De tanto saltar la talanquera nadie sabe si Insulza va o viene; político avezado, conoce el signo de los tiempos. Ha sobrevivido porque no acompaña a ningún amigo al cementerio. Salta la talanquera cubriéndose las espaldas. Le causa gracia que lo llamen insulzo, o que los antiguos amigos lo califiquen de traidor. Él sigue fresquito y contento en la cresta de la ola.
Esta vez no ha sido un instrumento meramente de Washington: su declaración sobre la Ley Habilitante reveló que algo está cambiando.
Apenas Nicaragua, Ecuador y Bolivia, aliados incondicionales, defendieron al Presidente venezolano. Dilma Rousseff pasó agachada. La posición de Chávez en el conflicto fronterizo entre Costa Rica y Nicaragua no ha aumentado las simpatías hacia Caracas. A ningún país le gusta el precedente de que Nicaragua haya invadido al vecino; ese mal ejemplo pone a pensar a más de un presidente.
Insulza como corresponde tiró la piedra y escondió inmediatamente la mano, después de comprobar que la pedrada había dado donde duele.
La OEA sirve de escenario político, caja de resonancia, no toma decisiones concluyentes, representa los intereses de los países que la componen, pero su secretario general sabe en qué dirección sopla el viento. Su preocupación por la Ley Habilitante contó no sólo con la anuencia de Washington, sino también con la simpatía de supuestos aliados del chavismo. Por esto Chávez ha reaccionado indignado, sabe que Insulza no se lanzó en una piscina vacía.
Misión cumplida.
Insulza llegó a la Secretaría General de la OEA con el apoyo de Chávez y de la presidenta Bachelet. Estados Unidos prefería como secretario a un centroamericano, pero desde entonces demasiada agua ha pasado bajo el puente. Chávez no es hoy lo que era ayer, el tiempo desgasta hasta a los líderes carismáticos.
Miraflores no ha comprendido que actúa en un mundo multipolar, en el que grandes ejes políticos, nuevos imperios por utilizar el lenguaje de moda, quieren reemplazar como poderes regionales a Estados Unidos.
En uno de los cables de wikileaks un embajador norteamericano señalaba que Brasil había impedido el triunfo de ALCA, mérito que se atribuye Chávez. El Mercosur ha sido el gran instrumento brasileño para limitar el poder de Estados Unidos, política que aplica Brasil incluso antes de que Lula llegara a la presidencia.
Hay algo cándido en Miraflores cuyo único norte es perjudicar a Estados Unidos. Se comporta como un monigote de Brasil que, según le convenga, negociará o se opondrá a Estados Unidos. Mantegna, el ministro de Hacienda brasileña, denunciaba en estos días que Estados Unidos, al inundar el mundo de dólares, estaba provocando la reevaluación de la moneda brasileña, con consecuencias nefastas para el crecimiento económico de Brasil. Nada impide que a última hora Brasil siga llegando a acuerdos con Washington, sin tomar en cuenta a Chávez.
Quizá estén cambiando los tiempos, quizá la deuda acumulada con empresas brasileñas haya aumentado demasiado. Latinoamérica le está mandando un mensaje a Caracas, una advertencia para que entregue el poder en 2012. La piedra dio en el blanco.
La presencia de la oposición en la Asamblea Nacional ha dado frutos, a pesar de que ya algunos radicales quisieran volver a los tiempos de la plaza Altamira. Se equivocan, como siempre, pero a la MUD le están exigiendo ser más que una alianza política.
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