POR:ALEXANDER CAMBERO.
Y un buen día el pueblo despertó. Lo hizo con la grandeza de aquellos
que creemos en el voto como instrumento democrático. La elección del
pasado domingo 6 de diciembre demostró que los venezolanos no estamos
dispuestos a dejarnos manipular por la podredumbre; lección moral que
recibió el régimen de manos de una nación cansada de abusos.
Son dieciséis años transformados en una cruel persecución del
pensamiento libre. Su política económica es la ruina profunda de un país
castrado de oportunidades, forzosamente llevado a la mendicidad por un
mecanismo financiero anclado en el primitivismo. Un gobierno que ve a la
propiedad privada como al enemigo que tiene que arrasar, sin entender
que este componente es fundamental para desarrollar una economía
sustentable.
Las grandes naciones del planeta son aquellos en donde todos los
sectores de la nación, trabajan con la armonía que marca un estado de
reglas claras. Comprenden que son parte de una sociedad obligada a
entenderse. Atrás quedó la versión marxista de la lucha de clases,
quizás el gobierno no se enteró que sus ideas perdieron vigencia hace
décadas. Murieron en el quirófano de la realidad social del mundo
contemporáneo. La permanente exhumación de modelos políticos fracasados
los llevó al colapso.
En la elección del pasado domingo seis de diciembre, el gobierno
perdió mucho más que un proceso. Ya la imagen del ex presidente Hugo
Chávez no genera la adhesión mecánica de otrora. El ciudadano entendió
que no tiene vocación metafísica de hablar con los muertos. Aquellas de
demostraciones de lealtad frente al sarcófago que guarda los restos de
un proyecto hegemónico se convirtieron en ceniza. El venezolano se libró
de la maldición de los ojos del muerto. El mito que han tratado de
forjar como eje de nuestro destino quedó derribado por las fuerzas de la
razón. La aureola de invencibilidad y prepotencia también fue
destrozada por el voto ciudadano. Las terribles intimidaciones no fueron
óbice para que la gente literalmente le pasara por encima a cuanta
intimidación quisieron imponer desde el estado putrefacto.
Con el sufragio mayoritario perdieron también los gobiernos que son
mantenidos con nuestro petróleo. La cofradía de parásitos
internacionales que disfrutaron a placer de nuestras riquezas en
desmedro del pueblo pobre recibió su presente. Los grandes mercados de
la droga con sus ramificaciones en el mundo ya saben que sus múltiples
conexiones gubernamentales serán investigadas a fondo. Los hijos del
asesinato ruin en nombre de la redención social deben estar de pompa
fúnebre. Esos que escupen muerte amparados en la complicidad oficial
deben saber que sus días de veraneo en Venezuela se acabaron.
En el tsunami electoral venezolano igualmente rodaron grandes
protagonistas del oficialismo. Esos que se creían impolutos, seres
escogidos a perpetuidad para perturbarnos con su exposición mediática.
Llegaron con sus ingentes recursos obscenos a tratar de lograr una
victoria a consta de lo que fuere. Al final terminaron castigados por un
pueblo hastiado de sus dosis de veneno. Jugaron con la necesidad de la
gente, quisieron fabricar una profunda división entre los venezolanos.
Ellos se colocaron la corona de los verdaderos hijos de Bolívar. Los
herederos de los héroes que nos legaron la patria, los demás son los
taimados; los que nacieron en el regazo del imperio norteamericano y que
balbucean traición.
Los venezolanos le han dado al mundo una lección de civismo. Aquí
nació el proyecto chavista que llevó sus mecanismos siniestros al mundo
entero. De la misma raíz salió el antídoto para detener el mal que se
había esparcido en muchas direcciones. Tiempos de cambio profundo. Llegó
la hora para que esa mayoría obtenida en el reciente proceso se ponga a
la altura de su compromiso con la historia.
alexandercambero@hotmail.com
Fuente:http://www.noticierodigital.com/2015/12/gloria-al-bravo-pueblo/
6 comentarios:
Jairo Cuba
El sacudón
Hay dos frases del pasado que este columnista debe rescatar. Una pertenece a Luis Herrera y la otra a Miguel Ángel Capriles. Las dos son perfectas en este momento.
