POR:KICO BAUTISTA.
El sector democrático está obligado a mirarse en un espejo si quiere ganarle a Chávez. Las encuestas señalan que el presidente baja y la oposición no crece. Las masas esperan una oferta clara de cambio y no aparece nadie que interprete esa necesidad.
Aun cuando la oposición tiene 10 años llamando a Chávez autoritario, es reciente la pegada del calificativo. Tiene que ver con la orden de lanzarles “gas del bueno” a los estudiantes, con el encarcelamiento de un gran número de opositores y el cierre de un motón de radios. Antes de estas medidas duras, sin lugar a dudas represivas, la gente consideraba que la mayor virtud de la revolución era su talante democrático, que aquí para todo se hacían elecciones.
Es terrible reconocerlo. Pero, a quienes las mayorías no percibían claramente como demócratas eran precisamente a quienes decían llamarse así.
Numerosos sectores de la sociedad venezolana consideraban poco o nada democráticos a esos partidos y liderazgos que convocaban permanentemente a los militares a salir de los cuarteles, que organizaban paros y marchas sin ocultar sus intenciones de salir a como diera lugar del gobierno.
Esa visión ha ido cambiando. Pero, no termina de generarse una nueva que simbolice esperanza. Para poder llenar el vació del que hablan las encuestas la oposición tiene que abrirse, superar el discurso del reencuentro hasta llegar a significar inclusión, respeto e igualdad de oportunidades para todos.
Una buena oportunidad para avanzar es la elección de los candidatos a la AN.
Mientras el chavismo anunció que escogerá a los suyos por vía de primarias, la oposición pareciera estar dejando que pase el tiempo a propósito y dejando escapar esta enorme oportunidad de perfilar una oferta de victoria.
Hay quienes manejan que para la elección de la AN debe valer todo. Los candidatos deben ser electos por consenso, por primarias y por encuestas si es preciso. Es la misma tesis que origino gran cantidad de problemas en las elecciones para gobernadores y alcaldes.
La propuesta más terrible es el consenso. Aparentemente no tiene nada de malo y es de la más racional. Sin embargo, es la más letal de todas. Basta con recordar el discurso de Aristóbulo en el congreso después del golpe del 4 de febrero para reconocer su peligrosidad.
El consenso refuerza la idea del cogollo, de un grupo de iluminados, grande o pequeño que decide por la mayoría y por esa vía, una y otra vez, evita el ejercicio de la democracia. Esta propuesta no tendría ningún problema si la practica fuera la consulta abierta. A pesar del caudillismo que representa Chávez, las masas ubican a los cogollos en la oposición y como no va a ser así cuando los mensajes que mandan algunos partidos de la oposición son una declaración confesa de autoritarismo.
AD aprobó que para que algún sector pueda aspirar a la secretaria general o presidencia del partido tiene que tener planchas en un 70, 80% de las seccionales. Por esta vía se eterniza el liderazgo. Lo de Copei es para coger palco. En la disputa por el control de la organización un sector llevó a más de 100 dirigentes al tribunal disciplinario e intervino la comisión electoral y demás organismos internos para modificarlos a su conveniencia.
La mejor señal para el país es abrir nuestros procesos de elección para que participe todo aquel que quiera. Aquellos liderazgos sólidos, obvios, se impondrán sin problemas. Es más, las primarias le servirán de soporte.
Podrán llegar a todos los acuerdos y reconocimientos que necesiten y aceitar sus equipos de trabajo para la campaña. Deben servir igual para ir descartando esos personajes que lanzan sus candidaturas a cuanto cargo existe.
Los partidos tienen que entender que pedir primarias no es ubicarse en el antipartidismo. Al contrario, es buscar actualizar nuestras estructuras organizativas, modernizarlas para ofrecer al país en el 2012 una oferta de una mejor y más avanzada democracia. Las primarias deben decidirse y rápido. Instituirse como camino para escoger los candidatos a cargos públicos, llámense estos concejales, gobernadores o presidente.
