lunes, junio 23, 2008

"¿Chávez el nuevo?" ("Por sus frutos los conoceréis")


POR:MIGUEL BAHACHILLE.

La ingenuidad es uno de los sentimientos más hermosos siempre que se verifique su autenticidad; por ejemplo, la de los niños. Pero, cuando se acepta su doblez, por contrario, se convierte en uno de los instrumentos más destructivos para cualquier sociedad. Pueblos enteros han sido arrasados por la omisión de los manumisos que nunca pensaron en ello. El talante destructor del régimen no deja espacio para la ingenuidad. Así pues que los supuestos cambios del presidente no son más que maniobras afinadamente calculadas para rastrear el espacio de los ingenuos. Los hechos desnudos de su conducta indican que jamás se adecuará a las reglas de la democracia.

Estos falseamientos, dada la experiencia vivida durante 9 años, deben valorarse críticamente en su justa medida. Por ejemplo, en las patrañas dominicales se esmera en explicar que todos nuestros conflictos provienen casi en su totalidad de las introducciones norteamericanas. Nunca se refiere a la escandalosa burocratización de su gobierno ni a la delincuencia que mantiene acosada a la familia venezolana. La contradicción entre la ética que simula predicar y la realidad actual es evidente. En ningún país democrático se resalta con tanta vehemencia, por parte de sus acólitos y por él mismo, la glorificación pública del individualismo presidencial; tampoco hay otro en el que sea tan reducido el campo de la opción personal de los demás.

Se podría decir "por sus palabras lo conoceréis" (Por sus frutos). Esta prédica de una ética social innegable permite concluir lo que ocurre en la realidad. Quien se regocija de su egolatría demasiado a menudo y así lo siente, y lo divulga abiertamente, actúa dentro de una camisa de fuerza que no puede evadir. "Es su naturaleza". Chávez jamás podrá evadir el carácter individualista porque ha adquirido, y así actúa, un alto grado de petulancia. Así pues que "Chávez el nuevo" poco tiene que ver con la supuesta ética que se auto atribuye como guía revolucionario.

El presidente fabrica prejuicios meticulosamente calculados de acuerdo a sus penurias personales. La fingida candidez expresada respecto al contenido a la Ley de Inteligencia y Contrainteligencia y la voltereta acerca del papel que debe asumir la FARC, no son juicios que emite porque se convenció de la necesidad de objetivos pacifistas. Que ingenuidad de aquellos que hablan de "recule". Hitler hizo, por arte de magia de masas, de famélicos la "elite de la humanidad", la "raza de señores", porque utilizó para su egolatría los prejuicios pequeños y grandes, latentes, del pueblo alemán. El instrumento más eficaz del que disponemos es la alerta máxima y no caer en sumisiones que fácilmente nos lleven al engaño y, posteriormente, a la decadencia.



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