El Presidente Herrera dijo tras una etapa difícil de su gobierno con el control de cambios que “se veía venir… se rumoraba”. Y eso fue exactamente lo que le ocurrió al Psuv el pasado domingo.
Todo el mundo, los venezolanos y los extranjeros, los pardos, negros y blancos tenían la certeza de que el país iba a castigar con su látigo a un gobierno que no supo, no pudo y no quiso interpretar las necesidades de la sociedad.
La otra frase rescatada es de autoría de Miguel Ángel Capriles luego de los terribles sucesos del 27 de febrero del 89 cuando el país estalló en cólera ante las medidas sociales del naciente gobierno de Pérez II. En esa ocasión con la agudeza que le caracterizaba tituló su editorial como el “Sacudón”, que desde luego abrió las compuertas para el quiebre del bipartidismo de entonces, concretado finalmente con la llegada al poder de Hugo Chávez.
De ese tiempo a esta parte, el país no ha visto otra cosa que un ensayo de revolución cuyo éxito fundamental fue la mezcla de populismo, derroche y oportunismo hasta que al final la válvula de escape estalló para que el Psuv recibiera “el sacudón que se veía venir…se rumoraba”.
Ha quedado ratificado que el pueblo es sabio. Que la gente aprendió la lección y que por más que se le pretenda manipular con dádivas obscenas finalmente se cansa y reacciona.
El domingo la gente que tradicionalmente votaba por el Psuv esta vez lo hizo por sus propios medios antes de que los fueran a buscar a casa bajo coacción por los favores recibidos. Habíamos dicho temprano a quienes nos llamaron que no se preocuparan por la tardanza en el cierre de los centros sencillamente porque el remolque ya no tenía gasolina en el tanque.
También el domingo quedó ratificado que el ventajismo grosero, abusivo y perverso no da votos. Aún tenemos fresca la imagen repulsiva de esa “cadena” televisiva entre Televen, Venevision y VTV entrevistando a candidatos del Psuv por mandato expreso del gobierno. Por cada tres horas de exposición al GPP, sus adversarios apenas tenían segundos.
Se hicieron miles de maniobras y chantajes. Se compraron conciencias. Se manipularon tarjetas e identidades, violaron por arriba y por abajo la Ley Orgánica de Procesos Electorales. El presidente jamás dejó de hacer campaña sin entender o sin nadie que le dijera que eso más bien le restaba votos, en fin se hizo el último ejercicio estrafalario de cómo violentar el estado de derecho y al final. Lo previsto: “El sacudón que se veía venir…que se rumoraba”.
No caben en los derrotados las advertencias a la MUD de que deben administrar su victoria.
No tienen autoridad moral para ello porque en 17 años no supieron aprovechar la luna de miel con el pueblo.
Y esos votos del ayer que tomaron prestados, hoy asumieron la actitud más decorosa que existe en el ser humano. La conciencia.
Ahora si tendremos una democracia de equilibrio. Con poderes autónomos que controle este desvarío. Y toca al nuevo Parlamento hacer las cosas bien, so pena de la sanción severa de la gente.
El traje a la medida mandado a confeccionar les quedó grande y demostró que nada es eterno.
@jaircuba
Antonio Sánchez García
¿Y ahora? La renuncia
Se cumplieron los pronósticos que estaban en la calle y preludiaban un deslave inevitable: por primera vez en diecisiete años el pueblo estuvo de acuerdo en identificar al culpable de todas sus penurias y hacerle pagar los males causados.
El resultado no puede estar más claro: es la primera victoria incontrarrestable de la democracia y la primera y descomunal derrota de la dictadura. Para no extraviarnos en identificaciones mayores, que la de ayer fue una batalla a campo abierto con sólo dos contendores: el pueblo sufriente y un gobierno malhechor. Como rara vez sucede en los hechos: vencieron los buenos.
