viernes, noviembre 20, 2009

"Parálisis estratégica de Chávez-Correa-Lula ante declaración de guerra de Obama"

POR:HEINZ DIETERICH

1. De facto declaración de Guerra de Obama y del Congreso
La justificación del Pentágono de la base militar colombiana de Palenquero, la autorización de los fondos respectivos por el Congreso estadounidense (Fiscal Year 2010 Military Construction Program budget estimate, Congress, May 2009) y el sostenimiento de la dictadura militar en Honduras constituyen una de facto declaración de guerra a los gobiernos latinoamericanos.El Comandante Supremo (Commander-in-chief) de las Fuerzas Armadas estadounidenses y del Pentágono, Barack Obama, sostiene en dicho documento que Palenquero “es esencial” para la misión de Estados Unidos “en todo el Área de Responsabilidad (AOR) del Comando Sur (USSOUTHCOM)” y que provee una “oportunidad única para todo tipo de operaciones (full spectrum operations)” en una “subregión crítica” de nuestro hemisferio donde la seguridad y estabilidad están sometidas a la amenaza constante de, entre otras, "narco-insurgencias” y “gobiernos anti-estadounidenses”. No financiar Palenquero “limitará severamente la capacidad del Comando Sur para apoyar la Estrategia de Defensa Global (Global Defense Posture, GDP, Strategy) de Estados Unidos”.

2. Parálisis presidencial latinoamericanaEl Blitzkrieg (guerra relámpago) de Washington, ejecutado mediante el golpe militar en Honduras y las bases en Colombia, les ha arrebatado la iniciativa estratégica a los Presidentes latinoamericanos, hundiéndolos en una parálisis estratégica. Desde hace cinco meses (sic) han sido incapaces de enfrentar la ofensiva estratégica imperial con una contraofensiva estratégica propia, limitándose a una política confusa de reacciones aisladas y tácticas.
3. Cero coordinación defensiva ante la agresiónSu desunión y appeasement (conciliacionísmo) ante la política monroeista de Obama-Uribe se puso nuevamente de manifiesto en la última semana, cuando Hugo Chávez convocó a prepararse “para la guerra”; Ecuador, en una decisión incomprensible e incalificable, restableció relaciones bilaterales con Uribe, reactivó la Comisión Binacional de Frontera (Combifron) y anuló las órdenes de detención contra el ex Ministro de Defensa Santos y el general Padilla, mientras que Brasil propuso la creación de una “comisión de vigilancia fronteriza” (rechazada por Chávez). ¡Cero sintonía, cero coordinación ante una Declaración de Guerra del Imperio!
4. Golpe militar: instrumento fundamental para destruir al BolivarianismoEl golpe militar, con su coadyuvante mediático, se ha convertido en el instrumento predilecto imperial para destruir el Bolivarianismo. Tan solo en los últimos siete años ha habido cuatro: 2002, en Venezuela; 2006, dos intentos en Bolivia; 2009, en Honduras. Los futuros golpes están planeados para Paraguay y Venezuela. Su ejecución en Venezuela está orgánicamente vinculada a las bases militares en Colombia.
5. Tres escenarios de destrucción de Chávez a partir de las Bases5.1 El primer escenario para la destrucción de Hugo Chávez se ilustra mejor con una experiencia sandinista. En una noche de conversación con Daniel Ortega y Miguel d´Escoto, hablamos de los aciertos y errores de la estrategia militar sandinista, para contener las hordas de 16.000 paramilitares “contras”, armadas por el criminal de guerra Ronald Reagan, en Honduras. En cierto momento de la guerra, el Ejército Popular Sandinista (EPS) persiguió a los “contras” a Honduras, para destruir su logística de retaguardia. Fue entonces, cuando Daniel recibió una llamada de Washington en la cual se le decía lo siguiente: “En este momento, la 82ª División Aérotransportada está abordando los aviones. Si ustedes no se retiran de inmediato a Nicaragua, en pocas horas aterrizará en Honduras.”
Esta es la principal función de las bases colombo-estadounidenses para la destrucción de Hugo Chávez: proporcionar el paraguas militar, debajo del cual los paramilitares pueden destruir la infraestructura venezolana, sin que la Fuerza Armada venezolana pueda golpear su retaguardia en Colombia.
5.2 El segundo escenario es el del golpe o la insubordinación militar. Las bases significan que cualquier conflicto bélico entre Colombia y Venezuela, aún los “sembrados” por Obama-Uribe, implican un posible choque directo con fuerzas militares gringas en una guerra convencional que, obviamente, no se puede ganar. Los expertos militares, desde Cuba hasta China, coinciden en que una agresión convencional de Washington contra un pequeño país significa la destrucción inmediata de su fuerza aérea y naval, y la destrucción posterior de su ejército convencional de tierra.
La amenaza de un conflicto convencional, basado en la doctrina militar estadounidense de pos-guerra fría (1996), shock and awe, dividiría a la Fuerza Armada Bolivariana, con una fracción dispuesta a combatir y otra, a no-inmolarse. La fracción no-dispuesta a inmolarse, apoyada masivamente por la Iglesia, los medios privados, el 40% de la población que está en contra de Hugo Chávez y la derecha mundial, procuraría un golpe de Estado o se declararía en rebeldía. Las únicas Fuerzas Armadas latinoamericanas, que tienen la conciencia política y la cohesión interna para frustrar ese ardid de guerra psicológica, son las gloriosas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba y, hasta hace veinte años, el glorioso Ejército Popular Sandinista (EPS), nunca derrotadas ni intimidadas por el monstruo militar del Norte.
5.3 El tercer plan destructivo, el “Plan A”, que Washington prioriza en la implementación paralela de los tres, es conocido en la doctrina militar gringa como “decay y default” (descomposición y colapso). Esa estrategia de largo plazo trata de producir el colapso social, sin destrucción militar masiva. Esto significa en el contexto actual, procurar la derrota de Chávez en las contiendas electorales del próximo año y 2012, mediante una campaña de humillaciones fácticas (tipo Zelaya-Aristide-Manley: “impotencia” ante Washington; “incapacidad mental”, H. Escarrá), amenazas militares, sabotajes y asesinatos paramilitares, sincronizados con errores endógenos del gobierno.
6. Hugo Chávez perderá el poder si no cambia su modelo de gobierno

