lunes, mayo 28, 2007

"CANDELITA QUE SE PRENDA CANDELITA QUE SE APAGA"...VENEZOLANOS SOMOS UN SOL.


La frase aludida en el título entre comillas, es atribuida a la Gobernadora del Estado Portuguesa Antonia Muñoz, en un evento político realizado hace ya algún tiempo, dirigido por el Sr. Chávez con motivo de la discusión interna para promover la fundación de su nuevo partido político. Pero los venezolanos somos como el sol, es la respuesta de este su servidor.

Escuchamos la intervención de la aludida mandataria, transmitida en televisión del estado, nos pareció haber oido como parte de la argumentación, que la veterana dirigente se refería a solucionar los pequeños problemas de las comunidades políticas, sus mal entendidos, las disputas entre dirigentes, porque cuando se dejaban sin atención se convertían en pequeños incendios, (candelita) que luego podrían eventualmente derivar en un problema mayor, porque se agravaba al desatenderlo, al no implementar soluciones oportunas y eficaces. Por otro lado, la gobernadora entonces aludió el tema interno de la organización política que están legítimamente promoviendo, y aplicó ese concepto para sugerir que los problemas internos del partido debían atenderse con una actitud solidaria, oportuna y efectiva, semejante a “apagar candelitas” que se prendían por varios sitios, y que debían aceleradamente apagarse para evitar se propagaran innecesariamente, evitando causar mayores daños y consecuencias. Responsablemente transmito la idea pero contextualmente, tal y como la capté, y pienso sinceramente que es el verdadero contexto de la frase empleada por la aludida mandataria.

Pero es el caso, que recientemente el Sr. Chávez viene empleando en su léxico incendiario, divisionista y clasista, con muchísima regularidad la frase de la gobernadora Muñoz, pero empleándola dentro de otro contexto, muy distinto y peligroso. El Sr Chávez, ha repetido innumerables veces en forma metafórica la jocosa expresión de aquella gobernadora, quien la empleó para insinuar resolver mediante la solidaridad, la unidad, el dialogo, la convivencia, los problemas típicos de disputas internas, antes de que se conviertan en incendios; pero Chávez no la usa para eso, sino para justificar atizar el fuego, para reprimir cualquier brote de manifestación pacífica o protesta de la población que se le convierta en “candelita”, amenazando, transmitiendo temor para que la gente se abstenga de ejercer sus derechos a manifestar.

El asunto es muy delicado porque se mezclan varios conceptos jurídicos al mismo tiempo, y a veces ambas partes interesadas (Estado y Ciudadanía) confunden sus atribuciones, derechos y deberes, metiéndolos todos en una licuadora y convirtiéndolos en un amargo e intragable brebaje, una suerte de cóctel explosivo, porque sabemos de la capacidad de maniobra y manipulación mediática de ambos bandos en conflicto; porque es fácil producir artificialmente a través de infiltrados hechos de violencia para justificar después, la acción represiva brutal de los cuerpos de seguridad del estado o de sectores violentos radicales que desean desestabilizar y no manifestar (cada gobierno y facción política con ambición de poder la han aplicado indistintamente); de eso tenemos una cabuya muy larga ¿verdad?.

Por una parte, está el deber del Estado de resguardar el orden público, la vida y seguridad de las personas, bienes públicos y privados, para garantizar la estabilidad y la paz de toda la república; pero por otra parte, están también los legítimos derechos ciudadanos de manifestar o protestar pacífica y cívicamente, así como, los derechos a expresar la opinión libremente a través de los medios de comunicación.

Por eso es indispensable y necesario observar, que los derechos de ambos importantes sectores de la sociedad, también generan deberes esenciales, obligaciones vitales que no deben incumplirse sin sufrir graves consecuencias. Siempre habrán disputas por el poder, estira y encoges, "cada pulpero alaba su queso, cada quien ala brazas para sus sardinas".

El estado y el gobierno “de turno” deben cumplir con el deber de garantizar la protesta y manifestación cívica de los ciudadanos, sin producir represión injustificadamente, y sin violar sus sagrados derechos humanos, sin usar ningún pretexto, ni artificios, maniobras y manipulaciones tendentes a debilitar o desvirtuar su verdadero alcance, extensión, dimensión u importancia de esas manifestaciones, y de paso, debe atenderlas, escucharlas, incluso rectificando cuando sea indispensable hacerlo, corrigiendo excesos, errores y entuertos, pero sin restringirlas, reprimirlas, impedirlas, ni disolverlas con tácticas brutales, truculentas o con manipulaciones, jamás aniquilando a sus legítimos opositores aunque fueran minorías, el gobierno debe ser tolerante, comprensivo y magnánimo con toda la población.

