lunes, diciembre 07, 2009

"Crisis de Estado" ("...La crisis de Estado más grave que ha padecido Venezuela...convertido en ...guarida para Alí Babá y sus 40 ladrones...)


POR:ARMANDO DURÁN.

Dos hechos han ocurrido esta semana que marcan un punto de inflexión decisivo en el proceso que dirige Hugo Chávez desde febrero de 1999. Uno, por supuesto, es la crisis que ha dejado al descubierto la intervención de cuatro bancos propiedad de Ricardo Fernández Barruecos. El otro, la significativa derrota de Manuel Zelaya en Honduras.

Ya nos ocuparemos de analizar ambos incidentes. Hoy quisiéramos limitarnos a destacar sus efectos devastadores en el plano político interno: si hasta ahora se hacía evidente el gradual deterioro de la imagen presidencial, peligro que Chávez trataba de atajar por todos los medios (incluso el de una hipotética guerra contra Colombia) antes de que fuera demasiado tarde, Fernández Barruecos y Zelaya colocan a Chávez, nada metafóricamente por cierto, al borde mismo de la ingobernabilidad y del abismo.En primer lugar debemos señalar que el caso Fernández Barruecos va mucho más allá de una simple crisis bancaria.
No se trata, como sucedió en 1994, de un ajuste de cuentas del propio mercado con un grupo de banqueros descarriados, argumento que infructuosamente ha intentado resucitar Chávez para disimular la culpa oficial durante sus últimas comparecencias públicas.Tampoco ha sido un fenómeno súbito que tomó por sorpresa al Gobierno, pues los primeros informes del G2 cubano y de la Disip sobre la naturaleza de estas fortunas vertiginosas ya eran conocidos desde el año pasado. Ni siquiera se trata solamente de un gigantesco y escandaloso acto de fraude y corrupción protagonizado por algunos altos jerarcas del régimen y sus testaferros. Esta crisis va más allá y alcanza niveles más profundos. Tanto, que para infortunio del oficialismo cómplice y su entorno, quizá resulte irreversible, porque si una cosa queda en claro con el escándalo de estos días es la aparición de una contradicción fundamental e insalvable dentro de la estructura misma del proyecto socialista y revolucionario que se le intenta imponer a los venezolanos desde Miraflores.
¿Cómo puede Chávez insistir en su prédica sistemática sobre las bondades del socialismo y al mismo tiempo alentar y promover la consolidación de una nueva clase de feroces empresarios adictos al régimen y al más salvaje de los capitalismos? ¿Cómo pedir y hasta exigir que tomemos de la mano a Marx y Lenin y le metamos el hombro al esfuerzo por transformar a Venezuela en una sociedad idéntica a la cubana, si en lugar de fortalecer la coherencia ideológica y ética de su gente, lo que ha hecho es propiciar la construcción de un Estado que ha terminado convertido en una suerte de guarida para Alí Babá y sus 40 ladrones? ¿Venezuela como botín de guerra con el socialismo como grotesca coartada para hacer de los venezolanos material y espiritualmente más indefensos carne de cañón de un conflicto cuyo único objetivo real es la fábrica de un poder absoluto y personal, de un gobierno que hable y actúe únicamente en primera persona del singular y de un grupo de ministros y altos funcionarios que acepten gustosos ser los muñecos del ventrílocuo, no por legítimas convicciones políticas, sino a cambio del vergonzoso privilegio de ingresar al más selecto grupo de una nueva clase enriquecida de la noche a la mañana gracias a los recursos del Estado y a la complicidad de todos los poderes públicos? ¿Ángeles vengativos y justicieros que le pondrían fin a los desmanes y a la corrupción de la llamada IV República? ¡Por favor! ¿Cómo es posible que en apenas 10 años el germen que se detectó por primera vez hace 10 años en el Plan Bolívar 2000 haya arrastrado tan bajo a Venezuela? ¿A esto es lo que llama Chávez socialismo del siglo XXI? En esto consiste la gran mentira que nadie, ni el Gobierno ni la oposición que le hace el juego, puede ocultar. No nos hallamos en medio de una crisis bancaria, fruto de equivocadas políticas públicas. Bla, bla, bla, ya saben. Pura historia de aparecidos para engatusar al respetable. Lo que de veras ha estallado delante de nuestras narices es una crisis de Estado. Una crisis de tan grandes proporciones que, lamentablemente, no podrá resolverse con mesas de unidad, con nuevos partidos, con la obtención de mayor o menor número de cargos burocráticos. Las crisis de Estado, y esta, en el marco de un gobierno caracterizado por la incompetencia, el caos y la corrupción, es la crisis de Estado más grave que ha padecido Venezuela desde 1810, exigen nuevos y verdaderos liderazgos políticos, capaces de encontrar soluciones verdaderas, todo lo democráticas que se quiera, pero tan terminantes e irresistibles como la luz cegadora del sol a las 12:00 del mediodía.

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