El “Plan A” de Washington tiene posibilidades de ser exitoso por las siguientes razones: hay un bloque opositor social que abarca el 40% de la población; sobre esa plataforma Washington tratará de aprovechar las crecientes fallas gerenciales del Estado, como los racionamientos de electricidad y agua; la incontrolable inflación de 30%; la rampante delincuencia; la impunidad de 400 asesinatos de líderes campesinos; la corrupción e ineficiencia del Estado y el discurso oficial cada vez más vacío. Si a este panorama se agrega la posibilidad de una guerra con Colombia-Estados Unidos, ¿Que sectores del electorado indeciso y centrista votará el próximo año por el partido del Presidente?

7. ¿Quién puede convencer a Hugo Chávez de la necesidad del cambio?

Hay dos aspectos trágicos en este proceso: 1. Washington ha adecuado su estrategia subversiva decay y default tanto al modelo de gobierno presidencial 2003-8, que este modelo hoy le es funcional; b) el Presidente no escucha las voces de alarma, tal como no las escuchó antes del golpe de Estado del 2002.
El sujeto por excelencia para convencer al Presidente de la urgente necesidad de evolucionar su modelo de gobierno, es, por supuesto, el partido de gobierno (PSUV). Pero, este Partido, afirmó en agosto de este año el Gobernador de Portuguesa, Teniente Coronel Wilmar Castro, revolucionario bolivariano de muchos años ---tres de ellos en la cárcel--- está controlado por “una elite que le tiene culillo (miedo-HD) al pueblo”, impidiendo la crucial conversión de “poder popular en gobierno popular”. Esa elite no solo tiene miedo al poder popular, sino también al presidencial, hecho por el cual no cumple ninguna función de vanguardia o colectivo deliberante crítico frente al poder presidencial.
Cooptada la nomenclatura, sería pensable que líderes históricos revolucionarios, como Wilmar Castro, José Vicente Rangel, Jorge Giordani, Alí Rodríguez et al, hablen en grupo con el Presidente para hacerle ver que el Titanic va otra vez hacia el iceberg.
Los movimientos sociales serían otro interlocutor político posible del Presidente; pero, al no tener una coordinación nacional, no pasan el umbral de poder necesario para ser aceptado como interlocutores. Y lo mismo sucede con los intelectuales. Agotado el escenario interno queda un solo actor externo capaz de convencer a Hugo Chávez; el decano de la Revolución latinoamericana: Fidel.