Fuente:http://www.noticierodigital.com/?p=56501
El sector democrático está obligado a mirarse en un espejo si quiere ganarle a Chávez. Las encuestas señalan que el presidente baja y la oposición no crece. Las masas esperan una oferta clara de cambio y no aparece nadie que interprete esa necesidad.
Aun cuando la oposición tiene 10 años llamando a Chávez autoritario, es reciente la pegada del calificativo. Tiene que ver con la orden de lanzarles “gas del bueno” a los estudiantes, con el encarcelamiento de un gran número de opositores y el cierre de un motón de radios. Antes de estas medidas duras, sin lugar a dudas represivas, la gente consideraba que la mayor virtud de la revolución era su talante democrático, que aquí para todo se hacían elecciones.
Es terrible reconocerlo. Pero, a quienes las mayorías no percibían claramente como demócratas eran precisamente a quienes decían llamarse así.
Numerosos sectores de la sociedad venezolana consideraban poco o nada democráticos a esos partidos y liderazgos que convocaban permanentemente a los militares a salir de los cuarteles, que organizaban paros y marchas sin ocultar sus intenciones de salir a como diera lugar del gobierno.
Esa visión ha ido cambiando. Pero, no termina de generarse una nueva que simbolice esperanza. Para poder llenar el vació del que hablan las encuestas la oposición tiene que abrirse, superar el discurso del reencuentro hasta llegar a significar inclusión, respeto e igualdad de oportunidades para todos.
Una buena oportunidad para avanzar es la elección de los candidatos a la AN.
Mientras el chavismo anunció que escogerá a los suyos por vía de primarias, la oposición pareciera estar dejando que pase el tiempo a propósito y dejando escapar esta enorme oportunidad de perfilar una oferta de victoria.
Hay quienes manejan que para la elección de la AN debe valer todo. Los candidatos deben ser electos por consenso, por primarias y por encuestas si es preciso. Es la misma tesis que origino gran cantidad de problemas en las elecciones para gobernadores y alcaldes.
La propuesta más terrible es el consenso. Aparentemente no tiene nada de malo y es de la más racional. Sin embargo, es la más letal de todas. Basta con recordar el discurso de Aristóbulo en el congreso después del golpe del 4 de febrero para reconocer su peligrosidad.
El consenso refuerza la idea del cogollo, de un grupo de iluminados, grande o pequeño que decide por la mayoría y por esa vía, una y otra vez, evita el ejercicio de la democracia. Esta propuesta no tendría ningún problema si la practica fuera la consulta abierta. A pesar del caudillismo que representa Chávez, las masas ubican a los cogollos en la oposición y como no va a ser así cuando los mensajes que mandan algunos partidos de la oposición son una declaración confesa de autoritarismo.
AD aprobó que para que algún sector pueda aspirar a la secretaria general o presidencia del partido tiene que tener planchas en un 70, 80% de las seccionales. Por esta vía se eterniza el liderazgo. Lo de Copei es para coger palco. En la disputa por el control de la organización un sector llevó a más de 100 dirigentes al tribunal disciplinario e intervino la comisión electoral y demás organismos internos para modificarlos a su conveniencia.
La mejor señal para el país es abrir nuestros procesos de elección para que participe todo aquel que quiera. Aquellos liderazgos sólidos, obvios, se impondrán sin problemas. Es más, las primarias le servirán de soporte.
Podrán llegar a todos los acuerdos y reconocimientos que necesiten y aceitar sus equipos de trabajo para la campaña. Deben servir igual para ir descartando esos personajes que lanzan sus candidaturas a cuanto cargo existe.
Los partidos tienen que entender que pedir primarias no es ubicarse en el antipartidismo. Al contrario, es buscar actualizar nuestras estructuras organizativas, modernizarlas para ofrecer al país en el 2012 una oferta de una mejor y más avanzada democracia. Las primarias deben decidirse y rápido. Instituirse como camino para escoger los candidatos a cargos públicos, llámense estos concejales, gobernadores o presidente.
Fuente:http://www.noticierodigital.com/?p=56501
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