POR:FRANCISCO ALARCÓN.
Venezuela es otra, claro que es otra, desde que llegó la “revolución” la inseguridad está diezmando nuestras vidas y despojándonos de nuestros bienes; el gobierno no toma medidas y levantamos a nuestras casas grandes muros con cercos eléctricos para tratar de salvarnos. Ahora los delincuentes nos buscan en todos los lugares, nos persiguen donde quiera que estemos, aún bajo las mejores alternativas de previsión. La muerte, los secuestros, los robos nos acechan. Debemos mantenernos encerrados el mayor tiempo del día si pretendemos seguir vivos. Sin embargo, nos asesinan, nos secuestran y nos roban. La muerte es el hobby preferido de los bandidos, matar por matar para ver quien tiene más “muñecos” en su colección de interfectos.
También la inseguridad comprende la falta de atención médica con el fracaso de los módulos “Barrio Adentro”, o el retiro a los empleados públicos de las pólizas de HCM.
En su afán arrogante este régimen que no ha podido cumplir con nadie, además quiere adueñarse de las compañías de seguros para terminar con ellas. Insólito, que la administración más incapaz en la historia de este país quiera cerrarle todos los espacios a la empresa privada y por ende al pueblo, cuando ha sido torpe en mantener funcionando esta nación. Pura “revolución” de la mala, de la barata, ineptos hasta para asfaltar una calle, cuanto más para garantizarle la vida a sus habitantes, incluidos sus propios correligionarios. Es como si fuera un corral repleto de marranos la forma como se trata al ciudadano, éste es el paraíso soñado por un “insurrecto,” viendo a todos sometidos al cautiverio del hogar porque la inseguridad no les permite asomar las narices después de la seis de la tarde.
Los casos concretos abundan, basta con una sola reseña de la autopista Caracas- La Guaira por donde entra la gente que viene del exterior, nos percataremos de la gravedad del asunto, advirtiendo los robos y muertos que ocurren a diario. Asistir a un cine es de alto riesgo cuando los malandros son capaces de lanzar ataques colectivos, burlando cualquier vigilancia y no existiendo ninguna intervención del Estado para evitarlo. Oídos sordos ante las denuncias de los ciudadanos y ojos cerrados para no mirar la violencia que se suscita en la calle; la manida expresión de que aquí hay más muertos que en una guerra ya no conmueve. Seguramente los viajantes tomaran cautelas en un país donde matan y roban despiadadamente. Venezuela la patria heroica se desvanece en las tinieblas de la barbarie, tanto ha influido la política oficialista en todos los ámbitos, que los delincuentes se sienten con una conducta autorizada y coparticipes de este “proceso”; “transformando” el país a tiro limpio y no perdonando a nadie, antes la delincuencia venia de abajo, actualmente sucede lo contrario, viene de arriba. No hay recato para disimularlo, oigan las monsergas oficialistas, y se enterarán desde adonde se instiga esa inseguridad, quienes la amparan y sostienen. Revisen los antecedentes de cualquiera de ellos y hallarán las raíces de un país descarriado donde la inseguridad es mortal.
La muerte nos ronda, nos aguaita, salir a la calle es dar un paso hacia ella, porque nos hallaremos con muchos individuos dispuestos a matar por cualquier cosa. El sicariato es una profesión lucrativa y generalizada en el país, el hampa se desborda cobrando para matar por encargo a apostatas o a políticos. La sangre tiñe la Patria sin honor, es sangre derramada caprichosamente sin que esté en juego la probidad de nadie.
La selva nos abrumó en estos once años de martirio, cada vez somos menos gente y nos trocamos en bestias, mostrencos dispuestos a matar o a que nos maten por algo que no vale la pena, y no nos preparamos a hacerlo por algo que en verdad si lo valga.
Estamos perdidos en este corral de marranos que cada vez nos abruma más, pero que aceptamos con “honor” siendo el desperdicio de una sociedad decadente, dedicados a sobrevivir en la barbarie, corrompidos en la mayor inseguridad; ésa es la modernidad que exhibe hoy en día Venezuela, la tumba de la gente decente con una inseguridad que no nos asusta sino que nos mata cotidianamente.
1 comentario:
Lastima lo que sucede , pero en las proximas elecciones tienen ustedes el remedio no votar al payaso de Chávez.
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