Los detalles de esa gran batalla se irán esclareciendo con el transcurso de los días. Desde luego: cuando Maduro y Diosdado, los principales responsables de este colosal desastre, amenazaban con ganar “como fuera”, sabían perfectamente lo que decían. Contaban con una maquinaria perfectamente aceitada, con un juego de cronos electorales maravillosamente afiatado en mil combates, podían recurrir a los viejos trucos de mantener las mesas abiertas hasta el amanecer para echar al ruedo a sus “walking deads” y anestesiar al pueblo a las puertas del CNE preparado a aceptar el veredicto “como fuera”. Incluso encegueciendo mediáticamente a la ciudadanía con cortes eléctricos, apagones de la red y ese arsenal de malabares que hemos venido sufriendo elección tras elección. Como que Henrique Capriles fue electo presidente en una, si no en dos oportunidades, debiendo irse a su casa “como fuera”. No hablemos de la ingeniería electoral de obtener un 52% de votos – seguramente fueron muchísimos más – y apenas un tercio de los diputados. Un Transformerrojo rojito que parecía invencible. Emergía de las profundidades del Caribe manejado por Raúl Castro y unido por un cordón umbilical con el cerebro electrónico de la tiranía daba sus manotazos sin compasión ni ley. El terror.
Con lo que el Tiby Transformer no contó fue con los devastadores efectos de la debacle económica del régimen. En su memoria digital estaban las colas y tarjetas de racionamiento que los cubanos han aguantado durante más de medio siglo: el hambre como hábito cotidiano, el socialismo como inyección intravenosa de apatía, aguante y sufrimiento sin límites. La crucifixión. Pero ni el pueblo venezolano es el esclavizado pueblo cubano, ni Maduro es Fidel Castro, ni Venezuela es una isla dejada de la mano de Dios. Así nos fastidie, tenemos las principales reservas petrolíferas del orbe y una tradición libertaria e independentista que, seamos objetivos, Cuba jamás tuvo. De modo que si los ingenieros cubanos instalados en Miraflores creyeron que los venezolanos se la iban a calar igualito a como se la vienen calando nuestros hermanos cubanos, fallaron de medio a medio. La pobresía venezolana será pobre, pero no es pendeja. Y haciendo colas de noches enteras volviendo al rancho con las manos vacías comprendió que el cheque en blanco había vencido, que de dictaduras hambreadoras ya bastaba, que a ese tal Nicolás Maduro nadie lo había invitado a esta fiesta propiamente venezolana y que había que sacarlo a patadas. Me lo dijo un taxista hace exactamente un año: “si ese señor cree que nosotros, los chavistas, lo vamos a aguantar, se equivoca. Esperaremos a diciembre y le daremos una paliza”. Lo juro por mi madre: fueron sus palabras textuales. Tantas veces las oí repetirlas, que supe, tal como lo escribiera, que el deslave era inevitable y que el 6D sería nuestra Batalla de Stalingrado.
Antonio Sánchez García
¿Y ahora? La renuncia
Sano y bueno. Pues esa decisión eminentemente popular fue acompañada por la más sabia decisión asumida por la MUD en su breve pero tormentosa historia: la tarjeta unitaria. Fue el blanco al que apuntar los dardos sin que a nadie la confusión le hiciera temblar el pulso. Convirtió unas parlamentarias en un plebiscito. Y a los distintos adherentes de partidos en una masa crítica perfectamente ensamblada. Por lo menos en mi centro electoral nadie sabía a quién elegía ni por quién votaba. Todos sabían a quién repudiaban.
Y así estamos al día de hoy, a pocas horas de la resonante victoria popular y democrática, digna de figurar al lado, así sea en letra menuda, de los fastos del 23 de enero de 1958. Pues la gran diferencia es que ésta victoria no es, por el momento, definitoria, como lo fuera aquella. Los repudiados de ayer siguen hoy en el Poder. Y la magna obra, que no puede ser otra que el desalojo y la limpieza del campo de batalla para iniciar de inmediato la reconstrucción de Venezuela, está pendiente, revestida de una gran incógnita. La herida, ¿es mortal? Hasta ahora la amenaza esgrimida no ha pasado a los hechos: ni Maduro ni Diosdado han salido a las calles. ¿Los atempera la decisión de las fuerzas armadas, que ayer recibieran un mandato irrecusable: defender la nueva expresión de soberanía y voluntad popular?
La democracia está en vías de reconquistar el control de la principal institución democrática: la Asamblea Nacional. Que seguramente pasará a constituirse en el campo del enfrentamiento final. Ojalá que así sea y que todos nuestros diputados actúen como un solo hombre, que eso fue lo que dictó el pueblo escogiendo abajo y a la izquierda. No obstante: nada sería mejor y más sano, lúcido e inteligente, en bien de todos, que la renuncia de Nicolás Maduro y un llamado a elecciones generales.