8. Las tres opciones del futuro latinoamericano

Ante la de facto Declaración de Guerra de Obama, los presidentes y pueblos latinoamericanos tienen tres opciones estratégicas. 1. Resignarse ante la Doctrina Monroe, encubriendo con discursos antiimperialistas la sumisión. 2. Aceptar por ahora la imposición con el argumento de que hay que esperar una correlación de fuerza más idónea para enfrentar a Washington. 3. Jugarse el todo por el todo y organizar un frente militar entre Venezuela, Brasil, Ecuador y Bolivia, que implemente un sistema integral de inteligencia electrónica y defensa aérea en las tres fronteras terrestres de Colombia.
Tal medida tendría tres ventajas: a) constituye una fuerza de disuasión militar real ante Uribe y Obama; b) es la expresión fáctica más fuerte posible de la doctrina romana del qui desiderat pacem, praeparet bellum (quién quiere la paz, prepárese para la guerra, Vegetius: Epitome rei militaris); c) es el único poder real de negociación político-militar con Obama que tiene América Latina.
Esas parecen ser las disyuntivas del futuro. Como los presidentes posiblemente no las pueden explicar con la claridad necesaria, por razones de Estado y, por otra parte, los pueblos necesitan conocer sus alternativas para tomar decisiones adecuadas a sus intereses y valores, es tarea de los intelectuales independientes fomentar este transcendental debate.
Lo que no es aceptable es que continúe el silencio sobre la descoordinación y parálisis estratégica en las filas de los presidentes. Sin la unidad entre los Estados, y entre los Estados y los pueblos, sobre la base de la conciencia, no se puede ganar esa guerra.

6 comentarios:

julio dijo...

Usted como cree que el Presidente de Brasil , se pondrá a favor de Chavez, Ecuador, Bolivia..., mi modesta opinión es que el Sr. Lula es mas inteligente que todo eso, nunca entrara en un conflicto con EE.UU, ya que se juega también mucho lo económico, por consiguiente discrepo de sus comentarios al respecto, opino que Chávez no es peligroso es un charlatán pero no pasa de eso hablar, si se pasara el fin de sus días estará próximo y puede ser lo que pensemos de El, pero tonto no lo es.

Anónimo dijo...

Fernando Egaña


Guerra de vientos

El mantenimiento de un clima de conflicto político y militar con Colombia es un consejo de Fidel Castro que Chávez aplica con solícito interés.

Nadie cree que en Miraflores estén de verdad interesados en precipitar una confrontación bélica con la vecina Colombia, pero si parecen convencidos que a la “revolución bolivarista” le conviene un ambiente de “vientos de guerra” que les ofrezca un arma política interna y externa de variable utilidad.

Todo régimen despótico necesita de un enemigo foráneo que represente una “amenaza inminente”. Estados Unidos, a quien Pdvsa le cumple escrupulosamente el suministro petrolero, desempeña ese papel para el régimen nacional.

En la era del beligerante Bush, la retórica respectiva tenía algo de verosímil, pero en la de Obama el discurso oficialista se hace más cuesta arriba. De allí la necesidad de apelar a la “agresión colombiana”, léase el acuerdo entre Bogotá y Washington sobre las bases militares, a fin de sostener el discurso oficialista.

¿Qué gana Chávez con ello? Primero, refresca el argumento de que los gringos están listos para invadir a Venezuela y acabar con la “revolución”, sólo que a través de su contubernio con Álvaro Uribe. Segundo, le permite seguir apelando al expediente patriótico para sensibilizar y movilizar a su base socio-política. Tercero, le ayuda a tratar de desviar la atención sobre los acuciantes problemas que afectan al conjunto de los venezolanos.

Y cuarto, le da una coartada de importancia para continuas restricciones en materia de derechos y garantías, con base al principio de la protección de la seguridad nacional del país.

