POR:CÉSAR MORILLO H.
¡Quién lo hubiese imaginado! Lo que
comenzó con una rebelión militar puede terminar con una revuelta
popular. La propuesta de constituyente de Nicolás Maduro no ha sumado
una sola voluntad. Al día de hoy, ni siquiera Juan Barreto y su partido
Redes ha decidido participar. Según encuesta de Datanalisis, un 85% de
la población manifiesta su desacuerdo con concurrir al llamado de la
falsa constituyente, y ello incluye parte del pueblo que aún se
considera chavista. Estiman que con este atajo presidencial se atenta
contra el legado de su líder y que tampoco es así como se resolverán los
problemas de la gente. Pero a pesar de todo este rechazo, el grupo en
el poder persiste en su empeño de imponer, sin pueblo, una nueva
constitución hecha a su medida.
Vladimir Ilich Lenin en El Estado y la Revolución, concibió al Estado
como un instrumento de dominación de una clase social sobre otra, una
especie de martillo que usan los que detentan el poder para someter al
resto de la sociedad. Esa parece ser la idea primitiva que conciben
Maduro y su grupo sobre las instituciones. Ya no les basta con que no
exista separación de poderes, sepultada hace tiempo, ni la manipulación a
su conveniencia del Poder Judicial y el CNE, necesitan mayor control
sobre la población, necesitan eliminar de las leyes vigentes cualquier
resquicio por donde puedan colarse las aspiraciones de libertad de los
ciudadanos. Es el Estado totalitario, sin partidos de oposición, o a lo
sumo, unos que colaboren con el poder y le permitan guardar las
apariencias, si es que aún eso les importa. A eso quieren llevarnos
¿pero podrán?.
La mayoría de analistas sostienen que para que ocurra el desplome
definitivo del régimen es necesario que se produzca una implosión, pues
bien, está ocurriendo en forma de goteo en la estructura alta del poder,
y como deslave por la base del chavismo. La renuncia del Mayor General
Alexis López Ramírez al cargo de Secretario del Consejo de Defensa
Nacional y la declaración en contra de la constituyente de dos
magistrados, además de los múltiples pronunciamientos de emblemáticas
figuras del chavismo, es una prueba de ello, vendrán más. Las razones
por las cuales aún no ocurre un pronunciamiento institucional desde el
seno de la FANB es porque la cautela a dar un paso antes de tiempo los
contiene. Es natural que existan dudas y mucha desconfianza en una
institución sembrada de funcionarios del G2 cubano y que además ha visto
cómo los tres golpes militares de los últimos 25 años (los dos de 1.992
y el del 2002) terminaron con sus protagonistas en la cárcel y la
culminación de la carrera militar para muchos de los involucrados. Pero
las circunstancias de hoy son distintas, no se trata de un golpe de
Estado sino de responder al llamado a restablecer el hilo constitucional
que le hacen dos instituciones legítimas y legales: la Asamblea
Nacional y la Fiscal General de la República.
Por su lado, la Fiscal Luisa Ortega Díaz va rebanando, paso a paso,
la poca legalidad que le quedaba al grupo en el poder. Ahora confirmamos
la irregularidad del nombramiento de los Magistrados en los días
posteriores a la derrota parlamentaria de los rojos. Ella no firmó esas
actas como correspondía por ley y ahora saca ese As de su manga ¿cuántos
más se guarda? Ayer dio un paso adicional en su demoledora marcha
contra el poder del que alguna vez fue parte. Acudió ante la Sala Plena
del TSJ para solicitar Antejuicio de Mérito contra siete magistrados de
la Sala Constitucional. Posiblemente esa acción no tenga un efecto
administrativo práctico, por ahora, pero es una tormenta que va
erosionando al poder constituido y que penetra las conciencias del
chavismo crítico.
Aguas afuera, la comunidad internacional sigue teniendo en agenda a
Venezuela. La OEA se prepara para otro episodio el próximo 19 de junio
en Cancún, en donde podría avanzarse más en el aislamiento de Maduro y
sus cómplices.
Mientras todo esto ocurre, las calles siguen llenándose de gente
perseverando en su empeño por lograr el objetivo trazado por la MUD, la
salida democrática a la crisis, traducida en la realización de
elecciones transparentes y supervisadas, donde se renueven los poderes y
se recupere la vida institucional de un país que ya no soporta a
quienes gobiernan.Transcurridos 73 días de protesta continua, no parece
haber fatiga en quienes están decididos a hacerse sentir. La fragilidad
del liderazgo de Maduro es obvia, ya sólo le queda usar la violencia y
el terror, pero las acciones de represión no logran el efecto deseado,
sino que evidencian su debilidad. En la medida en que las protestas se
incrementan, la fragilidad de Maduro se hace más notoria. Detrás de la
represión y la muerte, detrás de tanques, ballenas, perdigones, metras,
bombas y balas, hay un personaje desesperado y acorralado, que contempla
el 30 de julio como un oasis en el desierto, pero lejos, muy lejos, y
aunque lograra llegar a ese respiradero, solo se le permitirá ingerir un
sorbo de agua, y quizás ganar algo de tiempo, unas semanas, tal vez
unos meses, porque ya parece imposible detener esta rebelión popular,
clamando por un cambio, que impregna el ambiente venezolano de esa
sensación a transición que se respira por todos lados.
@cesarmorillo7
Fuente:http://www.analitica.com/opinion/huele-a-transicion/
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