidato a la presidencia Lula Da Silva por el prestigioso periodista brasileño Boris Casoy en su programa de televisión. Sin argumentos, descompuesto e iracundo su respuesta fue llamarme "embustero de Miami". Era el 8 de octubre de 2002.
La "moderación obligada" del Presidente brasileño en sus años de mandato ha sido determinada, no por un cambio en sus sentimientos socialistas, sino por la fortaleza de las instituciones y el pueblo brasileño que no le habrían permitido nunca transformar el país en un estado marxista al estilo de Cuba o de Venezuela. Con las manos atadas y no pudiendo hacerlo, no atreviéndose ni a intentarlo siquiera, ha tenido que contentarse con apoyar, con solidarizarse con todos los depredadores de sus pueblos, y nostálgico de su sueño frustrado de llevar el Brasil al socialismo chavista del siglo XXI, ha hecho todo lo posible, ha contribuido con todas las fuerzas de su verdaderos "ideales" empujando a otros países del continente al modelo social que él no pudo implantar en su propio país.De ahí su apoyo a ultranza al depuesto presidente hondureño Zelaya, un apoyo casi enfermizo que ha llevado al país que representa, a violar todos los convenios diplomáticos internacionales...
La actuación en el caso de Honduras ha llevado a la otrora prestigiosa y respetable diplomacia brasileña al nivel más bajo, cuestionable y vergonzoso de su historia, que ya muchos analistas califican del Vietnam diplomático de Brasil.
Un editorial del diario Las Américas del 28 de septiembre señala que "Brasil está violando abiertamente en Honduras la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, que fue suscrita el 16 de abril de l961 y que entró en vigor, después de las ratificaciones constitucionales correspondientes, el 24 de abril de l964.
"La violación consiste en dar arbitrario refugio en la sede de su misión diplomática en Tegucigalpa al derrocado presidente Manuel Zelaya, especialmente por estar desde los balcones y azoteas del edificio, con micrófono en mano, alentando a quienes han quemado automóviles y han saqueado tiendas en la capital hondurena".
Otro artículo de la Convención de Ginebra, violado por el gobierno de Brasil, el ordinal 3ro del Artículo 41 de la Convención de Viena mencionada, deja establecido claramente que lo que le está permitiendo el gobierno brasileño a Zelaya, desde su sede diplomática llamando a los enfrentamientos, a la violencia al desorden y al terrorismo es ilegal y una injerencia, y una grosera intromisión en los asuntos internos de Honduras.
Lula da Silva con su actuación no solo está violando la Convención de Viena. El prestigioso jurista, diplomático de carrera y coordinador de Pro Justicia, Mauricio Velasco, en un análisis de la actual situación en la Embajada brasileña publicado en El Heraldo de Honduras, el 24 de septiembre, señala que": La carta constitutiva de la OEA prohíbe a un huésped o asilado en una sede diplomática dar declaraciones políticas a medios de comunicación".
En 2005 -señala el abogado Mauricio Velasco- el depuesto presidente de Ecuador, Lucio Gutiérrez pidió asilo político en la Embajada de Brasil en Quito.., le fue concedido por el gobierno brasileno" siempre y cuando no hubiera manifestaciones de carácter político por parte del señor Lucio Gutiérrez"
La Organización de Estados Americanos (OEA) debía pronunciarse sobre estas violaciones, pero no lo hará. Insulza y el desprestigiado organismo que preside son una marioneta de Chávez y de los países de la Alba, cómplices en esta conspiración contra el heroico pueblo hondureño y sus líderes que rechazan el socialismo (comunismo) del siglo XXI.
¿Por qué no actuó la diplomacia brasileña con Zelaya, como lo hizo con el despuesto presidente Lucio Gutiérrez? Para vergüenza de los brasileños quien organizó, manejó y decidió que Zelaya estuviera en la Embajada de Brasil, fue Hugo Chávez. ¡Un extranjero dictando la política exterior de ese país, con el beneplácito del Presidente Lula Da Silva! ¡Qué vergüenza! El Senado brasileño debía investigar a fondo esos sucesos.