Así por ejemplo, la embestida contra el gobernador tachirense César Pérez Vivas, o el zuliano Pablo Pérez, se envuelve en el manto de la traición a la patria. O los alegatos de Diosdado Cabello sobre la manipulación mediática, se recubren con el barniz de la defensa de los intereses nacionales ante el acoso exterior. O una eventual modificación de los calendarios electorales se justificaría en nombre de la seguridad de la nación.

El tema de las bases gringas en Colombia, o del reforzamiento de la presencia militar gringa en bases colombianas –realidad que debemos rechazar en Venezuela por esa antigua condición de país libre de contingentes militares extranjeros en nuestro territorio, no es la causa sino la excusa para darle renovada sustancia a la estrategia miraflorina de atizar la brasa del enemigo imperialista que se encuentra presto a clavarle sus garras al proceso revolucionario.

Es más, si por algún azar del destino ese acuerdo fuera desechado, el señor Chávez buscaría y seguramente encontraría otro motivo para mantener el ambiente de amenaza externa, incluso con Colombia.

El propósito, desde luego, es que la cuerda esté tensa pero no se rompa; que se le saque el máximo provecho posible sin llegar a la violencia castrense; que la inminencia se vuelva permanente, y por tanto los vientos de guerra no dejen de soplar para que se mantenga alzado el garrote despótico sobre la nación venezolana.

Anónimo dijo...

Manuel Felipe Sierra


La guerra (II)

Uribe ha escogido la vía de las instancias internacionales para canalizar el conflicto con Chávez. Ya en la ONU, la OEA y la OMC fueron consignados los señalamientos que desnudan una “política agresiva e intervencionista” del régimen chavista. Y es que, ciertamente, no existe una causa objetiva que explique la crisis, más allá de la oratoria de Chávez y la calculada discreción de Uribe. El camino de la mediación (rechazado por Chávez), carece de sentido en este caso. Brasil sería un árbitro adecuado, pero, pese al equilibrio que procura Lula, son conocidas sus simpatías por la revolución bolivariana, así como sus diferencias ideológicas con el Gobierno de Bogotá.

De Estados Unidos, ni hablar.

Para Chávez es, justamente, la política de Washington hacia la región la fuente de la disputa.

Tampoco habrá respuesta inmediata en los organismos internacionales aunque el planteamiento de Colombia ante la Organización Mundial del Comercio tendría pertinencia. La suspensión unilateral del flujo comercial entre los dos países podría interpretarse, como lo señala el ex presidente César Gaviria, como un embargo económico, como el aplicado por Estados Unidos a Cuba en los años sesenta, y además como una pieza de la guerra de “cuarta generación”.

Uribe debería agradecerle a Chávez la nueva arremetida. Justamente cuando su plan reeleccionista afronta dificultades legales con la reciente decisión de los conjueces electorales sobre graves irregularidades en la convocatoria del referéndum para su reelección, la situación creada por Chávez le brinda la posibilidad de apelar a la fibra patriótica colombiana.

Si bien las encuestas revelan que el gobernante obtendría la victoria para una nueva reelección, ella agravaría el cuadro de la gobernabilidad y plantearía escenarios impredecibles para el futuro de ese país. La confrontación con Chávez tiene para él una enorme ventaja. Mientras en Venezuela no existe un sentimiento contrario a Uribe, en el vecino país crece un sentimiento contrario a Chávez, no como repudio a la personalidad de éste, sino porque Chávez es asimilado a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, una organización mayoritariamente rechazada por la población colombiana.

Este fin de semana, Uribe visitará la frontera colombovenezolana más que para estimular a sus tropas para recordarles a los colombianos que existe un “lobo feroz” llamado Chávez.

manuelfsierra@yahoo.com

Anónimo dijo...

Rafael Pinto

¿Venezuela en armas?

Resulta realmente triste apreciar cómo el régimen, que se auto bautiza social, cuya responsabilidad fundamental es conducir al país a la paz y progreso, buscando objetivos políticos, genera acciones que aticen el sentimiento nacionalista y para ello avanza hacia una guerra con el vecino país, que de concretarse el fin bélico, solo la muerte y destrucción así como la desunión social quedará como saldo.

Ya en el pasado reciente, cuando amenazó a Colombia con la guerra, fue de tal magnitud la mancha que se auto hizo, que inicialmente recogió velas y señaló que había sido mal interpretado.

