domingo, enero 30, 2011

"La internacional de los tiranos"("...funciona y la participación del venezolano es ejemplar..la espada de Bolívar ha ido a parar a manos del club..")


POR:TULIO HERNÁNDEZ.

1. Gracias a la insurrección militar que dirigió en 1969, el general Muammar alGaddafi gobierna Libia desde hace 42 años (¡!), sin sombra ni duda alguna, y lo más probable, si no se modifican las tendencias, es que lo siga haciendo hasta que la muerte lo visite, gracias al poderoso aparato de terror y control ideológico que hace imposible que surja disidencia exitosa alguna.
Es el mismo final que había previsto para sí Zine el Abidine Ben Alí, el dictador que desde hacía 23 años (¡!) venía ejerciendo la Presidencia de la República de Túnez. Pero a Ben Alí el guión se le torció.
Una sorpresiva insurrección popular, conducida por jóvenes de las clases medias profesionales le ha obligado a salir huyendo y es muy probable que cuando la muerte venga lo encuentre desterrado, fuera del poder y sin la inmensa fortuna que acumuló a fuerza de corrupción.
Cuando Gaddafi vio amenazada la continuidad de su par en el poder, ofició una aparición mediática y condenó la revuelta, realizó una defensa incondicional del dictador prófugo y acusó a los insurrectos de estar manipulados por “Facebook, Twitter y Kleenex” (sic, realmente lo que quería decir era Wikileaks).
2. La solidaridad entre tiranos no es nada nuevo. En las décadas de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, cuando una buena parte de América Latina, con la anuencia explícita del Pentágono, se hallaba secuestrada por dictaduras militares, existía la Internacional de las Espadas.
Una logia que, sin declaratoria oficial, ofrecía ayuda mutua al círculo de dictadores de turno para frenar los avances de los movimientos que intentaban reponer las democracias. Del selecto club formaron parte Duvalier en Haití, Somoza en Nicaragua, Pérez Jiménez en Venezuela, Rojas Pinilla en Colombia, Trujillo en República Dominicana, Stroessner en Paraguay y paremos de contar.
Fue esta internacional la que se encargó ­a través de la mano infecta de Rafael Leonidas Trujillo, el dictador sangriento y lascivo protagonista de La fiesta del chivo de Vargas Llosa­ de preparar el fallido atentado contra Rómulo Betancourt, un presidente demócrata que les resultaba muy incómodo porque había erigido como doctrina internacional la negativa de Venezuela a mantener relaciones diplomáticas con gobiernos totalitarios, ya actuaran estos en nombre del igualitarismo comunista, como el caso de Castro, ya del orden, el progreso y el capital, como el del matón dominicano.
3. Lo que viene a recordarnos el apoyo de Gaddafi a Ben Alí no es solamente la existencia de una nueva internacional de los tiranos, sino el hecho lamentable de que, a contracorriente de la democratización inminente de la que nos habló la caída del Muro de Berlín y el fin de la era Pinochet, el planeta sigue plagado de dictadores y neotiranos que se niegan a toda costa a abandonar el poder.
Allí están y gozan de buena salud. Desde las dinastías republicanas ­la de los Kim en Corea del Norte, los Mubarak en Egipto, los Assad en Siria, los Aliev en Azerbaiyán ­ hasta los modelos neototalitarios ­Ahmadinejad en Irán, Putin en Rusia, Lukashenko en Bielorrusia o Hugo Chávez en Venezuela ­, pasando por las tiranías más clásicas al estilo del siglo XX, como la que ejerce desde hace 31 años (¡!) Robert Mugabe en Namibia.
La internacional de los tiranos funciona y la participación del venezolano es ejemplar. La réplica de la espada de Bolívar ha ido a dar a manos del club. Es algo repugnante. Se la ha entregado en calidad de héroes a Ahmadinejad, a Putin, al decrépito Mugabe y, por supuesto, junto con la Orden Mayor del Libertador, a Gaddafi. Se guarda la espada para los militares sangrientos, en cambio, patea, insulta y denigra de los presidentes civiles que no le apoyan.El diablo los cría, la academia militar los forma y su obsesión por morir con la banda presidencial los junta. Sólo grandes voluntades populares, como la de los tunecinos en la calle, logran impedirlo.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tiempo de Palabra
"¿Dónde comienza? En la palabra que describe la estrategia. Con ella se pierde o se gana".

CARLOS BLANCO

Lucidez

Una revolución no dialoga con el enemigo; sólo lo hace por una de dos razones: como finta para marearlo o cuando está debilitada y busca ganar tiempo para superar el soponcio. Entender la reciente maroma de Chávez es esencial; anda en una nueva campaña política dentro de la cual la dimensión electoral juega un papel, tal vez no tan esencial como se cree.



