POR:ENRIQUE CAPRILES.
Hace
poco decíamos que a partir del mes de abril se sentiría mucho más la
crisis en el país, producto de la caída de los precios de petróleo.
Porque, como ya sabemos, cada vez hay menos dólares para la importación y
los inventarios se estén agotando, por lo que la escasez será aún peor.
Esta situación se pudiera haber evitado si el gobierno hubiese tomado
medidas a tiempo, pero como ya es su costumbre siguen sin dar señales de
cambio, aunque el país se les está viniendo encima.
Los
efectos de este modelo fracasado han incidido en que la calidad de vida
de nuestro pueblo haya empeorado, la pobreza se agudiza y los avances en
inversión social se están erosionando. La Venezuela de hoy transita los
caminos de la profunda crisis de los años noventa. Terminaremos al
cierre de este año con un producto interno bruto per cápita y de poder
de compra similar al que teníamos en 1998 y con niveles de pobreza más
altos.
Nuestra
economía está en caída libre y eso se siente cuando vamos a los abastos y
supermercados. Los anaqueles vacíos y los altos precios son una
realidad amarga con la que los venezolanos lidiamos a diario. Ya estamos
en abril y no hay cifras oficiales sobre el comportamiento de nuestra
economía. Es sencillo, no encuentran cómo maquillarlas, las estadísticas
corroborarían la difícil situación que el pueblo está viviendo.
Ante
este panorama nada alentador, el gobierno sigue viviendo en un mundo
paralelo, completamente desconectado de la realidad. Para muestra un
botón, ¿cuántos recursos han destinado solo para que Estados Unidos
levante una sanción sobre bienes que están en ese país de un grupo de
enchufados? Lamentablemente, mientras las prioridades de los venezolanos
son estirar la plata y conseguir la harina para hacer las arepas y el
jabón para lavar la ropa, Nicolás y su gobierno se preocupan más por ir a
Cumbres y viajar por el mundo, buscando aliados que les den estabilidad
en el poder. Ya lo decía el Presidente Chávez y allí vemos a Nicolás
haciendo lo que él tanto criticaba, de Cumbre en Cumbre y los países de
abismo en abismo.
Ahora
nuevamente la novela es con Obama y el Imperio. Y es que el gobierno
pretendió transformar el bloqueo de propiedades y la suspensión de
entrada al territorio estadounidense de ciertos funcionarios
venezolanos, en una “acción intervencionista e injerencista del
imperialismo” contra nuestra Venezuela, produciendo una novela de pésima
factura, que nunca logró levantar el rating de este gobierno, porque a
los venezolanos nos gustan las novelas buenas y ésta estaba plagada de
errores de producción y, de paso, sus protagonistas eran pésimos.
¿Cómo es
posible que la Asamblea Nacional, el Ministerio Público y la
Contraloría se hayan negado a investigar a esos 7 funcionarios? Esa es
la doble moral de este gobierno, que se dice humanista y socialista,
pero no atiende a nuestro pueblo.
Nicolás y
su gobierno sabe que los cacareados logros de la revolución se han
esfumado, ya que la pobreza creció en 2013, 6% más. La única que creció
en la región, según la CEPAL. Y alcanzó al 32,1% de la población,
cuando el promedio regional es de 28%. Para 2014 siguió creciendo y
cubrió 48%, según estudio de las principales universidades del país. Las
políticas sociales de reparto de la renta petrolera, las
Misiones, languidecen. Solo el 14% de los venezolanos dice estar en una
de ellas y apenas el 8,4% de los que viven en pobreza extrema se
benefician.
Vemos
además, con incredulidad, que este gobierno ha llegado al punto de
defender el interés político e ideológico, de la tesis del socialismo y
hermandad entre países, por encima del interés nacional y de la defensa
de la soberanía. Ellos hablan con agresiva y desafiante retórica de
nacionalismo y soberanía, pero no son capaces de defender el interés
nacional. Para muestra lo que está ocurriendo hoy en nuestro territorio
Esequibo y, más aún, al oeste del mismo, donde una nación extranjera ha
otorgado concesiones a transnacionales, no solo en el espacio marítimo
de la zona en reclamación, sino también en aguas venezolanas, sin que el
gobierno proteste. Eso sí es traición a la Patria.
Es en
casos como estos donde hay que defender la soberanía de nuestra
Venezuela, con uñas y dientes. No solo está siendo comprometida la
reclamación jurídica casi definitiva de nuestro Esequibo, sino además
gran parte de la plataforma continental de nuestro estado Delta Amacuro,
territorio soberano sin discusión.
Lo que
muchos venezolanos no saben es que el Delta del Orinoco es hoy más
importante que el Golfo de Venezuela, área donde se realizó la mayor
explotación del petróleo en nuestra historia. Hoy buena parte del futuro
de nuestra Venezuela y de todo nuestro pueblo depende precisamente de
las reservas que tenemos en la Faja del Orinoco, ya que la misma posee
inmensos depósitos de hidrocarburos, gas y petróleo. Amén de ser una de
las principales reservas de agua dulce de nuestro país.
Es hora
de que todos los venezolanos abran los ojos y dejen de defender un
proyecto que se acabó, que fracasó y que es una farsa, que siempre ha
estado de espaldas al progreso y al futuro del pueblo. Un proyecto que
se vendió como una alternativa de cambio, pero que sólo ha dejado
miseria y frustración. Es hora de que los venezolanos dejemos atrás el
pasado y trabajemos unidos por el cambio, por la transformación del
país.
Este
año, con las elecciones parlamentarias, tenemos una nueva posibilidad de
abrir otra ventana para impulsar los cambios que nuestra Venezuela
reclama con urgencia. Hay que vencer el miedo y sonreírle a tiempos
mejores, porque sobran razones para unirnos. ¡Qué Dios bendiga a nuestra
Venezuela!
Fuente:http://www.caprilesnoticias.com/index.php/noticias/columna-de-capriles/item/6716
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