Pero por lo que nos ha venido después, se deja ver que la estrategia política de Chávez está centrada en esa acción, entonces hubo planes para complementar lo existente, de manera de continuar bajo un mínimum de efectos negativos.

Inicialmente debía curarse de una nueva matriz de opinión negativa por las acciones que iba a hacer, entonces fortaleció el ambiente de auto censura al señalar que los medios que lo mal interpreten serán sancionados. Y qué es mal interpretarlo, obvio, es contribuir con una matriz de opinión que le desfavorezca, o sea, la sanción jamás vendrá por lo que se diga, será por las consecuencias de las declaraciones oficiales. Fácil, las faltas por las declaraciones no las paga el emisor, en este caso Chávez, la paga el medio que las difunde. Así entiende el régimen el valor de la libertad de prensa.

Luego busca generar respuestas violentas a Colombia. Eso es lo que explica todo lo que está sucediendo en la frontera así como la voladura de los dos puentes que unen poblaciones de ambos países. No importa los efectos sociales, para el régimen es que haya respuesta colombiana que justifique sus acciones políticas.

Uribe esta semana cayó fácil cuando autoridades colombianas apresaron a los guardias nacionales en la frontera, que luego deportó a Venezuela. En este caso hay una zona gris que despeja la siguiente tesis, ellos no estaban en zona colombiana cuando fueron reconocidos, era en el rio que fija una línea sutil divisoria, y esas autoridades colombianas los invitaron a su puesto de comando, lo cual accedieron. Claro, la tesis colombiana siempre dirá que se encontraban en tierras soberanas de Colombia.

Si no fuera porque Uribe está buscando aguas que alimenten sus intereses políticos, las cosas jamás hubieran llegado a menos, sin embargo el presidente colombiano seguramente lo vio como una gran ocasión para crear una matriz de opinión que blinde su liderazgo. Entonces, actuando como político, casi bajo la misma línea en la cual actúa Chávez, puso sus intereses por encima de los del pueblo colombiano e hizo ese desaguisado.

Ambos presidentes están jugando con fuego sin mirar la razón y conveniencia social. Increíble, en cuáles manos ambos pueblos hemos caído.

Mirándonos dentro, Chávez busca generar un ambiente pre conflictivo (pienso que no quiere ir más allá, lo cual sería su gran derrota), que lo haga ver como que Venezuela está siendo atacada por los Estados Unidos desde el territorio colombiano, lo cual le permita desplazar a los gobernadores de Táchira y Zulia, para colocar militares que le sean sumisos; forzar una idea que Uribe es enemigo de la paz y con ello influir en la política colombiana para fortalecer una candidatura chavista a la presidencia colombiana y; por último reforzar su posición anti norteamericana. Todo ello buscando réditos nacionales e internacionales.

Por eso debemos tener claro que los presidentes están abandonando a sus pueblos, dejando a un lado sus problemas para beneficiar sus particulares intereses.

Señores venezolanos y colombianos, estamos solos, por eso debemos fortalecer una hermandad que ha construido la historia y que unos desquiciados “líderes” quieren arruinar.

Es hora de demostrarles que los pueblos tienen voz y están totalmente por encima de ellos. Hagamos manifestaciones conjuntas para que quede claro hasta donde los pueblos están dispuestos a llegar.

Anónimo dijo...