A su vez, los ciudadanos tienen el deber de respetar y acatar las leyes y a las autoridades legítimas, que velan por el cumplimiento de las normas de derecho y convivencia, y que cumplen su deber de garantizar el orden público y los derechos del resto de la población que no protestan, de transeúntes o ausentes. Deben por eso respetar en sus manifestación cívica el libre tránsito y circulación de personas y vehículos, sin interrumpir ni menoscabar ningún servicio público, mantener una actitud responsable, velar por la paz general, la estabilidad etc ; es por lo que deben cumplir con el deber de manifestar de forma pacífica, cívica, sin violencia, sin alterar el orden público, ni cometer ninguna actividad que pudiera considerarse como delictiva; esto es, sin recurrir a la fuerza, ni a ningún medio hostil que pudiera derivar en hechos de naturaleza nociva, contra nadie, ni contra las autoridades, ni contra las personas naturales, o jurídicas, ni en detrimento de los bienes públicos o privados.

En tal virtud, y como quiera que actualmente en Venezuela se están desarrollando manifestaciones legítimas en distintos lugares a la vez. Hacemos de nuevo un llamado a todos los venezolanos, en primer lugar al gobierno y a las autoridades militares y policiales, a los distintos cuerpos de seguridad del estado, que representan al Estado venezolano y que tienen la mayor dosis de responsabilidad, porque poseen el monopolio de la fuerza, e igualmente porque el alcance de sus atribuciones y deberes es infinitamente mayor que el de la indefensa y vulnerable ciudadanía desarmada, para que cumplan con sus obligaciones y garanticen el ejercicio pleno de todos los derechos constitucionales ciudadanos a toda la población en general, sin discriminación.

Igualmente, insistimos en exhortar a toda la ciudadanía, especialmente a quienes están en este instante en las distintas ciudades en las calles de Venezuela, ejerciendo sus legítimos derechos a la manifestación cívica, mediante la protesta pacífica, a adoptar una actitud responsable, y a mantener la calma, la serenidad absoluta, a no caer en provocaciones, a observar el respeto a las leyes y a las autoridades, a no realizar ningún hecho que pudiera considerarse como delictivo, a no recurrir jamás a la violencia, a respetar el resto de los conciudadanos que no manifiestan, a garantizar la libre circulación de los transeúntes, a mantener una conducta ciudadana intachable, a protestar con dignidad, sin auspiciar o promover jamás ningún tipo de confrontación entre hermanos de un mismo pueblo.

De tal manera que el manejo del lenguaje incendiario del Sr. Chávez es impropio por la alta envestidura y responsabilidad que ostenta, y no debería comportarse como un “apaga fuegos”,un bombero con su manguera, porque los ciudadanos no somos ni debemos ser considerados despectivamente como “candelitas”.

Que lo haga jocosamente la gobernadora Muñoz en un acto interno partidista es soportable entre ellos, pero que un mandatario nacional considere al resto de sus conciudadanos, como unas amenazantes “candelitas que hay que apagar” aludiendo cínicamente y abiertamente a la posibilidad de reprimir con la fuerza y a través del uso indebido y arbitrario del poder con el privilegio de las armas de la república, es un exceso, un abuso, por decir lo menos, es por lo que exigimos respeto a nuestros legítimos derechos como ciudadanos cansados de tanta agresión e insultos, ya está bueno de gratuitas e impunes ofensas. Cumplan con su deber, si es que quieren que el pueblo les respete su autoridad, escuchen las manifestaciones, aguanten el chaparrón, y consideren rectificar, y dénle al pueblo lo que pide y necesita.

Además, ya hemos visto últimamente muchos incendios pequeños fuera de control en el mundo, que a veces degeneran en verdaderos infiernos, y no se apagan con nada, sino hasta que todo el material inflamable se consume. ¿Recuerdan el caracazo?

El problema de fondo es, que los ciudadanos venezolanos no somos “candelitas”, y estamos cansados de tantos atropellos y arbitrariedades, de no ser atendidos, ni escuchados, de que no se nos resuelvan nuestros problemas cuando exigimos, ni se nos respeten cabalmente nuestros derechos; queremos justicia, equidad, vivir en paz sin que se nos amenace ni se nos escuchen y atiendan nuestros justos reclamos. Además, no protestamos y manifestamos sólo para ser mirados y oidos, sino para que nos hagan caso, nos den lo que pedimos. Es muy fácil decirle al pueblo: "yo te dejé manifestar", y después hacer lo que les venga en gana desde el gobierno, y seguirnos conculcando nuestros derechos impunemente, y desantendiendo nuestras justas demandas sin misericordia con nadie, así cualquiera resiste una manifestación, allá sentado en el palacio, como si fuera sordo, ciego y mudo.¿Y cuando se prenda un infierno, nos van a matar a todos? . El gobierno debe auspiciar el diaologo si desea gobernar en paz.
Los venezolanos hemos demostrado siempre, que podemos ser más poderosos que una “candelita”, los venezolanos somos como el sol, una radiante estrella luminosa que esparce su luz por todas partes, y que no se apagará ni consumirá por la ínfima voluntad de un insignificante hombre mortal, ante la grandeza inconmensurable del “Padre Creador”, sino por la voluntad infinita del omnipotente poder de Dios, que siempre nos inspira, alienta, apoya y nos acompaña.

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