Hacer de tripas corazón. Sin duda el régimen ha estado severamente golpeado en todos los terrenos. En términos políticos, perdió la batalla de opinión sobre quién ganó las elecciones del 26 de septiembre pasado; se impuso la tesis de una oposición gananciosa con el respaldo de 52 % del voto popular. En términos económicos la debacle de la economía venezolana es única en América Latina con la compañía del país más pobre de la región, Haití. Han hecho de las suyas la inflación, la devaluación, el desempleo, el cierre de empresas, y el intento de sustituir las leyes de la economía por el rebenque del caudillo. En términos sociales, el crimen, la protesta laboral y la parálisis de las misiones, añaden ingredientes al descontento.

Como resultado la disidencia ha crecido y la fragmentación del chavismo también; en casos de forma abierta -como en el chavismo popular- y en otros de forma enclaustrada -entre los dirigentes.

Chávez ha reaccionado frente a este panorama. En primer lugar ha puesto a funcionar un arma que administra muy bien: la simpatía personal, esa manera querendona que usa en el cuerpo a cuerpo, como lo demostró con su entrada a la Asamblea Nacional y la cordialidad con aquellos a quienes previamente llamó a triturar. Tanto fue así que a algunos arrancó sonrisas, a otros aplausos y hasta algunos diputados hicieron breves e inauditas intervenciones con espíritu de "agárrense de las manos".

El caudillo ha ido más allá. Ha retrocedido en aspectos que podían generar inmediatas movilizaciones de calle, como con la Ley de Universidades, y hasta lanzó unos caramelos envenenados desde el helicóptero como el de reducir el tiempo de vigencia de la Ley Habilitante. Este retroceso lo ha hecho o lo ha incorporado a una estrategia con dos objetivos definidos: en el campo social, el de ganarse o neutralizar a la clase media sin vivienda, asediada -según su visión- por los banqueros sin alma; así, ha logrado introducir una poderosa cuña entre los carentes de vivienda (pobres y de clase media) y los que las pueden proveer (constructores y banqueros). Desde luego, con el conveniente mutis sobre la responsabilidad del Estado en la materia. En el campo político se ha planteado reunificar a sus dispersas, agraviadas y de vez en cuando enfurecidas ovejas. Hasta el minúsculo PCV se ha hecho eco del descontento al sostener: "El proceso viene sufriendo un peligroso desgaste que de no revertirse a tiempo, pudiera causar enormes dificultades para mantener el ritmo actual de cambios e, incluso, un retroceso histórico".

Para remediar esta situación el caudillo se ha propuesto resucitar el cadáver del Polo Patriótico que, como se sabe, de vez en cuando es sacado del closet en fechas imperecederas y días de guardar. Pero la estrategia más importante es la de dividir a la oposición.

Anónimo dijo...

CARLOS BLANCO

Ven a Mí que tengo flor. La oposición está en serios dilemas como lo mostró la concentración fallida del 23 de enero. No es falta de descontento sino falta de dirección, rumbo, objetivos y estrategias. Uno de los retos más grandes que tiene es el de saber articular la fuerza parlamentaria con la de la calle. Corre el riesgo de salir de la escena de los medios de comunicación convencionales para recluirse en otro escenario, el de la AN. Hacer, no del debate sino del espectáculo del debate el todo del asunto. Por supuesto que entra un fresquito ver cuando en el mismo cuadrilátero los de acá lanzan buenos jabs a los que se sentían invulnerables; pero sin articulación con la calle, el set de televisión puede pasar a ser sustituido por el set de la AN.

En este marco, Chávez se ha propuesto neutralizar a varios de los gobernadores, alcaldes y demás representantes opositores con lo que cree es su arma secreta: darles el dinero que les ha mezquinado, retenido o suprimido ilegalmente. Creen los estrategas oficiales que al aflojar el talego lograran rebajar el tono de los contestatarios opositores. No se alude acá a ninguna operación corrupta sino al hecho de que se pretende callar a los dirigentes en cargos públicos por la vía de decirles: "está bien, te vamos a dar parte de aquello a la que tienes derecho, pero baja el tono, cesa la denuncia, ponte a trabajar... " Ávidos como están de responderles a los ciudadanos con obras y programas el chantaje de las alturas, no les parece descaminado a los dueños del país.

Nada que objetar a que las autoridades del lado democrático se muevan con finura en esa ambivalencia siempre que sepan que no están ante un gobierno que rectifica sus errores sino ante un régimen que los chantajea sin rubor. El problema está en el tipo de respuesta que proporcionan ante los cantos de sirena, pues si no se ponen cera en los oídos o se amarran al mástil, pueden perder el rumbo y estrellarse contra los arrecifes. A varios ya les ha ocurrido