POR:RAFAEL PINTO.
La decisión del Departamento de Estado de Norteamérica imponiendo sanciones gubernamentales a nuestra petrolera PDVSA, ha merecido un conjunto de expresiones de todo el espectro político nacional, que motivan un comentario especial.
Se encontrarme en una profunda minoría, sino soledad, con lo que voy a expresar, sin embargo hago pública mi opinión por un compromiso conmigo mismo y con mi verdad. Por la verdad murió Cristo, no puedo hacer similitudes, no tengo méritos ni siquiera para “soltar las sandalias de Juan el bautista”, menos las de Jesús.
Si bien comparto la tesis que la decisión del gobierno estadounidense puede llevar a nuestra petrolera y al país a una situación penosa, advirtiendo medidas que pueden pesar mucho sobre el bienestar del venezolano, lo cual no quiero, sin embargo las cosas en su lugar.
Los EEUU no le están imponiendo conductas a Venezuela, sencillamente han dicho que su gobierno no hará negocios con el Estado venezolano, hasta ahí, si Venezuela quiere seguir con su proceder ellos no van ni pueden impedirlo. Por eso es falsa la afirmación que el Departamento de Estado quiere imponerle a Venezuela lo que debe hacer.
Yendo más allá, la decisión tiene que ver con el comercio que sostiene Venezuela con Irán, cuyo gobierno ha merecido la sanción internacional por mantener una conducta indebida. Ha dicho que apuesta por la desaparición del Estado de Israel, ha mantenido una actitud violenta en la zona, tanto que países árabes vecinos se encuentran en alerta ante sus movimientos, además desarrolla la energía nuclear bajo la suspicacia de la comunidad internacional de que busca construir la bomba atómica, que en manos tan inestables, luce un riesgo global. A esos iraníes es que ayudamos quitando el pan de nuestra boca, vaya solidaridad.
Entiendo que si un delincuente con un gran prontuario de faltas sea preso, juzgado e impuesta pena de cárcel es algo correcto, y si luego grita demandado que se le violan los derechos humanos cuando se le priva de la libertad, es un sin sentido. Quizás esta afirmación la podemos compartir muchos.
Bien, Venezuela no puede ir por el mundo asociándose con cuanto “bicho de uña” se le ponga en frente, señalados como países terroristas e indeseables por la comunidad internacional, y después grita cuando los afectados reaccionan señalándola. Esto es irresponsabilidad y no otra cosa.
En el vecindario de los países todos tenemos responsabilidades, y no es que se les prive a unos de su hacer soberano, es que hay que contribuir con la paz y prosperidad del mundo. Y punto.
Por eso no me anoto ni con el gobierno, ni con la MUD, ni con cantidades de analistas y políticos que se “rasgan las vestiduras” por esas afirmaciones, queriendo decir al mundo que hacemos los que nos venga en gana, aún cuando otros sientan que se lesionan sus intereses y bienestar social, nosotros estamos por encima de todo.
Sostengo que ni Venezuela u otro país, llámese como se llame, puede creerse el “ombligo del mundo”. Todos tenemos deberes y derechos, y debemos conducirnos con responsabilidad y decoro, respetemos para que seamos respetados. Entonces, si Venezuela actúa en contra de los intereses de la comunidad internacional, hay que saber, esperar y aceptar las sanciones que vengan, no cabe otra.
Para mí, en este caso, lamentablemente, Venezuela no tiene razón. Esa es mi verdad que sostengo en soledad.
Fuente:http://www.noticierodigital.com/2011/05/cuando-la-verdad-duele/
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