POR:ROBERTO GIUSTI.
¿Aceptará Santos una salida que no implique el cese del apoyo de Chávez a la guerrilla?
A estas alturas ya nadie debe considerar como un desatino la arremetida final de Uribe en contra de Chávez. La denuncia ante la Corte Penal Internacional, precedida de la presentación de evidencias sobre al apoyo a la guerrilla en la OEA, que en su momento lucieron como un pase de facturas personal, colocaron al Presidente venezolano en una difícil situación que puede significarle aislamiento, descrédito y sanciones, independientemente de las decisiones que pueda adoptar el tribunal de La Haya.
Destemplada, extemporánea, irracional, fueron algunos de los adjetivos que le endilgaron al ex presidente Uribe por hacer, en la agonía de su mandato, lo que debió haber hecho muchísimo antes, pero el asunto se había banalizado hasta el hastío y se consideraba ya como algo normal que desde Caracas se le diera refugio, facilidades de paso, atención médica y apoyo económico a una organización acusada de narcoterorrista. En realidad las FARC y el ELN cumplían un papel desestabilizador en contra del Estado colombiano democrático, engranaban muy bien en los planes expansionistas de la pretendida revolución chavista y la comunidad internacional llegó a aceptarlo como un hecho consumado.
Destemplada, extemporánea, irracional, fueron algunos de los adjetivos que le endilgaron al ex presidente Uribe por hacer, en la agonía de su mandato, lo que debió haber hecho muchísimo antes, pero el asunto se había banalizado hasta el hastío y se consideraba ya como algo normal que desde Caracas se le diera refugio, facilidades de paso, atención médica y apoyo económico a una organización acusada de narcoterorrista. En realidad las FARC y el ELN cumplían un papel desestabilizador en contra del Estado colombiano democrático, engranaban muy bien en los planes expansionistas de la pretendida revolución chavista y la comunidad internacional llegó a aceptarlo como un hecho consumado.
Pero el gesto postrero de Uribe, quien, sin embargo, llegó a hacerse la vista gorda durante mucho tiempo en aras de mantener el comercio bilateral (el arma con el cual Chávez lo chantajeaba), resultó una carga de profundidad que estalló en la línea de flotación del acorazado y éste hace agua, saca la bandera blanca, se come lo insultos contra Santos (“no me reúno con pitiyanquis y mafiosos) y se dispone a conversar con su odiado enemigo a la búsqueda un acuerdo.
La pregunta, entonces, resulta de total simplicidad: ¿aceptará Santos cualquier salida negociada que no implique el cese del apoyo venezolano a la guerrilla? ¿Permitirá que Chávez le siga insuflando oxígeno salvador a una organización que si se la combatiera en territorio venezolana estaría mucho más cerca de su liquidación? Por lo visto no. Santos, no se olvide, fue el brazo ejecutor de la guerra contra las FARC y a la hora de la verdad el rolo resulta mucho más halcón que el paisa.
La pregunta, entonces, resulta de total simplicidad: ¿aceptará Santos cualquier salida negociada que no implique el cese del apoyo venezolano a la guerrilla? ¿Permitirá que Chávez le siga insuflando oxígeno salvador a una organización que si se la combatiera en territorio venezolana estaría mucho más cerca de su liquidación? Por lo visto no. Santos, no se olvide, fue el brazo ejecutor de la guerra contra las FARC y a la hora de la verdad el rolo resulta mucho más halcón que el paisa.
Además, el tono conciliador de Chávez, sus críticas a las FARC y sus llamados a que dejen las armas, si bien forzados por las circunstancias (Kirchner y Lula lo deben haber convencido de la locura que significa persistir en una alianza tan problemática y dañina) tienen la sinceridad del hombre que se devuelve y se desdice sin la menor vergüenza, así como el descaro de quien vende lo que más querido para conservar lo único que realmente le importa: el poder.
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2 comentarios:
Beatriz de Majo
¿Pasarán la página?
Agosto 10, 2010
Una primera respuesta del Gobierno de Venezuela a la alocución presidencial de Juan Manuel Santos fue la de estar dispuesto a “pasar la página” en el tema de la ruptura con Colombia. De entonces a esta parte, nuevas declaraciones del Presidente venezolano dejan entrever un cambio de ruta en su conexión ideológica con las fuerzas guerrilleras colombianas, contrarias a las de hace unos meses, cuando Hugo Chávez pidió el reconocimiento de su estatus como fuerza beligerante. Chávez no sólo les pide abandonar la lucha armada, sino que además exige ahora la liberación de los secuestrados. ¿Es este nuevo posicionamiento revolucionario suficiente para que Colombia desista de sus acciones internacionales y podamos hablar de calma en la relación y de reparar los daños de la ruptura? Santos aclaró que a la guerrilla de su país la seguiría combatiendo por las armas a menos que los insurgentes estén dispuestos a deponer las suyas y a detener las masacres y la violencia. ¿Puede el ex ministro de la Defensa de Colombia, hoy Presidente, pretender el silencio de las armas dentro de sus fronteras y al propio tiempo cerrar los ojos frente a las incursiones violentas que habrían sido perpetradas por los rebeldes desde este lado del Arauca? Celebramos que los dos presidentes dialoguen porque la recomposición de la relación la queremos todos.
Y celebremos que la reunión tendrá lugar sin intermediarios, porque la gravedad de la situación exige de compromisos inequívocos de los dos jefes de Estado. Pero el acuerdo sólo puede ir en un sentido, que es el de convertir a la lucha antiterrorista en un objetivo binacional, no una prioridad únicamente para Colombia y ello comporta la desactivación guerrillera de este lado del Arauca. El contenido ya está sentado y el tono de la reunión también: sin amenazas, sin palabras altisonantes, sin insultos, sin descalificaciones, otorgándole prioridad al intercambio respetuoso y buscando el entendimiento, recordando que la palabra “guerra” no debe figurar en ninguno de los dos diccionarios presidenciales.
Si los colombianos pueden comenzar a dormir tranquilos con la seguridad de que los irregulares no arman desde Venezuela la agresión que hoy ya no pueden armar desde Colombia, si es sincero el deseo de nuestro gobierno cuando pide a la insurgencia colombiana una nueva forma de participación en la dinámica de su país, un nuevo amanecer podríamos estar viendo en el cielo de la binacionalidad. Y entonces sí podríamos decir que es posible “pasar la página” sobre este dramático episodio.
bdemajo@cantv.net
Hola , queria felicitarte, pues tu pagina es excelente
te mando un abrazo .
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