Miguel Salazar: EEUU quiere un choque militar entre Colombia y Venezuela

Con un prudente discurso, (inusual en la Casa Amarilla) el vicecanciller Arias Cárdenas, desautorizando a nuestro embajador en Bogotá ha declarado que no hay crisis con Colombia. Por supuesto, si no fuera porque él es un novicio en estas lides, su afirmación sería un juego de palabras si la expresase un avezado diplomático. Aún así, hoy Arias es la carta de Chávez para aliviar la tensión entre Venezuela y Colombia sin que este último tenga que retractarse. Pareciera que Arias hubiera llegado tarde al escenario, por cuanto, tras la visita al Pentágono de su comandante militar, Colombia habría recibido de los halcones el visto bueno para entrar en acción. Entretanto, la Casa Blanca dora dos píldoras, por un lado pide a las dos naciones que bajen el tono y por otro mueve sus fichas por si termina considerando una intervención como respuesta a una presunta agresión militar venezolana. Mientras, ocurren diligencias de Gobiernos europeos interesados en deshacerse del Gobierno de Caracas sin recurrir a la fuerza; no obstante, las mediaciones y consultas podrían quedar sin efecto si Colombia (con el apoyo estadounidense) decide incursionar en Venezuela tras un ataque guerrillero que tendría la factura de las acciones que en el pasado provocó la CIA para justificar el desembarco de los marines en el sudoeste asiático. En el Pentágono diseñan una operación destinada a provocar un choque militar entre Colombia y Venezuela. Estiman que el resultado sería relámpago con una contundente derrota del Ejército venezolano. Posiblemente Chávez esté al tanto de la gravedad de la situación, sobre todo cuando sabe que en esta oportunidad Estados Unidos necesita una excusa más sólida para sacarlo del poder. Por todo ello el Pentágono trabaja desde hace tiempo para convencer a la opinión pública norteamericana de una supuesta relación de Chávez con el terrorismo internacional y el narcotráfico que, a su juicio, pone en peligro la estabilidad del hemisferio. Todo llega por cuenta gotas sin que el Gobierno venezolano se percate de la finalidad del discurso estadounidense. En contraposición, la misión desarrollada por Arias como canciller in pectore puede resultar un muro de contención a los planes del Pentágono, sobre todo, porque si hay un funcionario del Gobierno venezolano que conoce a Colombia ese es Arias Cárdenas. Esa experiencia no la tiene Maduro, quien en honor a la verdad no ha dejado de ser un improvisado. Arias, como hombre de frontera, sabe de la idiosincrasia neogranadina. Para despejar el camino el vicecanciller podría proponer la salida de nuestro embajador en Bogotá, por cuanto sus más recientes declaraciones avalando un conflicto militar no ayudan para nada a Venezuela. La posición de Arias le viene a Chávez como anillo al dedo porque Pancho (como suele llamarlo) reúne las características necesarias para emprender un diálogo con el Palacio de Nariño sin que Chávez pase por el mal rato de retractarse. Entre otras, Arias tendría que convencer a Bogotá de que ninguno de los miembros del alto mando de las FARC se encuentra oculto en Venezuela. Esa sería una condición sine qua non que haría a Colombia desistir de sus planes. En todo caso, si la guerrilla se aloja en tierra venezolana deberá abandonarla y Arias tendría que dar garantías de que eso se cumpliría. Ahora, ¿aceptará Caracas que al menos uno de los jefes de las FARC se encuentra en Venezuela como presume Colombia? Lo cierto es que Arias emprende una tarea que de tener éxito posiblemente lo encumbre en el MRE. También corre el riesgo de verse descender de lo sublime a lo ridículo. Ahora, ¿estará Chávez dispuesto a digerir el consejo de su vicecanciller? Si lo hace habría que darle veinte puntos a la sagacidad innata de los vegueros para detectar el peligro.

Anónimo dijo...

Miguel Salazar: EEUU quiere un choque militar entre Colombia y Venezuela (Continuación)

Si Chávez vuelve a Florentino debe percatarse de que el diablo le tiene montada una trampa cazabobos. Si los gringos lo han tolerado es porque su Gobierno no ha resultado un estorbo en las relaciones comerciales con Estados Unidos, todo lo contrario, pero la Casa Blanca preferiría sacrificar ese comercio por no permitir que Chávez con los petrodólares asedie a los aliados de Washington en el subcontinente. Está claro que quienes conducen el poder imperial no aceptarán por nada del mundo una proyectada unión de repúblicas socialistas en América Latina. La hora regresiva empezó. Arias Cárdenas debe trabajar contrarreloj. ¿Cómo negociar una salida diplomática cuando se sostiene que la decisión del Gobierno colombiano de establecer bases gringas está en contraposición con los principios? Irónicamente, en el pasado, los cubanos permitieron bases nucleares en su territorio para defenderse de la amenaza norteamericana; ahora Colombia apela a las bases militares norteamericanas para enfrentar la amenaza revolucionaria que supone apoyada por Chávez. Menuda incógnita debe despejar Arias. Si logra su objetivo entonces se podrá hablar del día en que Pancho salvó a Chávez.