Prepotente, irrespetuoso, en respuesta a la decisión soberana del gobierno constitucional de Honduras, meses atrás cuando este le dio un plazo de 10 días para definir el estatus de Zelaya, el presidente brasileño respondió que estaría allí hasta que la ONU y la OEA quisieran, olvidándose de que en Honduras quien mandaba, por designación constitucional, era el presidente Micheletti.
Lula da Silva, dice que no aceptará el resultado de las elecciones del 29 de noviembre en Honduras, pero aceptó el resultado fraudulento de las de Irán, de las de Nicaragua.Cuando toda la comunidad internacional está en ascuas por el peligro de una guerra atómica desencadenada por el orate de Irán, Lula da Silva declara que él habló con Mahmoud Ahmadinejad y que este le garantizó que los reactores atómicos eran con fines pacíficos, y que él (Lula) no tenía por qué dudar de esto. Y como una afrenta más a los brasileños amantes de la libertad y a los pueblos civilizados del mundo, invita a este terrorista a visitar el país.
Si en Honduras hay derramamiento de sangre, muertos y más episodios de violencia y terrorismo será por la injerencia de Lula da Silva, al permitir, en violación de todas las leyes y convenios internacionales que el depuesto presidente Zelaya continúe usando la Embajada de Brasil para sus propósitos políticos y de desestabilización del país.
En esta ocasión se equivocó, sus maniobras se estrellaron contra la decisión de un pueblo valiente y decidido, que Lula conspiró para esclavizar, y que por defender la libertad y la democracia no titubeó un solo instante en enfrentarse al mundo antes que someterse al socialismo del siglo XXI.
En la misma forma que Lula da Silva se lanzó a fondo, quitándose la máscara de moderado y respetuoso de las Leyes me siento en el deber y la obligación de denunciar enérgicamente, de forma si se quiere menos diplomática, su real naturaleza.
El verdadero Lula da Silva es aquel que en los años setenta se abrazaba a las guerrillas terroristas de las FARC y apoyaba los crímenes y torturas a mis compatriotras bajo la tiranía castrista. Hace unos años, escribí un artículo señalando de manera irrefutable su complicidad con todos los enemigos de la Libertad, con los terroristas y narcotraficantes guerrilleros colombianos, salvadoreños, etc. y aquellos planes totalitarios del Foro de Sao Paulo.
Mi denuncia rigurosamente histórica y documentada con nombres, fechas y lugares, le fue mencionada al entonces candidato a la presidencia Lula Da Silva por el prestigioso periodista brasileño Boris Casoy en su programa de televisión. Sin argumentos, descompuesto e iracundo su respuesta fue llamarme "embustero de Miami". Era el 8 de octubre de 2002.
La "moderación obligada" del Presidente brasileño en sus años de mandato ha sido determinada, no por un cambio en sus sentimientos socialistas, sino por la fortaleza de las instituciones y el pueblo brasileño que no le habrían permitido nunca transformar el país en un estado marxista al estilo de Cuba o de Venezuela. Con las manos atadas y no pudiendo hacerlo, no atreviéndose ni a intentarlo siquiera, ha tenido que contentarse con apoyar, con solidarizarse con todos los depredadores de sus pueblos, y nostálgico de su sueño frustrado de llevar el Brasil al socialismo chavista del siglo XXI, ha hecho todo lo posible, ha contribuido con todas las fuerzas de su verdaderos "ideales" empujando a otros países del continente al modelo social que él no pudo implantar en su propio país.De ahí su apoyo a ultranza al depuesto presidente hondureño Zelaya, un apoyo casi enfermizo que ha llevado al país que representa, a violar todos los convenios diplomáticos internacionales...
La actuación en el caso de Honduras ha llevado a la otrora prestigiosa y respetable diplomacia brasileña al nivel más bajo, cuestionable y vergonzoso de su historia, que ya muchos analistas califican del Vietnam diplomático de Brasil.
