La represión es injustificable y la condenamos. Luego de un mes de
protestas civiles: 28 muertos y 1.516 heridos sin contar con las
abundantes denuncias de torturas y maltratos sobre los detenidos a los
cuales no se les sigue el debido proceso de acuerdo a las leyes. Los
poderes públicos, arrodillados al Ejecutivo, son cómplices de la
represión del Estado venezolano sobre la sociedad y ciudadanía que
protesta al mal gobierno.
La doctrina liberal, en la cual se inspira nuestra Constitución
vigente, parte del presupuesto que el Estado de Derecho se caracteriza
por tener: “todos los mecanismos constitucionales que impiden u
obstaculizan el ejercicio arbitrario e ilegitimo del poder y dificultan o
frenan el abuso, o el ejercicio ilegal”, tal como lo señala el reputado
politólogo Norberto Bobbio.
Esos mecanismos que la sociedad se crea para resguardarse del Estado y
sus desviaciones y abusos desde el poder son: 1. El control del
Ejecutivo por parte de su Asamblea o Parlamento. 2. El control del
parlamento por parte del TSJ. 3. Autonomía del gobierno local respecto
al gobierno central, y 4. Un poder judicial independiente del poder
político.
Como es obvio, en Venezuela esto no ocurre. Las instituciones han
sido socavadas por el PSUV, el partido en el gobierno, y la legalidad
vigente se manipula groseramente desde una lógica distante al espíritu
de la Constitución. La proclamada “Revolución” en curso es un atentado
al marco de derecho y estamos en presencia de una usurpación del
gobernante en contra de su propio pueblo.
Nuestra Constitución también es clara en señalar el derecho a la
resistencia civil (Art. 333 y 350), algo que las universidades, colegios
profesionales, medios de comunicación independientes, la Iglesia, los
intelectuales y artistas, ganaderos, empresarios, amas de casa,
sindicatos, trabajadores, partidos políticos y hasta militares han
entendido que forma parte de una responsabilidad colectiva y de un
compromiso histórico ineludible como venezolanos. Sólo que nuestra
“resistencia” tiene que ser pacífica, desarmada y civilizada. Nuestros
argumentos son las ideas, la razón y la búsqueda del dialogo y el
acuerdo: todo dentro de la Constitución nada fuera de ella.
Los radicales e impetuosos que desde una angustia y rabias desmedidas
otean el camino de los atajos históricos poniéndose al lado de una
violencia irracional y trágica, les tratamos de comprender, aunque nunca
podré acompañarles. Estamos del lado de la protesta pacífica y no
violenta que convierte la calle en escuela de la Democracia y sus
derechos desde la desobediencia y resistencia civil.
La disidencia política hoy la estamos ejerciendo ante un gobierno
cuya naturaleza autoritaria ha quedado al descubierto. Lamentablemente,
los ciudadanos no tumbamos gobiernos desde nuestros deseos y protestas.
No obstante, la rebelión civil en curso, es un estruendoso llamado de
toda una ciudadanía a que el gobierno rectifique y se ponga a derecho o
que permita una transición pactada hacia la formación de un nuevo
gobierno.
Fuente: http://www.noticierodigital.com/2014/03/desobediencia-civil/
El Dr. Ángel Lombardi Boscán es Director del Centro de Estudios Históricos de LUZ
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