Las ventajas y beneficios de una renuncia serían inmensas: Maduro y lo que va quedando de revolución bonita saldrían del escenario por la puerta grande. Ante el aplauso y el beneplácito de esta inmensa mayoría que dijo basta y ha echado a andar. A nuestra amada Patria se le ahorrarían disputas y esfuerzos inútiles e innecesarios ganando en prestigio y grandeza ante la opinión pública mundial. La reconstrucción no tardaría un día más. Y las colas y atropellos podrían desaparecer de nuestra historia como el mal recuerdo de una siniestra pesadilla.
“Ustedes dirán que soy un soñador. No soy el único” – cantó el bardo. Somos una maravillosa mayoría. Merecemos lo mejor.
@sangarccs
Rebelión de la base y medidas económicas urgentes pide Giordani. Héctor Navarro exige la renuncia del vicepresidente
Por: Panorama Digital
Los exministros Héctor Navarro y Jorge Giordani fueron interrumpidos este miércoles cuando ofrecían una rueda de prensa en Caracas para fijar posición ante los resultados electorales que le dieron una mayoría calificada a la Mesa de la Unidad Democrática con 112 curules, en contraste con los 55 logrados por los candidatos del Gran Polo Patriótico.
Grupos que se identificaron como “poder popular” llegaron hasta al salón del Hotel el Conde, ubicado en el centro de la capital, donde se desarrollaba la conferencia de prensa y le ordenaron a los presentes lanzarse al piso.
“No se puede desaprovechar este mes de diciembre, hay que tomar medidas económicas”, expresó el exministro de Planificación en declaraciones desde el hotel Conde, en pleno centro de la capital venezolana.
“Hay que tomar decisiones, las advertencias que hicimos algunos no fueron escuchadas después del golpe de timón, después de la enfermedad de Chávez, ha habido una falta de liderazgo”, dijo.
“Entre la agudización de la crisis y la enfermedad del presidente se perdió el golpe de timón”, recalcó.
“¿Qué vamos a seguir esperando?, ya el pueblo habló (...) Antes de que surja un Pinochet a nombre de Bolívar”, exclamó Giordani.
Giordani llamó a la movilización revolucionaria, “a la rebelión de la base”, y pidió al gobierno “dejar de ser autista”.
“Hay que empezar de nuevo, pero no desde cero. El gobierno, el partido, consolidar al pueblo con la unidad de la Fanb. Hay que refundar la república sin perder tiempo”, recomendó Giordani, quien poco después de su salida del gobierno escribió una carta pública el pasado 18 de junio de 2014 en la que expuso señalamientos y habló de la corrupción en sistemas como Cadivi (hoy Cencoex).
Navarro pide la renuncia de Arreaza
Héctor Navarro expresó que los ministros deben poner sus cargos a la orden y afirmó que el presidente debe convocar a un verdadero congreso del partido para que los militantes puedan expresarse abiertamente para una reestructuración.
“En el campo político hay funcionarios que deben asumir responsabilidades y sus errores”, subrayó Navarro.
El exministro de Educación Superior dijo que el vicepresidente Jorge Arreaza debe renunciar.
“No es posible que la mujer, la querida, sean las que estén trabajando con los funcionarios y administrando los despachos”, denunció.
Expresó además que ley Anticorrupción está engavetada y que en una oportunidad lo conversó con el presidente Chávez para decirle que estaba lista y tenía que aprobarse, “pero no me hicieron caso”. La ley plantea los conflictos de intereses.
“En su oportunidad le dijo a Chávez que ciertas personas debieron salir, pero no me hicieron caso, quien salí fue yo”.
“Hay una crisis en el país que debe ser atendida de inmediato. Maduro debe convocar a ese congreso de manera inmediata y debe preguntar al Psuv cómo convocarlo”, insistieron ambos exministros.
Freddy Guevara @FreddyGuevaraC
Si el gobierno elimina la AN o inventa cualquier loquera? Eso es un golpe de estado. Y no habrá otra opción que el 350. Tenemos la fuerza!
Navarro: decir que nos ganó la guerra económica es echarle la culpa a otros. La culpa es nuestra
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