Un editorial del diario Las Américas del 28 de septiembre señala que "Brasil está violando abiertamente en Honduras la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, que fue suscrita el 16 de abril de l961 y que entró en vigor, después de las ratificaciones constitucionales correspondientes, el 24 de abril de l964.
"La violación consiste en dar arbitrario refugio en la sede de su misión diplomática en Tegucigalpa al derrocado presidente Manuel Zelaya, especialmente por estar desde los balcones y azoteas del edificio, con micrófono en mano, alentando a quienes han quemado automóviles y han saqueado tiendas en la capital hondurena".
Otro artículo de la Convención de Ginebra, violado por el gobierno de Brasil, el ordinal 3ro del Artículo 41 de la Convención de Viena mencionada, deja establecido claramente que lo que le está permitiendo el gobierno brasileño a Zelaya, desde su sede diplomática llamando a los enfrentamientos, a la violencia al desorden y al terrorismo es ilegal y una injerencia, y una grosera intromisión en los asuntos internos de Honduras.
Lula da Silva con su actuación no solo está violando la Convención de Viena. El prestigioso jurista, diplomático de carrera y coordinador de Pro Justicia, Mauricio Velasco, en un análisis de la actual situación en la Embajada brasileña publicado en El Heraldo de Honduras, el 24 de septiembre, señala que": La carta constitutiva de la OEA prohíbe a un huésped o asilado en una sede diplomática dar declaraciones políticas a medios de comunicación".
En 2005 -señala el abogado Mauricio Velasco- el depuesto presidente de Ecuador, Lucio Gutiérrez pidió asilo político en la Embajada de Brasil en Quito.., le fue concedido por el gobierno brasileno" siempre y cuando no hubiera manifestaciones de carácter político por parte del señor Lucio Gutiérrez"
La Organización de Estados Americanos (OEA) debía pronunciarse sobre estas violaciones, pero no lo hará. Insulza y el desprestigiado organismo que preside son una marioneta de Chávez y de los países de la Alba, cómplices en esta conspiración contra el heroico pueblo hondureño y sus líderes que rechazan el socialismo (comunismo) del siglo XXI.
¿Por qué no actuó la diplomacia brasileña con Zelaya, como lo hizo con el despuesto presidente Lucio Gutiérrez? Para vergüenza de los brasileños quien organizó, manejó y decidió que Zelaya estuviera en la Embajada de Brasil, fue Hugo Chávez. ¡Un extranjero dictando la política exterior de ese país, con el beneplácito del Presidente Lula Da Silva! ¡Qué vergüenza! El Senado brasileño debía investigar a fondo esos sucesos.
Prepotente, irrespetuoso, en respuesta a la decisión soberana del gobierno constitucional de Honduras, meses atrás cuando este le dio un plazo de 10 días para definir el estatus de Zelaya, el presidente brasileño respondió que estaría allí hasta que la ONU y la OEA quisieran, olvidándose de que en Honduras quien mandaba, por designación constitucional, era el presidente Micheletti.
Lula da Silva, dice que no aceptará el resultado de las elecciones del 29 de noviembre en Honduras, pero aceptó el resultado fraudulento de las de Irán, de las de Nicaragua.Cuando toda la comunidad internacional está en ascuas por el peligro de una guerra atómica desencadenada por el orate de Irán, Lula da Silva declara que él habló con Mahmoud Ahmadinejad y que este le garantizó que los reactores atómicos eran con fines pacíficos, y que él (Lula) no tenía por qué dudar de esto. Y como una afrenta más a los brasileños amantes de la libertad y a los pueblos civilizados del mundo, invita a este terrorista a visitar el país.
Si en Honduras hay derramamiento de sangre, muertos y más episodios de violencia y terrorismo será por la injerencia de Lula da Silva, al permitir, en violación de todas las leyes y convenios internacionales que el depuesto presidente Zelaya continúe usando la Embajada de Brasil para sus propósitos políticos y de desestabilización del país.
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